RESUMEN/HOMILÍA IV DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. RVDO. PADRE TAMAYO. 20 Junio 2021
Sylvia Zamora
Responsable de oración, formación y espiritualidad
Adoración y Liberación
Muy queridos hermanos en el Señor: la palabra del Señor es muy actual, pues nos indica lo que está sucediendo a quienes son verdaderamente miembros de la única y verdadera Iglesia.
Estamos viviendo en medio de todo tipo de sufrimientos físicos, sociales, políticos, geológicos… Y muy especialmente de índole religiosa /espiritual.
La inmensa mayoría sólo pone atención en la geología y la política, aunque lo más grave es lo espiritual, pues el sello de todo ha de ser Cristo nuestro Señor. Pero grandes sectores de la jerarquía eclesiástica, sólo se centran en el ser humano, en lo social, político incluso algunos sólo en el aspecto geológico.
¿Quién se ocupa de la verdadera causa?
¿Cuál es esa causa?
Esa causa es el pecado, y el más grave pecado es el rechazo de Cristo.
Los sufrimientos y problemas en medio de los que vivimos y en los cuales está el “resto eucarístico” de la Iglesia, que sólo puede estar centrada en Cristo verdadero y vivo Hijo de Dios, Salvador y Señor de la historia Rey de la historia y del universo presente en la Sagrada Eucaristía.
¿Quiénes son los que han de decir esto?
¿Quiénes son los encargados de hacerlo?
Los sucesores de Pedro y los apóstoles ( obispos, y sacerdotes).
Hacen falta obispos y sacerdotes en todo el mundo.
En el Evangelio el Señor se lo dice a Simón Pedro, Jesús lo constituye en “pescador de hombres”.
El pescador de hombres los saca de su ambiente natural y los lleva a otra situación para que saquen a toda la humanidad de una vida puramente materialista y los lleve a una verdadera vida encaminada al Reino eterno de Cristo.
La misión de obispos y sacerdotes “No es servir a los hombres”en cosas temporales y materiales la misión es trascendental.
Hay que orar mucho si se quiere ser miembro de la Iglesia eucarística, para que haya verdaderos obispos que “no se interesen” por lo puramente material y temporal.
Se necesitan sacerdotes que sean pescadores de almas para el Reino de Cristo y no para un simple bienestar temporal.
No para una fraternidad universal satánica, si no para la verdad en la unidad de Cristo.
Además de orar hay que ofrecer sacrificios, el único sacrificio que tiene valor ante Dios es el sacrificio de Cristo ante el altar.
No busquen falsos sacrificios, ni recuerdos de sacrificios, sino el auténtico sacrificio perpetuo de Cristo.
Hay que encontrar “obispos y sacerdotes hostia”que lleven al verdadero resto de la Iglesia que el día de mañana será la semilla para que ésta vuelva a restablecerse en santidad, como testimonio de Cristo Nuestro Señor Único y Salvador, Señor de la historia y del universo, para la gloria de Dios Uno y Trino y la salvación de las almas.
Así sea.