La Gnosis, la doctrina anticrística de las élites globalistas que ha usurpado la Iglesia. Por Andrea Cionci
Este pequeño y precioso ensayo, escrito por un administrador del grupo de información "Nessun dorma", tiene el mérito de ilustrar de forma concisa y compacta la subversión, sea a nivel mundial como eclesial, de la cultura y la doctrina cristiana. Lo que está ocupando el lugar de los viejos valores a los que estamos acostumbrados es algo inquietante, por no decir estremecedor. Saber para poder defenderse.

Por Andrea Cionci
Para Adoración y Liberación
Traducción autorizada Roberto Pardo
03 de Noviembre del 2023
La gnosis en la modernidad, último acto de un conflicto cuyo alcance histórico se percibe ahora, la batalla final entre el Bien y el Mal.
Papa Francisco
Este pequeño y precioso ensayo, escrito por un administrador del grupo de información “Nessun dorma”, tiene el mérito de ilustrar de forma concisa y compacta la subversión, sea a nivel mundial como eclesial, de la cultura y la doctrina cristiana. Lo que está ocupando el lugar de los viejos valores a los que estamos acostumbrados es algo inquietante, por no decir estremecedor. Saber para poder defenderse. Buena lectura.
Andrea Cionci
El golpe dentro de la Iglesia Católica.
Vi a Satanás caer del cielo como un rayo
San Lucas 10:18
A diez años de distancia de la elección del Papa Francisco, el cambio que se ha producido en la Iglesia Católica parece profundo y desconcertante. La transición del conservador Ratzinger al progresista Bergoglio es evidentemente demasiado radical y está demasiado en consonancia con los acontecimientos internacionales en el mundo occidental como para no reconocer la presencia de una mano externa detrás del ascenso del cardenal argentino al trono papal. Esta dinámica se pone de manifiesto cuando se analizan las circunstancias de la renuncia de Benedicto XVI.
Los acontecimientos que allanaron el camino a la renuncia de Ratzinger comenzaron en forma de ataques y acusaciones contra la jerarquía eclesiástica que se han producido en gran número durante sus últimos años de reinado, que hicieron cada vez más difícil su posición; en 2011, la Corte Penal Internacional de La Haya, creada para juzgar a presuntos autores de crímenes contra la humanidad y autora ya de una orden de detención contra Muamar Gadafi, estudia acusar al propio Papa por los abusos sexuales a menores cometidos por prelados en diversas partes del mundo.
Poco después llegó el escándalo Vatileaks, que sacó a la luz documentos confidenciales relativos a la controvertida gestión financiera del Estado (https://www.repubblica.it/politica/2012/06/01/news/corvo_bertone_papa-36328059/)
Pero el acontecimiento que, más que ningún otro, revela la presencia de un verdadero director detrás de la abdicación de Ratzinger es la exclusión del IOR del circuito SWIFT en enero de 2013 (https://st.ilsole24ore.com/art/finanza-e-mercati/2013-01-08/vaticano-bancomat-bloccati-procura-092143.shtml?refresh_ce=1), aislado de las transacciones bancarias, el Vaticano ha sufrido el trato habitualmente reservado a los llamados “países canallas”, puesto de rodillas y amenazado en su soberanía por una poderosa arma financiera.
Considerando que SWIFT corresponde a la hegemonía del dólar, la identificación de los centros de poder detrás del plan para eliminar al anciano pontífice es inequívoca. El examen de los correos electrónicos intercambiados en febrero de 2012 por los demócratas John Podesta y Sandy Newman, destacados exponentes del establishment liberal, aporta más detalles esclarecedores; en la secuencia de mensajes, revelada por Wikileaks ( https://en.wikipedia.org/wiki/Podesta_emails),
ambos defienden la necesidad de provocar una “primavera católica”, señalando una analogía entre los sucesos acaecidos en el Vaticano en aquel momento y las primaveras árabes con las que el gobierno de Barack Obama derrocó a los líderes de los Estados de Oriente Medio y el norte de África: La abdicación de Josef Ratzinger fue, a todos los efectos, un golpe de Estado.
Chantajeado y ahora aislado dentro del Vaticano, Benedicto XVI anunció por tanto su dimisión el día en que un rayo cayó sobre la cúpula de San Pedro. En esa misma fecha, el 11 de febrero de 2013, se levantó el bloqueo financiero y el IOR fue readmitido en el circuito bancario internacional (https://st.ilsole24ore.com/art/notizie/2013-02-12/ripristinati-vaticano-pagamenti-bancomat-141939.shtml?uuid=Ab2u6cTH&refresh_ce=1 ); sin embargo, al igual que la marca de la Bestia del famoso fragmento del Apocalipsis, el SWIFT ha dejado una marca nefasta en la historia de la Iglesia.
La declaratio de renuncia, que contenía numerosos errores manifiestos en latín, llevó a muchos a sospechar que el Pontífice había querido enviar una señal en el texto, para sugerir la invalidez de esa renuncia (https://www.liberoquotidiano.it/articolo_blog/blog/andrea-cionci/26637606/ratzinger-benedetto-xvi-errori-latino-dimissioni-corriere-esperto-latinista-ennesimo-indizi.html ).
Pero hay muchos otros elementos mucho más significativos, ampliamente documentados por la investigación del Código Ratzinger, para revelar que el último Papa de la Iglesia Católica en realidad nunca abdicó, eligiendo en cambio ser colocado por la convocatoria de un cónclave inválido (porque convocó a un Papa no abdicado) en la situación prevista por el Derecho Canónico, de ‘sede impedida’, declarando renunciar al Ministerium (‘ejercer de papa’) pero no al Munus (‘ser papa’) y convirtiendo a Bergoglio en uno de los 40 antipapas de la historia de la Iglesia. El plan anti usurpación, elaborado por el propio Ratzinger ya durante el pontificado de Juan Pablo II con la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, otorga a los cardenales la facultad y el deber de declarar nula una elección que se haya producido en tales circunstancias.
El Papa negro.
Pero también surgieron falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre vosotros, que introducirán a hurtadillas herejías de perdición y, negando al Señor que los redimió, traerán la ruina sobre sí mismos.
(2 Pedro 2:1)
La existencia de una intriga contra la cumbre de la Cristiandad no es sorprendente en sí misma: desde los primeros siglos de su existencia, la Iglesia se ha enfrentado a los intentos del poder temporal de tomar el control de ella y doblegarla a sus propios fines políticos; es correcto decir que no hay institución que haya sufrido más ataques en la historia que la Iglesia Católica. Es en los últimos años, sin embargo, cuando ha alcanzado el punto más oscuro de su vida; con el advenimiento de Bergoglio -es nuestra opinión- se ha completado definitivamente el proceso de décadas de infiltración de la Iglesia por la Masonería y su sometimiento al poder financiero del que es expresión.
Ya durante los últimos años del pontificado de Juan Pablo II, el grupo de altos prelados autodenominado ‘la mafia de San Gall’, según confesión del cardenal Daneels, que formaba parte de él, inició una conspiración para subvertir la Doctrina Católica eligiendo a su propio hombre para el trono petrino. Este plan fructificó con el último cónclave, que concluyó con la aclamación de Francisco en una fecha muy significativa para el simbolismo esotérico: 13/03/13; el 13 es, de hecho, el número asociado a la rebelión de Lucifer y, por tanto, querido por las logias masónicas. Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa jesuita, es el hombre designado para llevar a cabo ese desmantelamiento de la Iglesia católica que siempre ha sido el sueño de la Masonería y por lo tanto puede ser definido como un antipapa.
En consonancia con este análisis, la elección del nuevo pontífice fue acogida inmediatamente con satisfacción por las logias, en particular las judías, como la B’nai B’rith (https://www.bnaibrith.org/bnai-brith-intercommunal-affairs-director-attends-installation-ceremony-for-pope-francis-i-html/ ). El ex arzobispo de Buenos Aires, con un pasado controvertido durante los años de la dictadura militar argentina (https://www.huffingtonpost.it/archivio/2013/03/15/news/%20papa_francesco_e_il_suo_rapporto_con_la_dittatura_militare_la_stampa_argentina_si_divide_versioni_a_confronto-%206212197/ ) y venido “del fin del mundo”, sería el Papa número 266 de la historia y miembro de la Compañía de Jesús considerada en la cúspide de la pirámide del poder mundial, cuyo superior general, conocido como el “Papa negro”, se dice que maniobra de forma encubierta al sucesor de Pedro. Circunstancias que traen a la mente de los católicos, con estremecedora actualidad, las profecías escatológicas de Malaquías o las visiones de la beata Anna Katerina Emmerick (https://www.ilfoglio.it/articoli/2013/06/20/news/le-profezie-della-mistica-emmerick-e-la-rovina-della-chiesa-con-%20due-papi-53714 ).
Desde los primeros meses de su reinado, salta a la vista la extraña sintonía de Bergoglio con las políticas de la administración Obama (http://federicodezzani.altervista.org/la-grande-fragilita-papa-bergoglio-la-sconfitta-hillary-clinton-george-soro ); más tarde, el pontífice intervino a favor de Hillary Clinton en la campaña electoral que la enfrentaba a Donald Trump (https://www.avvenire.it/chiesa/pagine/conferenza-stampa-volo-messico ). Su lucha contra el calentamiento global, su total apoyo a la inmigración masiva y a las campañas de vacunación anti-covid, sus simpatías por el mundo LGTBQ+ y, más recientemente, sus declaraciones durante la guerra de Ucrania, son muestras de sus estrechos vínculos con el deep state, al que el argentino debe sin duda su elección; sus conocidos y su desconcertante relación con lo Sagrado revelan también una evidente filiación con la masonería.
Históricamente, los Romanos Pontífices siempre se han pronunciado contra la afiliación masónica; desde la bula de excomunión de Clemente XII de 1738 (https://www.papalencyclicals.net/clem12/c12inemengl.htm ), pasando por las encíclicas de León XIII (https://www.vatican.va/content/leo-xiii/it/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_18840420_humanum-genus.html ), hasta la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe (https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19850223_declaration-%20masonic_articolo_it.html ) redactada en 1983 por el entonces cardenal Ratzinger, en la que se reafirmaba la irreconciliabilidad entre Cristianismo y Masonería, la condena nunca ha faltado. Frente a ellos, como se lee en el último documento, están ideas filosóficas y concepciones morales radicalmente opuestas, de las que derivan las actividades subversivas de las asociaciones masónicas hacia la Iglesia y el orden social. La elección de Bergoglio representa así -creemos- la victoria de la Masonería sobre la Esposa de Cristo y plantea la cuestión de si Benedicto XVI fue, como en la profecía de Malaquías, el último pontífice de la Iglesia Católica.
El retorno de la Gnosis.
Que nadie os engañe en modo alguno, porque aquel día no vendrá sin que antes haya venido la apostasía y se haya manifestado el hombre de pecado, el hijo de perdición, el adversario, el que se exalta a sí mismo por encima de todo lo que se llama dios o es objeto de culto, hasta el punto de sentarse en el templo de Dios, señalándose a sí mismo como dios.
2 Tesalonicenses 2:3-7
Si se examinan más de cerca los hechos, la obra de subversión de Bergoglio se desarrolla en un plano no sólo político, sino sobre todo espiritual; el golpe en el Vaticano y el sometimiento de la Iglesia a la Masonería tiene una importancia que va más allá de las contingencias y representa el último acto de un enfrentamiento milenario: el que existe entre el Cristianismo y el Gnosticismo. Para entender el conflicto en curso, basta con analizar la actividad pastoral de Francisco desde 2013 hasta la actualidad y el contexto en el que se desarrolla.
En una época en el que asistimos al declive de la fe en Occidente y en el que la religión ha dejado de ser la base de la identidad cultural de los pueblos, dando paso a una supuesta visión ultra-racionalista y atea, asistimos paradójicamente al retorno de prácticas mágicas y alquímicas en nuestra sociedad; como si haber dado la espalda a Dios conllevara inevitablemente la restauración de creencias paganas y rituales arcaicos. Rituales que desembocan, cada vez más abiertamente, en cultos satánicos.
Aquellos en los que participó Bergoglio durante su visita a los pueblos indígenas de Canadá en julio de 2022 son, en efecto, ritos paganos, en nombre de un supuesto ecumenismo y de una idea de fraternidad que poco tiene que ver con el cristianismo; la invocación de los espíritus que tuvo lugar con la participación del pontífice constituye a todos los efectos un ritual nigromántico, prohibido por la Biblia. En la misma línea se sitúa la entronización de la Pachamama en la basílica de San Pedro en octubre de 2019; la antigua deidad inca, personificación de la Madre Tierra a la que se pagaban sacrificios en la antigüedad, es perfectamente antitética a la Virgen María.
En la búsqueda de una síntesis imposible entre el Cristianismo y los ídolos sanguinarios de los pueblos primitivos, se implantaría el deísmo masónico que pretende fusionar todas las religiones de tal forma que se desvirtúen todas ellas; de esta forma, se produciría la superación y disolución de la doctrina cristiana en un culto panteísta e idolátrico, puramente gnóstico.
En un mundo que ha perdido el sentido de la paternidad de Dios, han resurgido las creencias que tienen como fundamento el panteísmo, que reconoce la existencia de un Absoluto indeterminado, sustancia del mundo natural y de la humanidad. Según este punto de vista, no hay distinción entre Dios, el mundo y el hombre, que por consiguiente no reconoce nada por encima de sí mismo; la deificación del ego es la conclusión lógica y peligrosa de esta concepción filosófica, presente en gran parte, si no en toda, la filosofía moderna.
Si la cultura bíblica se basa en la ley, la de Moisés y la de Cristo, es precisamente esta última la que rechaza el gnóstico: el hombre que se ha convertido en Dios no acepta someterse a una norma o límite exterior y no reconoce ninguna autoridad por encima de su propia conciencia individual. El Gnosticismo es, por tanto, una forma de pensamiento radicalmente opuesta al cristianismo, así como a la cultura clásica -fundada en los conceptos de medida y límite- y próxima a otras formas arcaicas de espiritualidad y a la tradición mistérica oriental. Esto explica la popularidad del budismo tibetano y del hinduismo en la sociedad occidental contemporánea; la cuestión moral es indiferente a la religiosidad hindú, donde el individuo se siente más allá del Bien y del Mal. Pero si el hinduismo fue capaz de civilizar al hombre en Oriente, tal concepción, injertada en el racionalismo occidental, se convierte en un deseo de dominación y destrucción.
En este marco se enmarcan algunas iniciativas de Bergoglio, quien ha afirmado que los Mandamientos no deben entenderse en sentido absoluto y que el Pecado Original tiene sólo un significado mítico, y no personal; el gnóstico, de hecho, no se reconoce pecador: el concepto de caída no proviene de la culpa y la salvación no viene de la Gracia, sino del conocimiento, que permite al hombre elevarse tomando conciencia de su propia divinidad.
Asistimos así a la irrupción de la Gnosis en la modernidad, último acto de un conflicto eterno cuyo alcance histórico se percibe ahora, hasta el punto de sentir que asistimos a la batalla final entre el Bien y el Mal. La Masonería especulativa constituye la última manifestación de la Gnosis, de la que repite la barbarie del hombre que se pone en el lugar de Dios y la pretensión de llegar a lo Divino a través de un proceso de iluminación; pasando por los diferentes grados de iniciación, se lograría la divinización del yo. Un papel fundamental en este proceso se atribuye a las prácticas mágicas y esotéricas, basadas en el principio de que existen correspondencias misteriosas entre el mundo físico y el metafísico y que los iniciados pueden lograr comprenderlas y manipularlas, dando así el salto evolutivo que los convertiría en sobrehumanos.
De la Gnosis al Satanismo.
Fueron rebeldes contra la Luz; no conocen sus caminos ni habitan en sus sendas.
Job 24:13
Es evidente el carácter diabólico de los rituales ocultos practicados por la Masonería Libre, en un intento de trascender los límites impuestos por la condición humana y transformar al hombre, según los principios gnósticos, en una especie de divinidad terrenal capaz de remodelar el mundo. El ansia de poder y dominación ha conducido históricamente a los pueblos a cultos demoníacos; la actividad subversiva de la Masonería y su pretensión de crear un mundo nuevo, sin embargo, tiene un modelo preciso en la rebelión de Lucifer: como un ángel caído, el Iluminado lleva a cabo una revuelta contra el Creador y contra el orden natural que nace de la soberbia y del rechazo de su propia finitud. El odio a Dios, ordenador y legislador, lleva a venerar al Diablo como aquel que dio al Hombre el conocimiento, capaz de igualarlo a Dios (‘eritis sicut Dei’, promesa de la Serpiente a los Progenitores); el culto a Satán y el de Prometeo son, pues, la misma cosa.
Según algunas corrientes de pensamiento, todo problema político deriva siempre, en realidad, de un problema religioso; es decir, habría un móvil demoníaco detrás de muchas revoluciones de la historia. Lo cierto es que, a diferencia del Gnosticismo antiguo, que perseguía la liberación del hombre a través de la interioridad y la espiritualidad, las sectas esotéricas modernas tienen como objetivo la conquista del poder mundial y la imposición de un nuevo orden mundial por todos los medios posibles, prometiendo instaurar el paraíso en la Tierra. El gran designio masónico pasa por la infiltración en instituciones y organizaciones supranacionales y, sobre todo, por el sometimiento de la Iglesia católica, enemiga histórica de la Gnosis, que no puede ser derrotada mediante agresiones externas, sino sólo corroída desde dentro.
Para que el proyecto se cumpla, la subversión de la religión debe producirse gradualmente, mediante la introducción de pequeños cambios justificados por principios de inclusividad, fraternidad y universalismo. Desde la declaración “Dios no es católico” hasta la prohibición de celebrar misa en latín, pasando por las ambiguas imágenes marianas, el pontificado de Bergoglio se ha caracterizado por el ataque a la tradición y la demolición progresiva del Magisterio de la Iglesia. En una entrevista concedida en 2016 a Eugenio Scalfari y recogida por La Repubblica, Francisco expresó claramente ese relativismo moral contra el que había advertido Benedicto XVI en el histórico discurso de Ratisbona:
“Cada uno de nosotros tiene una visión del Bien y también del Mal… debemos incitarle a proceder hacia lo que cree que es el Bien… Cada uno tiene su propia idea del Bien y del Mal y debe elegir seguir el Bien y combatir el Mal tal como los concibe” (https://www.repubblica.it/vaticano/2016/11/11/news/intervista_del_papa_a_repubblica_abbattere_i_muri_che_dividono_bisogna_costruire_ponti_-151774646/ ). Ya no Cristo sino la conciencia individual como criterio y medida de la acción humana.
Neo paganismo ecológico, religión del Nuevo Orden Mundial
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconoceréis
Mateo 7:15-20
En deferencia al panteísmo y a la idolatría, gran parte de la actividad pastoral de Bergoglio se ha centrado siempre en el falso tema del ecologismo: desde la Encíclica ‘Laudato Si‘ de 2015 hasta la Exhortación Apostólica Laudate Deum de octubre de 2023, el argentino ha abrazado la tesis del calentamiento global como consecuencia de la actividad humana y de la producción de CO2 y ha dado cobertura espiritual a la transición energética. La Laudate Deum tampoco deja de atribuir la pandemia del Sars Cov-2 a una relación errónea del hombre con la naturaleza en nuestra sociedad; en las culturas indígenas, por el contrario, se reconoce un modelo de armonía entre la humanidad y el mundo natural (http://www.vatican.va/content/francesco/it/apost_exhortations/documents/20231004-laudate-deum.htm ).
El documento concluye pidiendo la creación de organizaciones internacionales capaces de imponerse a los Estados y doblegar sus intereses para perseguir la reducción de las emisiones de dióxido de carbono. Detrás de la fachada de amor por la creación y el bien común se esconde, pues, el apoyo a un plan para privar a los Estados nación del poder concentrándolo en manos de una élite, estableciendo así una dictadura global: nada menos que el plan masónico de un gobierno mundial único.
No a Cristo ni a la Virgen María, sino a la Madre Tierra fueron dedicadas las monedas conmemorativas acuñadas por el Vaticano en 2020 (https://www.vaticanstate.va/it/servizi/numismatica/emissioni-numismatiche/194-numismatica-2020/3071.html ), un año después del controvertido Sínodo de la Amazonía. La Tierra, que tiene las características de las divinidades más arcaicas, generadora y aniquiladora al mismo tiempo, es claramente un ídolo, una de las imágenes paganas contra las que se lanza la advertencia bíblica, y objeto de un culto ferozmente anticristiano. En él se realiza esa coincidentia oppositorum buscada por la alquimia, en la que se realiza la identidad entre el hombre y Dios.
El panteísmo es, en última instancia, el instrumento a través del cual se realizaría la sociedad gnóstica: una vez abolida la distinción entre lo creado y el Creador, entonces el principio de indeterminación puede prevalecer en todas sus formas. En la concepción gnóstica, en efecto, debe triunfar la igualdad y decaer toda diversidad: las diferencias sociales, las tradiciones culturales, la jerarquía, la propiedad privada e incluso las distinciones entre los sexos (el andrógino es el ser perfecto en el que se recomponen los opuestos). Una vez que desaparece la distinción jerárquica entre Dios, el Hombre y la Naturaleza, también desaparece el principio de autoridad, que deriva del de individuación y tiene su origen en el Dios de la Biblia.
Se delinea así una sociedad pluralista sin más identidad, sin más raíces culturales o religiosas, en la que las fronteras entre lo masculino y lo femenino son cada vez más difusas, gobernada por una élite transnacional, en la que los individuos ya no serán dueños de nada: la sociedad soñada por el FEM de Davos, nada más que una nueva torre de Babel, nacida de la obstinación del hombre que desafía a la Providencia divina.
El libro del Génesis relata que en la antigua Babilonia, la humanidad caída construyó un imperio que pretendía unir a los pueblos y desafiar a Dios, y una torre que debía llegar hasta el Cielo. Los hombres pretendían así crear un nuevo paraíso terrenal al margen de la ley divina y en oposición a ella; pero Dios hizo fracasar el plan y castigó a la humanidad con la dispersión y la división, y Babilonia, la “Puerta del Cielo”, se convirtió en Babel, “Confusión”.
La Torre de Babel, primer intento de establecer un imperio universal, es el modelo de todos los proyectos de la Masonería, un empeño inspirado por Satán, el “Gran Arquitecto” adorado por la Masonería; en ella, el hombre repite el pecado primordial: el orgullo de Lucifer y los ángeles rebeldes.
Si en el Gran Reinicio se puede reconocer el último intento de construir un imperio satánico, el del Anticristo, y así se cumplirá lo que la Biblia ha predicho, entonces también se cumplirá la promesa de Dios al hombre: portae inferi non praevalebunt.
Nessun Dorma