El día del Señor. Por Juan Cicconi

Por Juan Cicconi
Para Adoración y Liberación
Si se suprime la promesa parusíaca del Retorno de Cristo no queda absolutamente nada del Evangelio en pie: es la piedra que traba todo el edificio. Cristo Resucitado vuelve y pronto.
Los fariseos han tenido cría, y esa cría mala y adúltera deben temblar de que Cristo vuelva: no han tenido nunca mayor enemigo. Así naturalmente niegan que haya resucitado, y con mayor razón niegan que vuelve.
Deslumbra pensar lo que sería este mundo gobernado por Cristo Resucitado, y esto lo podemos arbolar con lo anticipado en el capítulo XX del Apokalypsis.
Entre los clericales de hoy hay buenos y malos, pero el cuerpo es malo y uno no puede salvarse sin salir de él, porque el fariseísmo es la corrupción específica de la religión: tomar lo que es de Dios y hacerlo propio.
¿Por qué salir?
¿Qué debe hacer un hombre cuando no lo ponen en su lugar? Se pregunta Aristóteles en su Ética a Nicómaco. O mejor dicho: ¿Qué debe hacer cuando no lo ponen en el primer lugar al hombre magnánimo? Caso muy frecuente y más cuando las sociedades estan desordenadas, es decir: subvertidas. Justamente esa es la señal de una sociedad subvertida; y por lo tanto en decadencia. El necio puesto a mandar y el sabio acorralado y silenciado; y el gravísimo daño al bien común a causa de la inmoralidad y el desorden.
El cristianismo nació al mundo en el seno del Imperio Romano, una sociedad en decadencia y subvertida. Allí la virtud no estaba en el primer lugar, sino el vicio: ni la modestia, ni el saber, ni la capacidad, ni la honradez, ni el heroísmo, ni la magnanimidad.
Para subir había que ser canalla y la virtud una especie de castigo en sí misma.
Hoy vivimos esto agravado porque el cristianismo esta en decadencia; una religión podrida y una Iglesia en ruinas, por eso la altísima dignidad de los mártires de los últimos tiempos, los cuales tendrán una fe enorme, esperando la llegada del que es y que era y que viene: el Todopoderoso.
“Vosotros mismos sabéis perfectamente que como ladrón de noche, así viene el día del Señor. Cuando digan “Paz y Seguridad”, entonces vendrá sobre ellos de repente la ruina”.
Primera Carta a los Tesalonicenses 5, 2- 3
Bibliografía consultada: El Evangelio de Jesucristo- P. L. Castellani
Nota
Ver escrito reciente titulado: “Paz y Seguridad”