“Nasíos pa obedesé y callá”. Por Laureano Benítez

Por Laureano Benítez Grande-Caballero
Adoración y Liberación
Creyeron que vivíamos en una democracia, que una Constituta nos regalaba las libertades que nos corresponden por derecho natural; creyeron que los partidos políticos se preocupan por su bienestar; creyeron que los impuestos se invierten en obras públicas; creyeron que las elecciones son la fiesta de la democracia; se creyeron que España tuvo un imperio basado en el genocidio de maravillosos indígenas;
Se tragaron el Himalaya de mentiras de la plandemia; se pusieron los bozales con alegría, en un acto solidario; acudieron en masa a los vakunódromos, en otro acto solidario y altruista;
Creen firmemente que Putin es el ogro malvado de Occidente; están convencidos de que la depredación humana va a cargarse el Planeta; asienten ante la gran mentira del kambio klimátiko; se sumarán entusiastas a la “huella de carbono”.
Están de acuerdo en que aviones asesinos nos tapen el Sol para evitar el calentamiento global; cuando por un segundo dejan de mirar el móvil y miran el cielo, ven las estelas, pero se encogen de hombros, y van a la terraza cervecera de siempre;
No se oponen a la aberración que afirma que el sexo es una elección, que somos taitantos géneros; pasan del horror adoctrinamiento que pervierte a sus hijos;
Obedecen todas las normas, se tragan todos los sapos, comulgan con todas las ruedas de molino, musitan sus “síbuanas” ante los que mandan, haciendo genuflexiones; corren balando felices hacia sus apriscos;
Aceptarán el dinero digital, la moneda digital, el fin de las divisas; cumplirán a rajatabla las restricciones de luz, de energía… no protestarán por la hambruna que se anuncia;
Se pondrán todos los chips que se les ordenen; los que aún creen, obedecen ciegamente a Bergoglio, el “enviado de Dios”; rendirán pleitesía al Anticristo, adorarán su estatuta, apostatarán, irán sin rechistar a las misas satánicas; denunciarán a los disidentes, a los resilientes, a los resistentes; se pondrán la Marca de la Bestia; les quitarán sus posesiones, pero serán felices; les robarán el alma, pero han nasío-pa-obedesé-y-callá…
Que Dios, en su infinita misericordia, tenga misericordia de ellos.
No dar la batalla por la Verdad de Wanderer.
O abajo el proselitismo de Bergoglio.
Wanderer ha descubierto una nueva “verdad” en Dionisio porque se remonta a Dionisio para señalar esa nueva “verdad” y es que la verdad luce por sí misma y que no hay que entrar en disputas ni defenderla.
Nos enseña Wanderer que todo se soluciona sólo con el brillo de la verdad en nuestro rostro.
Uno no sabe si el que escribe es Wanderer o Bergoglio pero creemos que su artículo “La batalla por la verdad” debería titularse “No dar la batalla por la verdad” que es lo que en realidad propone y no otra cosa de manera algo taimada.
No soy cruel con Wanderer, me cae simpático y en muchas cosas ese artículo tiene razón.
En especial podemos tomar mi caso.
Debo reconocer que no soy la persona indicada en estos tiempos para librar una batalla por la Verdad y es muy posible que haya millones que estén más indicados y hasta concedo a Wanderer que ciertas disputas en las que me he metido pueden no tener utilidad para algunas almas, no tanto que puedan perderlas porque ya estaban bastantes perdidas antes que leyeran algún comentario sino por no agregarles nada que les facilitara la conversión.
Pero ello no autoriza a Wanderer a intentar hacernos creer que la presente crisis total de la Iglesia y del Mundo no se debe sólo a que aquellos que debían dar batalla por la Verdad no han asistido a la cita y no es que no estuvieran invitados.
Hasta ahí concedo a Wanderer.
Por otro lado, lo que niego (como hacía Santo Tomás de Aquino) es que hoy haya multitudes luchando por la verdad y dando la batalla por la Verdad.
Veo en todos los sitios demasiado Wanderer y muy poco Castellani.
Demasiados prudentes para que no puedan pasar por cobardes.
No digo que sean cobardes digo que proponer bajar las disputas por la Verdad más bajo de lo que están es rebajarse demasiado.
Las discusiones son útiles para aquel que las lleva a cabo porque en la apologética de la Verdad y en la batalla por la Verdad uno empieza a curtirse y a mejorar, si Dios está de nuestro lado nos suministra argumentos para vencer y al precio del peligro de nuestra vida evitamos ceder a la mentira y al pecado.
Por otra parte, el enemigo de la Verdad y el que promueve la mentira no encuentra el terreno libre para avanzar. No encuentra a los aplaudidores de siempre y a los que consienten todo. No encuentra a los que simulan dar la batalla sino que se encuentran con un Quijote, con un David o con otro Cristo.
Sin dar la buena batalla nada bueno se consigue ni para uno mismo ni para el prójimo.
No existe el camino fácil que lleve a Dios, no existe el camino fácil que lleve a la salvación y no existe el camino fácil que lleve a la Verdad.
El que toma el camino fácil de no dar la batalla por la Verdad llegará a perder muchas verdades y a perder la Verdad.
No estamos indicando el camino del Quijote pero tampoco estamos diciendo que haya otro camino que el de Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida.
¿Cómo es eso de que en mi rostro se va a reflejar la Verdad si no estoy dispuesto no sólo a dar la batalla por la Verdad y a llegar al martirio por la Verdad?
Ese camino fácil no existe, el camino de la no confrontación no existe Wanderer.
Cristo no ha venido a traer la paz sino la espada, el fuego ha traído, un fuego que consume por dentro al que calla y consiente.
Cuando Ud. retrocede o es que Satanás lo empuja o es que no está escuchando a Dios que le manda dar batalla.
Escucho y he escuchado en estos tiempos demasiado silencio en la Iglesia y no del bueno porque hay silencios y silencios.
Este se parece al silencio de los perros mudos que hay que cortarles la cola para que digan algo.
No me preocupa aquella gente que da las batallas por la Verdad y que no está lo suficientemente capacitada para convencer, lo que es grave, me preocupa que no veo gente de la Iglesia (jerarquía y pensadores de fuste) dando ninguna batalla por la Verdad sino guardando su prudente compostura.
La buena prudencia de Wanderer y de la Iglesia jerárquica se ha mantenido por nueve años con unos resultados desastrosos. La buena prudencia de muchos católicos es buena tibieza en su amor por el Esposo.
En vez de pedir que se diga la verdad y que se batalle, Wanderer parece muy preocupado porque haya alguien dispuesto a entrar en plena batalla por Cristo y generar disputas.
Quédese tranquilo Wanderer que la mayoría es de su misma opinión pero le resalto opinión porque ese parecer y conducta no tiene nada de filosófico ni de teológico.
¿En serio? ¿No se dio cuenta?
Le digo don Wanderer que lo suyo más se parece a entrar en disputas y en batallas por la mentira que otra cosa, o no ha escuchado que el que no junta, desparrama.
No quiero Wanderer molestarlo en su prudencia que le remuerde la conciencia porque por allí va el artículo porque Ud. sabe como sé yo que no nos deja la Verdad otra opción en esta época de tinieblas que dar batalla y la ha dado bastante bien pero, a veces, se equivoca ¿y quién no?
No sea que por evitar parecerse a don Quijote, Wanderer, termine pareciéndose a Bergoglio, porque a ese se está pareciendo últimamente.
Cuando hable de evitar las batallas, cuando hable de evitar las disputas recuerde don Wanderer que pese a ello no está mejor su inteligencia y su sentido de la verdad.
Ha cedido un poco por temor y ha dicho muchas cosas con valor pero, por favor, no salga a defender sus temores a costa de sus valores.
No entrar en disputas y discusiones, no entrar en batalla, ¿hasta qué punto no ha hecho lo que hicieron todos y hasta qué punto no ha sido el gran pecado de omisión el que ha fortalecido y generado esta gran crisis de la Iglesia y del Mundo?
Mis pecados pueden haber sido otros pero no hay que agregar uno más a la lista para estar a la moda.
Contra los apologistas de los primeros siglos y de la Iglesia de las catacumbas, Wanderer, nos propone para los tiempos finales dejar hacer y dejar pasar.
No dar la buena batalla, no entrar en disputas, no discutir por la verdad.
En ello se parece mucho al espíritu de este tiempo, que es un espíritu de apostasía y que es un espíritu mundano y que se arrastra.
Sócrates murió por la Verdad y Platón escribió porque Sócrates murió por la Verdad y Ud. tiene muchas verdades porque Cristo murió y porque muchos mártires murieron dando con ello testimonio de la Verdad.
¿Cómo es que cree que vamos a preferir el silencio a entrar en disputas por la Verdad?
La verdad no se defiende a sí misma, si uno cede lugar a la mentira y no da la batalla por la Verdad pierde la Verdad para uno, la olvida, pone en su lugar algo que no es más valioso que la Verdad aunque más no sea la propia vida, la propia comodidad, cuando no el sentido de las buenas “costumbres” progresistas.
Ud. recibió la Verdad gracias a que muchos antes dieron esa batalla por la Verdad y Ud. mantendrá esa Verdad si da esa batalla, en cuanto huya, en cuanto ceda todo a la mentira habrá olvidado la Verdad y habrá sido vencido por la mentira.
No, la condición del hombre en este mundo no es cómoda con la Verdad, no digo que uno deba mostrarse imprudente y necio pero la Verdad exige y exige mucho y en estas épocas exige de los católicos más que otras.
Uno puede decir, dejemos que la verdad se defienda sola pero en realidad está diciendo cedamos a la mentira para sobrevivir, no actuemos como hombres justos sino como cobardes.
Muchos mártires dieron su vida por la verdad por decirla, por no dejar que la mentira se imponga, los prudentes han descubierto una nueva “verdad” que se parece mucho a la cobardía y a la pereza.
Antes de tomar una posición por esa falsa prudencia le aconsejaría que se calle.
Antes de defender la mentira y el silencio mejor guardar silencio.
Tampoco me gustaría verlo enloquecer como a don Quijano pero esa porquería de artículo no se lo voy a dejar pasar de largo. Daré esa batalla.