Carlos Núñez
Cuando el santuario de Torreciudad se estaba construyendo, llevaron en alguna ocasión al Padre a supervisar las obras.
En una de ellas, en las que el retablo mayor, de alabastro y al más puro estilo aragonés, ya estaba casi concluido, el Padre se quedó ojiplático, y exclamó mientras apuntaba con el dedo: ¿Qué es eso?
Como por su tono era fácilmente deducible su desaprobación, alguien le respondió: Padre…., es el Cordero Pascual…
¿Cordero?, inquirió el Padre con cierta socarronería… ¿Desde cuando los corderos carecen de testículos, mojigatos?…
Y dio instrucciones para subsanar la sansulpiciada…
Como nunca he estado allí, no lo he podido comprobar con mis ojos.
Pero, tal cual lo oí, os lo transmito.
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Tenemos un episcopado castrado, unos eunucos, unos castrati. No sólo carecen de dotación doctrinal; carecen igualmente de dotación biológica, de arrestos. Son unos cobardes, unos timoratos. Y hay que decírselo, para que reaccionen de una vez y venzan tanto silencio, tanta complacencia, tanta cobardía. La gracia divina no les falta. Por eso mismo su pecado de omisión es todavía más clamoroso.
Eso es
Así es, Belzunegui. Sí cobardía hiede como los peores miasmas.
Eunucos o no lo que importa es que sean dóciles al Espíritu Santo y como eso no ocurre porque ni siquiera lo tienen, ya que Dios da el ES sólo a los que le obedecen y como desde el vaticano dos NO OBEDECEN AL MAGISTERIO VERDADERO EL PRECONCILIAR, Dios ya no les da el Espíritu Santo.
Horrenda la anécdota….. jaja
Hay que adorar a Dios no al falo como lo hacen en muchas culturas como la hinduísta y la japonesa. En Japón hay una celebración anual donde por las calles pasean la figura de uno de esos….uj