¿Con Benedicto XVI o con Bergoglio? 15 preguntas al arzobispo Gaenswein (y algunas respuestas) Por Andrea Cionci

Por Andrea Cionci
Para Adoración y Liberación
Traducción autorizada Maria Luisa Perez Gherlone
Excelencia Reverendísima,
tras su última aparición en el programa “Verissimo”, y después de la publicación de su último libro “Nada más que la verdad”, (en el que nos honra con un párrafo) nos gustaría hacerle algunas preguntas que nos ayuden a centrarnos un poco en el concepto de “verdad”. En nuestra escasez, insistimos en considerarla como “el sentido de concordancia o coherencia con un dato o realidad objetiva”: como tal, la verdad debe ser diamantina, lógica y no conllevar versiones que difieran en el tiempo, o que contradicen lo afirmado por el interesado.
1. ¿Por qué declaró en julio de 2021 en respuesta al supuestamente excomulgado P. Bernasconi, “el papa es uno Y ESTÁ CLARO que es Francisco”? Sí estaba “claro”, significa que el papa Benedicto nunca dijo explícitamente que el papa “es” Francisco. Llamarle “papa Francisco” de hecho no implica en absoluto que él SEA el papa legítimo de la Iglesia Apostólica Romana, ya que ese apelativo podría significar también el patriarca de una iglesia cismática. ¿Le resulta que Benedicto haya dicho públicamente alguna vez que “el Papa es uno y es Francisco”? En caso afirmativo, ¿dónde y cuándo?
2. En 2016 usted declaró durante un famoso discurso que había “un solo papa legítimo, pero dos sucesores vivos de San Pedro”. Así que el otro papa sería ilegítimo, ¿no? También dijo que “de facto” se había creado “un ministerio extendido con un miembro activo y un miembro contemplativo”. ¿Es una coincidencia que esta construcción encaje perfectamente con lo que hemos identificado, es decir, un papa contemplativo legítimo (Benedicto impedido) y un papa activo ilegítimo (Francisco el antipapa reinante)?
3. Por cierto, para usted ¿podría ser el verdadero papa alguien que entroniza ídolos paganos en San Pedro, participa en evocaciones de espíritus, dice estar a favor de las uniones civiles y suprime la misa antigua? ¿En base a qué principios teológicos?
4. ¿Por qué cuando Usted me honró con una carta “en nombre del Santo Padre en 2021”, ni Él ni usted me desmintieron por lo que yo había estado escribiendo durante más de un año y medio? Al contrario, el Santo Padre me habría recibido con “buenas intenciones” si hubiera podido: de hecho, dio la única respuesta posible desde una sede impedida. En cambio, habría sido oportuno reprenderme severamente, no cree, ya que estas tesis (Benedicto el papa impedido, Bergoglio el antipapa que no es católico) habrían provocado un gran escándalo y desacreditado al “papa Francisco”. ¿Por qué esta negación viene de Usted, sólo después de la muerte del Santo Padre?
5. Usted llamó al don Minutella “un loco, teológicamente fuera de sí”. ¿Recuerda las palabras del Evangelio de Mateo: “quien llame loco a su hermano será arrojado a la Gehenna”? ¿Es correcta nuestra interpretación teológica de la “locura por Dios” (amor profético por la verdad) del teólogo de Palermo? ¿Por qué no se instituyó un juicio canónico para Don Minutella antes de reducirlo supuestamente al estado laical?
6. ¿Por qué cuando hubo una carta falsa dirigida a Don Minutella en Su nombre, compuesta con licencia a nombre de Ariel S. Levi de Gualdo – presbítero, que decía que el papa Benedicto celebraba en comunión con Francisco, usted declaró que era “una falsedad, una mentira, pura fake news”? Aunque el documento era objetivamente falso, el contenido no debería haber sido una mentira en absoluto ya que, como usted escribiría más tarde en “Nada más que la verdad”, el Papa Benedicto siempre había celebrado en unión con Francisco. (Por cierto: ¿fue Don Levi investigado por el Vaticano por este episodio?).
7. La presentadora Silvia Toffanin, al entrevistarLo, dijo que un caso como el de la renuncia del Papa Ratzinger no se había dado en 600 años. Esto es coherente con la narrativa bergogliana: en efecto, el último abdicador fue Gregorio XII en 1415. Pero entonces, ¿por qué el Papa Benedicto escribió dos veces en su libro “Últimas conversaciones” que él mismo era el primer Papa EN MIL AÑOS que había dado ese paso?
8. ¿Por qué, en la Lumsa, informó de las palabras del Papa Benedicto de que para los incrédulos “la respuesta está en el libro de Jeremías o de Isaías”? En el primero se lee claramente la frase “yo estoy impedido”, y el segundo trata de un prisionero que es liberado. ¿Le parecería prudente hacer tal afirmación, dado que el Papa Benedicto había sido “acusado” durante dos años en los periódicos y en un best seller, “Código Ratzinger”, que Le fue enviado en junio de 2022, de estar en una situación de impedimento, una situación en la que el Papa sigue siendo Papa?
9. Usted escribió en “Nada más que la verdad” que el Papa Benedicto conservaba la túnica blanca porque estaba seguro de que moriría pronto. ¿Cree que es posible que el Santo Padre haya podido dejar una ambigüedad tan confusa para los fieles basándose en una razón tan aleatoria? Además, a Andrea Tornielli, el propio Papa le dio otra explicación, a saber, que conservó su nombre pontificio y su túnica blanca porque “no tenía otra ropa disponible” y no porque fuera a morir pronto. ¿Le parece verosímil, desde una perspectiva legitimista de Bergoglio, que el “ex papa” no tuviera una sotana negra que ponerse? ¿No será que en su lugar conservó la túnica blanca y el nombre pontificio precisamente porque estaba en la sede impedida?
10. Usted afirma en su libro que munus y ministerium son sinónimos, pero entonces ¿por qué el Papa Benedicto especifica en la Declaratio que el ministerium al que renunció le fue concedido “per manus cardinalium” en 2005? Dios concede el munus, los cardenales el ministerium. Entonces, ¿cómo podía el objeto de la renuncia ser sinónimo de munus si fuera algo concedido por los cardenales? Debería haber dicho “declaro que renuncio al ministerium que Dios me ha concedido”, pero no fue así.
11. ¿Es cierto o no que el único caso posible en el que el Papa pierde el ministerium pero conserva el munus es si la sede está totalmente impedida? Y si la sede no permanece vacante, ¿sólo puede ser impedida, o hay otras soluciones canónico-fácticas?
12. Usted mismo admite en su libro que si el papa Benedicto hubiera sido canonista, habría escrito sólo munus. El canon 332.2 exige que la renuncia se manifieste correctamente, “rite”: ¿le parece posible que un acto tan delicado como una abdicación, siempre bajo sospecha de ser forzada, haya sido redactado de forma tan chapucera y “creativa” por el papa Benedicto? Además, el propio Papa Ratzinger en Ein Leben afirma que la Declaratio pasó por la Secretaría de Estado para ser enmendada por errores formales y jurídicos, bajo el sello del secreto pontificio. Sin embargo, pasó con errores formales y jurídicos. ¿Cómo se explica esto?
13. Usted declaró recientemente que el papa Benedicto tomó el helicóptero a las 20 horas del 28 de febrero y a las 20 horas firmó la renuncia. Él, en cambio, tomó el helicóptero a las 17 horas y no resulta que haya firmado ninguna renuncia. O, ¿Usted está en grado de presentar ese documento?
14. De un hombre santo y diamantino como el papa Benedicto, en un caso de abdicación, ¿habría esperado usted que se hubiera quedado en el Vaticano, vestido de blanco, impartiendo la bendición apostólica (prerrogativa del papa en ejercicio) y corrigiendo a su “sucesor”, sólo para sembrar el pánico entre unos cuantos millones de fieles? ¿O no habría sido más plausible que desapareciera en Baviera, como un modesto obispo, para vivir sus últimos años con su hermano?
15. En su opinión, ¿bastaría la palabra de un secretario del Papa para solucionar una cuestión tan milenaria, debatida en todo el mundo, o sería oportuna una investigación canónica pública para acallar los numerosos rumores sobre el golpe de Estado y la invalidez de la Declaratio como abdicación, que no sólo proceden de mí, sino que también han sido adelantados nada menos que por tres obispos, Negri, Lenga, Gracida?
Ahora, permítanos: hay muchos católicos verdaderos y heroicos muy, muy probados por estas ambigüedades. Mientras el papa Benedicto estaba en la sede impedida, todo era aceptable y comprensible. Ahora el Papa ya no está entre nosotros y, a pesar de los esfuerzos de quienes promueven esta investigación, y a pesar de su difusión mundial, existe un clima de silencio mortal, opresivo e inquietante secretismo sobre el asunto. Esto es tremendamente peligroso.
Debemos informar “desde abajo”: el gravísimo riesgo es que la verdadera Iglesia de Cristo, al menos la canónica visible, quede definitivamente acabada, que vayamos a un próximo cónclave compuesto por no cardenales de nominación bergogliana, que elija a otro antipapa carente del munus. Del “planeta rojo” no se mueve ni una hoja; los periodistas conservadores pero legitimistas de Bergoglio, (una cum), están todos aplastados en la narrativa legitimista de Bergoglio y no se conmueven ni explicando el asunto con dibujitos.
Ahora, si los verdaderos católicos abandonan la sinagoga y dejan la estructura en manos de los herejes, puede que no sea malo, en un sentido espiritual. El problema es que si esos poderes oscuros que han ocupado la Iglesia la mantuvieran en su poder, sería una tragedia para millones de personas, tanto en sentido físico como espiritual. ¿Quieren asumir tal responsabilidad?
No sabemos exactamente por qué razones Usted haya inaugurado esta nueva línea bergogliana desde la muerte del Santo Padre. Comprendemos que su situación no es fácil. Hay dos casos, tal y como lo vemos: o Usted habla así para estimular el debate, o porque realmente es leal al “papa Francisco” a partir de ahora. En el primer caso, tenemos que decirLe que Usted está tirando demasiado la cuerda y muchos están vacilando debido a Sus declaraciones.
En cualquiera de los dos casos, hacemos bien en hacerle estas preguntas aunque probablemente no las responda: igual que los prelados Mueller, Schneider y Viganò no respondieron a nuestras anteriores y educadas peticiones de explicaciones.
También hacemos bien en presentarle una reconstrucción coherente de todo el asunto. Ahora Tú lo sabes, y nosotros sabemos que Tú lo sabes. La Historia, oh Dios, para los que creen, ve y juzga.