Decimoquinta Hora:Jesús ante Pilatos. Pilatos lo envía a Herodes

HORA DE 7 A 8 DE LA MAÑANA

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Unámonos a la Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo a través de LAS HORAS DE LA PASIÓN , revelada por la Sierva De Dios Luisa Picarretta.

Si quieres más información sobre las HORAS DE LA PASIÓN DE LUISA PICARRETA PINCHA AQUI

 

 

 

¿Cómo hacer estas horas?

 

Generalmente estas horas se hacen en forma individual, meditándose 1 hora por día, no es necesario hacerla a la hora indicada en cada una de ellas, pudiendo meditarla en el momento en que se tenga el tiempo suficiente para hacerla con calma, así en el transcurso de 24 días se terminará todo el reloj, volviendo a comenzar nuevamente, en forma ininterrumpida.

Otra manera de hacerlo es reunir 24 personas que se comprometan a meditar 1 hora diariamente, repartiéndose las horas entre las 24 personas, por lo que diariamente se meditarán las 24 horas; de ahí en adelante se avanzará normalmente una meditación por día, no repitiendo la misma meditación, de la misma manera que cuando se hacen en forma particular, y en un lapso de 24 días, cada uno de los integrantes habrá meditado todas las horas. Esto se puede hacer una sola vez, o mejor, si todos se comprometen se puede hacer en forma continua.

Lo importante es hacerlas junto con Él y con su misma Voluntad.

 

 

 

 

Preparación antes de cada meditación

 

Oh Señor mío Jesucristo, postrada ante tu divina presencia, suplico a tu amorosísimo corazón que quieras admitirme a la dolorosa meditación de las 24 horas en las que por nuestro amor quisiste padecer, tanto en tu cuerpo adorable como en tu alma santísima, hasta la muerte de cruz.

Ah, dame tu ayuda, gracia, amor, profunda compasión y entendimiento de tus padecimientos mientras medito ahora la hora… Y por las que no puedo meditar te ofrezco la voluntad que tengo de meditarlas, y quiero en mi intención meditarlas durante todas las horas en que estoy obligada a dedicarme a mis deberes, o a dormir. Acepta, oh misericordioso Señor, mi amorosa intención y haz que sea de provecho para mí y para muchos, como si en efecto hiciera santamente todo lo que deseo practicar.

DECIMOQUINTA HORA

De las 7 a las 8 de la mañana

 

 

Jesús ante Pilatos. Pilatos lo envía a Herodes

Gracias te doy, oh Jesús, por llamarme a la unión contigo por medio de la oración, y tomando tus pensamientos, tu lengua, tu corazón y fundiéndome toda en tu Voluntad y en tu amor, extiendo mis brazos para abrazarte y apoyando mi cabeza sobre tu corazón empiezo:

Atado bien mío, tus enemigos unidos a los sacerdotes te presentan ante Pilatos, y ellos fingiendo santidad y escrupulosidad, debiendo festejar la Pascua se quedan fuera en el atrio, y Tú, mi amor, viendo el fondo de su malicia reparas las hipocresías del cuerpo religioso.

También yo reparo junto contigo, pero mientras Tú te ocupas del bien de ellos, ellos en cambio comienzan a acusarte ante Pilatos, vomitando todo el veneno que tienen contra Ti, pero Pilatos mostrándose insatisfecho de las acusaciones que te hacen, para poderte condenar con motivo te llama aparte y a solas te examina y te pregunta:

«¿Eres Tú el rey de los judíos?» (Jn 18, 33)

Y Tú mi Jesús, verdadero rey mío respondes:

«Mi reino no es de este mundo; de lo contrario millares de legiones de ángeles me defenderían».

Y Pilatos conmovido por la suavidad y dignidad de tu palabra, sorprendido te dice: «¿Cómo, Tú eres rey?» (Jn 18, 37)
Y Tú:

 

«Es como tú lo dices, Yo lo soy, y he venido al mundo para dar testimonio de la Verdad». (Jn 18, 37)

Y Pilatos sin querer saber más y convencido de tu inocencia, sale a la terraza y dice:

«Yo no encuentro culpa alguna en este hombre». (Jn 18, 38)

Los judíos enfurecidos te acusan de tantas otras cosas, y Tú callas y no te defiendes, y reparas las debilidades de los jueces cuando se encuentran de frente a los poderosos y sus injusticias, y ruegas por los inocentes oprimidos y abandonados. Entonces Pilatos al ver el furor de tus enemigos y para desentenderse te envía a Herodes.

Mi Rey divino, quiero repetir tus oraciones y reparaciones y acompañarte hasta Herodes. Veo que tus enemigos, enfurecidos, quisieran devorarte y te conducen entre insultos, burlas y befas, y así te hacen llegar ante Herodes, el cual en actitud soberbia te hace muchas preguntas, y Tú no respondes, no lo miras, y Herodes irritado porque no se ve satisfecho en su curiosidad y sintiéndose humillado por tu prolongado silencio, dice a todos que Tú eres un loco y sin juicio, y como a tal ordena que seas tratado, y para mofarse de Ti hace que seas vestido con una vestidura blanca y te entrega en las manos de los soldados para que te hagan lo peor que puedan.

Inocente Jesús, ninguno encuentra culpa en Ti, sólo los judíos, porque su fingida religiosidad no merece que resplandezca en sus mentes la luz de la verdad. Mi Jesús, sabiduría infinita, cuánto te cuesta el haber sido declarado loco. Los soldados abusando de Ti te arrojan por tierra, te pisotean, te cubren de salivazos, te escarnecen, te golpean con palos, y son tantos los golpes que te sientes morir. Son tales y tantas las penas, los oprobios, las humillaciones que te hacen, que los ángeles lloran y se cubren el rostro con sus alas para no verlas.

También yo, mi loquito Jesús, quiero llamarte loco, pero loco de amor, y es tanta tu locura de amor que en vez de ofenderte, Tú ruegas y reparas por las ambiciones de los reyes que ambicionan reinos para ruina de los pueblos, por las destrucciones que provocan, por tanta sangre que hacen derramar por sus caprichos, por todos los pecados de curiosidad y por las culpas cometidas en las cortes y en las milicias.

Mi Jesús, cómo es tierno el verte en medio de tantos ultrajes orando y reparando, tus palabras repercuten en mi corazón y sigo lo que haces Tú. Y ahora deja que me

ponga a tu lado y tome parte en tus penas y te consuele con mi amor, y alejándote a los enemigos, te tomo entre mis brazos para darte fuerzas y besarte la frente.

Dulce amor mío, veo que no te dan reposo y que Herodes te envía nuevamente a Pilatos. Si doloroso ha sido el venir, más trágico será el regreso, porque veo que los judíos están más enfurecidos que antes y están resueltos a hacerte morir a cualquier precio. Por eso antes que salgas del palacio de Herodes quiero besarte, para testimoniarte mi amor en medio de tantas penas, y Tú fortifícame con tu beso y con tu bendición, y te sigo ante Pilatos.

Ofrecimiento Después de Cada Hora

 

Amable Jesús mío, Tú me has llamado en esta hora de tu Pasión para hacerte compañía, y yo he venido. Me parecía oírte angustiado y doliente que oras, reparas y sufres, y con las palabras más conmovedoras y elocuentes suplicas la salvación de las almas. He tratado de seguirte en todo; ahora, debiéndote dejar por mis acostumbradas ocupaciones, siento el deber de decirte “gracias” y un “te bendigo”.

Sí, oh Jesús, gracias te repito mil y mil veces y te bendigo por todo lo que has hecho y padecido por mí y por todos; gracias y te bendigo por cada gota de sangre que has derramado, por cada respiro, por cada latido, por cada paso, palabra, mirada, amargura, ofensa que has soportado.

En todo, oh mi Jesús, quiero ponerte un “gracias” y un “te bendigo.” Ah mi Jesús, haz que todo mi ser te envíe un flujo continuo de agradecimientos y bendiciones, de manera que atraiga sobre mí y sobre todos el flujo de tus gracias y bendiciones.

IV

Ah Jesús, estréchame a tu corazón y con tus santísimas manos márcame todas las partículas de mi ser con tu “te bendigo”, para hacer que no pueda salir de mí otra cosa que un himno continuo de agradecimiento hacia Ti Nuestros latidos se tocarán continuamente, de manera que me darás vida, amor, y una estrecha e inseparable unión contigo.

Ah, te ruego mi dulce Jesús, que si ves que alguna vez estoy por dejarte, tu latido se acelere más fuerte en el mío, tus manos me estrechen más fuerte a tu corazón, tus ojos me miren y me lancen saetas de fuego, a fin de que sintiéndote, rápidamente me deje atraer a la unión contigo.

Ah mi Jesús, mantente en guardia para que no me aleje de Ti, y te suplico que estés siempre junto a mí y que me des tus santísimas manos para hacer junto conmigo lo que me conviene hacer. Mi Jesús, ah, dame el beso del divino amor, abrázame y bendíceme; yo te beso en tu dulcísimo corazón y me quedo en Ti.

 

 


 

 


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1 comentario
  1. Alberto Ramón Althaus says

    Agradecemos a Viganó, Muller, de Mattei, Tosatti, Schneider, Burke, Sarah, Adelante la Fe, Infovaticana, The Wanderer por la pluralidad democrática de opiniones diversas y contradictorias sin capacidad de llegar a una sola verdad absoluta sobre temas importantes y sin comunidad de fe en estos nueve años de crisis de la Iglesia y tres de crisis del mundo.
    Con aparentes buenas intenciones han empedrado el camino del infierno en el que vivimos y nos han entretenido.
    Elogiamos sus buenos modales para apoyar un bando u otro de la guerra.
    Por su perfecta individualidad y ausencia de comunidad de fe han favorecido el crecimiento de la necedad y la mediocridad en la intelectualidad católica y han sido útiles a los poderosos.
    Han cumplido la orden de hacer lío aparentando no hacerlo.
    Con tantas opiniones contradictorias nos han privado de la verdad.

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