Cancelan el sacrificio perpetuo, pero se acerca nuestra liberación. Por Abraham García

Por Abraham García González
Para Adoración y Liberación
2 de mayo de 2023
El 30 de abril de 2023 el maligno enemigo ha dado el pistoletazo de salida a la abolición del sacrificio perpetuo y la abominación de la desolación, pero antes de continuar, lo primero que haré es recordar el Evangelio según San Lucas en su capítulo 21 en sus versículos del 20 al 28, que dicen lo siguiente:
«Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.»
«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
¿Qué quiero decir recordando estos versículos? Pues que aunque estos hechos abominables son dolorosos, tristes y desoladores para todos aquellos que amamos al Señor y deseamos agradarle siendo fieles hasta el final, no debemos olvidar que escrito está en las Sagradas Escrituras que estas cosas han de suceder, se han de cumplir, y eso es una muy buena noticia porque significa que su venida está cerca. Con ayuda del Señor esto debe aumentar nuestra fe, esperanza y caridad, sin que jamás nos invada la tristeza. Él dijo que jamás nos abandonaría, que estaría con nosotros hasta la consumación de los siglos, y por supuesto, que a nadie le quede ninguna duda de que lo cumplirá.
Me produce un enorme sufrimiento todo lo malo que está sucediendo en la Iglesia y en la humanidad en general, el cada vez mayor alejamiento de Dios, la cada vez mayor indiferencia y frialdad de los seres humanos sin hacer nada ante el alarmante crecimiento del mal, y oro para que todo cambie, para que la gente quiera despertar de su letargo y se convierta, para que pronto llegué el Reino de Cristo y triunfe el Inmaculado Corazón de María, y estoy seguro de que así será. Eso me da esperanza, y a Dios le pido que nunca nos falte, que seamos capaces de perseverar hasta el final.
Bien, recordado lo que dice el Evangelio acerca de estos tiempos, continuo. Estaba paseando este 30 de abril de 2023 poco antes de la hora de comer, cuando hubo un momento que no sentía paz precisamente, sino más bien lo contrario, como si algo malo estuviera sucediendo o fuera a suceder a lo largo del día, sobre todo teniendo en cuenta que al otro lado del Atlántico estarían aún durmiendo, y debido a ello me puse a rezar en ese momento. Esto lo sentía mientras estaba pensando (supongo que inevitablemente) en si sucedería algo en relación a la inesperada y asombrosa revelación numérica que tuve el año pasado sobre la profecía de las 70 semanas del profeta Daniel (*1).
¿Sucedió algo? Pues lamentablemente sí, y no resulta extraño desde que los desastrosos acontecimientos dentro de la Iglesia Católica se han desatado de manera descontrolada tras la muerte del katejon (*2), Benedicto XVI, el 31 de diciembre de 2022. Por la noche me enteré de que el arzobispo de Glasgow, William Nolan, sin contemplaciones y casi sin antelación ordenó el cierre inmediato de la comunidad de misa tridentina en su diócesis, siendo la última misa la celebrada este mismo día 30 de abril de 2023, lo cuál comunicó a los feligreses a través del padre de la parroquia, Mark Morris. Curiosamente, desde el día siguiente a la muerte del katejon hasta el 30 de abril hay 119 días, un número que me recordó al binomio 11/9 o 9/11 que les encanta a los malos, y tras investigar hace unos meses por qué, descubrí que el 119 es el número que se obtiene en gematría hebrea con uno de los nombres del maligno que aparecen en la Biblia.
Antes de continuar analizando lo sucedido, hago un paréntesis para recordar una vivencia gozosa que dejó una huella en mi; la vivencia que comenzó en la primavera del pasado año 2022 cuando hice por primera vez un gozoso viaje a San Sebastián de Garabandal con mi madre, mi hermana y mi mujer; la vivencia que semanas más tarde, un día tan significativo como el 2 de julio, aniversario de la primera aparición de la Virgen Santísima en 1961 en tan hermoso lugar, desembocó en la asombrosa revelación numérica que he citado antes, que me sucedió aproximadamente a las 17:15 hrs. mientras estaba traspuesto debido a falta de horas de sueño y que escribí dándole el título de «Datos inesperados sobre la abolición del sacrificio perpetuo».
La vivencia, de naturaleza matemática, fue asombrosa. Estoy seguro de que no fue producto de la casualidad, sobre todo teniendo en cuenta que dicen que en aquel bello lugar son innumerables las personas que reciben abundantes gracias y favores. Es más, asombrosamente, para mi sorpresa, sin que lo supiera mi apreciado hermano en la fe Vicente, director del apostolado de Adoración y Liberación, el relato me lo publicó el 12 de septiembre de 2022, día del aniversario de cumpleaños de mi padre que en paz descanse, que además, falleció un 18 de octubre de 2018, día del aniversario del segundo mensaje que la Virgen María dió allí a las 4 niñas a las que se apareció.
Ahora, a 2 de mayo de 2023, les remito a leerlo si no lo han leído aún porque tiene relación con la fecha del 30 de abril de 2023. ¿Y por qué les remito a dicho relato? Pues por la sencilla razón de que ha comenzado a cumplirse la abolición del sacrificio perpetuo indicada en Daniel 9:27. Sí, realmente así lo creo, y no sólo por la vivencia que tuve, que me ha dado paz y esperanza, sino simple y llanamente por todo lo que se viene sucediendo desde la muerte de Benedicto XVI, que supera con creces todas las lineas rojas habidas y por haber. Debemos estar muy atentos y pedirle al Espíritu Santo que nos ilumine para saber discernir cuándo se van cumpliendo las profecías, y que estemos llenos de humildad para que no quede en nuestra alma ni gota de ese orgullo que nos ciega. Personalmente considero importante tener mucho cuidado con las numerosas interpretaciones sensacionalistas sobre el fin de los tiempos, probablemente ideadas por personas que ni creen en Dios. Éstas parecen buscar meter miedo más que otra cosa para generar una disonancia cognitiva (*3) en los fieles. También considero importante tenerlo también con la enorme multitud de presuntas revelaciones que abundan más que nunca con la intención de confundir, que en muchos casos son incompatibles con las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia, que es en lo primero que un católico debe centrarse para no desviarse del camino. Esto lo digo porque uno podría esperar que las cosas se cumplan de determinada manera, y es probable que ocurran de otra completamente diferente a la esperada hasta el punto de no dar por cumplidas profecías que se hubieren cumplido. Sin ir más lejos, se me pasa por la cabeza la primera venida de Nuestro Señor Jesucristo, que por desgracia no fue reconocida por muchos cuyos descendientes corren ahora el peligro de caer en las garras del anticristo cuando se presente públicamente.
Pasado ya el 30 de abril de 2023 realmente creo que es la fecha que marca el comienzo del cumplimiento de la profecía de la mitad de la semana 70 de Daniel, que en el calendario litúrgico del Novus Ordo es San Pío V, el papa santo que blindó la misa de siempre a perpetuidad con la bula «Quo primum tempore» y codificó oficialmente el misal tridentino. Como ya comenté en su momento, no me parece casualidad que hayan elegido dicha fecha porque los enemigos de Dios no dan puntada sin hilo, y siempre eligen fechas con especial significación para poner en marcha sus malévolos planes. ¿Qué mejor fecha para ellos que elegir un día asociado al papa de la misa tridentina? Además, por si fuera poco, es un día significativo para los oscuros, ya que en la noche del 30 de abril al 1 de mayo, parece ser que celebran la noche de Walpurgis, que es una fiesta germánica de origen pagano relacionada con las brujas volando en sus escobas e invocando al demonio en grandes aquelarres, desafiando a Dios, y se dice que escogieron esa fecha con la intención de oponerse al significado de la fiesta de Todos los Santos que nosotros los católicos celebramos el 1 de noviembre (nótese que hay justo 6 meses de diferencia entre ambas celebraciones). Parece ser también que uno de los países en donde más arraigada está su celebración es en Escocia, lo cuál llama mi atención porque es justo en donde han comenzado a aplicar la abolición del sacrificio perpetuo y es un país de origen celta con posterior influencia de los germanos anglosajones.
Tras semanas de rumores y de protestas ante la inminente amenaza de prohibición de la Santa Misa de siempre, incluyendo la vigilancia de las comunidades de misa tridentina en EE.UU. por parte del F.B.I., me parece claro que la jerarquía vaticana ha dado el pistoletazo de salida comenzando con Glasgow, y no parece que sea una elección realizada por puro azar al ser una de las comunidades de misa tridentina más prósperas del mundo, la cual no daba abasto y se fue ampliando el número de misas para cubrir la enorme demanda de los fieles, que incluso atravesaban el país en coche cada domingo para asistir. Allí celebraron misa nada más y nada menos que tradicionalistas tan distinguidos como el obispo Atanasius Schneider o el cardenal Raymond Burke.
Desde que se aprobó el misal de Pablo VI el 3 de abril de 1969, aunque la misa tridentina jamás se prohibió porque no se puede prohibir gracias a la bula de San Pío V, por desgracia son pocos los lugares donde se siguió celebrando, y fue la FSSPX (Fraternidad Sacerdotal San Pío X) quien la mantuvo viva gracias a monseñor Marcel Lefebvre, que siempre se opuso a la celebración del Novus Ordo a pesar de los intentos de la jerarquía vaticana por obligarle. Además, fue después Benedicto XVI que le devolvió su dignidad, potencionado su celebración curiosamente en una fecha tan significativa como el 7 de julio de 2007 (*4) con su motu proprio «Summorum Pontificum», con el que fue reconocida la igualdad de los ritos nuevo y antiguo de la Santa Misa autorizando a todos los sacerdotes católicos a celebrar lícitamente y libremente cualquiera de los dos.
Pero debemos ser realistas, y es que el interés de la mayor parte de los bautizados practicantes por la misa trindentina a mi me parece que es nulo, sencillamente porque no la conocen, y creo que en la mayoría de casos ni siquiera saben que existe. Es más, un buen número de católicos que se dicen despiertos y parte de un resto fiel que sabe que estamos en el fin de los tiempos, observo con dolor que también desprecian este rito bimilenario que es la verdadera misa que data de los tiempos apostólicos y no comprenden su importancia ni parece que tengan ninguna intención de comprenderla o tampoco parece que les preocupe si en las misas a las que van se agravia al Señor o no por las numerosas atrocidades que se llevan tiempo cometiendo.
He de decir que yo mismo hasta hace pocos años no sabía que se seguía celebrando la misa tradicional aunque sí sabía gracias a mi familia que antes se celebraba la misa en latín con el sacerdote mirando hacia el altar. Por otra parte, tampoco sabía que las misas gregorianas de las que sí había oído hablar a mi tía abuela Teresa que en paz descanse por haberlas pedido en vida para que encargaramos una serie de ellas por su alma cuando muriese, son las mismas que las misas tridentinas.
Este nulo interés, teniendo también en cuenta que me parece que somos un grupo reducido quienes ponemos el grito en el cielo, me hace sostener que son pocas las personas creyentes que van a ser capaces de darse cuenta de lo avanzado que ya está todo en esta sociedad materialista espiritualmente muerta.
Muchas personas esperan grandes cataclismos a nivel mundial para considerar que se cumplen las profecías porque los seres humanos nos centramos en lo material y creo que nos atrae lo sensacionalista, además de estar muy influenciados por las películas catastrofistas sobre el fin del mundo. No digo que no vayan a suceder tales calamidades que de hecho están en las Sagradas Escrituras, pero considero que lo más importante es entender que las tribulaciones a las que se refiere la Biblia a mi modo de ver las cosas son por encima de todo espirituales. La mayor tragedia no es la muerte física, sino la muerte espiritual, y las ideologías aceptadas por gran parte de la humanidad y la falta de conciencia sobre el pecado hacen que esta sea la época de la Historia en la que mayor cantidad de almas van rumbo a la averno sin entender que nos espera la vida eterna.
Si nos paramos a pensar, ya es una tragedia sin precedentes que se prohiba la Santa Misa de siempre tan solo en un lugar porque la Eucaristía es el principal alimento que necesitamos, y más aún teniendo en cuenta que como ya he dicho se celebra en muy pocos sitios. Si a esto le sumamos la tremenda degradación sufrida por la misa Novus Ordo hasta el punto de oficializar rituales paganos abominables como el rito maya que en breve será presentado en el Vaticano, el sacrificio perpetuo parece claro que en breve va a sobrevivir sólo en catacumbas y quizá en ciertas parroquias de lugares alejados de la civilización donde tal vez Dios impida la influencia del anticristo. ¡La abolición de la Santa Misa Tridentina es ún acto diabólico! ¡Es una gran tribulación!
Me parece más que evidente que la masonería eclesiástica no da puntada sin hilo. ¿Y por qué? Pues por un lado porque el falso profeta y antipapa J.M. Bergoglio, ha realizado un viaje «apostólico» a Hungría del 28 al 30 de abril, presentandose con piel de cordero ante una multitud entusiasmada y engañada a la que no creo que le importe si se prohibe o no la verdadera Santa Misa. Esto muy posiblemente haya sido con la intención de desviar la atención para que casi nadie se entere ni le dé importancia a este trágico suceso, porque es sumamente trágico. También llama la atención que esto haya coincidido con cierto evento abominable celebrado en Bostón durante esos mismos días al que se le ha hecho una publicidad brutal, y lo que es más grave aún, que dicha publicidad se la haya hecho en gran medida buena parte de la disidencia católica que me produce un enorme dolor que siga reconociendo al falso profeta como papa, que aunque lo fuera hace tiempo que estaría excomulgado automáticamente por su gravísimas herejías de acuerdo al magisterio de la Iglesia. No diré aquí ni cómo se llama el evento porque además de ser absolutamente desagradable mencionarlo, ese tipo de cosas oscuras suceden desde hace miles de años a diario en todo el globo terráqueo y es triste que haya sacerdotes que pidan insistentemente cadenas de oración contra dicho evento puntual como si fuera lo peor que está pasando sin pedirlas contra el falso profeta que lleva más de 10 años en la Santa Sede, y lo que es peor, que sigan celebrando las misas en comunión con él esperando que la ofrenda del sacrificio perpetuo sea agradable a Dios Padre, y esto lo digo porque aunque me considero profundamente ignorante y ni soy santo ni teólogo ni doctor de la Iglesia, por amor a Dios mi discernimiento hace tiempo que me dice que está mal (tengo presente por un lado que tenemos el tesoro de la comunión espiritual ante la dificultad o imposibilidad de la comunión sacramental, y por otro que la comunión —común unión— es con toda la Iglesia, el cuerpo místico de Cristo, que se ofrece a Dios Padre, y la cabeza mencionada en la oración del canon me parece una atrocidad que en la mayoría de misas sea la de un falso papa en comunión con el mismísimo Infierno).
¿Qué sucederá durante los próximos días o semanas? Pues creo que muchas cosas, por desgracia malas, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que ha estado sucediendo especialmente durante el mes de abril, en donde todo lo peor parece girar en torno a la cultura germánica y anglosajona. Digo esto no sólo por la cancelación del sacrificio en Glasgow, que probablemente sea como la primera de una hilera de fichas de dominó cayendo que termine extendiéndose en poco tiempo por todo el mundo, sino porque en el mes de abril se han producido una serie de ellos gravísimos entre los que destaco dos: por un lado la profanación de la basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma y primera de las iglesias del mundo por parte de un arzobispo anglicano, casado, divorciado, re-casado y masón de la principal logia históricamente archienemiga de la Iglesia Católica; por otro lado, la entrega de los trozos de la verdadera Cruz de Cristo al rey Carlos III de Inglaterra, cabeza de la herética y cismática Iglesia de Inglaterra fundada por Enrique VIII y atada fuertemente a la masonería internacional. Hablando de la cultura anglosajona, me viene a la mente también que se cambió hace poco el padrenuestro por una versión antibíblica que neutraliza la petición a Dios Padre al dejar de pedirle que no nos deje caer en la tentación —no recuerdo la fuente que difundió esta noticia y la verdad es que no recuerdo haberla verificado y desconozco si ya lo rezan así en inglés—.
Creo que es importante prestar atención a lo que ocurra el próximo 5 de mayo, que es algo que llevo bastante tiempo pensando porque es cuando se celebra San Pío V en el calendario litúrgico del Vetus Ordo (5 días más tarde que en el Novus Ordo). Según tengo entendido se rumorea que ese día es cuando va a ser presentado en el Vaticano el abominable y pagano rito maya para su aprobación, y asombrosamente, justo al día siguiente, el 6 de mayo, según dicen los medios de comunicación será coronado el rey Carlos III de Inglaterra en una ceremonia ecuménica en la que prometerá proteger todas las religiones del mundo, ya con las reliquias de la Cruz de Cristo en su poder.
Me parece importante recordar que México, tierra relacionada con las culturas maya y azteca, es la tierra de la Virgen de Guadalupe, la mujer vestida de Sol con la Luna bajo sus pies mencionada en el libro del Apocalipsis de San Juan. Con esto quiero decir que no creo que sea casual la inminente aprobación del abominable y pagano rito maya, que se viene a sumar a lo sucedido en 2019 en los jardines vaticanos con la Pachamama, una deidad andina que en realidad es un demonio al que otras culturas paganas de todo el mundo adoran dándole distintos nombres. Me pregunto si esto no tendrá relación con la abominación desoladora, pero creo que es muy probable, y eso vendría a encajar perfectamente con lo profetizado en Daniel 9:27, que menciona la instalación de la abominación justo después de dar el anticristo la orden de abolición del sacrificio perpetuo si leemos el versículo detenidamente en una buena tradución de la Biblia como pueden ser la Straubinger o la de Jerusalén. Creo que pronto lo sabremos.
Exhorto a todo el mundo a inculcar la Santa Misa Tridentina y a defenderla haciendo entender a todo el mundo de la gravedad de su abolición por parte de la jerarquía de la falsa iglesia de Bergoglio, que usurpó el trono de Pedro hace más de 10 años, el 13 de marzo de 2013.
¡No desfallezcamos porque como dice San Lucas 21:28, se acerca nuestra liberación!
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Santísima Virgen María!
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(*1) Al profeta Daniel se le apareció el arcángel San Gabriel para darle la profecía en la que Dios da una cronología resumida de su plan salvífico, dirigida primeramente al pueblo escogido, Israel, y luego, tras la crucifixión de Cristo y la apostasía del pueblo judío, a la Nueva Israel, es decir, a la cristiandad. San Gabriel le dijo a Daniel que transcurrirían 70 semanas de años, es decir, 490 años (70 x 7), para acabar con la iniquidad y traer la justicia eterna, es decir, para que venga a nosotros el Reino de Cristo —como pedimos cada vez que rezamos la oración del Padre Nuestro— con los nuevos Cielos y la nueva Tierra, que no tendrá fin —como dice el Credo de Nicea—. Así se daba por finalizada la visión profética sobre las dos venidas de Cristo para instaurar su Reino en la Tierra tras la Parusía o Segunda Venida.
El primer día del cómputo de esos 490 años se corresponde con el edicto del rey Artajerjes en el año vigésimo de su reinado a Nehemías, dándole permiso para volver a Jerusalén a reedificar la ciudad (en el 444 a.C.) y desde entonces comienzan a transcurrir los siguientes 3 segmentos de tiempo bien diferenciados por su distinto significado:
- 7 semanas en las que se reconstruyen las murallas y plazas de Jerusalén.
- 62 semanas hasta que sea crucificado Jesús, el Mesías, y quitado de en medio su pueblo, Israel.
- 1 semana en la que se manifiesta el anticristo, que suprime la Eucaristía a la mitad de la misma, y una vez finaliza, se produce la Parusía o Segunda Venida de Jesús.
- El último de estos segmentos comienza después de detenerse el cronómetro tras la crucifixión durante casi 2.000 años, dado que el pacto era con el pueblo judío, y tal como resuelve en San Mateo 24:32-34 al mencionar la señal de la higuera, que los exégetas explican que se refiere al resurgimiento de Israel como nación en 1948, pasaría desde ese momento una generación —es decir, entre 70 y 80 años— antes de que comenzase la semana final.
(*2) “Katejon” es una palabra griega que significa obstáculo. San Pablo cita dicha palabra en II Tesalonicenses diciendo que es quien impide la manifestación pública del Impío.
(*3) De acuerdo a la definición de Wikipedia, en psicología, el término disonancia cognitiva hace referencia a la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones que percibe una persona que tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias. La persona se ve automáticamente motivada para esforzarse en generar ideas y creencias nuevas para reducir la tensión hasta conseguir que el conjunto de sus ideas y actitudes encajen entre sí, constituyendo una cierta coherencia interna.
(*4) A nivel bíblico 7 es el número de la perfección espiritual, en oposición al 6, número de imperfección que representa al hombre caído. El 7 aparece en la Biblia de forma recurrente, y también aparece el 777. Uno de los diversos significados bíblicos del 777 estaría relacionado con la proclamación de la llegada de la Nueva Jerusalén o Jesusalén Celestial cuando su plan de salvación esté completo. Apocalipsis 21:9 menciona 7 ángeles, siete copas y siete últimas plagas:
Entonces vino uno de los siete Angeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me habló diciendo: «Ven, que te voy a enseñar a la Novia, a la Esposa del Cordero.»