Refutación lógica de la Reforma Protestante. Padre Francisco Vegara

 

 

 

Rvdo. P. Francisco Vegara

Adoración y Liberación

 

 

 

 

1-las nociones de gratuito y de meritorio son obviamente opuestas, pues la primera depende exclusivamente del emisor, y la segunda, del receptor;

2-sólo el mérito permite establecer una razón de justicia, explicando por qué tal receptor recibe algo, o no, ya que sin mérito tampoco hay demérito;

3-por eso la gratuidad es arbitraria, dependiendo únicamente de la decisión del emisor, quien actúa incondicionalmente, por no estar condicionado por nada externo;

4-ese carácter arbitrario se acentúa, cuando la gratuidad es discriminatoria, pues el que da algo sólo a unos, prescindiendo de cualquier cualidad en éstos, escoge arbitrariamente quiénes son los agraciados;

5-es así que para el protestantismo la justificación es completamente gratuita, y de ahí que esté fundada en la sola fe, que es pura gracia de Dios,

6-luego esa justificación, desprovista de todo mérito humano, lo que anula cualquier capacidad de libertad del hombre, y dependiente exclusivamente de la gratuidad divina, lo que hace que sólo cuente la libertad soberana de Dios, supone la más crasa arbitrariedad por parte de éste;

7-sólo habría un modo de que la total gratuidad divina, exenta ya de toda razón de justicia, que habría forzosamente de residir en el receptor, no fuera, al menos, contra la justicia, y sería estableciendo la universalidad de la salvación, para que, aunque nadie se la merezca, tampoco nadie se quede privado de lo que no se desmerece;

8-sin embargo, la Biblia establece con claridad dos puntos fundamentales: la justicia bondadosa de Dios y la restricción de la salvación;

9-por tanto, se concluye la imposibilidad de encajar lógicamente la explicación protestante con la Biblia;

10-precisamente la mayor manifestación de las consecuencias aberrantes a que conduce la tratada explicación, se observa en la llamada doble predestinación, según la cual Dios decide de modo arbitrario o, lo que es igual, soberanamente libre salvar a unos, y condenar a otros;

11-eso implicaría, ante todo, una verdadera imposición tanto de la salvación para los que son predestinados sin que importe su decisión, como de la condenación para los que son reprobados de la misma manera;

12-aún peor sería lo que se desprendería acerca de Dios, quien no sólo quedaría como injusto, pues es imposible que quien salva arbitrariamente, mantenga coherentemente una mínima noción de justicia, sino también como perverso, pues su injusticia no sólo premiaría a los carentes de mérito, sino que incluso llegaría al extremo de castigar cruelísimamente a los que, en última instancia, resultarían inocentes como exentos de todo verdadero demérito;

13-la radicalidad inconciliable de la oposición resalta con la mera consideración de uno de los principales atributos de Dios en la Biblia: la misericordia, que quedaría negada rotundamente por la arbitrariedad condenadora de Dios;

14-más contradicha todavía resulta la noción que para la Biblia constituye el ser mismo de Dios: su amor, que, aunque injusto, sólo se podría cumplir en los gratuitamente salvados, mientras que sería drásticamente negado por la realidad de los arbitrariamente condenados, sobre los cuales Dios descargaría un auténtico y vesánico odio.

 

 

 

 

 

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