El auténtico apagón
"Esa oscuridad que nació lejos del Mundo, vino a él para desgracia de todos. O eso parecía. Porque la luz que iba a iluminarlo nos dejó el santo recado de ser lumbreras hasta el final de los tiempos"

Ángel Ortega
Adoración y Liberación
La Humanidad, desde que el mundo es mundo, ha sido capaz de salir adelante en todo momento y en todo lugar porque faltaban miles de años para que naciese el Cristo y había que preparar su venida con profetas y generaciones de por medio que llevaran a cabo semejante misión.
El poder de Dios, derramado de su Omnipotencia y renovado en el Espíritu que crea y preserva, ordenó desde el alfa todas las cosas para que el tiempo pusiera Sus asuntos en el momento exacto de la historia del Mundo.
Y así ha sido, es y será. Quien estuvo bajo la divina sombra del Eterno, confirmando con su amén este magnífico proyecto y cantando al unísono con los acordes del cielo, fue Lucifer y el bendito coro de todos los ángeles creados. Si él fue la obra maestra de Dios, tuvo pleno conocimiento de los divinos planes hasta tal punto de cruzar al lado oscuro cuando se le dijo que un humano iba a estar por encima de él, la Santísima Madre de Dios.
A partir de ese momento, nació la oscuridad en oposición a todo lo creado bajo el amparo de Dios. Esa oscuridad que nació lejos del Mundo, vino a él para desgracia de todos. O eso parecía. Porque la luz que iba a iluminarlo nos dejó el santo recado de ser lumbreras hasta el final de los tiempos. Sólo con pronunciar el nombre de Jesucristo, se enciende la vela que quema de Amor y prende el alma del necesitado.
En el tiempo de hoy y de mañana, los testimonios de santos y profetas nos siguen recordando que el poder del mal también ha perdurado en el tiempo y sigue defendiendo lo mismo que siempre ha hecho suyo, la oscuridad del que tiene algo que esconder, el cobijo del malvado, el arma que arremete contra el temor del que no ve y lo fustiga.
Por esta meditada razón, el mal quiere ocupar el protagonismo que nunca tuvo pero que ahora hacen necesario, porque los tiempos tocan la melodía final y ese tenebroso barco zozobra hacia el abismo.
Dijo Jesús a santa Faustina:
“Se apagará toda luz en el cielo y habrá una gran oscuridad en toda la tierra.”
Esta es la parte que quieren hacer suya los demonios para someter al Mundo y ponerlo bajo sus pies. Ellos se están encargando de dirigir la profecía a su pantanoso y hediondo terreno y ahogar al mayor número de almas en él. Es lo que quieren bautizar como gran apagón, del principio del caos a la victoria del mal, pasando por el sometimiento y la falsa adoración.
Los que han leído la profecía completa y reconocen el buen camino trazado por Jesús en ella continúan el dictado y esperan en el Señor que estas maravillosas palabras se hagan realidad: entonces, en el cielo aparecerá el signo de la cruz y de los orificios donde fueron clavadas las manos y los pies del Salvador, saldrán grandes luces que durante algún tiempo iluminarán la tierra.
En nuestros adentros resonarán las palabras que Dios le dijo a Moisés, cuando apagó el Mundo a los poderosos para enaltecer a los humildes y guiar sus pasos por el camino de la paz.
Y el Señor dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, una oscuridad palpable». Moisés extendió su mano hacia el cielo y una densa oscuridad cubrió la tierra de Egipto durante tres días. No se veían unos a otros ni se movieron de su sitio durante tres días, mientras que todos los hijos de Israel tenían luz en sus poblados. (Éxodo 10, 21-23).
Ese será el auténtico apagón, el que traerá la Justicia al Mundo.
Dichosos los que aguanten las embestidas del mal y proclamen el santo camino de salvación al mundo. Porque la omega es la victoria de nuestro Dios, que hizo el Cielo y la Tierra.