Vicente Montesinos
La agenda del Nuevo Orden Mundial, con el apoyo de los entes globalizadores, y el silencio, cuando no respaldo, de los Nuevos Paradigmas, sigue dando pasos…
Y con logros muy importantes… Porque si hasta en la otrora católica a ultranza Irlanda ha conseguido que se apruebe el aborto, es que las cosas pintan muy mal para la dignidad humana, para la religión católica verdadera, para la vida, la familia y la tradición moral.
Leo Varadkar, primer ministro irlandés, no cesa de repetir que es un hecho histórico; hablando con descaro de una “revolución silenciosa” que ha ganado en un gran “acto de democracia“.
Lo peor es que el dirigente irlandés compara el logro con el que hace 100 años llevo a la mujer a poder votar, y habla de nueva victoria de las mujeres. Como si conseguir el asesinato de los niños que llevan en su vientre fuera éxito para alguien, y menos para las madres.
El plebiscito, que ha sido ganado por el feminismo radical con el apoyo de la clase dirigente, con un amplio y vergonzante respaldo del 66% de los votos; es presentado así como un gran logro en cuanto a que “ahora confían en las mujeres” y que “respetan que tomen sus propias decisiones“.
¿Donde está la decisión de Dios Todopoderoso que crea y ama toda vida? ¿Donde la decisión de ese ser humano que va a ser asesinado sin ser consultado? ¿Donde la decisión del padre del niño abortado? ¿Donde ha quedado la dignidad de Irlanda, que sucumbe también a la dictadura mundial de género y al Nuevo Orden Mundial?
Es descorazonador escuchar a jóvenes, apenas salidos de la adolescencia, exultantes de gozo, proclamando que “ahora sí son un país progresista”, y que “ya nunca más serán un país conservador ni estarán bajo el poder de la Iglesia”. Un verdadero exito del feminismo global, al servicio de la muerte. Muerte física. Y muerte de todo valor respetable.
Irlanda era uno de los pocos bastiones de la tradición católica. Y este resultado, evidentemente, del todo punto sorprendente, también es fruto de la poca participación de la Iglesia católica en manifestaciones en contra del aborto.
De hecho, lo único que advirtió al pueblo fiel la Asociación de Curas Católicos de Irlanda es que no se convirtieran las iglesias en tribunas electorales, asegurando que “son hombres solteros, y sin hijos, que no estaban en la mejor posición para ser dogmáticos en ese asunto“. La agrupación dicha representa a un tercio del clero local.
El sí al aborto ganó tanto en la ciudad como en el campo, y tanto entre hombres como en mujeres.
Con la legalización del divorcio en 1990; la aprobación hace tres años del llamado “matrimonio igualitario”, y ahora la consumación de la legalización del asesinato de niños; se cierra la victoria del Nuevo Orden Mundial y sus dictados en la otrora católica y tradicional Irlanda, abandonada, como el resto de países, por sus pastores católicos, y entregada en bandeja al totalitarismo universal.
Esta es nuestra realidad. Como mundo. Y como Iglesia. Y el que no quiera verla…; pues nada… ¡otra de gambas, y a “armar lío”!
En el tránsito del mes de María al mes del Corazón de Jesús; ¡sagrados Corazones, confiamos en vos…! ¡No nos desamparéis! ¡Santos, o nada!
Y porque hasta el cielo no paramos, que Dios os bendiga.
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