Sede impedida “para dummies”: el trigo de Benedicto XVI y la cizaña de Bergoglio. Por Andrea Cionci
Es como seguir llamando por teléfono a una persona secuestrada para saber dónde está: no responde, ¿quién sabe por qué? El Papa y su secretario ya se han esforzado en explicar lo que pueden, incluyendo citar el libro de Jeremías donde dice: "ESTOY IMPEDIDO".

Por Andrea Cionci
Para Adoración y Liberación
Traducción autorizada: Maria Luisa Perez Gherlone
21 de Noviembre 2022
Incluso sin haber leído -o entendido- el”Código Ratzinger” (ed. Byoblu), hay, de momento, varios personajes que, de forma más o menos directa, atacan al escritor. Por ello, florecen los insultos personales, las consideraciones devaluatorias, los aires de superioridad caricaturescos y el removible obstinado silencio por parte de esos pseudo católicos inextricablemente ligados a la Iglesia actual, que se cuidan mucho de entrar en el fondo del muy incómodo tabú.
Algunos han llegado a llamarnos “donatistas”, herejes del siglo IV-V que consideraban nulos los sacramentos administrados por sacerdotes pecadores, mientras que la Magna Quaestio, todo el mundo lo sabe, es una cuestión exquisitamente canónica, no teológica. El planteamiento de la investigación es, pues, totalmente secular: Bergoglio no es el Papa no porque sea un hereje, un pecador, un apóstata o algo por el estilo, sino porque Benedicto XVI no abdicó.
No podemos dejar de constatar las grandes dificultades que persisten (en algunos casos debido a la mala fe evidente) para comprender la cuestión nodal, esencial y fundamental de la SEDE IMPEDIDA.
¿De qué estamos hablando? El canon 335 lo explica “para tontos”: “Mientras la sede romana esté vacante o TOTALMENTE IMPEDIDA, no se cambie nada en el gobierno de la Iglesia universal…”.
¿Qué significa sede impedida? Canon 412: “Se entiende que la sede episcopal está impedida si el obispo diocesano está totalmente impedido de ejercer el oficio pastoral (MUNUS) en la diócesis por razón de prisión, confinamiento, exilio o incapacidad, no pudiendo comunicarse ni siquiera por carta con sus diocesanos”.
(… Episcopus dioecesanus plane a MUNERE pastoral in dioecesi procuring praepediatur…).
Como ven, estamos hablando de un impedimento del EJERCICIO del Munus, que es el título, la investidura de papa, de origen divino, como confirma la Constitución Universi Dominici Gregis de Juan Pablo II: Art. 53 – “… quien de nosotros, por DIVINA DISPOSICIÓN, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá fielmente a EJERCER el MUNUS Petrinum de Pastor de la Iglesia universal…”.
¿Está claro? Si el Papa no puede EJERCER el Munus, está en una sede impedida. El ejercicio del Munus se llama Ministerium, y EN CONSECUENCIA, depende del Munus. En sede impedida el papa está preso, pero sigue siendo papa, porque TIENE el Munus, el título papal, aunque esté impedido de ejercerlo, si está por tanto sin Ministerium.
De hecho, para la abdicación, el canon 332.2 exige la RENUNCIA DEL MUNUS mismo, del título, NO DE SU EJERCICIO, el Ministerium, que, en consecuencia, caduca automáticamente. Lea aquí: “En el caso de que el Romano Pontífice renuncie a su cargo (Munus), se requiere para su validez que la renuncia se haga libremente…”. (Si contingat ut Romanus Pontifex MUNERI suo renuntiet…).
En dos palabras: si el papa ya no tiene el Munus, todo está bien: ya no es papa, ha abdicado, pierde también el ministerium y la sede está vacante.
Por otro lado, si el papa ya no tiene el ministerium, pero conserva el Munus, es un preso , la sede está impedida, yel papa SIGUE SIENDO PAPA A TODOS LOS EFECTOS. ¿Está claro hasta ahora?
¿Y qué ha hecho el Papa Benedicto XVI? ¿Reformulaste a MUNUS?
NO, NO y SIEMPRE NO.
Sólo has renunciado al MINISTERIO, es decir, al EJERCICIO DE LA MUNUS. Ergo, ES IMPEDIENTE, por lo que ha quedado como el ÚNICO PAPA VIVO.
Ahora bien, si el papa no es abdicante, fino impedido, y se convoca un cónclave, éste es abusivo y se elige un ANTIPAPA, un papa ilegítimo.
Por eso, el arzobispo Gänswein dijo en su famoso discurso del “ministerio ampliado”:“Sólo hay un papa legítimo, pero dos sucesores vivos de San Pedro. Hay un ministerio ampliado con un miembro activo y un miembro contemplative”.
TODO COBRA SENTIDO: el papa impedido, Benedicto XVI, es el papa legítimo cautivo, que conserva el Munus, y es el miembro CONTEMPLATIVO del ministerio ampliado ya que carece del ministerium. Y así se define como el “emérito”, el que “merece, tiene derecho” a SER Papa, aunque no ejerza el poder.
El papa reinante, Bergoglio, en cambio, es el miembro ACTIVO, pero es el sucesor ilegítimo, el antipapa.
Entonces, ¿por qué escribió Benedicto XVI en la Declaratio que “la Sede de Roma, la Sede de San Pedro, permanecer vacante”? Advertencia: esta es la traducción italiana del latín, pero en latín (el único texto que cuenta) el verbo”vacet“se traduzione correctamente como“sede vacía, despejada, libre”. De hecho, el Papa Benedicto a las 17:00 horas del 28 de febrero de 2013 toma el helicóptero y deja la Sede físicamenteVACÍA, vacante, porque IMPEDIDA.
La Declaratio PARECE una abdicación cuando se lee en italiano y enotras lenguas vernáculas porque tanto Munus como Ministerium se traducen con la misma palabra”ministerio”(ministry, ministerio, ministére…). PERO NO, POR EJEMPLO.
De hecho, cuando Benedicto dice que ha “renunciado válidamente a su ministerio”, se refiere al ministerio-Ministerio y no al ministerio-Munus. Por eso Benedicto dice que escribió la Declaratio en latín para no cometer errores (el de abdicar): porque sólo en latín se distingue entre Munus y Ministerium.
Surge así uningenioso plan antiusurpación, un repliegue estratégico (ver Ticonio ) por el que el Papa Benedicto, para defender a la Iglesia de quienes querían convertirla en patrocinadora del globalismo masónico, dejó APARENTEMENTE la Sede VACANTE a sus enemigos de la archienemiga Mafia de San Gall, mientras que en cambio les dejó la Sede IMPEDIDA. Aquellos, devorados por las ansias de poder, se tragaron la renuncia al ministerio-ministerio y se atragantaron: el antipapado de Bergoglio tendrá que ser anulado. Fin: quema escatológica de los enemigos de Cristo y purificación de la Iglesia (al menos en el plano espiritual).
Por eso también, de los 7.500 millones de personas que hay en el mundo, los únicos que, POR AHORA, no pueden hablar libremente de la Sede impedida son el Santo Padre Benedicto XVI, el Papa impedido que, no por casualidad, conserva su túnica blanca y su nombre pontificio, y su fiel secretario Monseñor Gänswein.
Por lo tanto, es completamente inútil seguir instando al Papa Benedicto o al Arzobispo Gänswein a hablar explícitamente sobre la Sede impedida, ya que ellos mismos están impedidos.
Es como seguir llamando por teléfono a una persona secuestrada para saber dónde está: no responde, ¿quién sabe por qué? El Papa y su secretario ya se han esforzado en explicar lo que pueden, incluyendo citar el libro de Jeremías donde dice: “ESTOY IMPEDIDO”.
Por tanto, hay que instar, si acaso, a los cardenales y obispos a que abran un SINODO PROVINCIAL para deliberar sobre el Obispo de Roma impedido. Uno de los que podría hacerlo es Mons. Viganò, pero el arzobispo parece tener otros planes que ninguno de los suyos ha desmentido hasta ahora.
Alternativamente, sólo otro factor puede liberar al Papa Benedicto de la Sede impedida. Entonces habrá claridad definitiva.
Mientras tanto, hay un aspecto teológico que no debe subestimarse. “Pueden creer o no creer”, dice el Papa Benedicto. La cuestión canónica es objetiva, por compleja que sea, la hemos ilustrado ad usum para un niño de 14 años, peroQUIEN NO QUIERE COMPRENRLAno lo hará, acusando un dolor de cabeza, repugnancia a las “aburridas cuestiones de ingeniería canónica”, o insultando al escritor. Objetarán detalles secundarios como“Pero entonces, ¿por qué Benedicto llamó a Francisco «Santo Padre»?”. Una vez que reciban la explicación, dirán que son “conspiraciones, invenciones”, olvidando la realidad objetiva canónica explicada justo antes. Sistemas defensivos que les permiten seguir desertando, prosperando en la cómoda “vía ancha” bergogliana, o en la profesionalización del ataque al “papa Francisco”.
De ahí la selección operada magistralmente por el Código Ratzinger: los cientos de mensajes sutilmente lógicos, o anfibológicos, del Papa Benedicto, con los que explica la Sede impedida, son sólo para “los que tienen oídos para entender”. Se trata de un ingenioso mecanismo de purificación gradual de la Iglesia, de AUTO-SEPARACIÓN DEL GRANO DE LA CIZAÑA: los dudosos contumaces, los ignorantes contumaces, los masones, los modernistas, los antologistas, los odiadores, los ironistas despreciativos, los transigentes con el poder, los corruptos, los traidores, los ávidos de dinero, los sedevacantistas, los que tienen intereses materiales, los paralíticos mentales, los traficantes, la gente sin confianza en Cristo y en su Vicario, todos ellos se quedarán fuera de la puerta, mientras asumen, mientras tanto,una escalofriante responsabilidad histórica.
De hecho, como Bergoglio no es el papa legítimo, ha nombrado a una pléyade de cardenales ilegítimos que, si van al próximo cónclave, elegirán a OTRO ANTIPAPA. Por eso, quien no quiera entender, quién se hace el inocente sobre la sede impedida, quien ofende a los “locos” que proclaman esta verdad, quien se encierra en un mutismo desdeñoso, quien llama “modernista” a Ratzinger, está preparando el próximo antipapa, así el FIN DE LA IGLESIA CANÓNICA VISIBLE, obligando a la verdadera Iglesia a salir de la “sinagoga”, preparando tiempos de catacumba y clandestinidad para el catolicismo, que tendrá que renacer, purificado, pero fuera de la Sede. Adiós al Vaticano, a la Capilla Sixtina, a las iglesias, a los palacios, a los tesoros, a los bienes muebles e inmuebles: adiós a todo. Volverá a empezar desde los harapos. Y sabrán a quién dar las gracias.
El razonamiento del autor es correcto.
Incluso, si después Benedicto renunciara al munus queda el tema de que Bergoglio fue elegido de manera ilegítima y ni siquiera una confirmación posterior de Benedicto de la condición de papa de Bergoglio podría resolver esa cuestión.
¿Por qué no resolvería el problema de que Bergoglio fue elegido de manera ilegítima si Benedicto lo confirma diciendo “santo padre”?
Porque el papa no es el que nombra al sucesor, Benedicto no puede designar papa a Bergoglio porque la designación del papa recae en un cónclave legítimo, entonces, si el cónclave se hizo existiendo un papa legítimo que conservaba el munus y un cónclave ilegítimo designó a Bergoglio y, luego, Benedicto quisiera que Bergoglio fuera papa no tendría forma Benedicto de solucionar el problema.
Debería Benedicto renunciar de manera formal sin reservarse nada de la condición de papado ni siquiera el título de papado emérito para evitar todo posible planteo posterior que pueda aparecer y debería renunciar al munus o morir para que después de llevado a cabo un cónclave con los cardenales anteriores a Benedicto pueda elegirse un verdadero papa según la sucesión apostólica.
O sea, hay un problema de ruptura de la sucesión apostólica que afecta la continuidad de la Iglesia.
Si se sigue sin corregir el problema de ruptura en la sucesión apostólica este tema será predicado por el enemigo desde los tejados y llevará a la destrucción total de la Iglesia católica y a la formación de una reformista.
No es un problema que el autor ha creado.
Es un problema que está latente y que genera una ruptura en la sucesión de los apóstoles y que es mejor que se señale ahora que dejarle a los verdaderos enemigos de la Iglesia la decisión de cómo manipularla y cuándo hacerla caer.
También, podría Benedicto ser reintegrado en la sede vacante nombrar como cardenales a los cardenales ilegítimos nombrados por Bergoglio o a otros y renunciar al munus y volver a convocarse un cónclave para elegir papa.
Pero en este proceso sería necesario que Benedicto pudiera expresar de manera libre su parecer y que todos estuviéramos seguros de que esas acciones las hace de manera voluntaria cuestión más que difícil debido a su debilidad física que afecta su fortaleza mental. Cuestión más que difícil debido también a Bergoglio.
La afirmación del autor es correcta y el enfoque también.
No hay nada que podamos decir en contra.
No nos gusta la situación en que se encuentra la Iglesia pero es la verdad.
No van a buscar arreglar este tema mientras Bergoglio viva y posiblemente crean que pueden ocultarlo y minimizarlo dejando a la Iglesia a merced de los enemigos.
El no solucionar este problema pone a la Iglesia en una situación de debilidad frente a los poderosos del Mundo y de sometimiento.
Es evidente que Benedicto no ha querido abdicar de manera completa y se reservó el munus y que no fue un error en su latín, eso es seguro pero, además, se cuidó de conservar casi todos los elementos que lo relacionan con el papado.
No podría invocarse un error material en una renuncia al papado realizada por el mayor teólogo del siglo XX eligiendo el latín para hacerla y midiendo cada palabra.
Incluso para los que piensan mal y que podrían decir que conservó su situación para que no peligre su persona sin pensar en la Iglesia, los motivos de Benedicto no vienen al caso y parece que providencialmente la decisión salva algo de la Iglesia, un resto fiel.
Entonces, no hay que quejarse de la verdad y no hay que tratar de ocultar ni manipular la verdad.
Aunque la verdad pueda parecer que nos perjudica es mejor que la mentira y es mejor que ocultar la verdad.
El que oculta la verdad no cree, es decir, no cree que Dios proveerá. No cree en la Providencia divina.
El autor cree que Dios proveerá y cree en el poder de la verdad y eso es algo.
Desde el punto de vista institucional entendemos que la afirmación del autor debe ser refutada por la vía de la lógica tal como el autor la ha sostenido, o sea, el autor ha construido un silogismo breve expuesto en el artículo y más extenso en el libro en base a premisas que se muestran como verdaderas y llegado a una conclusión que se muestra como verdadera.
La forma de refutar al autor es demostrar la falsedad de las premisas que están explicitadas en el artículo: “la renuncia en latín de Benedicto sólo al ministerio y no al munus”, los cánones invocados y las afirmaciones del autor sobre el munus y el ministerio, demostrando o que las premisas de las que parte no son verdaderas o que no razona bien al llegar a determinada conclusión.
Cualquiera de estas dos cosas parecen ser imposibles porque sino el Vaticano ya hubiera realizado la refutación al silogismo del autor de manera pública y lo hubiera subido al sitio.
Expuesto el silogismo en el artículo es sencillo verificar su veracidad y refutarlo no es una cuestión complicada ni que exige tiempo.
Mientras tanto, mientras que no se refuten las afirmaciones del autor de manera lógica, es decir, demostrando que las premisas de las que parte son falsas y/o demostrando un error en el razonamiento y en la forma de concluir, o sea, llegar a una conclusión debemos tener la afirmación del autor por verdadera.
Por lo que debemos reconocer que tenemos a la afirmación como verdadera hasta que se demuestre lo contrario.
Es decir, hasta que sea refutado el silogismo de manera adecuada, santa Teresa ha enseñado que Iglesia tiene doctores que podrán hacerlo con facilidad y rapidez. Es decir, la carga de la prueba de la falsedad de lo afirmado por el autor se invierte porque el silogismo ha sido presentado de manera clara, concisa y precisa para facilitar su refutación en un solo artículo y en un libro.
Mientras tanto, es principio conocido por todo católico que la gracia no destruye la naturaleza y que no hay contradicción entre razón y fe y puesto que lo que debe hacer la jerarquía es poco con respecto al silogismo planteado por el autor entiendo que lo más prudente para todos los fieles católicos es tener a Benedicto por papa emérito y verdadero y a Bergoglio no tenerlo por papa hasta que refuten el silogismo planteado.
Independiente de ello no es una cuestión menos el hecho de que Bergoglio se haya mostrado en el ejercicio del ministerio (no munus) como un no católico y anticatólico y eso es muy importante.
Independiente de la afirmación fuerte del autor en el terreno lógico y de derecho canónico hay otras afirmaciones más fuerte aún en el terreno teológico: un católico debe saber, para ser católico, qué es católico y qué no es católico; un católico no debe estar en los templos en comunión con herejes; un católico no debe decir “quién soy yo para juzgar” para entrar en comunión en los templos con herejes; por actos, palabras y omisiones un católico sabe si una persona es o no es hereje y si es o no es católica porque conoce su fe y conoce lo que no pertenece a su fe y porque por lo frutos puede conocer al árbol; un católico no se puede ocultar detrás de la obediencia debida y la ignorancia para pecar gravemente o enseñar a pecar y si viniera un apóstol, un sucesor de los apóstoles e incluso un ángel del Cielo a enseñar algo distinto a los mandamientos de Dios y a los Evangelios sería anatema. Es decir, todo católico sabe que Bergoglio no es católico.
Pero las afirmaciones teológicas que hacemos desde el catolicismo son puestas en duda por los progresistas que son las sumas de todas las herejías como lo fue el modernismo. Por lo cuál, si bien las afirmaciones teológicas presentadas deberían bastar para separar a los católicos de los que no lo son, hoy el católico medio ha adulterado su fe, desconoce su fe no sin culpa grave por lo que el planteo del autor del artículo al ser de índole lógica es mucho más efectivo para combatir los desastres de Bergoglio y Cía.
En base a ello Bergoglio no es papa y agrego no es católico y los que lo sostienen llamándolo papa pecan gravemente y van a la perdición.
Silogismos para que no lo agarre la máquina de cortarboludos
Silogismos presentes en el artículo:
Primer silogismo; En latín “Munus” significa ministerio y al ejercicio de ese ministerio se lo llama “Ministerium”.
Primera Premisa: Si un papa presenta su renuncia al ejercicio del ministerio del papado y no al ministerio del papado no renuncia al ministerio del papado.
Segunda Premisa: Benedicto presentó su renuncia al ejercicio del ministerio del papado (en latín Ministerium) y no al ministerio del papado (en latín Munus) por lo tanto no renunció al ministerio del papado (en latín Munus).
Conclusión: Benedicto sigue siendo papa legítimo.
Segundo silogismo:
Primera Premisa: Existiendo un papa legítimo que conserva el munus no puede nombrarse un sucesor.
Segunda Premisa: Benedicto conservaba el Munus cuando fue designado Bergoglio.
Conclusión: Bergoglio no es papa.
Tercer silogismo:
Primera Premisa: El que no es papa no puede designar cardenales.
Segunda Premisa: Bergoglio no es papa.
Conclusión: Los designados por Bergoglio no son cardenales.
Cuarto silogismo:
Primera Premisa: Si los que no son cardenales intervienen en un cónclave, es un falso cónclave y la elección del papa no es legítima.
Segunda Premisa: Los cardenales designados por Bergoglio van a intervenir en un futuro cónclave.
Conclusión: El próximo cónclave será un falso cónclave y no podrá elegir un papa legítimo.
El razonamiento del autor es correcto.
Incluso, si después Benedicto renunciara al munus queda el tema de que Bergoglio fue elegido de manera ilegítima y ni siquiera una confirmación posterior de Benedicto de la condición de papa de Bergoglio podría resolver esa cuestión.
¿Por qué no resolvería el problema de que Bergoglio fue elegido de manera ilegítima si Benedicto lo confirma diciendo “santo padre”?
Porque el papa no es el que nombra al sucesor, Benedicto no puede designar papa a Bergoglio porque la designación del papa recae en un cónclave legítimo, entonces, si el cónclave se hizo existiendo un papa legítimo que conservaba el munus y un cónclave ilegítimo designó a Bergoglio y, luego, Benedicto quisiera que Bergoglio fuera papa no tendría forma Benedicto de solucionar el problema.
Debería Benedicto renunciar de manera formal sin reservarse nada de la condición de papado ni siquiera el título de papado emérito para evitar todo posible planteo posterior que pueda aparecer y debería renunciar al munus o morir para que después de llevado a cabo un cónclave con los cardenales anteriores a Benedicto pueda elegirse un verdadero papa según la sucesión apostólica.
O sea, hay un problema de ruptura de la sucesión apostólica que afecta la continuidad de la Iglesia.
Si se sigue sin corregir el problema de ruptura en la sucesión apostólica este tema será predicado por el enemigo desde los tejados y llevará a la destrucción total de la Iglesia católica y a la formación de una reformista.
No es un problema que el autor ha creado.
Es un problema que está latente y que genera una ruptura en la sucesión de los apóstoles y que es mejor que se señale ahora que dejarle a los verdaderos enemigos de la Iglesia la decisión de cómo manipularla y cuándo hacerla caer.
También, podría Benedicto ser reintegrado en la sede vacante nombrar como cardenales a los cardenales ilegítimos nombrados por Bergoglio o a otros y renunciar al munus y volver a convocarse un cónclave para elegir papa.
Pero en este proceso sería necesario que Benedicto pudiera expresar de manera libre su parecer y que todos estuviéramos seguros de que esas acciones las hace de manera voluntaria cuestión más que difícil debido a su debilidad física que afecta su fortaleza mental. Cuestión más que difícil debido también a Bergoglio.
La afirmación del autor es correcta y el enfoque también.
No hay nada que podamos decir en contra.
No nos gusta la situación en que se encuentra la Iglesia pero es la verdad.
No van a buscar arreglar este tema mientras Bergoglio viva y posiblemente crean que pueden ocultarlo y minimizarlo dejando a la Iglesia a merced de los enemigos.
El no solucionar este problema pone a la Iglesia en una situación de debilidad frente a los poderosos del Mundo y de sometimiento.
Es evidente que Benedicto no ha querido abdicar de manera completa y se reservó el munus y que no fue un error en su latín, eso es seguro pero, además, se cuidó de conservar casi todos los elementos que lo relacionan con el papado.
No podría invocarse un error material en una renuncia al papado realizada por el mayor teólogo del siglo XX eligiendo el latín para hacerla y midiendo cada palabra.
Incluso para los que piensan mal y que podrían decir que conservó su situación para que no peligre su persona sin pensar en la Iglesia, los motivos de Benedicto no vienen al caso y parece que providencialmente la decisión salva algo de la Iglesia, un resto fiel.
Entonces, no hay que quejarse de la verdad y no hay que tratar de ocultar ni manipular la verdad.
Aunque la verdad pueda parecer que nos perjudica es mejor que la mentira y es mejor que ocultar la verdad.
El que oculta la verdad no cree, es decir, no cree que Dios proveerá. No cree en la Providencia divina.
El autor cree que Dios proveerá y cree en el poder de la verdad y eso es algo.
Desde el punto de vista institucional entendemos que la afirmación del autor debe ser refutada por la vía de la lógica tal como el autor la ha sostenido, o sea, el autor ha construido un silogismo breve expuesto en el artículo y más extenso en el libro en base a premisas que se muestran como verdaderas y llegado a una conclusión que se muestra como verdadera.
La forma de refutar al autor es demostrar la falsedad de las premisas que están explicitadas en el artículo: “la renuncia en latín de Benedicto sólo al ministerio y no al munus”, los cánones invocados y las afirmaciones del autor sobre el munus y el ministerio, demostrando o que las premisas de las que parte no son verdaderas o que no razona bien al llegar a determinada conclusión.
Cualquiera de estas dos cosas parecen ser imposibles porque sino el Vaticano ya hubiera realizado la refutación al silogismo del autor de manera pública y lo hubiera subido al sitio.
Expuesto el silogismo en el artículo es sencillo verificar su veracidad y refutarlo no es una cuestión complicada ni que exige tiempo.
Mientras tanto, mientras que no se refuten las afirmaciones del autor de manera lógica, es decir, demostrando que las premisas de las que parte son falsas y/o demostrando un error en el razonamiento y en la forma de concluir, o sea, llegar a una conclusión debemos tener la afirmación del autor por verdadera.
Por lo que debemos reconocer que tenemos a la afirmación como verdadera hasta que se demuestre lo contrario.
Es decir, hasta que sea refutado el silogismo de manera adecuada, santa Teresa ha enseñado que Iglesia tiene doctores que podrán hacerlo con facilidad y rapidez. Es decir, la carga de la prueba de la falsedad de lo afirmado por el autor se invierte porque el silogismo ha sido presentado de manera clara, concisa y precisa para facilitar su refutación en un solo artículo y en un libro.
Mientras tanto, es principio conocido por todo católico que la gracia no destruye la naturaleza y que no hay contradicción entre razón y fe y puesto que lo que debe hacer la jerarquía es poco con respecto al silogismo planteado por el autor entiendo que lo más prudente para todos los fieles católicos es tener a Benedicto por papa emérito y verdadero y a Bergoglio no tenerlo por papa hasta que refuten el silogismo planteado.
Independiente de ello no es una cuestión menos el hecho de que Bergoglio se haya mostrado en el ejercicio del ministerio (no munus) como un no católico y anticatólico y eso es muy importante.
Independiente de la afirmación fuerte del autor en el terreno lógico y de derecho canónico hay otras afirmaciones más fuerte aún en el terreno teológico: un católico debe saber, para ser católico, qué es católico y qué no es católico; un católico no debe estar en los templos en comunión con herejes; un católico no debe decir “quién soy yo para juzgar” para entrar en comunión en los templos con herejes; por actos, palabras y omisiones un católico sabe si una persona es o no es hereje y si es o no es católica porque conoce su fe y conoce lo que no pertenece a su fe y porque por lo frutos puede conocer al árbol; un católico no se puede ocultar detrás de la obediencia debida y la ignorancia para pecar gravemente o enseñar a pecar y si viniera un apóstol, un sucesor de los apóstoles e incluso un ángel del Cielo a enseñar algo distinto a los mandamientos de Dios y a los Evangelios sería anatema. Es decir, todo católico sabe que Bergoglio no es católico.
Pero las afirmaciones teológicas que hacemos desde el catolicismo son puestas en duda por los progresistas que son las sumas de todas las herejías como lo fue el modernismo. Por lo cuál, si bien las afirmaciones teológicas presentadas deberían bastar para separar a los católicos de los que no lo son, hoy el católico medio ha adulterado su fe, desconoce su fe no sin culpa grave por lo que el planteo del autor del artículo al ser de índole lógica es mucho más efectivo para combatir los desastres de Bergoglio y Cía.
En base a ello Bergoglio no es papa y agrego no es católico y los que lo sostienen llamándolo papa pecan gravemente y van a la perdición.
Silogismos presentes en el artículo:
Primer silogismo; En latín “Munus” significa ministerio y al ejercicio de ese ministerio se lo llama “Ministerium”.
Primera Premisa: Si un papa presenta su renuncia al ejercicio del ministerio del papado y no al ministerio del papado no renuncia al ministerio del papado.
Segunda Premisa: Benedicto presentó su renuncia al ejercicio del ministerio del papado (en latín Ministerium) y no al ministerio del papado (en latín Munus) por lo tanto no renunció al ministerio del papado (en latín Munus).
Conclusión: Benedicto sigue siendo papa legítimo.
Segundo silogismo:
Primera Premisa: Existiendo un papa legítimo que conserva el munus no puede nombrarse un sucesor.
Segunda Premisa: Benedicto conservaba el Munus cuando fue designado Bergoglio.
Conclusión: Bergoglio no es papa.
Tercer silogismo:
Primera Premisa: El que no es papa no puede designar cardenales.
Segunda Premisa: Bergoglio no es papa.
Conclusión: Los designados por Bergoglio no son cardenales.
Cuarto silogismo:
Primera Premisa: Si los que no son cardenales intervienen en un cónclave, es un falso cónclave y la elección del papa no es legítima.
Segunda Premisa: Los cardenales designados por Bergoglio van a intervenir en un futuro cónclave.
Conclusión: El próximo cónclave será un falso cónclave y no podrá elegir un papa legítimo.
El razonamiento del autor es correcto.
Incluso, si después Benedicto renunciara al munus queda el tema de que Bergoglio fue elegido de manera ilegítima y ni siquiera una confirmación posterior de Benedicto de la condición de papa de Bergoglio podría resolver esa cuestión.
¿Por qué no resolvería el problema de que Bergoglio fue elegido de manera ilegítima si Benedicto lo confirma diciendo “santo padre”?
Porque el papa no es el que nombra al sucesor, Benedicto no puede designar papa a Bergoglio porque la designación del papa recae en un cónclave legítimo, entonces, si el cónclave se hizo existiendo un papa legítimo que conservaba el munus y un cónclave ilegítimo designó a Bergoglio y, luego, Benedicto quisiera que Bergoglio fuera papa no tendría forma Benedicto de solucionar el problema.
Debería Benedicto renunciar de manera formal sin reservarse nada de la condición de papado ni siquiera el título de papado emérito para evitar todo posible planteo posterior que pueda aparecer y debería renunciar al munus o morir para que después de llevado a cabo un cónclave con los cardenales anteriores a Benedicto pueda elegirse un verdadero papa según la sucesión apostólica.
O sea, hay un problema de ruptura de la sucesión apostólica que afecta la continuidad de la Iglesia.
Si se sigue sin corregir el problema de ruptura en la sucesión apostólica este tema será predicado por el enemigo desde los tejados y llevará a la destrucción total de la Iglesia católica y a la formación de una reformista.
No es un problema que el autor ha creado.
Es un problema que está latente y que genera una ruptura en la sucesión de los apóstoles y que es mejor que se señale ahora que dejarle a los verdaderos enemigos de la Iglesia la decisión de cómo manipularla y cuándo hacerla caer.
También, podría Benedicto ser reintegrado en la sede vacante nombrar como cardenales a los cardenales ilegítimos nombrados por Bergoglio o a otros y renunciar al munus y volver a convocarse un cónclave para elegir papa.
Pero en este proceso sería necesario que Benedicto pudiera expresar de manera libre su parecer y que todos estuviéramos seguros de que esas acciones las hace de manera voluntaria cuestión más que difícil debido a su debilidad física que afecta su fortaleza mental. Cuestión más que difícil debido también a Bergoglio.
La afirmación del autor es correcta y el enfoque también.
No hay nada que podamos decir en contra.
No nos gusta la situación en que se encuentra la Iglesia pero es la verdad.
No van a buscar arreglar este tema mientras Bergoglio viva y posiblemente crean que pueden ocultarlo y minimizarlo dejando a la Iglesia a merced de los enemigos.
El no solucionar este problema pone a la Iglesia en una situación de debilidad frente a los poderosos del Mundo y de sometimiento.
Es evidente que Benedicto no ha querido abdicar de manera completa y se reservó el munus y que no fue un error en su latín, eso es seguro pero, además, se cuidó de conservar casi todos los elementos que lo relacionan con el papado.
No podría invocarse un error material en una renuncia al papado realizada por el mayor teólogo del siglo XX eligiendo el latín para hacerla y midiendo cada palabra.
Incluso para los que piensan mal y que podrían decir que conservó su situación para que no peligre su persona sin pensar en la Iglesia, los motivos de Benedicto no vienen al caso y parece que providencialmente la decisión salva algo de la Iglesia, un resto fiel.
Entonces, no hay que quejarse de la verdad y no hay que tratar de ocultar ni manipular la verdad.
Aunque la verdad pueda parecer que nos perjudica es mejor que la mentira y es mejor que ocultar la verdad.
El que oculta la verdad no cree, es decir, no cree que Dios proveerá. No cree en la Providencia divina.
El autor cree que Dios proveerá y cree en el poder de la verdad y eso es algo.
Desde el punto de vista institucional entendemos que la afirmación del autor debe ser refutada por la vía de la lógica tal como el autor la ha sostenido, o sea, el autor ha construido un silogismo breve expuesto en el artículo y más extenso en el libro en base a premisas que se muestran como verdaderas y llegado a una conclusión que se muestra como verdadera.
La forma de refutar al autor es demostrar la falsedad de las premisas que están explicitadas en el artículo: “la renuncia en latín de Benedicto sólo al ministerio y no al munus”, los cánones invocados y las afirmaciones del autor sobre el munus y el ministerio, demostrando o que las premisas de las que parte no son verdaderas o que no razona bien al llegar a determinada conclusión.
Cualquiera de estas dos cosas parecen ser imposibles porque sino el Vaticano ya hubiera realizado la refutación al silogismo del autor de manera pública y lo hubiera subido al sitio.
Expuesto el silogismo en el artículo es sencillo verificar su veracidad y refutarlo no es una cuestión complicada ni que exige tiempo.
Mientras tanto, mientras que no se refuten las afirmaciones del autor de manera lógica, es decir, demostrando que las premisas de las que parte son falsas y/o demostrando un error en el razonamiento y en la forma de concluir, o sea, llegar a una conclusión debemos tener la afirmación del autor por verdadera.
Por lo que debemos reconocer que tenemos a la afirmación como verdadera hasta que se demuestre lo contrario.
Es decir, hasta que sea refutado el silogismo de manera adecuada, santa Teresa ha enseñado que Iglesia tiene doctores que podrán hacerlo con facilidad y rapidez. Es decir, la carga de la prueba de la falsedad de lo afirmado por el autor se invierte porque el silogismo ha sido presentado de manera clara, concisa y precisa para facilitar su refutación en un solo artículo y en un libro.
Mientras tanto, es principio conocido por todo católico que la gracia no destruye la naturaleza y que no hay contradicción entre razón y fe y puesto que lo que debe hacer la jerarquía es poco con respecto al silogismo planteado por el autor entiendo que lo más prudente para todos los fieles católicos es tener a Benedicto por papa emérito y verdadero y a Bergoglio no tenerlo por papa hasta que refuten el silogismo planteado.
Independiente de ello no es una cuestión menos el hecho de que Bergoglio se haya mostrado en el ejercicio del ministerio (no munus) como un no católico y anticatólico y eso es muy importante.
Independiente de la afirmación fuerte del autor en el terreno lógico y de derecho canónico hay otras afirmaciones más fuerte aún en el terreno teológico: un católico debe saber, para ser católico, qué es católico y qué no es católico; un católico no debe estar en los templos en comunión con herejes; un católico no debe decir “quién soy yo para juzgar” para entrar en comunión en los templos con herejes; por actos, palabras y omisiones un católico sabe si una persona es o no es hereje y si es o no es católica porque conoce su fe y conoce lo que no pertenece a su fe y porque por lo frutos puede conocer al árbol; un católico no se puede ocultar detrás de la obediencia debida y la ignorancia para pecar gravemente o enseñar a pecar y si viniera un apóstol, un sucesor de los apóstoles e incluso un ángel del Cielo a enseñar algo distinto a los mandamientos de Dios y a los Evangelios sería anatema. Es decir, todo católico sabe que Bergoglio no es católico.
Pero las afirmaciones teológicas que hacemos desde el catolicismo son puestas en duda por los progresistas que son las sumas de todas las herejías como lo fue el modernismo. Por lo cuál, si bien las afirmaciones teológicas presentadas deberían bastar para separar a los católicos de los que no lo son, hoy el católico medio ha adulterado su fe, desconoce su fe no sin culpa grave por lo que el planteo del autor del artículo al ser de índole lógica es mucho más efectivo para combatir los desastres de Bergoglio y Cía.
En base a ello Bergoglio no es papa y agrego no es católico y los que lo sostienen llamándolo papa pecan gravemente y van a la perdición.