SI TU PADRE NO JUGÓ CONTIGO O CONFUNDISTE TU IDENTIDAD SEXUAL, QUEMA TUS TRAUMAS Y BAILA (9). Por Alex Holgado.
Una visión crítica de los retiros de impacto de Emaús (IX)
Álex Holgado
Adoración y Liberación

Dado el empaque y el tremendo contenido que presenta, continuamos analizando en esta segunda parte la actividad psicoherética llamada de sanación de recuerdos del manual de retiros de Emaús.
Recordemos que esta dinámica, junto con la de las máscaras y la de la pared, encubren pseudoterapias alternativas, es decir, no reconocidas por la psicología oficial, y que a su vez se basan en teorías freudianas en cuestionamiento por la ciencia moderna. Insistamos, por lo tanto, en que no están demostrados ni la existencia de un vínculo causa-efecto entre un (supuesto) recuerdo reprimido y una neurosis posterior, o entre un (supuesto) recuerdo recuperado y una consecutiva curación.
A pesar de todo esto, el manual de Emaús –redactado en 1978 en Estados Unidos, en plena efervescencia del psicoespiritualismo en conventos y parroquias católicos- se fundamenta en este casposo y fallido experiencialismo de la mente para practicar un proselitismo herético de Nueva Era: nada de religión, Dios es paz y amor.
Pero volvamos a la actividad de sanación de recuerdos y que habíamos dejado en la regresión a las etapas inconscientes de la vida de los retiristas.
En su repaso regresivo de la mente de los neófitos, el lector o los lectores, tras supuestamente conectar con las emociones vividas en el útero materno y siguiendo el texto del manual, llegan a la autoexploración de la niñez, etapa en la cual bucean en busca de las posibles carencias del amor de la madre o del padre.
Divorcio, fallecimiento, separación, drogas, exceso de trabajo… hasta la posible falta de instinto maternal en la madre o “si nuestro papá no jugó con nosotros” es posible detectar como causa de un daño psíquico que es preciso sanar. Casi cualquier circunstancia es susceptible de generar una neurosis, claro.
Las peticiones de sanación van dirigidas al Señor –expuesto en el ostensorio- y se insiste a los neófitos en que deben mantener los ojos cerrados durante toda la actividad para “poder sentir ahora el amor maternal” y “la fortaleza y el amor que solo un padre puede dar” “para poder sanar nuestras almas”.
Volvemos a la misma confusión que mencionamos desde el principio. ¿Qué daña al alma, un trauma psicológico o un pecado? ¿Cómo se sana el alma, mediante el psicoanálisis o mediante el sacramento de la confesión? ¿De qué estamos hablando, de alma o de psique? En lo que concierne al manual del retiro de Emaús, desde luego, hay que hablar de clarísima psicoherejía.
En este punto hay que precisar importantes diferencias entre los manuales a los que hemos tenido acceso, pues alguno distingue entre el pecado de los padres y el supuesto dolor sufrido por los hijos por ese pecado. No es esta, sin embargo, la tónica general, en la que todo está mezclado y confundido.
Asimismo, conviene recordar que, siguiendo las tesis de la Terapia para Normales de Carl Rogers, nadie escapa a ser tratado. Puesto que nadie es plenamente feliz, todo el mundo necesita encontrar su trauma recóndito.
A renglón seguido y sin solución de continuidad –se trata de impactar, no de razonar-, se pasa a la adolescencia y no se omiten inseguridades y complejos propios de la edad y cuya superación, por supuesto, está pendiente. Se mencionan la soledad, la timidez, el rechazo supuestamente padecidos, pero también “no ser el preferido” o la vergüenza por “los cambios hormonales” de la edad…
Pero lo perturbador, en el caso del retiro de mujeres, viene con una afirmación que sería más propia de una comisaria de ideología de género sembrando sus estereotipadas dudas y sesgos: “Algunas nos habremos sentido confundidas con nuestra identidad sexual”…
Y las presentes, cada vez más acuciadas, piden por sanar todo eso.
Tampoco faltan peticiones de liberación de resentimiento, miedo, vergüenza u odio ante abusos verbales, sexuales o físicos sufridos. “Sana nuestro cuerpo y ponlo en orden”, añade el texto. “Haznos sentir libres de culpa y devuélvenos la autoestima perdida”, implora el lector metido a terapeuta/facilitador/sacerdote para la obtención de la “paz interior”.
Una paz interior que no solo se ve alterada por esos sucesos terribles mencionados con tal ligereza, sino también por pequeños contratiempos cotidianos: “Por las veces que nos han criticado en público, han abusado de nuestra bondad, se han burlado de nosotros. Señor Jesús, entra en nuestros corazones y cambia esas experiencias para no recordarlas más. Por favor, sánanos de estos sentimientos, Señor”.
Atentos a esto de los sentimientos y el recuerdo.
En la etapa adulta se refieren actos o sentimientos (se ponen en plano de igualdad) que “nos hacen sentir culpables”. Y una infidelidad en el matrimonio acaba siendo reprobable por el sufrimiento interior que nos pueda (o no) generar, y se torna equivalente a “la muerte de un ser querido”, “el abuso físico y mental a las personas que más queremos” o “el dolor de poner a un padre en un asilo”…
Todo entra en el mismo saco del egoísmo emocional. Dios nos tiene que “ayudar a remover las frustraciones que nos causa el no poder ser la persona que sabemos que podemos ser”, por eso le pedimos que “alejes estos recuerdos de nosotros y nos llenes de tu amor”.
El Yo interior, la persona prístina e inmaculada que sabemos que podemos ser, necesita ser liberado de culpabilidades y frustraciones. Necesita sentirse bien, respaldado, amado. Ese es el objetivo, el único objetivo que se persigue. Nada de culpas. Y se cierra tan surrealista exploración interior, “mientras tu amor (el de Dios) fluye a través de esta capilla” y en cada uno de los presentes, ofreciendo, por supuesto, el remedio: un rito con fuego purificador.
Cuidado con este rito y este fuego, que también traen cola.
En este punto pasamos a la segunda parte del ejercicio que consiste en que cada participante, convenientemente impactado y sugestionado por la exploración regresiva, escriba una lista de “pecados/recuerdos” (sic) mientras se subraya tan emocional momento con música orquestal de fondo. Una vez terminado el proceso de redacción, cada caminante deposita su lista “en silencio” en un recipiente “forrado de papel de aluminio”.
La situación debe ser absolutamente ceremoniosa, dicta el manual, y así es preparada y dispuesta por la disciplinada organización. “Las líderes de mesa –indica el manual de mujeres- deben estar atentas a sus caminantes”, que se encuentran conmocionadas y en un estado de extrema sensibilidad emocional. Ya están en el punto que se pretendía desde el inicio de la dinámica.
“En todo momento se debe respetar el estado de ánimo de cada caminante”, se explicita, advirtiendo con ello sobre posibles quiebres, crisis por estrés o ansiedad que pueden ser graves y de las que nada se especifica en cuanto a asistencia psicológica urgente que pueda requerir el afectado. Están reconociendo lo delicada que puede ser la situación para algunos participantes, que pueden quedar exentos del siguiente ritual, pero no han tenido reparo en aplicarles previamente y sin su consentimiento la terapia regresiva.
¿Y cuál es ese ritual? El del fuego purificador, la kermés que se produce con la quema de los papeles, la cúspide del proceso con la cual se remata el sufrimiento pasado con la escenificación de la gloria de la nueva vida alcanzada o refuerzo positivo.
Y es que, mientras se prende fuego a las listas de pecados/recuerdos, se pone música y se baila en una suerte de rito purificador de evidente sello pagano. No hace falta ser un erudito para darse cuenta de las vinculaciones con las celebraciones del solsticio de verano, durante las cuales se quema lo viejo y malo para dejar espacio a lo renovado, a lo bueno por venir, entre la algarabía y el baile liberador alrededor de las hogueras. Otra evidencia del seguimiento de la cosmovisión pagana que impregna Emaús.
El fuego, se alegará, es un elemento de la tradición católica muy antiguo y a través de él actúa el Espíritu Santo, pero -da apuro incluso tener que precisarlo- no como a cada quien se le antoje. Si se adoptan formas paganas no refrendadas por la Iglesia, será otro espíritu el que se haga presente. Con esto no se debería jugar.
Además, en los manuales consultados, se detallan las canciones concretas para toda actividad, y por supuesto para este baile catárquico, y la gran mayoría son evangélicas (protestantes). Ello implica desoír las recomendaciones de la Iglesia de siempre de no utilizar canciones de otras confesiones por riesgo de contaminación herética.
Que los obispos y párrocos promuevan retiros en los que se prefieren canciones protestantes no es una menudencia, al contrario, es una prueba más del criterio relativista que impregna la falsa iglesia bergogliana, el mismo criterio relativista que aplica en la totalidad de actividades pastorales, docentes o incluso del culto de esta antiiglesia. Habrá que recordar las palabras del propio Jesucristo de Lc 16,10.
Los retiros de Emaús no son de obligada acogida en ninguna diócesis, en ninguna parroquia, por lo que se puede decir que su aceptación o rechazo revela los rastros de fidelidad católica o su absoluta desaparición en el responsable de almas, dentro de las tinieblas en las que se mueve.
Por otro lado, por mucho que se vista de evento de alabanza, el baile no forma parte de ninguna acción litúrgica ni de piedad en nuestro contexto cultural occidental. Y sobre este aspecto existe abundante documentación de la Iglesia que no puede ni debe ser ignorada por la organización de un retiro, si es que pretende ser considerado católico (https://es.catholic.net/op/articulos/55683/danza-liturgica#modal ).
¿Está especificado que en esta parte del ejercicio de sanación de recuerdos haya un baile que forma parte del sentido del mismo? Pues este manual incumple lo que siempre ha dictaminado la Iglesia, no es fiel. Así de sencillo.
Y desde luego que tampoco se es fiel a la verdad cuando se fabrica la conversión con estrategias que pretenden suplantar la acción del Espíritu Santo. Porque una cosa es facilitarla disponiendo los medios razonables (entorno, sacerdotes, organización, sacramentos, oracionales…) y otra muy distinta forzarla mediante técnicas de control y manipulación mental.
No es una afirmación gratuita. Ahí está el manual y sus instrucciones, en las que estamos constatando que no hay ningún disimulo: el objetivo es lograr la conmoción del retirista mediante las acciones coordinadas del staff. A toda costa. A Dios, realmente, se le deja muy poco margen de intervención. De hecho, se le aparta, en medio de tanta herejía, de tanta turbación y agresión al fuero interno.
Las objeciones desde el punto de vista católico pero también médico –y del sentido común- son innumerables.
1- ¿Qué sentido tiene aplicar una terapia psicológica en un retiro espiritual? La mixtura de elementos religiosos y espirituales con terapias emocionales colectivas es un indicativo de práctica sectaria.
2- Derivado de lo anterior, debería haber un consentimiento expreso e informado por parte de los neófitos para recibir una terapia. Recordemos que estos, en todo caso, han aceptado participar en un retiro espiritual, no en una intervención psiquiátrica.
3- No cualquier persona puede aplicar una terapia, se precisa una formación y acreditación que garantice la competencia y además la idoneidad del tratamiento. ¿Quién asume la responsabilidad ante posibles efectos adversos derivados del tratamiento? La terapia regresiva, por ejemplo, no está recomendada para todas las personas. De hecho, está desaconsejada en aquellas personas con patologías caracterizadas por una pérdida de realidad como pueden ser la psicosis, la esquizofrenia o el trastorno bipolar, entre otras, ya que puede cronificar sus síntomas.
4- ¿De qué tipo de técnicas estamos hablando? La hipnosis, por ejemplo, pero también otras terapias alternativas relacionadas que buscan alterar la conciencia, están fuertemente cuestionadas por la medicina y la psiquiatría oficiales y por la Iglesia, que nos previene de ellas por sus vinculaciones con sectas y herejías que no solo deforman nuestra fe, sino que siguen inspiraciones preternaturales malignas.
5- Los profesionales de la psiquiatría advierten que la terapia regresiva no es una “máquina de la verdad”, ya que puede inducir falsos recuerdos que lleven al paciente a adoptar decisiones con graves consecuencias, favorecer trastornos de personalidad, además de perjudicar patologías previas.
6- Los sacerdotes, párrocos y obispos que colaboran en esta delirante propuesta, ¿no tienen nada que objetar? ¿Con qué intención exponen el Santísimo para que presida semejante ejercicio psicoherético? ¿Aceptan escuchar en confesión a una persona que llega al sacramento violentada y manipulada, como veremos al analizar la dinámica de la pared?
7- ¿Influye en esta indiferencia de los sacerdotes ante un ejercicio semejante su propio discernimiento vocacional y deformación en seminarios contaminados de las corrientes psicoheréticas de los años setenta? Hace décadas que se están priorizando capacidades meramente humanas (organización y dinamización de grupos, comunicación interpersonal, asesoramiento psicológico, etc), en detrimento de la vivencia de la dimensión esencialmente sagrada del estado.
8- Conviene precisar aquí que no se trata de condenar la psicología o la psiquiatría, sino aquellos enfoques reduccionistas, relativistas y materialistas que ignoran la trascendencia del ser humano. ¿Cuál es el argumento para asumir esos enfoques en un retiro espiritual católico?
9- El batiburrillo de elementos del psicoanálisis, oraciones, sacramentos (viciados) y actividades procedentes de otras religiones no tiene otro resultado posible que la confusión y la deformación de la fe. El sincretismo religioso y cultural no proporciona neutralidad, sino herejía y sacrilegio.
10- La búsqueda premeditada del agotamiento y el impacto emocional de los neófitos para un mejor adoctrinamiento –al margen del nivel de salubridad de la doctrina- y apego a la comunidad no está nunca justificada. No es una herramienta válida de evangelización, sino más bien lo contrario: es inmoral. La conversión es siempre obra del Espíritu Santo, al que no se debe intentar suplantar.
En resumidas cuentas, ¿para qué ejercer tamaña violencia? No será con el buen ánimo de ganar un alma para Dios, pues, como queda dicho, invalida la intención y la misma acción el utilizar un medio inmoral, bien lo saben los párrocos ¿Será para ganar voluntades y con ello méritos para el expediente profesional?
Recordemos que, aunque se presenta como un retiro de laicos para laicos, quien tiene las riendas y la última palabra es el párroco. Y este es evaluado por su obispo por datos estadísticos de asistencia al culto y de sacramentos, lo cual está directamente relacionado con el saldo contable de la parroquia. ¿Cómo se explica que la mayoría de los retiros de Emaús se organizan en las parroquias de los barrios más pudientes?
No es este el momento de profundizar en este asunto, al que ya le dedicaremos su tiempo y espacio. Terminemos esta entrega avanzando el tema del próximo capítulo de la serie: la charla de la confianza y la dinámica psicoherética de la pared, que se desarrollan a continuación de la sanación de recuerdos.
Esta dinámica es altamente impactante, tanto o más que las anteriores, y persigue la rendición total del neófito y la entrega de su voluntad a Emaús, simbolizada y escenificada con el vendaje de sus ojos y su guía por parte de un servidor de Emaús, que lo conduce primero al lugar del padecimiento y después al de la salvación. Al más puro estilo de la ceremonia de admisión en la masonería.
Esta dinámica merece ser abordada con el necesario detenimiento y así se hará, si Dios lo permite.
Acceso a los Capítulos anteriores:
- Capítulo 1:
¿RETIROS ESPIRITUALES O MERCADOTECNIA DEL ESPÍRITU? Por Alex Holgado.
- Capítulo 2:
¿SIMBOLOGÍA ROSACRUZ EN UN APOSTOLADO CATÓLICO? (2). Por Alex Holgado.
- Capítulo 3:
¿EL TRIUNFO DE LA COSMOVISIÓN PAGANA EN LA NUEVA IGLESIA BERGOGLIANA? (3). Por Alex Holgado.
- Capítulo 4:
¿ACEPTAR UNA MÍSTICA ESOTÉRICA AL GUSTO DE LA MODERNIDAD? (4). Por Alex Holgado.
- Capítulo 5:
UN MANUAL CON LOVE BOMBING E INSTRUCCIONES PARA EL CHANTAJE EMOCIONAL (5). Por Alex Holgado.
- Capítulo 6:
EL PARQUE TEMÁTICO DE EMAÚS INCLUYE VER Y ABRAZAR A JESUCRISTO (6). Por Alex Holgado.
- Capítulo 7:
- Capítulo 8:
¿EMAÚS NOS SANA DEL DESEO DE NO NACER QUE TUVIMOS EN EL ÚTERO MATERNO? (8). Por Alex Holgado.
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Hola,
hace poco hice un retiro de Emaús.
No pude terminarlo.
Fue tal la presion psicológica, que me resultó imposible.
Desde el principio me pareció todo un poco surrealista.
A punto estuve de irme el primer día, pero decidí darle una oportunidad.
¿Ojalá me hubiese marchado antes¡.
Ahora que leo estos artículos, me siento aliviado, porque en ese momento me sentí como el “bicho raro”, ya que a todo el mundo parece que le ha ido de maravilla.
No quiero perjudicar a nadie, pero la verdad, que si estas son las nuevas formas de evangelizar…
Mucho fruto tienen que dar para que sigan organizándolos.
Creo que juegan seriamente con la salud mental de las personas.
No me puedo creer que nadie dentro de la Iglesia se haya dado cuenta de esto y que las parroquias y diócesis participen de esto, aunque ya a estas alturas, nada es de extrañar.
Algún día van a tener un disgusto serio con alguno de los “caminantes”, si es que no lo han tenido ya.
¿De verdad merece la pena ganar “adeptos” perjudicando a otros, aunque solo sean unos pocos los afectados?
Muchas gracias por sus artículos y su ayuda.
Un saludo