Solamente cuando la Iglesia sufre…

Por Laureano Benítez
En una carta escrita por León Bloy durante la guerra de 1870 hay un párrafo que sintetiza lo que se define como su «Mística del dolor»: «Solamente cuando la Iglesia sufre se puede afirmar que triunfa, y ella siempre ha sufrido. El sufrimiento es su patrimonio, su dominio inalienable, su verdadero tesoro.
Cada gota de la sangre de los mártires es una perla en el cofre de la Verdad. El cristiano sin el sufrimiento es un peregrino sin brújula. No llegará nunca al Calvario.
Es necesario que la Pasión de Cristo, consumada en la inefable cabeza coronada de espinas, se cumpla también en los miembros.
El dolor, es la esencia misma, la columna vertebral de la vida moral del cristianismo.
Si somos los “miembros de Jesucristo”, “los mismos miembros suyos”, es absurdo excluir el dolor de nuestra vida.
El desterrado del paraíso puede exigir solo la felicidad de sufrir
El escritor francés León Bloy (1846-1917)