Bendita crisis que me salvó (Por Pequeño Cirineo)
Cuando somos débiles ,cuando nos humillamos ante Él, es cuándo empezamos a comprender muchas cosas que antes no entendíamos, y experimentamos al Dios vivo ,al Dios verdadero y salvífico.

Por el Pequeño Cirineo
A menudo nuestras vidas se centran en buscar el beneplácito del mundo, de la familia, de los amigos, de los conocidos y eso nos crea cierta satisfacción personal, cierta estabilidad emocional.
La vida en este mundo, es una mezcla de muchas cosas , un vida llena de sinsabores ,búsquedas, dolores, satisfacciones, alegrías, metas a alcanzar, placeres, decepciones, caídas…
Navegamos por ella como en un velero por alta mar, y sólo nos preocupamos de que ese viaje sea cómodo ,satisfactorio y lleno de comodidades.
Pero no tenemos presente que puede llegar la noche y pillarnos en medio de una gran tormenta y quizá cuando esa tormenta llegue, nos sintamos abrumados ,llenos de miedo y sólo entonces nos acordamos de Dios y le pidamos ayuda y le digamos con toda la fuerza del corazón:
“Dios mío ayúdame, Dios mío Sálvame”
Y es en esos graves momentos , cuando nuestro interior se estremece y nos damos cuenta de que vivimos en un vacío espiritual que nos ha apartado de Él.
Y entonces lloramos y nos lamentamos de no haberlo buscado en nuestras vidas y reconocemos que deberíamos de haberlo hecho con humildad, y fe, con perseverancia.
Y de golpe somos conscientes de que no le hemos amado lo suficiente, aún siendo como es Él, el único lugar dónde encontraremos el verdadero amor y la única salvación del alma.
Tristemente, a veces, sólo somos capaces de descubrir que Dios nos ama cuándo pasamos por una noche oscura, por una tormenta existencial, por una grave enfermedad, por la perdida de un ser querido…y sólo así somos capaces de reconocer el amor de Dios por cada uno de nosotros.
Entonces , sabemos que ha llegado el momento de que nos pongamos de rodillas a los pies de la cruz y recemos con todo el amor de nuestro corazón a un Padre que nos ama.
Es por providencia divina que podemos sentir ese amor, un amor que no se puede expresar con palabras y nos sentimos tremendamente afortunados por ello y comenzamos a dar gracias a Dios por todo lo que nos da.
Incluso confesamos públicamente que Dios ha cambiado nuestra vida y la ha llenado de sentido.
Cuando somos débiles ,cuando nos humillamos ante Él, es cuándo empezamos a comprender muchas cosas que antes no entendíamos, y experimentamos al Dios vivo ,al Dios verdadero y salvífico.
Por ello, no dejemos que sea la noche oscura o la tormenta la que nos acerque al Señor, porque Dios está vivo hoy y siempre.
Él nos miró con ternura infinita desde nuestro nacimiento y su amor por nosotros es mucho más grande que nuestro pecado.
Dejemos que El Señor rescate nuestras almas.
Y arrodillados cada día ante la cruz pidámosle que por su gran bondad y misericordia ,seamos capaces de ver nuestra miseria.
Y sólo así descubriremos que El Señor ,es nuestro único y verdadero tesoro.
Y que lo que más valioso no está en este mundo, ni se ve a simple vista, sino que es un tesoro que está escondido en lo profundo del corazón.
¡Que Dios te bendiga!