Vicente Montesinos
Director de Adoración y Liberación
Después de una fase de rebelión adolescente y terapia grupal, Pedro y Bego han revelado su decisión definitiva: quedarse, como era de esperar. Esta elección refleja lo que verdaderamente importa a Sánchez: asegurar su posición en el Palacio a toda costa.
En la antesala de una gestación política infructuosa, el PSOE se ha expuesto sin disimulo alguno como un partido de inclinación populista radical, con un discurso autoritario y maneras toscas.
Han ofrecido escenas que pasarán a los densos registros del absurdo político español. Ministros perdiendo el control y actuando como si estuvieran en un bar de copas a altas horas de la madrugada, en vez de comportarse conforme a una democracia estructurada. Una vicepresidenta del gobierno, demasiado alterada y provocando vergüenza ajena, animando a los seguidores en la calle como si fuera una fanática en un evento deportivo. Óscar Puente, actuando como un mamporrero, afirmando que Sánchez “es el puto amo” y que “se le respeta mucho porque habla inglés” (cuidado con el término “amo”, ya que revela una visión de Sánchez como un señor feudal). La democracia soy yo.
El PSOE ha interpretado el berrinche del divo como una reacción necesaria frente a lo que consideran “un ataque a la democracia por parte de la derecha y la ultraderecha”. No obstante, lo que realmente busca la izquierda es silenciar a la prensa, a los jueces y a la oposición para proteger a su líder, lo que significaría anular las libertades y los equilibrios para acomodar al autócrata. Es sumamente alarmante que en su declaración, Sánchez haya anunciado que ahora comienza “un nuevo capítulo”. ¿Con qué fin? Para atacar sin restricciones las libertades.
También es notable ver cómo la cultura oficial organiza “eventos por la decencia democrática”, donde expresan indignación por el supuesto hostigamiento al líder providencial. Ojito a García Montero, criticando a la prensa porque fiscaliza al poder, cuando esa es justamente su función esencial.
Ayer, uno de tantos periódicos sanchistas, promovió un artículo que insta al presidente a lanzar “una campaña seria y decidida para sanear la justicia española”, lo que implica someter al poder judicial independiente y desmontar uno de los pilares de la democracia para establecer las bases de una dictadura. En artículos de este diario global, se incluyen comentarios de figuras como el filósofo Daniel Innerarity, quien reveló que hace un mes conversó con Sánchez y lo encontró “un hombre desanimado”.
¿Cómo no sentirse desanimado Sánchez? Se ha lanzado en una fuga hacia adelante dispuesto a sacrificar lo que sea necesario para mantenerse en el poder. Ha montado un espectáculo circense con aliados imposibles. Ha ignorado el consejo de Lincoln de no intentar engañar a todos todo el tiempo. Ha ejercido el nepotismo más descarado, incluyendo a familiares y amigos en los beneficios del poder. Ha mentido al público constantemente. Ha corrompido las instituciones para someterlas a los intereses del partido. Ha dejado las arcas del Estado en precarias condiciones y ha avivado odios entre los españoles como no se veía desde los años treinta del siglo pasado.
A Sánchez solo le quedaban dos opciones: resignarse a ser un líder sin influencia cuyo final se aproxima, o dar un golpe de autoridad para establecer un régimen al estilo peronista-chavista y perpetuarse en el poder. Ha optado por la segunda, pues su reciente aparición fue una amenaza directa a la prensa libre y al poder judicial.
Además, enfrentarse a la que se les viene judicial y políticamente a la pareja de conseguidores; se puede hacer muriendo… o matando… También en esto vemos lo que han elegido.
Debemos prepararnos para lo peor. El nuevo Frente Popular avanza
