¿Prudencia o cobardía?
Dice San Josemaria Escrivá en Camino, en el número 35:
“No me gusta tanto eufemismo: a la cobardía la llamáis prudencia. –Y vuestra “prudencia” es ocasión de que los enemigos de Dios, vacío de ideas el cerebro, se den tono de sabios y escalen puestos que nunca debieran escalar”
Estemos atentos pues a esta consideración del santo fundador del Opus Dei, que, como todas las suyas, son igual o más válidas ahora que cuando fueron escritas (intuyo que aún más ahora); y no seamos, con la excusa de prudentes, cobardes. Porque ya sabemos que el enemigo no descansa, y se crece, más si cabe, en esos “huecos” que dejamos.
Hasta me atrevo a decir, aún quedando señalado como el mayor pecador de todos que, la cobardía en un cristiano es un pecado serio, porque es señal de poca fe en Cristo (‘cobardes y hombres de poca fe”), por lo que el miedo no es cosa bonita; ni lícita siquiera.
¿Y si no debiéramos temer ni a la muerte, confortados en Cristo; callaremos en estos graves momentos lo que nuestro deber nos obliga a decir y denunciar, disfrazándolo aún de prudencia?
Mala cosa, creo.
Dios os bendiga, hermanos.
Vicente Montesinos – Adoración y Liberación
San Josemaría Escrivá de Balaguer, en Es Cristo que pasa, homilías:
“Entre los recuerdos que me vienen ahora a la memoria con viva actualidad -ha escrito en una ocasión-, hay uno de cuando era joven sacerdote. Desde entonces he recibido con no poca frecuencia dos consejos unánimes para “hacer carrera”: ante todo, no trabajar, no hacer mucha labor apostólica, porque esto suscita envidias y crea enemigos; y, en segundo lugar, no escribir, porque todo lo que se escribe -aunque se escriba con precisión y claridad- suele interpretarse mal. Doy las gracias a Dios Nuestro Señor por NO haber seguido nunca estos consejos, y estoy contento porque NO ME HICE SACERDOTE PARA “HACER CARRERA””.