Crítica al mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso con ocasión de la fiesta budista del Vesak 2022

 

 

 

 

 

El pasado 16 de Mayo se celebró la fiesta de Vesak en el mundo budista. Principal fiesta del Budismo que celebra  la “iluminación” de Siddhartha Gautama, más conocido como Buda.

Por este motivo el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso en el Vaticano envió un mensaje a los budistas.

 

 

Puedes acceder al artículo sobre el Mensaje publicado por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso aquí:

 

 

En el siguiente artículo el Rvdo Padre Jose Vegara Cerezo nos da su opinión ante tal mensaje oficial del Vaticano.

 

 

 

Por Rvdo. Padre Jose Vegara Cerezo

Para Adoración y Liberación

 

-Equiparar a Jesucristo con cualquier otro personaje de carácter religioso es una herejía que niega la especificidad cristiana y la exclusividad de su mensaje salvífico, pues sólo Cristo es “el camino, la verdad y la vida, y nadie va al Padre sino por él” (cf. Jn 14, 6); por eso “bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre por el que obtener la salvación” (Hch 4, 12).

-Es falso que el budismo contenga valores trascendentes, pues su mensaje es completamente inmanente, diluyéndose en un vacuo panteísmo, de modo que difícilmente se puede imaginar una doctrina más opuesta al cristianismo.

-Es falso que el budismo explique y resuelva verdaderamente el problema del sufrimiento, pues su tesis central es la superación del yo, lo que atenta contra la más elemental lógica, y conduce al mayor sufrimiento: la anulación de la consciencia, que de ninguna manera puede ser plenificada desde su disolución en un todo impersonal, ya que lo impersonal niega lo personal, y la negación de algo nunca supone su perfección.

-El carácter espiritual de los valores evangélicos reside en el carácter personal y trascendente de Dios, mientras que el budismo predica valores diametralmente opuestos: la inmanencia y la impersonalidad de la divinidad.

-La esperanza cristiana, fundada en la promesa de felicidad y salvación por parte de Dios, es una virtud teologal, por no ser propiamente obra humana, sino obra de Dios en nosotros, pues aquella promesa no solamente la puede cumplir Dios, sino que únicamente se puede cumplir en Dios, ya que la salvación que Dios nos ofrece, es la de introducirnos en la propia trascendencia mediante una relación real interpersonal, lo que resulta completamente antitético con lo pretendido por el budismo.

-¿Cómo, por último, se puede apelar a un mañana común para cristianos y budistas, cuando el mañana que espera el cristiano, no se cumple en este mundo (cf. Col 3, 2), antes bien es el de la salvación trascendente, mostrada por Cristo, quien no nos deja en este mundo (cf. Jn 15, 19, y 17, 14. 16), sino que volverá, para rescatarnos y conducirnos cabe sí, de modo que podamos estar con él para toda la eternidad (cf. Jn 14, 3)?

 

 

 

 

 

 

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