¡FELIZ VAKUNAL! («Io, Saturnalia») Por Laureano Benítez
Y, a los despiertos, a los hijos de Dios que ejercéis como tales, a los lobos esteparios, a las voces que claman en el desierto, a los pretorianos de la Verdad, a los espartanos de los desfiladeros, a los héroes de este Armageddón, a los mártires de la Luz… ¡Feliz Navidad!

Laureano Benítez Grande-Caballero
Adoración y Liberación
Que vivimos ―sobrevivimos, para ser más precisos― una era satánica es un hecho incuestionable, en la cual el humo de Satanás ha creado una atmósfera irrespirable, en la que el Señor de las Moscas y los tábanos preside hemiciclos, platós y espectáculos con sus «performances» bafométicas, en un akelarre de cuennos, ojos de Horus, pirámides, adrenocromos, tres seises… y vakunas.
Es así como, al igual que hay bakanales, el satanismo de la posmodernidad ha inventando los vakunales, es decir, esos espectáculos donde borregos desenfrenados se entregan a pasmosas orgías grafenogénicas en vakunaderos, en vakunódromos donde los líquidos transhumanistas corren entre la concurrencia como el vino se derramaba en las «saturnalia» de la antigua Roma, una fiesta que duraba 7 días, principiando el 17 de diciembre ―día de la consagración del templo de Saturno en el Foro Romano―, y que se celebraba de forma muy parecida a la Navidad actual ―decorando las casas con plantas, intercambiando regalos, etc.― con sacrificios y banquete público festivo («lectisternium») y al grito multitudinario de «Io, Saturnalia». Traduciendo al lenguaje actual: «Io, Vakunalia».
Saturno, Saturno, planeta asociado a Satanás desde siempre, al Señor de las Vakunas, que se muestra impúdicamente en un espectáculo absolutamente blasfemo y luciferino realizado por el «Circo de los Horrores» que se exhibe en el IFEMA de Madrid ―ay, Ayuso; ay, Almeida… ¡ayayay!― en cuya web se describe el espectáculo como «único, irreverente y sensual, que pretende avivar los instintos más básicos del ser humano, sus deseos más ocultos y dar rienda suelta a los placeres más carnales», y como «el más salvaje cabaret de los sentidos donde teatro, circo danza y música te conducirán a la mayor noche de desenfreno y erotismo». Como se ve, estamos ante una «performamce» salvajemente satánica, que parece escrita por la ínclita satanista Marina Abramovic, flamante premio «Princesa de Asturias».
De todas formas, hacer espectáculos satánicos con cuennos, brujas despechugadas, toques de canibalismo, esperma a tutiplén, y ponno a espuertas ya está muy visto, así que yo propondría al «Circo de los Horrores» que para otra ocasión haga, en vez de una bakanal, una «vakunal», espectáculo que se desarrollaría dentro de un vakunatanatorio, o vakunamorgue, vakunaterio o como se le quiera llamar, con sangre coagulada a espuertas, jeringuillas draculonas clavadas en yugulares frescas, gente convulsionada, egrégores danzando en el escenario sus bailes macabros, y la repentinitis paseando su guadaña por palcos y bambalinas.
Así que a todos los que se han inokulado, les deseo una Feliz Vakunal… mas no es ésta la única felicidad que les deseo, no, ya que los vakunaderos son mucho más que «albergues de la sexta felicidad», ―remedando el título de una película mítica de la guapísima Ingrid Bergman―.
Feliz Pastizal, a los pobres borreguillos que triscan jeringuillas igual que los corderillos en flor ramonean entre amapolas y pajulla de los campos.
Feliz Saturnal, a quienes se meten la mierda luciferina con tal de cañear por bares y estepas, con tal de atiborrarse de calimocho en las noches saturnales.
Feliz Dictaduranal al rebaño antilopesco que respeta escrupulosamente las ordenanzas orwellianas de una tiranía como no se ha visto otra igual, creyendo que así eludirán a una Parca vengativa que les busca con su barquero y todo… ―y, sí, lo de anal aplicado a la dictadura es por lo que sospechan, claro…―.
Feliz Bozal, ciudadanos solidarios que seguís ridiculeando por las calles escondiendo vuestra dignidad humana bajo un trapo infecto, imperio de unos «perfectus detritus» que pagaréis muy caro con vuestra salud, o ya, o un día no lejano.
Feliz Hospital, a las pobres víctimas inokuladas que en su candor solidario habéis creído que el gobienno bafomético se preocupa de vuestro bienestar, de vuestra prosperidad, de vuestra felicidad; que los médicos son seres angélicos fieles cumplidores de sus juramentos; que los medios de comunicación son palabra-de-Dios…
… y Feliz Infernal, a todos los entregados a Bafomet, a todos los cooptados por el Maligno, a todos los corruptos, los poseídos, los abducidos y estragados por demoníacas Circes, que habéis entregado vuestras almas a Mefistófeles, y que sacrificáis la humanidad al Moloch de los infiernos en los vakunales, sepultándola en mentiras, en detritus, envenenándola con la pócima de la Bestia…
Y, a los despiertos, a los hijos de Dios que ejercéis como tales, a los lobos esteparios, a las voces que claman en el desierto, a los pretorianos de la Verdad, a los espartanos de los desfiladeros, a los héroes de este Armageddón, a los mártires de la Luz… ¡Feliz Navidad!
