Consejos para los últimos tiempos
Antes del juicio, examínate a ti mismo, y a la hora de la visita encontrarás perdón. Antes de caer enfermo, humíllate, y cuando peques, muestra arrepentimiento. Nada te impida cumplir un voto a tiempo, y no esperes a la muerte para cumplirlo

Por Angel Ortega
Adoración y Liberación
No hay nada más recomendable en esta vida que recibir unas brillantes palabras de aliento que ofrezcan un halo de esperanza para llenar nuestra nada, que impacten contra un duro corazón que late a otro ritmo, que derritan las faltas cometidas que no nos dejan en paz y que ofrezcan la dulzura de un buen perdón.
El Señor aprovecha cada versículo de la Biblia para hablar con nosotros, instruirnos con el pasado, el presente o el futuro de su portentosa Obra, según el libro, y nos deja entreabierta la puerta del Cielo para que podamos siquiera hacernos una idea de cómo termina su bendito plan. Los pocos rayos que la traspasan expresarán en uno, la gloria que nos tiene prometida y a la que aspiramos por naturaleza divina. Aún así, sólo una incompleta imagen nos dirige porque la realidad palpable del hombre se queda en pañales cuando sale de los límites de lo visible.
Los antiguos profetas cumplieron una misión que les fue revelada desde el Cielo. A cambio, vivieron perseguidos, les pusieron precio a sus cabezas y sufrieron el rechazo de una sociedad que en cada tiempo les fue enemiga declarada.
¡Cuanto valor en cada uno de ellos, qué ejercicio de amor los llenó y les dio razón a sus vidas!
Gracias a ellos y a algunos más que no tienen nombre, se escribió la Historia precristiana más grande jamás contada, versículos que destilan honor a Majestad, el Antiguo Testamento, unido al final del Nuevo en el Paraíso al que todos estamos llamados a habitar eternamente, que se nos fue dado en el principio y que tenemos el largo de nuestra vida para volverlo a recuperar.
Cada uno de sus versículos nos vincula espiritualmente con quien diseñó el camino de salvación, el Hacedor del Universo. Cualquiera que escojamos, tiene un mensaje para el que lo lee, una arenga que nos ofrece la amistad de Dios.
Trasladado al día de hoy y a los venideros, no hay duda de que terribles momentos azotan la paz, se palpa en el ambiente la mano negra de quien gobierna el mundo, criatura eterna y cuasiperfecta que decidió no seguir la palabra de Dios sino la del Averno y condenar eternamente su obstinación.
Él sabe, como nosotros, que lo profetizado sólo puede ser alterado por quien todo lo creó.
La Divina Palabra, trasladada desde lo antiguo a lo nuevo por medio de esos benditos profetas, sigue construyendo en beneficio de la Obra salvífica y nos avisa de lo que ya está por venir, nada deja lugar al fracaso, sólo a la redención que se ha de ganar con nuestro esfuerzo, incluso con nuestra vida. La sangre derramada por Cristo comenzó a verterse cuando cada uno de esos maravillosos hombres y mujeres del pasado glorioso del pueblo que le vio nacer pregonaron su venida y murieron en su nombre sin dudar.
Entre las muchas lecturas que, gustosamente, se nos ofrecen cuando se abre la Sagrada Biblia, está este pasaje del Libro del Eclesiástico, escrito por una persona de la familia Ben Sirá, a quien debemos agradecer el conocimiento de esta brillante obra de amor. El mensaje que transmite es tan revelador que parece extraído de las misericordiosas palabras que precederán a los últimos suspiros.
Eclesiástico 18, 20-24
Antes del juicio, examínate a ti mismo, y a la hora de la visita encontrarás perdón. Antes de caer enfermo, humíllate, y cuando peques, muestra arrepentimiento. Nada te impida cumplir un voto a tiempo, y no esperes a la muerte para cumplirlo. Antes de hacer una promesa, prepárate, y no seas como uno que tienta al Señor. Acuérdate de la ira de los últimos días, y del momento del castigo, cuando él aparte su rostro.
Impresiona desde el principio hasta el final. Quien no se vea reflejado como la persona a la que estos versículos hacen referencia, debería de volverlos a leer y comprenderlos en la pequeñez del hombre.
El Señor, que ve en lo escondido, avisará en el momento preciso, sacará de la oscuridad a tantos que no vieron en la luz celeste la eternidad del Paraíso para que todos los invitados al unísono celebren el banquete que el Santo de Dios nos tiene ya preparado. Que así sea.
Gracias Bendiciones. Así ha sido en este pobre pecador. Amen.
Cuanta verdad en sus palabras….vivimos buscando aquí y allá qué nos dice éste o aquel “profeta”, y se nos olvida que el Mayor Profeta es Cristo mismo. Su Palabra y su Evangelio. Y sus Verdaderos Profetas del Antiguo Testamento, Isaías, Daniel, Jeremías, y los Apóstoles en sus Cartas. Hay allí muchos detalles y advertencias para nuestros Tiempos…Final de los Tiempos. Me gustó mucho este escrito, claro, simple, profundo.