El PCB: La antimisión de Bergoglio en Canadá
La Iglesia está obligada a pronunciarse claramente contra el ocultismo, las prácticas paganas antiguas y modernas y su actualización en la pseudocultura contemporánea. Promover estas prácticas paganas es promover caminos falsos.

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+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino
+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
obispos secretarios
El paganismo no adora al Dios verdadero, sino a los demonios y al diablo. La Palabra de Dios dice: «Lo que los paganos sacrifican, lo sacrifican a los demonios, y no a Dios» (1 Co 10, 20). El paganismo implica la negación de Dios el Creador y el rechazo de las leyes y los mandamientos de Dios.
Los cultos paganos, que adoran las fuerzas espirituales del mal, deifican a los animales. P.ej. El hinduismo considera a la vaca un animal sagrado.
La invasión del neopaganismo comenzó en la época del Concilio Vaticano II. El yoga comenzó a popularizarse en los territorios cristianos como una forma aparentemente inocente de gimnasia. Pero en realidad, el yoga es parte del hinduismo pagano. El hinduismo mantiene la creencia herética en la reencarnación, que contradice las verdades fundamentales del cristianismo. Específicamente:
1) La reencarnación niega a Dios el Creador, en quien todas las cosas tienen su existencia.
2) La reencarnación también niega a Dios Salvador y el perdón de los pecados en Jesucristo. En cambio, promueve prácticas falsas de autosalvación.
3) La reencarnación niega la realidad del cielo y el infierno eternos. Así abre la puerta a la inmoralidad egoísta, y, de hecho, a la autodestrucción.
4) La reencarnación niega la existencia de un alma inmortal en el hombre.
El Concilio Vaticano II no advirtió de la expansión del modernismo ateo ni del paganismo idólatra. El modernismo ateo con su método histórico-crítico creó un vacío para la aceptación de la falsa espiritualidad pagana. El paganismo incluye el hinduismo, el budismo, el animismo amazónico y otros cultos paganos que adoran a los demonios. Con su declaración Nostra aetate, el Concilio trazó el camino de la apostasía al paganismo. Estableció un supuesto «respeto» a los cultos paganos y, por lo tanto, de facto impidió o eliminó la verdadera misión. En cambio, el Concilio abrió la puerta a la antimisión del paganismo en los territorios cristianos. ¡Esto no es algo inocente, es un crimen espiritual!
Los papas conciliares y posconciliares promovieron el espíritu del paganismo, vinculado al culto a los demonios, tanto por su silencio como por sus actividades o gestos. Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II tuvieron una responsabilidad extraordinaria. Cabe señalar que era su deber discernir las herejías del Concilio y rechazar el Concilio como herético. Ellos hicieron exactamente lo contrario. Este es un crimen contra Dios y el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia. Si no se arrepintieron verdaderamente incluso en la hora de la muerte, ¡ahora están en el infierno! Esta es la enseñanza de la Iglesia sobre aquellos que se niegan a arrepentirse incluso en la hora de la muerte y mueren en herejía o pecado grave. Es una burla del Evangelio de Cristo canonizar a estos apóstatas, como lo hizo el archihereje Bergoglio. Pero también hay y habrá muchos obispos y sacerdotes en el infierno que se unieron a las herejías del Concilio y rechazaron o rechazarán el arrepentimiento salvador incluso en la hora de la muerte.
¡En la era posconciliar, no se emitió ni un solo documento papal que impidiese la propagación del paganismo dentro del cristianismo! Por el contrario, en todas las escuelas teológicas se repetía sin cesar el mantra: «secundum Vaticanum… Nostra aetate…». Los obispos y sacerdotes contemporáneos, que han pasado por una formación posconciliar, deberían admitir humildemente que han sido envenenados por este espíritu de herejía. Por lo tanto, deben arrepentirse verdaderamente y separarse de esta enseñanza herética y espíritu herético si quieren ser salvos. Quien tiene el espíritu de la teología posconciliar no es capaz de distinguir el espíritu del paganismo del Espíritu de Cristo. Tal persona es incapaz de distinguir incluso las verdades que conducen a la salvación de las mentiras que conducen a la condenación.
El proceso de paganización herética del Vaticano II fue acelerado por Juan Pablo II en Asís en 1986. Convocó a los líderes paganos y oró en unión con ellos. Era muy consciente de que los paganos rezan a los demonios y al diablo, y no a Dios. Causó un gran escándalo y sentó un mal precedente. Creó una opinión pública falsa de que el cristianismo y los cultos paganos que adoran a los demonios eran caminos igualmente válidos hacia la salvación. Pero la verdad es que solo Jesús, el Hijo de Dios, murió por nuestros pecados en la cruz. Por eso es y será siempre cierto: «En ningún otro hay salvación» (Hch 4, 12). Lamentablemente, esto ya no se puede decir en voz alta desde el púlpito o entre laicos activos, porque, según dicen, ofendería a las llamadas otras religiones y eso estaría en contra del espíritu del Concilio Vaticano II. Esta opinión pública herética de que el paganismo es un camino igualmente válido hacia la salvación ya está profundamente arraigada en la mayoría de los cristianos. Ahora Bergoglio la está legalizando oficialmente. Está llevando a cabo la antimisión en Canadá promocionando rituales paganos que invocan a los demonios, como el sahumerio o la danza a la llamada madre tierra. La deificación de la tierra, es decir, de la creación, es idolatría y, además, detrás de este concepto, los paganos bautizados adoran a un demonio específico. Bergoglio no solo está presente, sino que también participa en la invocación de los demonios durante este ritual repleto de tamborileo y gritos en honor a este demonio. Este es otro gesto de su apostasía. Lo peor es que está sentando un precedente pernicioso para todos los cristianos. Ha comenzado a trasplantar prácticas demoníacas a los ritos cristianos.
El Vaticano II ha trazado el camino de la antimisión y ahora Francisco la está poniendo en práctica en todas partes. Canadá, Amazonia, la entronización del demonio Pachamama en el Vaticano: este es el camino de Bergoglio por el que arrastra a los católicos ignorantes a la apostasía masiva y los transfiere a la anti-Iglesia de la Nueva Era. Esta anti-Iglesia ya no adora al Dios verdadero, sino a los demonios y a Satanás. Este es el objetivo oculto del proceso sinodal de Bergoglio.
Los paganos necesitan una verdadera evangelización para ser salvos. Deben llegar a saber que la esencia del cristianismo es 1) la fe en Dios el Creador y 2) la fe en el único Salvador, Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios.
La Iglesia está obligada a pronunciarse claramente contra el ocultismo, las prácticas paganas antiguas y modernas y su actualización en la pseudocultura contemporánea. Promover estas prácticas paganas es promover caminos falsos, y es un delito si cualquier obispo o sacerdote las promueve. Es deber de un verdadero pastor advertir a su rebaño de estos caminos. No hay comunión entre el camino de salvación que nos ha dado Cristo, y los caminos paganos del yoga o del paganismo amazónico o canadiense. Aquí se aplica lo siguiente: «¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte tiene el creyente con los paganos? ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos?» (cf. 2 Co 6, 15-16)
28 de julio de 2022
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