Niegan al cardenal Burke la entrada a las oficinas vaticanas por no estar vacunado.
El portal norteamericano Church Militant asegura que el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, dio personalmente instrucciones para negar al cardenal norteamericano Raymond Burke acceso a las oficinas vaticanas por carecer del ‘pase verde’.

AyL Redacción
Agencias
Mientras a lo largo y ancho del planeta se eliminan restricciones e incluso empieza cautelosamente a informarse sobre lo absurdo o contraproducente de muchas de las medidas que se han adoptado en estos dos últimos años contra la pandemia, el Vaticano sigue manteniendo un régimen draconiano y totalitario a este respecto.
Sin embargo, en el caso que nos ocupa, hay razones para sospechar que la prohibición de acceso al cardenal norteamericano Raymond Burke -uno de los dos firmantes supervivientes de las no respondidas Dubia sobre Amoris Laetitia- a las oficinas vaticanas pueda tener algo que ver con su posicionamiento público sobre la objeción de conciencia en torno a las vacunas contra el covid. No es normal que una persona que ha pasado la enfermedad, y goza por tanto de una inmunidad contra ella probablemente mayor que cualquier vacunado, tenga que someterse a esta inútil humillación.
Cuenta Church Militant que fuentes vaticanas han confirmado al portal que Burke, miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, fue detenido recientemente en la entrada de las oficinas vaticanas porque no poseía un Pase Verde.
Los requisitos del Pase Verde del Vaticano superan las exigencias del gobierno italiano. Un decreto , emitido por Parolin, obliga a todo el personal y visitantes a someterse a la vacuna de refuerzo como condición para ingresar a las oficinas del Vaticano a partir del 31 de enero.
Fuentes confirmaron que hubo una llamada telefónica de la Congregación para las Causas de los Santos a la oficina de Parolin, y que éste había ordenado personalmente que se negara la entrada al edificio a Burke.
A Burke también se le ha negado la entrada a otras oficinas de la Santa Sede, a pesar de que el cardenal reside en un apartamento dentro del territorio soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano.