El Fariseo y el Publicano, la soberbia religiosa. Por Juan Cicconi

Muchas cosas en este mundo a lo largo de nuestra vida nos hieren en lo más profundo de nuestro ser, por eso la humildad es tan importante, cimiento y basamento de toda la vida cristiana y de la virtud.

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Por Juan Cicconi

Para Adoración y Liberación

Previo a esta parábola Jesucristo se pregunta si por ventura hallará la fe sobre la tierra cuando Él vuelva; y conecta un suceso inmediato: la corrupción de la religión, la caída del templo y la soberbia religiosa de los sumos sacerdotes, levitas, escribas, saduceos y fariseos con los últimos tiempos.

La casta sacerdotal ya tienen decidido matarlo, solo esperan el momento oportuno; lo cual se cumplió unos días después de anunciar esta parábola.

La visión de un suceso cercano (tipo) teniendo delante de sus ojos una corrupción completa de la religión a la cual llamamos hoy fariseísmo(1) lo llevó a anunciar otra corrupción completa de la religión (anti-tipo) cuando vuelva en su Parusía.

El retrato de los dos personajes- el Fariseo y el Publicano- esta como tallado en piedra: tan breve y tan incisivo; el Publicano era una clase social despreciada, recaudaba impuestos para los romanos, sin embargo el Apóstol Mateo era Publicano al igual que Zaqueo (2), el cual invitó a Jesucristo a hospedarse en su casa.

En la parábola el Publicano esta en el fondo del templo de rodillas y su oración voltea sobre dos palabras: “¡Piedad y pecador!”, golpeándose el pecho, signo de arrepentimiento.

El Fariseo esta de pie cerca del altar, y habla con Dios – o mejor dicho consigo mismo- dentro de sí; el Fariseo esta siempre dentro de sí; y si mira al prójimo es para despreciarlo y volver con más fuerza a sí mismo, a la contemplación de su propio Yo. “Gracias te doy porque no soy como los otros hombres.” Soy mejor.

Es verdad que no es como los otros hombres: sino peor. De modo que este hombre religioso se engaña con la verdad, que es la peor manera de engañarse, “Hipócritas” los llamó Cristo, se creen justos, de modo que engañan a los demás comenzando por engañarse a sí mismos.

Esta hipocresía profunda y peligrosa es la que encontramos en nuestros días, es una actitud radicalmente irreligiosa que aparece como religiosa. Con razón Cristo dice que no salió del templo perdonado, ya que ni siquiera sabía que había algo que perdonar, es la peor soberbia, se alimenta de la misma religión y pone el acento en lo exterior ahogando poco apoco lo interior, por eso odia la religión verdadera.

Todo lleva a la crueldad, la crueldad solapada, lenta, prudente: dar muerte creyendo hacer un obsequio a Dios. La muerte ilegal, cruel e inicua de un hombre se resuelve en reuniones donde se invocan textos religiosos en graves cónclaves que comienzan con una oración, donde no habla más que la Sagrada Escritura.

Y todos los medios son buenos con tal de que sean sigilosos: la calumnia, el soborno, el dolo, el falso testimonio, la amenaza…. Caifás mató a Cristo con un resumen de la profecía de Isaías: “¿Acaso no es conveniente que por la salud de todo un pueblo muera un hombre?”.

Ahí tenemos el choque de Santa Juana de Arco contra el Obispo Cauchon y el tribunal eclesiástico que la condenó; fue quemada viva a los diecinueve años, una joven inocente y santa que liberó a Francia de los ingleses y coronó rey a Carlos VII. La canonizaron casi 500 años después de su muerte en 1920.

Otro choque: el frayle dominico Savonarola y Rodrigo Borgia el cual sería luego Papa con el nombre de Alejandro VI, al frayle lo ahorcaron y luego fue quemado su cuerpo en 1498.

Con respecto al Publicano debemos considerar que para ser humilde no basta saber que uno es tan poca cosa delante de Dios. “Yo soy una nada; peor aún, soy una nada pecadora” decía Santa Margarita. Ese es el comienzo; pero hay que practicar esa noción de uno es poco; y la mejor manera de practicarla es el arrepentimiento: la humildad.

Muchas cosas en este mundo a lo largo de nuestra vida nos hieren en lo más profundo de nuestro ser, por eso la humildad es tan importante, cimiento y basamento de toda la vida cristiana y de la virtud.

Los cristianos advertidos por Jesucristo tuvieron por buenas las palabras del Publicano, sosteniéndolas a lo largo de muchos siglos:

“Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de la muerte”

“Yo confieso ante Dios Todopoderoso……”

Y en el momento de la Consagración en la Misa Tradicional: “in remissionen peccatorum”

Amén

1- La palabra Fariseo era nombre propio y paso a ser un sustantivo para designar la corrupción religiosa.

2- Lucas 19, 2

Bibliografía consultada: Domingueras Prédicas I y II – P. l. Castellani

 

 

 

 


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2 comentarios
  1. Alberto Ramón Althaus says

    Uds. enseñan mal porque enseñan la mitad con lo que no enseñan la verdad, tratan de mostrar al tradicionalista esjatológico y al que respeta los mandamientos como un fariseo pero hoy existe otro tipo de fariseismo que Uds. no enseñan y que es peor que el anterior y es el de aquellos que se hacen los humildes y los buenistas, los misericordiosos de manera que conceden como bueno incluso lo que Dios nunca dio por bueno.
    Hoy, como enseñó Castellani, el fariseismo está modificado, es sensiblero, buenista y mentiroso, se viste de piadoso pero es hipócrita y enseña la hipocresía como si de una religión se tratase, primero intenta por un lado meter a las ovejas en los templos y luego por el otro pero sólo hay una puerta y Uds. no la conocen.
    Hoy este buenismo fariseo no es el del sujeto que se cree superior sino es el pícaro y vivo que miente y engaña y hace maldades y que se muestra humilde y misericordioso y sabe que no lo es, el que enseña barbaridades al Pueblo de Dios y se junta con publicanos y pecadores no para curarlos sino para confirmarlos en el error y en la maldad y se junta con las otras religiones para confirmar a todos en el error y la maldad.
    Hoy el fariseismo se exhibe sin inhibiciones de ningún tipo con aquellas palabras dirigidas por Bergoglio a los presos con mucho de sobre actuación “¿por qué ellos y no yo Señor?” y se niega a cumplir los mandamientos y a exigir que se cumplan porque considera que los mismos son fariseismo y que ellos son tan buenos que pueden asegurar que todo será perdonado y que no hay que preocuparse por nada porque todos iremos al Cielo.
    Uds. enseñan la mitad y por eso están en el error y por eso permanecen en los templos incluso habiendo herejes porque prefieren perder la fe a perder los templos y no actúan como San Atanasio.
    Por eso no tienen vergüenza de decir que están en comunión con Bergoglio y su jerarquía y enseñan lo que no es posible dar, una nueva primavera de la Iglesia.
    Y porque la conciencia les pesa y remuerde cada vez que en domingo manifiestan la comunión con Bergoglio y con el NOM buscan en el viejo fariseismo frases para justificarse y mantener a los católicos dentro del templo aunque las naves y el atrio sean destruidos.
    Y no quieren que Cristo vuelva pronto porque aman demasiado el Mundo y son del Mundo.
    Por ello se justifican como el publicano pero están en una Iglesia de publicanos, donde la sal ha dejado de salar y se miente a sí mismos y mienten y con ello se creen superiores a los fariseos porque pecan a sabiendas y se justifican diciendo que son pecadores y que nada pueden hacer como si Cristo y la Iglesia no les hubiera dado en algún momento la gracia y el libre albedrío.
    No juntan sino desparraman.
    No creen que Cristo vuelva pronto por ello tratan de conservar lo que no puede ser salvado y con ello se pierden y pierden a las almas.

  2. Victoria Serczyk says

    Ojalá volviéramos a recordar el primer mandamiento que Cristo completó: “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. Esa es la clave del catolicismo. Lo demás es solo amor propio y deseo desesperado de de la propia salvación. El fariseo se cree mejor religioso que los demás y no entiende que solo construye su propia condena.

    Saludos y espero más publicaciones de Juan!

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