La batalla de Triana: ahí va la Esperanza (Por Laureano Benítez)
SEMANA SANTA EN ADORACIÓN Y LIBERACIÓN

Laureano Benítez Grande-Caballero
En los últimos años se han producido en España dos fenómenos de una especial relevancia, cuya simultaneidad debería llamar poderosamente la atención de los españoles, a pesar de la poderosa lobotomización de una gran parte de nuestra ciudadanía: el recrudecimiento de la persecución a los católicos, y la emergencia de las ideologías globalistas, amamantadas en las ubres de la izquierda progre.
¿Casualidad? La izquierda española –muy influenciada por la masonería– siempre ha sido anticatólica, pero durante el felipismo disimuló un tanto su ADN de piromanía neroniana, su desmedida afición por los coliseos y las desamortizaciones. Mas en estos tiempos que corren han añadido al materialismo rojo ansioso de quemar conventos y matar curas la ponzoñosa ideología del Nuevo Orden Mundial, que le proporciona gratuitamente sus generales coletudos, sus pertrechos tecnológicos, y las panzerdivisionen de unos medios de comunicación que nos bombardean por tierra, mar y aire, inoculándonos su pensamiento políticamente correcto. No en vano la principal plaza que los generalotes globalistas quieren conquistar es la Iglesia Católica, especialmente la española, que tanta guerra y tanta leña les ha dado a lo largo de la historia.
Como sevillano que soy afirmo que la santabárbara de la catolicidad española, el sanctasanctórum de la cristiandad patria está en mi ciudad natal, especialmente en mi Triana, donde vi la luz, pues nací al lado de la Esperanza trianera.
Triana contra el NOM, Sevilla contra Babilonia, España contra el Señor de las Moscas, que rabia que rabia en la colosales madrugás, ansioso por desencadenar su Armageddón en forma de la batalla de Triana.
El rencor guerracivilista, el pensamiento progre que se implantó en España desde la Transición, una educación manipulada desde las trincheras del socialismo, las crisis económicas, y la gigantesca lobotomización ejecutada por unos medios de comunicación al servicio del mundialismo han criado en nuestro país a los cuervos anticatólicos, quienes a su vez han abierto la caja de Pandora de donde han salido todos los males y las plagas que azotan hoy nuestro país.
Sí, pero cuando Pandora abrió la famosa caja que le había regalado Zeus para vengarse de Prometeo –el que había robado el fuego sagrado del cielo, hermano de Epimeteo, esposo de Pandora–, le dio tiempo a cerrarla antes de que saliera de ella lo último que quedaba: la esperanza.
Por eso, la esperanza es lo último que se pierde; por eso, volarán los cuervos luciferinos sobre los cielos tormentosos de España, vendrán contra los católicos españoles sus ejércitos de saurones y sarumanes, pero la Esperanza de mi Triana seguirá ahí, procesionando entre nubes de incienso, bailando sevillanas en la madrugá, desfilando con sus legiones angélicas, llevando a una derrota ignominiosa a las huestes del Averno.
Caerán sobre ella –dirigidos por el Señor de las Tinieblas– enjambres de moscas cojoneras, de rabiosos tábanos, de apocalípticas langostas… se desatará todo el Armageddón contra ella, pero su palio seguirá meciéndose incansable, y ni el fragor de la batalla conseguirá acallar las saetas en su honor.
Vendrá el Nuevo Orden Mundial con sus matones, con sus gorilas y sus orcos, con sus procesiones de coños insumisos, y ahí la tendremos, Campana arriba; por ahí va, San Francisco abajo, desafiando a los ejércitos luciferinos, exorcizándoles con su incienso, derrotándoles en la noche nochera de mi Triana.
Se dirigirán contra ella los feroces meteoritos de la ultraizquierda, los vudús de los podemitas caribeños, el tuiterío blasfemo de las redes anticatólicas, pero ahí seguirá Nuestra Señora de la Esperanza, impasible el gesto, firme el ademán.
Podrán incluso derrotar a los soldados sevillanos, provocar desbandadas en los tercios trianeros… Llegará el fin del mundo, pero por las ciudades en llamas y las estepas arrasadas seguirá desfilando la Esperanza de Triana. Aunque sea sola, aunque sea en silencio, llevada en volandas por costaleros de la corte celestial.
Pasará España, pasará este mundo, y el siguiente, pero ahí seguirá siempre Nuestra Señora de la Esperanza, lo último que quedará después del Armageddón.
Y con su calcañar aplastará sin piedad la cabeza de la serpiente.
Psicología desde la filosofía católica (trastorno obseso compulsivo y fobias)
Santo Tomás de Aquino como otros filósofos enseña que el hombre es un microcosmos que debe estar regido en lo natural por su inteligencia y voluntad que deben gobernar las pasiones del ser humano.
El problema de la psicología y la psiquiatría es que se han centrado demasiado en las ideas y sentimientos subjetivos y muy poco en las acciones humanas objetivas.
Llaman acciones humanas las que son voluntarias e inteligentes a diferencia de lo que llama el Angélico acciones del hombre que pueden ser en parte o del todo inconscientes como dormir, acciones reflejas, respirar, etc.
Cuando el ser humano sufre determinados golpes o situación dañina, las mismas pueden afectar de forma tal la inteligencia y voluntad que estas se debilitan y cuando se debilitan toma la rienda la parte irracional del ser humano.
En muchas neurosis la inteligencia y voluntad están debilitadas, no significa que ese ser humano sea menos inteligente o tenga menos voluntad que otro sino que para lo que requiere su naturaleza ha perdido inteligencia y voluntad y ha tomado cierto control sobre su vida la parte irracional.
Cuando esto sucede es posible que los primeros efectos se reflejen en los sueños y, luego, en los pensamientos y sentimientos, la parte irracional no se rige por reglas racionales de causa efecto, no existe una razón de causa efecto para que sufriendo un determinado trauma una persona deba tener determinados pensamientos, pasiones o sentimientos irracionales y que los mismos deban desencadenar en una neurosis.
No hay relación necesaria entre la causa de la neurosis y la forma que deba tomar la neurosis.
No se trata de temas que el paciente pueda conocer racionalmente sino sólo Dios porque suceden a nivel irracional y fuera del alcance y control del paciente.
Lo importante es establecer que algo ha debilitado la inteligencia y la voluntad del ser humano y que la parte irracional con las pasiones empieza a tomar control sin que el paciente pueda, aparentemente, hacer nada para evitar esos pensamientos, sentimientos, sensaciones, pasiones, etc.
Afortunadamente, la neurosis puede ser tratada muchas veces con medicamentos pero, también, estos medicamentos no son muchas veces suficientes porque el paciente generalmente lleva a cabo acciones humanas irracionales que forman la neurosis.
Cuando hablamos de acciones humanas irracionales que forman la neurosis y no nos referimos a acciones del hombre es porque son irracionales porque no tienen sentido en la vida del sujeto y el sujeto no sabe por qué las lleva a cabo y, sin embargo, en su ejecución no están ausentes la inteligencia y la voluntad. O sea, irracionales por su origen no porque en su ejecución no intervengan de alguna manera la inteligencia y voluntad.
En el caso del trastorno obseso compulsivo (TOC) el sujeto sufre pensamientos vergonzantes o rumiantes que no se atreve a veces a expresar y que son para él irracionales porque lo son.
Ello le generan ansiedad y trata de bajar la ansiedad muchas veces con rituales que le permiten concentrarse, hasta ahí el análisis actual.
El problema es que estos rituales que el paciente lleva a cabo confirman los pensamientos vergonzantes o rumiantes, es la única confirmación a esos pensamientos que le da el paciente pero es la confirmación suficiente para que se mantengan y se incrementen los mismos y el organismo no se sane, estas acciones humanas irracionales o rituales sin sentido generan que el paciente mantenga los pensamientos rumiantes y no se sane naturalmente.
Parecería que fuera contradictorio que algo sea al mismo tiempo una solución parcial y aparente para el paciente y, por otra parte, sea causa de que se mantengan esos pensamientos rumiantes irracionales.
Como señala Santo Tomás de Aquino nada puede ser y no ser al mismo tiempo y desde el mismo punto de vista por lo que el paciente no llega a racionalizar ese proceso de neurosis.
Pero esa contradicción es sólo aparente porque los rituales que generalmente realiza el paciente le permiten concentrarse durante un tiempo y evitar los pensamientos rumiantes, el paciente no sabe por qué lo hace ni para qué, no sabe por qué tiene que realizar esas acciones humanas irracionales para sentirse bien, es por ello que los mismos rituales que generan una baja en la ansiedad por la concentración son los que una vez terminado el ritual generan un incremento de la ansiedad y mantienen activos los pensamientos vergonzantes y rumiantes formando un ciclo de ansiedad y rituales.
La quiere ansiedad por pensamientos rumiantes o vergonzantes suele motivar en los pacientes rituales para concentrar la mente y evitar dichos pensamientos y son esos rituales los que le dan la única confirmación de realidad a los pensamientos rumiantes y vergonzantes y los mantienen funcionando.
La única confirmación que dará el paciente a esos pensamientos serán sus rituales y por ello los rituales mantienen esos pensamientos.
Una vez realizado el ritual y bajada la ansiedad el mismo genera que el paciente vuelva a pensar en su comportamiento irracional y en sus pensamientos o sentimientos irracionales y los mantiene vivo, aumenta la ansiedad hasta desencadenar otro ritual.
El problema es que, muchas veces, la psiquiatría y psicología tratan de evitar los pensamientos y sentimientos irracionales que el paciente no puede evitar cuando lo que deberían tratar son las acciones humanas que mantienen esos pensamientos rumiantes pero no por la vía conductual.
El problema para el paciente es que si no realiza esos rituales la ansiedad crece y empieza a sentirse mal hasta que no puede menos que realizarlos.
Por supuesto, no entiende el paciente lo que le pasa y no puede racionalizarlo y ello porque no se le dan los conocimientos de cómo y por qué sucede el proceso y de la importancia que tienen las acciones humanas irracionales (rituales) en ese proceso y en mantener los pensamientos irracionales.
Nadie le dice que ha adquirido con esos ritos una costumbre o hábito malo que no es un vicio pero que le va a costar remover y que mantiene ese hábito malo neurótico activos los pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones irracionales que sufre.
O sea, que es necesario una parte cognitiva en el tratamiento para aportarle al paciente el conocimiento de la neurosis para que pueda restarle importancia a la parte que equivocadamente considera más importante y que son esos pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones irracionales que sufre.
La neurosis involucra una costumbre irracional, hábitos malos que no son vicios pero que el paciente no entiende y desconoce cómo evitar llevarlos a cabo.
El paciente debe recibir el conocimiento anterior para razonar lo que le pasa, ello ya le quitará cierta ansiedad porque comprenderá por qué actúa como actúa, lo que debe saber también es que los hábitos malos que no son vicios pero son neuróticos requerirán de su parte un cierto esfuerzo y paciencia para evitarlos y quizás hasta cierta medicación y que padecerá algo que por no tener cómo llamarlo le diremos “síntoma de abstinencia o pequeñas molestias” por un cambio de conducta y de vida.
Por todo ello, es posible que requiera de varios intentos para dejar de llevar a cabo esas acciones humanas neuróticas.
Abandonados los rituales empezara el mismo organismo y alma con ayuda, a veces, de cierta medicación el proceso natural de sanación.
Las acciones humanas rituales irracionales pueden requerir esfuerzo del paciente para que pueda dejarlas de lado pero desde el momento en que pueda racionalizar lo que le pasa y que vea a las conductas como el principal elemento que mantiene los pensamientos rumiantes o vergonzantes su proceso de sanación será más fácil.
Se racionaliza el proceso de sanación, se fortalece al paciente en su inteligencia y voluntad y se lo ayuda a llevar a cabo la modificación de conductas y forma de vida para que el mismo organismo, a veces, ayudado por la medicación haga desaparecer casi todo otro tipo de molestias.
En corto o mediano plazo eliminadas acciones humanas irracionales los pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones irán desapareciendo pero, además es conveniente que el paciente busque normalizar su vida de acuerdo con una directriz de vida saludable más aún cuando la neurosis se originó en la falta de directriz de vida saludable.
Para que se entienda lo que entendemos como una directriz de vida errónea e irracional es aquella que no tiene en cuenta las exigencias de la naturaleza humana en cuanto a lo que es una sana alimentación, una sana conducta familiar y social, hábitos sanos en materia de trabajo, estudio, descanso, ocio intelectual, fiesta, higiene del cuerpo, etc.
Si la neurosis se generó en una directriz de vida errónea aunque se sane la neurosis el paciente tendrá recaídas porque vive una vida que es irracional en gran sentido y esas acciones humanas irracionales que pueden consistir en acciones, palabras y omisiones como no querer trabajar o estudiar o formar una familia o comprometerse y asumir responsabilidades dejará débil la inteligencia y voluntad y vulnerables ante el choque constante con la realidad la que será evadida.
Aquí se ve la importancia de la moral para evitar la neurosis y agregaríamos de la moral católica con lo que incluimos la religión.
Pasemos al caso de las fobias, aquí son las acciones humanas que el paciente se niega a realizar por temor las que mantienen e incrementan los temores y le dan cierta realidad a esos temores infundados e irracionales.
Es la conducta del paciente que se niega por temor irracional a realizar ciertas acciones humanas racionales y necesarias la que mantiene e incrementa los temores, ella les da un cierto fundamento y, después de que pasa ese no hacer irracional la ansiedad del paciente aumenta junto al sentimiento de culpa, de debilidad y pensamientos rumiantes sobre los temores con lo que ese no hacer irracional es el que mantiene, incrementa y le da cierta realidad a temores irracionales (aquí vemos que la irracionalidad de los temores es su ausencia de sentido de ser para el sujeto pero vemos que como esos temores le impiden realizar acciones es obvio que se incrementen con la no realización de acciones humanas racionales y necesarias).
Los temores son reales y son mantenidos e incrementados por la negativa del paciente a actuar racionalmente no por la dificultad porque la dificultad puede llegar a vencerse pero no se hace el esfuerzo de llevar a cabo las acciones racionales y necesarias porque no se entiende la importancia del esfuerzo y su significado en la sanación.
Esos temores irracionales llevan a una conducta irracional se transforma en un hábito malo que no es un vicio pero que es difícil de cambiar.
Como en el caso anterior lo importante es suministrar al paciente los conocimientos para que entienda que el problema no está principalmente en sus temores irracionales sobre los que no puede hacer nada sino en sus conductas sobre las cuales, con la medicación adecuada y el esfuerzo adecuado, puede ir modificando.
El objetivo no es que pierda el temor sino que cambie haga las acciones humanas racionales y necesarias que le generan temor y a pesar del temor para que el temor irracional disminuya y desaparezca.
El sujeto no debe centrarse en los miedos que son irracionales y que no puede controlar sino en sus acciones humanas irracionales ahora sabe que son ellas las mantienen su problema y debe trabajar sobre ellas.
No se debe centrar en los pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones irracionales sino en las acciones irracionales que son el obstáculo a vencer. De esta manera el paciente puede racionalizar su problema, quitar ansiedad a sus sensaciones o pensamientos y centrarse en las acciones humanas irracionales de evitación de manera que con uno o varios esfuerzos y pasando por lo que llamamos un síndrome de abstinencia por no tener otra palabra o sufriendo pequeñas molestias y con algo de medicación podrá cambiar sus conductas y estas llevarán a una modificación y normalización de los pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones irracionales.
Se trata de un proceso similar al anterior y no es conductismo ni cognitivismo sólo sino algo distinto: psicología católica, el paciente debe saber que lo que mantiene sus fobias y las incrementa son sus negativas a realizar ciertas acciones que debe recibir medicación para facilitar ese proceso, que va a tener un pequeño síntoma de abstinencia al enfrentar sus fobias y al realizar acciones.
Debe dejar de hacer aquello que mantiene los miedos irracionales y que es no hacer lo que debería racionalmente hacer.
No se trata, por ejemplo, en el agorafóbico de que entre y salga de casa muchas veces porque estaríamos suplantando acciones irracionales (no salir de casa) por otra irracionales (salir de casa sin sentido) se trata de que tome conciencia de que es su conducta y no los miedos los que mantienen activos e incrementan sus temores irracionales tiene que enfocarse en el problema a resolver que se relaciona con acciones humanas y no con los pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones irracionales porque quitando las acciones irracionales, los temores irracionales irán desapareciendo.
La dificultad se incrementa porque la acción irracional que se lleva a cabo es un no hacer irracional con lo que el proceso de racionalización de esta fobia es más complicado pues un no salir no es visto como una acción humana irracional de omisión y, sin embargo, es una acción en la que intervienen la inteligencia y la voluntad pero que ceden frente a los temores irracionales pero a los temores irracionales se le suma el temor aparentemente racional de no poder salir por temor irracional.
Con lo cual el esfuerzo es mayor para vencer este comportamiento irracional porque quedará el temor aparentemente racional de no poder salir por la neurosis cada vez que intente salir de casa, este temor deberá ir desapareciendo a medida que lleve a cabo actos racionales necesarios a pesar de sus temores y habrá una sensación de molestia que irá disminuyendo hasta que se sane.
Es evidente que en estos casos el problema no es sólo la acción irracional de no salir sino el temor aparentemente racional que genera la neurosis y que debe ser vencido por el esfuerzo.
Son las acciones irracionales las que en muchos casos mantienen la neurosis y toman forma de costumbres y hábitos malos que no son vicios, ese es el componente más importante de irracionalidad que el neurótico tiene en su vida.
Ahora, esa irracionalidad puede extenderse hasta tomar todas las acciones humanas de la persona si el paciente no tiene una directriz de vida sana.
Rudolf Allers enseña la importancia de una directriz de vida, ello significa que el hombre es un microcosmos y para no perder inteligencia y voluntad y que lo domine lo irracional debe tener una finalidad y un sentido de la existencia que sea sanamente realista.
Ello va de acuerdo con el pensamiento de Viktor Frankl pues no se trata de volverse filósofo sino de poner sentido común y orden en la vida de manera que haya un tiempo para trabajar, un tiempo para el ocio, un tiempo para las amistades, un tiempo para el descanso, etc.
Una persona que se ocupe de investigar temas que no forman parte de su profesión o hobby y que haga de ello su ocupación principal, este hábito malo es definido como vicio de la curiosidad por Santo Tomás de Aquino, es un vicio pero puede generar una neurosis, en este caso el paciente debe eliminar además del componente de irracionalidad en su vida que es el vicio de la curiosidad, el hábito malo que no es vicio y que es producto de una neurosis si quiere no tener recaídas y quiere sanarse.
Hay así una conexión no necesaria pero si suficiente entre hábitos malos que son vicios y hábitos malos que son neurosis con lo que nuestra definición de neurosis pasa por los hábitos malos y no por los pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones.
Pero, además, señalamos una conexión entre moral y neurosis y una separación entre ellas. Una vida con sobresaltos pero ordenada en aquello que debe y en su justa medida conociendo que la inteligencia y la voluntad pueden debilitarse por determinados golpes pero que la neurosis requiere de nuestra parte el desconocimiento de que las acciones humanas irracionales son las que la hacen posible y son aquello en que consiste y no bastan los pensamientos, sensaciones, sentimientos o pasiones irracionales para que se de la misma.
Saludos en la Santa Virgen María y en Cristo Rey