El derecho a la Vida. Por Ángel Ortega
Toda persona, incluso la que aún no ha nacido, tiene una misión en el Mundo, porque, en su concepción, recibió una pequeña parte de Dios, el espíritu.

Por Ángel Ortega.
Toda persona, incluso la que aún no ha nacido, tiene una misión en el Mundo, porque, en su concepción, recibió una pequeña parte de Dios, el espíritu.
Nuestras limitaciones hacen que algunas veces perdamos el verdadero significado de la vida.
Así, un hombre con parálisis cerebral o en estado de coma profundo, lo llamamos vegetal o que se encuentra en estado vegetativo.
El espíritu no necesita sentir dolor ni sensación terrenal alguna porque está por encima del hombre, por eso éste fue creado por Dios un poco inferior a los ángeles y esa inferioridad se la da el cuerpo, esté como esté y sienta lo que sienta.
La persona que presenta un grave desajuste cerebral mantiene el espíritu puro porque no le afectan los sentimientos que son los que alteran el estado del alma. Su misión, a él confiada en el principio, no podemos comprenderla porque su entendimiento no es el nuestro.
Sólo la presencia de esta persona es capaz de hacer funcionar muchas almas a su alrededor y de conectarlas a través del Espíritu Santo.
Y así, en esta maravillosa frase del Señor, “Dejad que los niños se acerquen a mí” están todos ellos incluidos, nunca serán adultos porque su alma será limpia como el pensamiento de un niño, y su espíritu nunca se alejará de Dios. Son como santos en vida y hablar y meditar con ellos se asemeja a pedirle intersección a un santo.
Aunque parezca que no escuchan, lo hacen a través del canal de Dios, espíritu a Espíritu, sin más intermediarios.
Pero llegar a pensar así, mantener esta bella relación en el Amor de Dios, es autoproclamarse “demente”; la Sociedad no admite al hombre-niño, porque tan sólo lo adjetiva con la palabra inútil y al otro, a ti, con el tan desafortunado término de loco.
Desde que nacen a la vida, en el vientre de la madre, ya llevan colgado un gran cartel que los santifica, el de mártir de Dios.
Si llegan al final de su estadío embrionario y no han sido victimas inocentes del aborto, muy solicitado por los inhumanos si vienen con alguna tara o deformidad, su obra no va a ser fácil, nada fácil, estarán comprometidos desde su nacimiento, serán alejados y expuestos a una sociedad perversa y racista que los discriminará hasta el punto de intentar aplicar la satánica eutanasia con ellos.
¿Quién ha dicho que esta vida es fácil? Ahora bien, aunque alguno se pueda ofender por lo que digo, lo voy a hacer a grito pelado, tener cerca a una de estas maravillosas criaturas es haber recibido la Bendición de Dios en su más grandioso significado.
El que quiera entrar en el Reino de los Cielos, habrá de tener el corazón de un niño, sentirse como un niño y no haberle hecho daño a ninguno de sus niños, las más bellas criaturas carnales de Dios.