REPORTAJE SOBRE EL CRUCIFIJO DEL PERDÓN DE SAN PIO X, SU HISTORIA, SU PODER Y SUS INDULGENCIAS
Sus Indulgencias son un verdadero derroche. ¡No dejes de compartir!
Adoración y Liberación
Redacción
El Crucifijo del Perdón es un poderoso Sacramental que nos anima a meditar la Pasión de Nuestro Señor y de la Virgen Dolorosa; es precisamente por esa unión con los padecimientos de Jesús y María, que este Crucifijo, si lo veneramos adecuadamente, nos puede alcanzar numerosas indulgencias.
El Crucifijo del Perdón fue promulgado en 1905, y ha estado oculto por muchos años.
ORIGEN DEL CRUCIFIJO DEL PERDÓN
Este Crucifijo fue presentado en el Congreso mariano de Roma en 1904, con el apoyo de Su Eminencia el Cardenal Pierre-Hectpr Coullié ( 1928-1912) Arzobispo de Lyon.
Fue gracias al discurso que dio A. Lémann que el Crucifijo obtuvo la aprobación general.
El proyecto de establecer una unión en torno a este Crucifijo fue presentado a Su Santidad por el Eminentísimo Cardenal Vivès, presidente del Congreso.
La inscripción histórica y sagrada de la realeza de Cristo aparece en un grabado colocado sobre la cabeza de Cristo, dentro de este objeto.
Es un testimonio irrefutable contra las negaciones y la audacia de la impiedad. En la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma, se conserva la verdadera inscripción colocada en la Cruz y recuperada por Santa Elena en el Gólgota.
A pesar de los insultos de la época, y de que la reliquia probablemente no esté completa, dos palabras, solo dos, siguen brillando, respetadas incluso por el tiempo: “Nazarenus Rex”, ” El Rey Narareno”. Es una profecía grabada en la madera: desaparece toda realeza, excepto la del Nazareno.
Este Crucifijo es una espina clavada en el costado de Datanás, plantada allí por el Sumo Pontífice San Pio X. No está claro por qué tan pocos católicos han oído hablar de este sacramental. Pero lo que está claro es el hecho de que el Malo lo odia. ¿Por que? Porque el Crucifijo del Perdón es tan poderoso como la Medalla Milagrosa y la Medalla de San Benito.
El innombrable odia los sacramentales, especialmente los poderosos. Entonces ¿ Que hace cuando odia un sacramental tan poderosamente imbuido de la Gracia Divina? Simplemente hace que permanezca oculto. Y el Crucifijo del Perdón, de hecho se ocultó poco después de su promulgación, en 1905. La misma suerte corrieron otras devociones y reliquias a lo largo de la historia.
Durante la Primera Guerra Mundial, el ejército norteamericano distribuyó entre sus soldados multitud de Rosarios, conocidos por ese motivo como “Rosarios de Combate”, que habían sido elaborados en 1916. Muchos de los combatientes atribuyeron la salvación de sus vidas al hecho de llevar consigo dicho Rosario, que también fue portado por combatientes de la Segunda Guerra Mundial.
De este Rosario de Combate americano colgaba el denominado Crucifijo del Perdón, que fue presentado en el Congreso Mariano en Roma en 1904, con la ayuda del Arzobispo de Lyon, Cardenal Coullié y que obtuvo aprobación general. El proyecto de la unión alrededor del Crucifijo del Perdón fue presentado a Su Santidad, San Pío X, por el Eminente Cardenal Vivés, presidente del Congreso.

En su parte frontal, sobre la imagen de Nuestro Señor Jesucristo, aparece la inscripción “Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum” o su fórmula abreviada “I.N.R.I.”, que traducida del latín significa: Jesús Nazareno Rey de los Judíos.

En su reverso, en el transverso de los brazos, aparece la frase: “PADRE PERDONALORO” (“Padre perdónalos”) , y en la vertical se lee la inscripción: ” ECCO QUEL CUORE CHE HA TANTO AMATO GLI UOMINI ” ( “He aquí este corazón que tanto ha amado a los hombres”).
Se completa con el motivo del Sagrado Corazón de Jesús grabado en el centro. A los pies de la cruz aparecen una estrella y la letra M, inicial de María, queriendo indicar el lugar que ocupó la Santísima Virgen a los pies de Su Divino Hijo crucificado.
Existe una versión del Crucifijo del Perdón de la que penden a ambos lados la Medalla Milagrosa y la Medalla de San Benito, aunque lo más común es encontrar la versión más simple en la cual las medallas son suprimidas. Por esta razón en los Rosarios de Combate sendas medallas aparecen añadidas de forma aislada del crucifijo.


- Quien lleve sobre sí el Crucifijo del Perdón, ganará 300 días de indulgencia cada día.
- Cada vez que se bese con verdadera devoción, se ganarán 100 días de indulgencia.
- Quien pronuncie ante el Crucifijo las siguientes invocaciones, ganará cada vez una indulgencia de 7 años y 7 cuarentenas: “Padre nuestro que estás en el cielo, perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden”. “Ruego a la Bienaventurada Virgen María, que pida al Señor, nuestro Dios, por mí”.
- Los habituales devotos del Crucifijo del Perdón, que cumplan las condiciones requeridas, podrán obtener indulgencia plenaria en las siguientes festividades: Viernes Santo; Festividad de las Cinco Llagas de Nuestro Señor Jesucristo (aunque esta fiesta no se celebra en toda la Iglesia, el Oficio y la Misa están considerados en el apéndice del Breviario y el Misal); Hallazgo de la Santa Cruz (3 de mayo); Festividad de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor (1 de julio); Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre); Festividad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre); Festividad de los Siete Dolores de la Santísima Virgen María (15 de septiembre).
- Cualquier persona que, al momento de su muerte, fortificada por los Sacramentos de la Iglesia, con corazón contrito, o en la imposibilidad de recibirlos, besando este Crucifijo y pidiendo perdón a Dios por sus pecados y los de sus semejantes, puede ganar una indulgencia plenaria.
El 14 de Noviembre de 1905, el Papa Pío X concedió que las indulgencias obtenidas por medio del Crucifijo del Perdón, fuesen aplicables a las Benditas Almas del Purgatorio.
En el centenario del Rosario de Combate original de 1916, el Teniente Coronel Cristoph Graf, Comandante de la Guardia Suiza Pontificia, pronunció un discurso el 6 de mayo de 2016, dirigido a los nuevos reclutas que iban a prestar su juramento para ingresar en el cuerpo militar encargado de la seguridad del Papa y de la Santa Sede. En un determinado momento de su discurso, el Coronel levantó en su mano un Rosario de Combate realizado en metal de cañón, al mismo tiempo que pronunciaba las siguientes palabras:
“A principios de este año, un generoso donante nos sorprendió con un regalo. Le envió a la Guardia Suiza el arma más poderosa que existe en el mercado: el “Rosario de Combate”. Ahora ha sido asignado a todos los guardias. Es importante que encontremos el camino de la oración, especialmente el rezo del Santo Rosario. Nuestra vida, nuestras obras y nuestras acciones están en las manos de Dios. Sin embargo, esto no significa que podamos rendirnos a las armas y a los ejercicios. Dios nos usa como instrumentos para alejar el mal en algunas situaciones. Por eso, necesitamos la fe en Dios y la oración”.
CRUCIFIJO DEL PERDÓN FRANCÉS
Junto a ese crucifijo que pendía de los Rosarios de Combate americanos, existe también un Crucifijo del Perdón francés, cuyo modelo inspira al crucifijo de Lourdes con el que inicié este escrito.
En la parte frontal aparecen en relieve el Espíritu Santo, los Sagrados Corazones de Jesús y de María y la imagen de la Santísima Virgen a los pies de Nuestro Señor Jesucristo. En su reverso, aparecen las palabras: Cruz, perdón, confianza y misericordia.
Los franceses han querido incorporar este Crucifijo del Perdón a Rosarios inspirados en aquellos primeros Rosarios de combate americanos, creando de este modo un arma de combate espiritual que goza de las mismas indulgencias ya mencionadas.
