USA: Joe Biden podrá seguir comulgando. Les damos la noticia y les ofrecemos el comentario al respecto del Padre Francisco Vegara. ¡Imperdible!
¿Qué mayor prueba hace falta, de la apostasía generalizada por parte de la cúpula eclesial?; después de esto, ¿de qué nos podemos extrañar ya?

AyL Redacción
Agencias
Después de un intenso año de debates, y una profunda división, el episcopado de EE.UU. ha apostado por evitar la confrontación con Joe Biden, y por extensión con Bergoglio, y ha aprobado un tibio documento sobre la Eucaristía, en el que obvia cualquier referencia al presidente de EE.UU, acérrimo defensor del derecho al aborto, y supuesto católico.
El documento, tal y como adelanta National Catholic Reporter, de 30 páginas de extensión, fue aprobado por 222 votos a favor y ocho en contra, con tres abstenciones, después de un debate mucho más sosegado de lo que se esperaba, varias semanas después del histórico encuentro entre Biden y Bergoglio, después de que el propio Bergoglio afirmara que él jamás había negado la comunión a nadie.
El nuncio en Estados Unidos, Christophe Pierre, al comienzo de la Asamblea Plenaria, advirtió de “la tentación de tratar la Eucaristía como algo que se ofrece a unos pocos privilegiados, en lugar de intentar caminar con aquellos cuya teología o discipulado es deficiente, ayudándoles a comprender y apreciar el don de la Eucaristía y ayudándoles a superar sus dificultades”.
“En lugar de quedar atrapados en una ‘ideología de lo sagrado‘, la sinodalidad es un método que nos ayuda a descubrir juntos un camino a seguir”, afirmó el representante papal, en lo que fue una ‘toma de postura’ del vaticano ante la votación de los obispos estadounidenses, marcándoles que de ahí no se moviera nadie.
El resultado, y la ausencia de polémica -al menos, de cara al exterior-, refleja una evidente derrota del sector más católico del episcopado del país, y en especial de su presidente, José H. Gómez, al tiempo que supone una más que rotunda victoria de la entente entre Biden y Bergoglio.
De hecho, en el texto, sólo hay una referencia indirecta a los laicos “que ejercen alguna forma de autoridad pública”, que “tienen una responsabilidad especial de formar sus conciencias de acuerdo con la fe de la Iglesia y la ley moral, y de servir a la familia humana defendiendo la vida y la dignidad humanas”.
Comentario de Francisco José Vegara Cerezo, sacerdote.
¿Cabe mayor abominación que permitir la comunión del sacrosanto cuerpo de quien se encarnó en las purísimas entrañas de María, por parte del que defiende y promueve el horrendo crimen del ser más indefenso en el seno de su madre?
El jerarca o el clérigo que no condene la comunión de los proabortistas, es un apóstata manifiesto, un mercenario criminal y un miembro de la gran ramera.
Si, según el canon 1398, queda excomulgado y, por ende, separado de la iglesia quien procura el aborto, y eso a pesar de la sordidez de la situación en que se pudo ver envuelto, ¿cómo se le puede permitir la comunión sacramental a quien fríamente hace carrera política del aborto?
El canon 1041 habla de las irregularidades para recibir órdenes, y en el parágrafo 4 indica que incurre en tal irregularidad “quien haya cometido homicidio voluntario, o procurado el aborto, habiéndose verificado éste, así como todos aquellos que hubieren cooperado positivamente”, y el canon 1044 afirma que “son irregulares para ejercer las órdenes recibidas: (§ 3) quien ha cometido algún delito de los que trata el can. 1041, nn. 3, 4, 5 y 6”; por tanto, ¿qué habrá que decir de la inmensa mayoría de los obispos norteamericanos, los cuales, evitando toda crítica y aun mención del sangrante caso del presidente Biden, han cooperado positivamente con los planes criminales masivos de quien, siendo proabortista virulento, se jacta de comulgar cotidianamente?
No obstante, hay que reconocer que este documento, aprobado abrumadoramente por la mayoría del episcopado norteamericano, alcanza un nivel muy superior al de todas las herejías aparecidas hasta la fecha, pues resulta todo tan sutil e inteligente, que me parece que sólo el mismísimo Satanás podría haber inspirado algo semejante; es sencillamente genial: para cargarse la eucaristía, lo mejor es elaborar un plan de avivamiento eucarístico; hasta se podría decir que el texto se excede en el reconocimiento, a ultranza, de la doctrina católica sobre la eucaristía; ahora bien, se omite justo el punto candente, de cuya gravedad pende todo lo demás, como ocurre con la tela de araña, que, al final, toda entera está cogida por un solo hilo; así más valdría negar la presencia real de Cristo, que permitir el sacrilegio de que esa presencia real pueda ser mancillada por los promotores del nefando crimen del aborto; es como consagrar una sagrada forma, para, a continuación, dársela a los que tienen evidente propósito de profanarla; no se me ocurre mayor hipocresía que proclamar todos los puntos de la doctrina eucarística, incluida la necesidad de estar en gracia para su recepción, y luego eludir el punto que niega la comunión a los notorios pecadores públicos, que ni siquiera pueden recibir el sacramento de la penitencia, hasta no tener sincera disposición de cambiar y reparar la irregular situación y el escándalo que la misma suponía.
Qué pena que todos los herejes que en la historia han sido, no supieran que la mejor manera de introducir una herejía, es confesar solemnemente todos los demás puntos de la fe católica, para que quede claro, de antemano, que alguien tan ortodoxo no puede ser hereje.