La Religiosidad. Por Juan Cicconi
Sin religión y sin Iglesia estamos frente a la nada y el único que puede salvarnos de la nada es Dios.

Por Juan Cicconi
Para Adoración y Liberación
La Religiosidad 29 de julio 2023
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“El que no me ama no guardará mis palabras; y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió”.
San Juan 14, 24
Cristo nos trae una comunicación de existencia, la inserción de lo eterno en lo finito, y deja tumbado y tendido a lo finito. Podría destruirlo y aniquilarlo, pero no hace más que despatarrarlo; y eso es expresión indirecta. La expresión directa de lo eterno es imposible en esta vida, de ahí que sus enseñanzas sean por medio de Parábolas: una especie de distorsión de rasgos y que responde al propósito de aludir al misterio, a lo teológico, a lo infinito.
Nosotros somos un existente, porque está presente en mi existencia, el mundo, los otros y Dios; por eso Cristo nos ha revelado una comunicación de existencia, y eso es el cristianismo: quienes somos, cómo debemos vivir, que debemos creer, y cuál es nuestro fin. Y que esto es tremendo solo veamos hasta donde llegó Jesucristo para que lo comprendiéramos.
Lo serio en el hombre es el nacimiento de la religiosidad, un afecto de admiración e imitación previo al amor y el temor ante el misterio; la religiosidad es un afecto más profundo y primitivo que las once pasiones de Aristóteles: mezcla de temor con admiración y temor. Exactamente dicho es una impresión de anonadamiento o indigencia.
“Es natural al hombre buscar algo superior a sí en quien apoyarse, por las inferioridades que en sí mismo siente; y en las cuales necesita ser ayudado y salvado por algo superior; y ese algo es el que llamamos Dios” Santo Tomás.
La religiosidad además de sentimiento de indigencia (de naturaleza afectiva) tiene otra raíz de naturaleza intelectual: la admiración, y sin religiosidad no puede haber verdadera religión, ella es la base.
El cristianismo es la religión verdadera, es sobrenatural, porque es la religión del misterio. La religión natural es la de los paganos, es una religión dentro de los límites de la razón; la razón puede conocer la existencia de Dios, la ley moral, la sanción justa de buenos y malvados, y algo sobre la vida futura.
En el cristianismo la fe se asienta sobre la razón, perdida la fe el cristianismo se corrompe convirtiéndolo en un sentimentalismo, en una sensiblería y en una complacencia fangosa de sí mismo. Cuando el cristianismo esta así poco importa que se mantengan o no de labios afuera los dogmas, convertidos en mitos, todos con un fondo común: desde la indiferencia religiosa hasta el ateísmo. Así se ha venido gestando a través de los siglos la herejía del Anticristo (entiéndase satanismo), compendio de todas las herejías.
El hombre es un ser esencialmente dependiente y siente su dependencia; y si rehuye su verdadera dependencia de Dios correrá a adorar otros dioses de quién depender, y esto el demonio lo sabe.
Sin religión y sin Iglesia estamos frente a la nada y el único que puede salvarnos de la nada es Dios.
“Los hombres desfallecerán de espanto, a causa de lo que ha de suceder en el mundo, porque las potencias de los cielos serán conmovidas”
Lucas 21, 26
Bibliografía consultada: Domingueras Prédicas- P. L. Castellani