Una vez más siento dolor. Por Abraham García

Por Abraham García González
Para Adoración y Liberación
Una vez más siento dolor comprobando la cantidad de gente de sana doctrina que sigue creyendo (o en otros casos supongo que prefiere autoengañarse y creer) que Bergoglio es el papa. Es realmente agotador intentar hacer entender esto a tantos fieles que no parecen querer saber nada.
No estoy en sus conciencias y desconozco si será miedo, ignorancia o alguna otra cosa, pero no hay manera de que lo acepten (supongo que al menos sembramos semilla para que tarde o temprano lo acepten entendiendo que es tiempo de irse al desierto). Esto es durísimo. También es una tortura ver parroquias de misa tridentina estando en un oficialismo absoluto hasta el punto de hacer mención en algunas al falso profeta en oraciones en voz alta al principio y al final de la misa, y no solo en el “Te igitur”, lo cual ya es inconcebible.
¡3 veces en una misa y doy fe de ello! Para colmo esto se suma a los muchos hermanos que sí lo saben pero viven en una contradicción diciendo que se puede comulgar una cum Bergoglio sin problemas, cuando deberían entender que el deber del católico es denunciar sin quedarse de brazos cruzados, porque no se puede aceptar lo inaceptable como si no pasara nada.
Yo si voy a una misa, sea tridentina o no, si escucho el nombre de ese sujeto satánico, que es miembro de la trinidad satánica, siento un dolor espiritual inmenso, pierdo la concentración y ya no soy ni capaz de escuchar ninguna predicación.
Yo también he explicado varias veces que es mejor ver una misa como Dios manda a través de YouTube que asistir a una misa cómplice de los apóstatas, pero no parecen aceptarlo (doy mi palabra de que yo he sentido la presencia del Señor a través de YouTube). Sobre el tema de las misas, creo que es una buena referencia para discernir el Catecismo Mayor de San Pío X en sus páginas 36 y 37 de la publicación original del 1905.
Es dificilísimo también conseguir poner de acuerdo a un buen grupo de hermanos para que se atrevan a ir juntos hablar con los sacerdotes de determinadas parroquias para intentar hacerles entrar en razón. Cuando uno lo intenta sólo, es difícil que los tercos sacerdotes le hagan caso, pero en grupo las cosas pueden cambiar.
Tengo una hipótesis y es que creo que las misas tridentinas una cum Bergoglio puede que no las prohíban. Claro, mientras sean obedientes a los dictados de la gran ramera. No se puede estar con Dios y con Satanás a la vez.
Sigamos haciendo nuestros esfuerzos de divulgación y orando para que tantos hermanos en la fe reaccionen pronto y acepten que estamos en tiempos de la abominación de la desolación (yo estoy convencido de que la gran tribulación ya ha comenzado, y no lo digo sólo por mis vivencias personales compartidas en esta casa, sino porque no hay más que ver todo lo que está pasando, que es abominable y una auténtica tortura).
Sigamos también rezando porque tantísimos sacerdotes tibios dejen de serlo porque la tibieza es lo peor y ya lo dice el Señor en Apocalipsis.
¡Ojalá venga pronto el Señor y estemos todos preparados!