La adulación es una puerta del infierno, cuando escribimos debemos hacerlo para complacer al Señor. Porque nos pueden hacer muchísimo daño, esas persona, si hemos acertado en lo que escribimos o decimos, si nos aplauden, estamos perdidos si nos complacemos en ellos, entonces nos vaciamos de Dios, y nos acostumbramos a la vanagloria que debemos despreciar. Pues Satanás de alguna forma para el alma que se descuida, se hincha por la vanagloria. Esta es la recompensa de este mundo, que es un empujón a la condenación eterna. No huir después de predicar, sino que: “mirad, aquí estoy yo, que os he hablado de Cristo, y saludadme, haceos fotografías conmigo, tocadme las manos, necesito vuestras caricias, vuestros abrazos, porque sin vosotros” y cosas así, mientras que el predicador farsante no reconoce la propia hipocresía, y acusan a otros de ser malvados, hipócritas.
Llega un momento en que las personas han llegado a adular, como hacen los hijos de este mundo con la política, como ellos no viven vida espiritual, los aduladores terminan por despreciarles, porque el demonio obra en unos y en otros, y el Espíritu Santo ahí no quiere intervenir, porque no hay sinceridad en el seguimiento a Cristo.
Lo que nos interesa a nosotros es seguir el modelo de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, no tememos a las excomuniones de los lobos porque estamos en Gracia de Dios, y somos fieles a la verdadera y Santa Madre Iglesia Católica.
Siempre para mayor gloria y alabanza de Dios que es bendito por los siglos de los siglos. Amén.
La adulación es una puerta del infierno, cuando escribimos debemos hacerlo para complacer al Señor. Porque nos pueden hacer muchísimo daño, esas persona, si hemos acertado en lo que escribimos o decimos, si nos aplauden, estamos perdidos si nos complacemos en ellos, entonces nos vaciamos de Dios, y nos acostumbramos a la vanagloria que debemos despreciar. Pues Satanás de alguna forma para el alma que se descuida, se hincha por la vanagloria. Esta es la recompensa de este mundo, que es un empujón a la condenación eterna. No huir después de predicar, sino que: “mirad, aquí estoy yo, que os he hablado de Cristo, y saludadme, haceos fotografías conmigo, tocadme las manos, necesito vuestras caricias, vuestros abrazos, porque sin vosotros” y cosas así, mientras que el predicador farsante no reconoce la propia hipocresía, y acusan a otros de ser malvados, hipócritas.
Llega un momento en que las personas han llegado a adular, como hacen los hijos de este mundo con la política, como ellos no viven vida espiritual, los aduladores terminan por despreciarles, porque el demonio obra en unos y en otros, y el Espíritu Santo ahí no quiere intervenir, porque no hay sinceridad en el seguimiento a Cristo.
Lo que nos interesa a nosotros es seguir el modelo de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, no tememos a las excomuniones de los lobos porque estamos en Gracia de Dios, y somos fieles a la verdadera y Santa Madre Iglesia Católica.
Siempre para mayor gloria y alabanza de Dios que es bendito por los siglos de los siglos. Amén.
Amén!!!!!
Pues yo lo que comúnmente busco son correcciones.
El hombre masa gassetiano es la peor degradación del hombre. Lo que yo he llamado el borrego-zombie acorazado del Sistema.
El hombre que no vive lo que piensa, acaba pensando lo que vive.
El hombre que no vive lo que piensa, acaba pensando lo que vive.