“El anillo de Ratzinger”: el modelo anti usurpación perfecto de Benedicto XVI.Por Andrea Cionci
Por Andrea Cionci
Para Adoración y Liberación
Traducción autorizada Maria Luisa Perez Gherlone
31 de enero de 2023
En los dos últimos artículos sobre Benedicto VIII (AQUÍ)
y la Hora vigésima (AQUÍ) ¿Insomnio? Con la “hora vigesima” romana Benedicto XVI marca la sede impedida. Por Andrea Cionci – Adoración y Liberación (adoracionyliberacion.com)
hemos demostrado científicamente cómo el Papa Benedicto, obligado a apartarse del camino por la mafia de San Gallo, nunca abdicó. Hoy resumiremos, con una imagen geométrica, el esquema de funcionamiento de su increíble sistema anti usurpación, que se valía del latín, del derecho canónico y de las tradiciones más antiguas de la Iglesia, bien olvidadas por los modernistas.
Durante casi diez años, la vulgata mainstream-bergogliana nos ha querido hacer creer el siguiente cuento de hadas: “Benedicto XVI, debido a que “sufría de insomnio”, abdicó el 11 de febrero de 2013 con una Declaratio en la que renunciaba al papado a partir de las 20 horas del 28 de febrero de 2013″. Al día siguiente, 1 de marzo, dada la sede vacante, el cardenal decano Angelo Sodano convocó un nuevo cónclave que habría elegido al Papa Francisco el 13 de marzo”.
Todo FALSO, y lo demostramos explicando por fin el porqué del insólito y absurdo retraso de la entrada en vigor de la “medida” tras 17 días y la discutida separación del ministerium del munus.
Ya el aplazamiento, en sí mismo, haría rotundamente inválida una abdicación, puesto que es un acto puro, tanto como la elección del Papa. Por cuestión de DERECHO DIVINO (al que el Papa está absolutamente sujeto), incluso antes de ser canónico, tales actos deben ser simultáneos, porque ponen en entredicho a Dios mismo, que no puede recibir “aplazamientos” como si fuera un mayordomo. Sería como si, en un matrimonio, el novio aceptara tomar Fulana como esposa, pero con validez desde finales de mes.
También está el problema de que, como Card. Gerhard Müller, munus y ministerium no pueden separarse canónicamente. Sin embargo, esto sólo ocurre fácticamente en un caso: la sede totalmente impedida (canon 335), cuando el papa es encarcelado, confinado o exiliado, conserva el munus, el título, el SER papa, pero pierde forzosamente el ministerium, el ejercicio del poder, la posibilidad de SER papa. Sencillo: si el Papa pierde canónicamente o de facto el munus (por muerte o abdicación) se produce la sede vacante. Si el Papa pierde el ministerium de facto (por encarcelamiento) existe la sede ede totalmente impedida.
Sólo hay un sistema que hace perfectamente cuadrada la Declaratio, y es el mecanismo antiusurpación puesto en práctica por el Papa Benedicto, que llamaremos, para divulgarlo, el “Anillo canónico” de Ratzinger.
Se trata, de hecho, de un sencillo e ingenioso modelo circular de cinco pasos.
1) El 11 de febrero, Benedicto anuncia que, a partir de la hora vigésima del 28 de febrero, renunciará a su ministerium para que la Sede de Roma quede VACÍA. Pero la hora vigésima, para la hora romana, no corresponde a nuestras 8 de la noche, sino que es un periodo de tiempo que comienza a la 1 de la tarde del 1 de marzo y termina a las 2 de la tarde.
2) Entre las 12 y las 13 horas del 1 de marzo, (hora XIX) es publicado el boletín con el que el cardenal decano Angelo Sodano convoca el nuevo cónclave, que es abusivo porque el papa no ha muerto y no ha abdicado.
3) Esto, automáticamente, envía inmediatamente al Papa Benedicto a la sede totalmente impedida donde, de hecho, se le priva por la fuerza de su ministerium.
4) De este modo, la “renuncia” de Benedicto se hace efectiva, es decir, fáctica, ciertamente a partir de la vigesima hora, las 13 horas: la renuncia al ministerium que había sido profetizada por el Papa Ratzinger el 11 de febrero, es realizada por los mismos cardenales inconscientes que, no habiendo entendido la Declaratio latina, convocaron el cónclave.
5) Benedicto acepta libremente el impedimento, (dice que su renuncia fue “válida y libre”), se convierte en emérito (el que merece ser papa, de la palabra emereo) y se encierra en el monasterio Mater Ecclesiae, dejando la sede de Roma VACÍA, sin papa. El pseudo cónclave del 13 de marzo elige al Card. Bergoglio ANTIPAPA: será el papa ilegítimo, “miembro activo del ministerio ampliado”, del discurso de Mons. Gaenswein, mientras Benedicto XVI, el papa legítimo, sigue siendo el miembro contemplativo. El antipapado, una vez reconocido, tendrá que ser anulado.
Simple, brillante, un huevo de Colón. Como todas las cosas super sencillas, son muy difíciles de entender, tanto que nos ha llevado dos años y medio, con trabajo continuo y la ayuda de algunos especialistas, (especialmente el Prof. Luca Brunoni y el Prof. Matteo Corrias) así como de lectores y colaboradores.
En 2013, tanto los cardenales fieles como los infieles fueron, por tanto, víctimas de un gigantesca equivocacion. Sin embargo, el Papa Benedicto no engañó a nadie. Se limitó a hacer una declaración “profética” -aunque muy sutil- que vio en los Cardenales a sus propios ejecutores involuntarios.
Aceptó, manso como un cordero, su destino, se SACRIFICÓ para salvar a la Iglesia de lo que bien define el artículo 675 del Catecismo: “Antes de la venida de Cristo, la Iglesia debe pasar por una prueba final que sacudirá la fe de muchos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación en la tierra revelará el «misterio de iniquidad» en forma de impostura religiosa que ofrece a los hombres una aparente solución a sus problemas, al precio de la apostasía de la verdad”. (Exactamente lo que está pasando con Bergoglio).
El Papa Benedicto ha hecho este sacrificio “según las necesidades de la Iglesia”, según el canon 333§2: “El Romano Pontífice, en el cumplimiento del oficio de Pastor Supremo de la Iglesia, tiene derecho a determinar, según las necesidades de la Iglesia, el modo, tanto personal como colegial, de ejercer este oficio”.
Las necesidades de la Iglesia exigían que, para salvarla, aceptara ser impedido, que los cardenales le quitaran su ministerio, es decir, que ejerciera su munus abandonando “las obras y las palabras, pero sufriendo y rezando”.
En nueve años, el Papa Ratzinger nunca protestó contra su perseguidor, bien porque se lo impidieron, bien para que los católicos fueran poco a poco tomando conciencia y olfateando, como ovejas, al verdadero pastor, reconociéndolo. Mientras tanto, sin embargo, hablaba a los que tenían oídos para entender con sus mensajes lógicos y anfibológicos, el llamado “Código Ratzinger”.
Llegados a este punto, dado que Bergoglio, como se ha demostrado, es un antipapa, es cismático, ocupa abusivamente el trono de Pedro, debería ser amablemente escoltado hasta la puerta por los suizos, y sin necesidad de renunciar.
Ahora mismo
Una nota final: no se puede culpar a los fieles cardenales que en 2013, como el resto de nosotros, no se dieron cuenta del ingenioso y “tardío” plan del Papa Benedicto.
AHORA SIN EMBARGO LA VERDAD HA SIDO EXPLICADA y ya no se puede seguir diciendo “el papa es Francisco”, con el ipse dixit, (él ha dicho) sin dar explicaciones. También porque hoy hay un ejército de católicos dispuestos a afirmar la verdad, que es una fuerza imparable.
Ahora, un buen baño de humildad, purificador, para todos: la sede estuvo nueve años impedida, desde el 31 de diciembre está vacante y ya hay un retraso de diez días en la convocatoria del nuevo cónclave, según el motu proprio Normas Nonnullas del Papa Benedicto, que modifica el Universi Dominici Gregis de Juan Pablo II.
Los señores cardenales legítimos (SÓLO los nombrados antes de 2013) deben tomar nota de ello y, con carácter de urgencia, dar a la Iglesia un nuevo y verdadero papa.
