Nos siguen engañando (Por Ángel Ortega)
Así, si Dios permite el mal, siendo éste uno de los misterios no revelados más grandes que nos será explicado en el cielo, Lucifer permite el "bien", dentro de todos los males que genera, para engañar al mundo y darle placer.
Por Ángel Ortega
A cada día que pasa, más son los canales de Telegram que rebosan alegría y avisan del final de la Plandemia, de que todos van a ser ejecutados o de que se están acabando todas las restricciones.
Esa actitud de victoria sólo la vamos a tener realmente cuando Jesucristo nos la otorgue en su divino regreso.
De modo que los dueños del mundo, en alianza con Satanás y bajo el permiso del Señor, de momento, van a claudicar porque han decidido dejar que los optimistas bajen el pistón de la crítica e intenten calmar al pueblo sediento de sangre.
Y habrá muchos que se lo crean, y que inciten al optimismo y a la relajación. ¿Nos hemos vuelto locos?
En este desastroso y satánico planeta donde vivimos, las leyes las imponen siempre los mismos jefes y permiten lo que ellos quieren bajo el amparo del mal. El diablo actúa siempre intentando imitar a Jesús para desvirtuarlo, ofenderlo y ponerlo “en evidencia”.
Así, si Dios permite el mal, siendo éste uno de los misterios no revelados más grandes que nos será explicado en el cielo, Lucifer permite el “bien”, dentro de todos los males que genera, para engañar al mundo y darle placer.Lo mismo hará el anticristo, cuando se dé a conocer, actuará como el nuevo salvador, hasta que el pueblo se lo haya creído y esté a su satánica merced.
Entonces, tendremos que volver a predicar desde el tiempo en el que el árbol del conocimiento hizo pecar a nuestros primeros padres, como el supuesto bien que iba a transformar sus vidas hasta hacerles descubrir el mal que había depositado en ellos y que los alejó de Dios. Desde ese momento, Satanás sigue engañando y transformando el mundo hasta que Jesús venza nuestra muerte con su venida.
Nada ha cambiado desde entonces en el perverso lado del mal. Mientras, nuestro más preciado legado sigue con nosotros desde hace 2000 años, la Santa Iglesia Católica, gobernada por Cristo y expandida por los discípulos que han dedicado buena parte de sus vidas a sembrar de trigo bueno todo lugar por donde dejaban huella sus zapatos.
Ahora también hay personas, como ellos, que desprenden amor bajo el amparo de Dios y luchan denodadamente por hacer ver al mundo que Jesucristo es el único camino de salvación y que, todo lo que ocurra bajo el influjo del mal, sólo se transformará con el engaño y sutileza del maligno para la perdición de las almas.
Si entramos en ese juego, estamos perdidos, si dejamos de proclamar a los cuatro vientos la Omnipotencia de Dios, también. Dejemos al mal ser mal, porque si tiene el divino permiso, no podremos pararlo aunque queramos. Es necesario porque el Señor lo hace todo por Amor y la respuesta al mal siempre la dará Él con un bien. Y eso es lo que debemos esperar.
Que Dios os bendiga y os preserve de todo mal y la Santísima Virgen os recoja y os aliente en los momentos de debilidad. Que así sea.
No es una crítica al artículo ni al autor del artículo sino a cierta enseñanzas que se hacen pasar por católicas y que están dando vuelta buscando excusas para la guerra de Putin.
Es muy lamentable la posición católica de algunos grupos tradicionalistas y conservadores a favor de Putin como si Putin no formaría parte del NOM como si esta guerra no estaría planificada desde bastidores, como si rebajar a occidente por medio de la ideología de género, el aborto y la eutanasia y elevar a Rusia y al Islam por medio de la defensa de la familia no fuera una política buscada para nivelar y emparejar y llevar al gobierno global.
Mal que les pese a estos católicos descaminados Putin es un dictador y lo muestra toda su trayectoria y que hoy promueva medidas nacionalistas es lo mismo que hizo la masonería en el año 1870 en Europa cuando predicaba la pacificación en Francia y el nacionalismo en Alemania e Italia para después Alemania ir por Francia y someterla mientras se alejaba de la civilización católica y se pasaba a un mayor poderío protestante para implementar el Kulturkampf.
Estos católicos necios piensan que algo se mueve en el tablero mundial a su favor y pasan a apoyar a cualquier líder que simule algunos principios no les importa que Rusia sea ortodoxa y que Ucrania sea católica. No le importa todos los antecedentes de Putin, son buenos para ignorar lo malo.
No se dan cuenta de la conexión entre la caída de interés por el tema de la pandemia que es reemplazada por los temores de una guerra mundial mientras el tema de la vacunación pasa a segundo o tercer lugar junto con los asesinatos provocados por la misma.
Tampoco se dan cuenta de la sincronización entre la perdida de fuerza del argumento coercitivo y coactivos de la pandemia y el tsunami de juicios que deberían seguirla y que son ralentizados por los medios de comunicación por medio de la vieja estrategia del tero (pájaro argentino) de poner los huevos en un sitio y grita en otro más lejano.
Y que la paz mundial con algunas pocas bombas atómicas disuasorias podría ser buscada para la implantación de un gobierno global con una justicia global, un poder absoluto que impida la revisión de todo lo actuado en la pandemia.
No se dan cuenta de que Soloviev, Benson, Castellani y tantos otros advirtieron que la amenaza de una guerra de destrucción masiva y la excusa de la búsqueda de la paz mundial por medio de un plebeyo brillante permitiría la construcción del último imperio y la llegada del Anticristo.
Sólo piensan como hombres y dicen lo que creen que les conviene decir.
Pero les falta contemplación y respeto por la verdad y creen que de las mentiras van a sacar algún bien y así vamos.