Vicente Montesinos
Las Comunidades (marxistas) de base viven su momento en la Iglesia. Así se las ponían a Fernando VII, desde luego…
Y es que, como es lógico y normal en estos tiempos, nos llegan informaciones de la atribulada Argentina (¡que sólos están valientes Obispos como Monseñor Aguer o presbíteros como el Pater Christian Viña) por las que sabemos que el Equipo Nacional de Comunidades Eclesiales de Base y los obispos delegados de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Fernando Maletti y monseñor Esteban Laxague, invitaron a participar del X Encuentro Taller de CEBs, destinado especialmente a obispos, presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas y laicas consagradas, que se llevó a cabo del 23 al 25 de abril en Buenos Aires, dirigido por el sacerdote Jose Marins (el sacerdote que hace escasas fechas pedía por favor, como solución a los problemas, que la Iglesia se dedique a trabajar con los no católicos, y los no creyentes, y que se hagan cosas juntos)
Es un momento propicio. Lo tienen todo de cara. El cambalache de Comunidades de Base, grupos marxistas, teologías de la liberación, y todo tipo de inventos anticatólicos y antieclesiales van tomando espacios. Unos espacios que no soñaban ni vislumbrar en el tan caótico post concilio Vaticano II, y que en este “Vaticano III” les es regalado, para afrenta a Nuestro Señor Jesucristo.
¿En que se basan estas presuntamente renovadas Comunidades de base marxistas que se organizan en 2018? Pues en perlas del propio sacerdote Jose Marins como las siguientes:
- La necesidad de reforzar y relanzar redes de luchas solidarias, movimientos sociales, economía solidaria, ecología, una nueva ciudadanía y un compromiso político para acompañar, el surgimiento de los gobiernos populares.
- El convencimiento de que las comunidades ahora están más maduras y han conseguido integrar los elementos más importantes, a todo lo cual se ha ido llegando gracias a la Teología de la Liberación.
- La alegría por que nunca hubo un Papa que apoyase de forma tan explícita a las comunidades como “el Papa Bergoglio”, ya que lo que hace coincide totalmente con aquello que una comunidad de base sueña con poder realizar.
- La crítica a los curas que se preocupan por lo devocional y por el bautismo.
- Y el convencimiento de que la ordenación de la mujer es un gesto transformador, que es lo que cuenta.
Así que aquí tienen las claves de trabajo de estos grupos marxistas, explicadas por el iluminado de Marins, que ve satisfecho como el marxismo campa a sus anchas en nuestra Iglesia. Y a seguir.
El mundo al revés. Los marxistas, enemigos de Cristo, al poder y los católicos fieles a callar. Es lo que hay.
Señor, ven pronto.
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