Pedir y agradecer . Por Abraham García
La Palabra de Dios dice en Filipenses 4:6: "No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias."

Por Abraham García González
Para Adoración y Liberación
La Palabra de Dios dice en Filipenses 4:6: “No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.”
Hoy en día una enorme cantidad de personas de todo el mundo tiene la creencia de que tenemos un gran poder energético y que somos como dioses tal como vende el conjunto de creencias pertenecientes a lo que se conoce como espiritualidad New Age (*1). Esto es puro orgullo porque así se prescinde de Dios creyendo que uno puede conseguir todo por sí mismo, de manera autosuficiente, sin ayuda de Él y sin nada que agradecerle. Recordemos que Dios es el criador (*2) del Universo, es quien lo sostiene y a Él le debemos la vida.
Comentando esto se me viene a la mente lo que dicen las Sagradas Escrituras en Génesis 3:1-5, que deja muy claro que la New Age nace de la propuesta de la serpiente (*3) a Adán y Eva: “La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.»”.
Este tipo de personas no piden nada a Dios porque no creen en Él, sino que sólo creen en sí mismas, camino que corrompe el alma, anula la piedad y conduce al Infierno. Esto lleva a una desconexión con Dios que conduce a creer en cualquier cosa, por surrealista que sea, y produce una ceguera espiritual que llega a producir una indiferencia que desconecta de la realidad al individuo con tal de no sufrir, haciéndole apático, lo que puede llegar a afectar gravemente a las relaciones humanas hasta tal punto de destruir familias o amistades de muchos años.
Recordemos siempre que el orgullo es lo que llevó a Satanás a rebelarse contra Dios y puede conducir a cometer graves atrocidades. Si el ser humano realmente tuviera un gran poder, nuestros problemas ya se habrían solucionado hace mucho tiempo, pero la verdad es que debemos aceptar que somos mortales y frágiles. Dios es amor infinito. Sin Él no puede haber amor.
¡Hagámosle al Padre nuestras peticiones y seamos siempre agradecidos con Él!
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(*1) La New Age (en español, Nueva Era), también conocida como Nueva Era de Acuario, es una amalgama de creencias diversas introducidas por la élite que han tomado mucha fuerza especialmente desde la década de los 60 del pasado siglo XX. Por acción de la falsa iglesia dirigida por Bergoglio está tomando a día de hoy aún más fuerza en el mundo entero y se está también introduciendo en algunos sectores de la cristiandad. Se trata de un gran engaño de origen satánico cuya semilla fue plantada por Helena Blavatsky en el siglo XIX con la creación de la llamada Sociedad Teosófica (constituye un movimiento ecléctico occidental que mezcla religiones como el cristianismo, el budismo y el hinduismo, directamente relacionado con movimientos esotéricos espiritistas de finales del siglo XVIII: gnósticos, rosacruces y masones). Este conjunto de creencias mezcla antropocentrismo, religiones orientales, ecologismo, culto a la Madre Tierra (Pachamama), conceptos científicos, espiritismo, ocultismo y esoterismo en general, todo ello presentado de una manera muy atractiva y luminosa, de forma engañosa. Esta amalgama de creencias tienen en común una divinización del Hombre y de la Naturaleza, ya que transmiten la idea de que éste tiene un enorme poder basado en vibraciones y energías que debe aprender a utilizar que emanan del propio Universo. Cabe resaltar que la Nueva Era tiene el nombre que tiene porque precisamente va referida al Nuevo Orden Mundial que quiere imponer la élite bajo un gobernante único mundial (el anticristo también llamado “bestia del mar” en las Sagradas Escrituras). Las prácticas de la Nueva Era pueden llegar a ser muy peligrosas para el alma ya que realmente consisten en la manifestación de fuerzas de origen oculto que no son más que ángeles caidos (entidades espirituales, por lo tanto invisibles) que efectúan los prodigios que las personas creen realizar por si mismas creyendo éstas que han aprendido a utilizar un poder que en realidad no tienen. Estas creencias a lo largo de las últimas décadas han sido fuente de numerosos libros, documentales, series, películas, etc., que mueven una incalculable cantidad de dinero. Ejemplos de disciplinas que forman parte de la New Age son yoga, reiki, tarot, reencarnación, ufología, hoponopono, telepatía, clarividencia, cartomancia, quiromancia, angeología (nada que ver con la creencia católica en los ángeles), santería, eneagrama, astrología, gnosticismo, hipnosis, creencia en maestros ascendidos, creencia en poderes curativos de ciertos metales y cristales, etc.
(*2) En publicaciones antiguas como por ejemplo el Catecismo Mayor de San Pío X, publicado en 1905, es común encontrarse con la palabra «criador» en vez de «creador». Según el diccionario oficial de la RAE, ambas palabras son sinónimas en su significado religioso cristiano. Sin embargo, teniendo en cuenta el significado no religioso de esta palabra polisémica referido a la crianza, es decir, al cuidado, alimentación, etc. de una criatura, personalmente prefiero decir «criador», ya que me recuerda más al infinitamente amoroso Dios Uno y Trino en el que creemos los católicos, que se preocupa por sus criaturas (precisamente «criatura» viene de «criar»), escucha nuestras oraciones, sostiene el Universo mediante las leyes físicas creadas por Él, etc. Sin embargo, con el término «creador» se puede llegar a pensar en un dios pasivo, impersonal y abstracto propio del panteismo, que lo define como una fuerza creadora del Universo.
(*3) La Palabra de Dios al mencionar «serpiente» en el libro del Génesis se refiere a Satanás, el ángel caído, quien se rebeló contra Dios cegado por su orgullo arrastrando con él a la tercera parte de los ángeles del Cielo.
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