Carta a los Sacerdotes.
Te enviamos una carta que hemos escrito a los sacerdotes, acerca de la comunión en la mano, para que, si lo tienes a bien, la leas en tu canal, para que llegue al máximo número de ellos, con la esperanza de que pueda ayudar a alguno de ellos a no entregar a Jesús en manos de los que no estamos consagrados.

Querido hermano en Cristo, Vicente Montesinos:
Somos una familia católica de Barcelona. Antes de nada, queremos agradecerte tu preciosa cruzada a favor de Cristo Jesús, Nuestro Creador y Salvador y de la Verdad, que es Él mismo, con la que te esfuerzas en abrir los ojos de los muchos que todavía no pueden ver.
Gracias infinitas por tu aportación continua en estos tiempos difíciles, que nos ha ayudado y nos está ayudando a entender lo que ocurre y a caminar guiados por la luz de Nuestro Señor Jesucristo. Gracias especialmente por las Misas del Padre Tamayo.
Te enviamos una carta que hemos escrito a los sacerdotes, acerca de la comunión en la mano, para que, si lo tienes a bien, la leas en tu canal, para que llegue al máximo número de ellos, con la esperanza de que pueda ayudar a alguno de ellos a no entregar a Jesús en manos de los que no estamos consagrados.
Te adjuntamos la carta.
Ánimo en tu preciosa labor, unidos en la oración y en Nuestro Señor Jesucristo, recibe un fuerte abrazo, que Dios te bendiga.
¡VIVA CRISTO REY!
M. E. J.
Barcelona, 8 de Junio de 2023
Estimados sacerdotes, Ministros de Dios e Hijos Predilectos de Su Santísima Madre, la Virgen María:
¿Cuándo cesarán ustedes de entregar a Jesús en las manos de los que no estamos consagrados, en la Santa Comunión?, ¿por qué persisten ustedes en ello cuando ya ni siquiera está vigente la excusa de la “pandemia”? La supuesta pandemia no justificó nunca la comunión en la mano, pero ahora ya ni siquiera permanece esa excusa.
Tocar a Cristo con las manos es privilegio exclusivo de aquellos que han consagrado a Él sus vidas, que son ustedes, los sacerdotes. El resto de los bautizados debemos abstenernos de ello. Cuál no sería el deseo de María Magdalena de abrazar a Jesús al verlo resucitado y tuvo que abstenerse, ante las palabras de Jesús: “No me toques” (Jn 20, 17).
Sin embargo, en el Cenáculo, el mismo Jesús le dice a Tomás: “Alarga acá tu dedo y mira mis manos y tiende tu mano y métela en mi costado” (Jn 20, 27).
El apóstol Tomás era sacerdote, pues Jesús instituyó este sacramento en la Última Cena y Tomás, con los demás apóstoles, estaba allí y recibió de Jesús el Orden Sacerdotal.
Ante esta pregunta de por qué entregan ustedes, Sacerdotes del Altísimo, la Santa Comunión en las manos de los fieles, la respuesta que hemos recibido de algunos de ustedes ha sido ésta: “son órdenes del obispo”.
¿Es que ya no hay que obedecer a Dios antes que a los hombres? “Respondiendo Pedro y los apóstoles (al Sumo Sacerdote), dijeron: Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5, 29).
Si por obediencia han actuado ustedes, por favor, atendamos y cuidemos todos los bautizados, real y espiritualmente, a aquel de quien hemos recibido una orden.
Aquellos que ostentan un cargo de responsabilidad dentro de una institución y, cuánto más, dentro de la Iglesia Católica y, más aún, en estos tiempos, reciben fuertes presiones de todo orden, que, sin duda, dificultan su libertad de acción.
Por este motivo, aquellos que soportan sobre sí la responsabilidad de un cargo deben recibir el apoyo real y espiritual de los que se deben a su obediencia, en el caso de los obispos, ustedes los sacerdotes y en el caso de los sacerdotes, nosotros los fieles.
Este apoyo real y espiritual a nuestros superiores debe garantizar, así como la obediencia a ellos en todo lo que viene de Dios, pues de Él viene su autoridad, la preservación de su alma de cualquier consecuencia perjudicial para ella, derivada de una orden desafortunada o forzada, que, evidentemente, no viene de Dios.
El fondo de la cuestión es muy sencillo: sólo debemos obediencia a Dios y, a través de Él, a todo lo que de Él viene y sólo a lo que de Él viene, mandado por nuestros superiores.
¿Qué sucede si obedecemos cualquier cosa, sólo porque viene de nuestros superiores, sin discernir si la orden está de acuerdo o no con las Enseñanzas de Cristo?
Si la orden que recibimos va contra el Evangelio de Nuestro Señor Jesús, al primero que perjudicamos obedeciéndola es al superior que la ha emitido.
Adoptar las actitudes más “políticamente correctas”, que nos garanticen una vida más cómoda y sin complicaciones, sólo nos exime temporalmente de dar explicaciones. Todos seremos juzgados por Dios, lo serán nuestras decisiones y lo serán también las consecuencias que éstas han tenido sobre los demás y sobre el mismo Dios, según eso le honre y glorifique o le ofenda.
Ante una orden incompatible con las enseñanzas de Jesús y de la Santa Madre Iglesia, nuestra obligación es esforzarnos en evitar las consecuencias negativas que esa orden pueda tener para el alma del que la ha dado. Esto será así y surgirá de manera espontánea si amamos, como deberíamos hacerlo, según Dios nos ha enseñado, a nuestros superiores y al propio Dios. Si actuamos sin amor, decidiremos lo más cómodo para nosotros, no lo más beneficioso para el alma de nuestro superior.
Analicemos las consecuencias de comulgar en la mano y discernamos si pueden ser o no beneficiosas para el alma de nuestros obispos, para la de ustedes, sacerdotes y para las de los fieles.
Consecuencias de comulgar en la mano
- Tocamos el cuerpo de Cristo los que no estamos consagrados, con todas las consecuencias que esto tiene para nuestra Fe, que se acabará perdiendo y en contra de la obediencia a Jesús, que nos ha dicho a los no consagrados: “No me toques” (Jn 20, 17).
- Si perdemos la Fe y no discernimos la presencia de Dios en la Sagrada Comunión, comulgamos nuestra condenación: “Pues el que come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación” (1Co 11, 29).
- Montones de partículas caen en las manos, ropa, objetos personales de los que comulgan, en los bancos y en el suelo, sin que nada de esto sea purificado.
- Las partículas que caen al suelo son pisadas por todos, también por los que comulgamos en la boca y de rodillas.
Recordemos todos que cualquier partícula contiene completa y realmente el Cuerpo de Cristo, por pequeña que ésta sea, la veamos o no.
- Otra consecuencia es la facilidad que se les ofrece a los satanistas de obtener el Cuerpo de Nuestro Señor para deshonrarlo y profanarlo.
Si tuviésemos que custodiar una gran joya, ¿lo haríamos así?
Dios es infinitamente más que la más preciosa joya. Dios lo es TODO. Él lo ha creado todo, nos ha creado a nosotros en el vientre de nuestras madres y nos ha rescatado del Mal, entregando a su Hijo Jesús a una muerte de Cruz y Resucitándolo al tercer día para que recuperásemos la vida eterna, que perdimos por el pecado. Él nos lo ha dado TODO. ¿Qué hay mayor que esto?: NADA.
¿Quién como Dios? NADIE (ni nada) como DIOS.
La comunión en la mano nos lleva a hacer daño a otros: en el caso de los fieles, al sacerdote y al obispo, cargando sus almas de consecuencias perjudiciales para ellas y en el caso de los sacerdotes, al obispo y a los fieles, que la mayoría de veces no son conscientes de lo que sucede y confían ciegamente en el sacerdote.
La comunión en la mano, de igual forma, nos hace daño a nosotros mismos.
¿Con qué descaro le pedimos a Nuestro Señor que nos cure de enfermedades y que preserve nuestra salud y la de los nuestros, si tratamos su Sagrado Cuerpo con total dejadez, a patadas y pisotones?
Queridos sacerdotes, ¿aman ustedes a sus superiores?, ¿trabajan ustedes para la salvación de las almas?, ¿aman ustedes a Nuestro Señor Jesucristo?… Actúen en consecuencia.
Pidamos todos el Don de Discernimiento al Espíritu Santo y que todas nuestras acciones sean para Gloria de Dios y beneficio de las almas. Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo, ahora y por los siglos de los siglos, Amén
PUEDES DESCARGAR AQUÍ, EN PDF ESTA CARTA, Y COMPARTIRLA CON TU SACERDOTE O DEJARLA EN TU PARROQUÍA.
TODOS SOMOS INSTRUMENTOS DE DIOS AQUÍ EN LA TIERRA, DIOS QUIERA QUE ESTA CARTA LLEGUE A MUCHOS SACERDOTES, Y DIOS QUIERA QUE EL MAYOR NUMERO DE ELLOS RECAPACITE Y NO VUELVA A DAR LA COMUNIÓN EN LAS MANOS.
La comunión en tiempos de pandemia. ¿Y después? Monseñor Héctor Aguer – Adoración y Liberación (adoracionyliberacion.com)
🇪🇸 La Comunión Espiritual para el Santo Cura de Ars / 🇮🇹 La Comunione Spirituale per il Santo Cura d’Ars / 🇺🇸 The Spiritual Communion for the Holy Curé of Ars / – Adoración y Liberación (adoracionyliberacion.com)