Explicación breve y sencilla de la última chapuza vaticana; con Benedicto XVI como víctima.
Vicente Montesinos
Lo vivido en las últimas 48 horas en el Vaticano raya ya lo chapucero y mezquino. Así de claro. Así de triste.
Nada más y nada menos que la cocción desde las cocinas romanas de una de esas famosas “Fake News”, para hacer ver al mundo que Benedicto XVI está encantado de la vida con Bergoglio, y que todas las barbaridades que pudiera cometer este Papa no son más que una continuidad del Pontificado del gran teólogo y Papa Ratzinger. Una muy burda operación que sólo puedo entender desde la desesperación que pueda estar viviéndose en los despachos vaticanos al ver que el efecto Bergoglio se acabó; que las plazas y basílicas se vacían cada vez que aparece, y que se ha alejado a millones y no se ha acercado a nadie.
En esta ocasión parece ser que el “cocinero” era Monseñor Viganó, Prefecto de la Secretaría de Comunicación, quien había contado lo que le convenía a él, a sus amigos, a Bergoglio y a sus intereses; de forma que se viera un apoyo ciego de Benedicto a todo el pontificado de Francisco.
La noticia nos pillaba a algunos teniendo claro desde el primer momento (quien suscribe así lo trasladó en todo momento a toda alma que se puso en contacto conmigo para hablar del tema) que se trataba; o bien de un fake news, o que Benedicto había perdido la lucidez mental, o que estaba coaccionado para decir lo que afirmaban, porque eso no podía ser. Y así ha sido: un burdo lío y manipulación para trasladarnos un mensaje que S.S el Papa Benedicto XVI jamás trasladó.
Mientras los enemigos de la Iglesia de siempre, y amigos de la de hoy, se frotaban las manos (grave error); los que no revisan sólo a Bergoglio, sino a todo Papa y católico que se mueva; se mostraban satisfechos al “demostrarnos” que Benedicto y Bergoglio son iguales. Otro grave error. Y falsedad, por cierto.
Y así llegamos a lo que sabíamos que íbamos a llegar en esta Iglesia de la chapuza. Érase que se era que fue el propio Viganó el que escribió a Benedicto XVI; y alguien que tiene una copia de dicha carta se la hace llegar a Sandro Magister. Ni más ni menos. A partir de ahí se descubre esta vergonzosa operación, que deja en entredicho a todos los periódicos que ayer se vanagloriaban de que Benedicto es un fan de Francisco; y a todos los que para atacar a Benedicto lo igualaban a Bergoglio. Pues bien, todos en entredicho. Unos y otros. Pero hoy nadie ha corregido.
Lo que queda al descubierto es como el 12 de enero Viganó escribe a Ratzinger pidiéndole que escriba algo sobre una colección de once volúmenes donde algunos teólogos hablan de la doctrina de Bergoglio. Y la respuesta de S.S el Papa Benedicto XVI es la siguiente:
Benedictus XVI
Papa Emérito
a
Rev. Lord Mons. Dario Edoardo Viganò
Prefecto de la Secretaría de Comunicación
Ciudad del Vaticano
7 de febrero de 2018
Reverendísimo Monseñor. Le agradezco su amable carta del 12 de enero y el regalo adjunto de los once pequeños volúmenes editados por Roberto Repole. Aplaudo esta iniciativa que quiere oponerse y reaccionar ante el prejuicio de que el Papa Francisco sería solo un hombre práctico desprovisto de formación teológica o filosófica especial, mientras yo sería solamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano hoy.
Los pequeños volúmenes muestran, con razón, que el Papa Francisco es un hombre de profunda formación filosófica y teológica y, por lo tanto, ayuda a ver la continuidad interna entre los dos pontificados, incluso con todas las diferencias de estilo y temperamento.
Sin embargo, no tengo ganas de escribir una página teológica breve y densa porque en toda mi vida siempre ha estado claro que escribiría y me expresaría solo en libros que también había leído realmente. Lamentablemente, incluso por razones físicas, no puedo leer los once volúmenes en el futuro cercano, tanto más porque ya estoy esperando otros compromisos. Estoy seguro de que comprenderá y lo saludo cordialmente. Suyo, Benedicto XVI
El resto ya lo conocen: publicación de los dos primeros párrafos de la carta; omisión del tercero; manifestación del deseo de Benedicto de subrayar la continuidad de Pontificados, etc… ¿La verdad? Pues que Benedicto despacha de forma muy correcta la petición, que no ha sido algo que nazca de él, que además se queja de que le tengan por un alejado de la realidad y a Francisco por un cercano a la misma; y que en pocas palabras afirma que no tiene ganas de escribir para esos libros, y que ni siquiera tiene ningún interés de leerlos (dice además, incluso por razones físicas, lo que traslada que hay otras, además de anteponer otros compromisos de forma rotunda). ¿La cosa cambia, eh?
Ni eran frases tan “amables y encantadas” leídas en su contexto; ni se acredita en absoluto un respaldo al Pontificado de Francisco. Más bien todo lo contrario; y encima desde la exquisitez y diplomacia del gran Papa Benedicto. Por mucho que nos hayan querido vender y engañar.
Era pues una noticia incompleta, sacada a propósito, por el círculo de confianza de Francisco; y con una burda intención, y una ejecución, además, vergonzosa.
Como vergonzosas fueron las músicas celestiales arpegiadas con rapidez por todos los portales que a diario destilan “mundos de yuppie” para este pontificado que transitamos.
Y como vergonzosos fueron los “linchamientos” a Benedicto porque “quería justificar a Bergoglio, salvarlo, ensalzarlo, etc…”
Insisto. Ni unos ni otros se han retractado aún. Ni creo que lo hagan.
Todo esto debe haber abierto alguna brecha más en el Vaticano, en el pontificado más convulso y confuso de la historia. Porque las manipulaciones son cada vez más evidentes y más burdas, y la policía no es tonta. Ni siquiera ya la que en estos últimos 5 años ha sido la más tonta de las policías.
Ahora ya hemos entrado en el capítulo de las “Fake News vaticanas”.
Veremos que es lo próximo.
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