El silencio maligno de Prevost. Por Abraham García.
Prevost, más silencioso, y ese silencio maligno resulta perturbador, aún más inquietante.
Los Latidos del Señor.
Por Abraham García González
Corresponsal AyL
EspañaPapa leon

Queridos hermanos en Cristo y María.
Desde que llegó Prevost al poder me quedo cada día más estupefacto con las cosas descaradas que está haciendo ante la pasividad de la gente, que no parece escandalizarse y traga con todo sin plantearse nada, con el mayor drama que es el de comulgar en la falsa iglesia, con el cuerpo místico del anticristo que infesta cada vez más y más almas. Lo percibo en contactos míos que lamentablemente están muy desviados, que han cambiado para mal y cuyos comportamientos me dejan estupefacto.
Ver al personaje en esas fotografías y vídeos que hay me resulta escalofriante. Verdaderamente se percibe con claridad la malignidad en su rostro por sus expresiones faciales. Es una frialdad infernal que no es humana, al igual que sucedía con Bergoglio y con Tucho. Y estas cosas son sólo la superficie de las abyectas actividades que de seguro hacen que no vemos, y que mejor ni imaginar (cosas perturbadoras que todos deberíamos ser conscientes de que son una realidad que las hacen y de las cuales la gente no quiere ser consciente, porque si lo fueran no creo que comulgaran en la falsa iglesia). Los servidores del maligno no tienen límites en su iniquidad. Son capaces de cualquier cosa y creo que no exagero nada. Esos personajes, que están en la Biblia y el Señor nos advierte sobre ellos, sigo pensando literalmente que no tienen alma humana, pero lo peor de todo es que millones de personas no parecen percibirlo.
El falso profeta (Bergoglio) era más bruto y hablador, con ese comportamiento que era espeluznante, inquietante.
Pero el engreído (Prevost) lo veo más silencioso, y ese silencio maligno resulta perturbador, aún más inquietante.
Siempre con fe, esperanza y caridad, a estas alturas sólo nos queda orar, ayunar, ofrecer, etc., para bien de las almas.
Ave María Purísima sin pecado concebida.
Ave María Purísima sin pecado concebida.
Ave María Purísima sin pecado concebida.
Unidos en el Sagrado Corazón de Jesús, en el Inmaculado Corazón de María y en el Castísimo Corazón de San José.
Hasta el Paraíso no paramos.
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