Código Ratzinger en Milán y camión de Benedicto XVI en San Pedro. Por Andrea Cionci
Por Andrea Cionci
Para Adoración y Liberación
Traducción autorizada Roberto Pardo

Llega hoy a Milán la 123ª conferencia-encuentro sobre nuestra investigación del Código Ratzinger, la primera del “3er nivel”, organizada como todas las demás, por iniciativa de lectores y fieles. En Via Mazzini 33, en Sesto San Giovanni, a las 15:00 horas, hablaremos de absolutas novedades: el asunto relativo al cada vez más verosímil atentado sufrido por el Papa Benedicto XVI en marzo de 2012 en Cuba, con las versiones absurdamente contradictorias que se han dado sobre el episodio y, sobre todo, hablaremos de la petición presentada ante el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano para que se zanje de una vez por todas el asunto de la supuesta renuncia de Benedicto XVI. (Para reservas: petizionecr@libero.it).
Cuestiones de cierto peso, como imaginas, y el hecho de que sean quirúrgicamente ignoradas por el mainstream es la prueba más rotunda de que se trata del punctum dolens.
Pero nos las arreglamos. Ayer, un camión vela llevó el mensaje traducido a cinco idiomas por las calles del centro de Roma, hasta debajo de la Cúpula de San Pedro.
AQUÍ está el vídeo completo, que está dando la vuelta al mundo.
Via della Conciliazione, Borgo Pio, Trastevere, Circo Massimo, Coliseo, Santa Maria Maggiore, Villa Celimontana y todos los lugares más populares de la Capital.

Intrigados, los transeúntes italianos y los turistas extranjeros se vuelven para leer, algunos acercan sus smartphones al código Qr que enlaza con los documentales de la encuesta traducidos a cinco idiomas. AQUÍ
Un control de la policía de tráfico, llamado por alguien que -evidentemente- se sentía en apuros, constató que todo estaba perfectamente en orden: mientras no se demuestre lo contrario, seguimos viviendo en un país libre y democrático donde los ciudadanos siguen teniendo derecho a expresar libremente sus ideas.

Además, en este caso, se da publicidad a un documento legalmente depositado en beneficio de la Iglesia y del Papado.
Entre los derechos y deberes de los bautizados está precisamente el de presentar legítimas peticiones de aclaración ante el foro eclesiástico competente, sobre todo si son en interés de la Iglesia. Y la magistratura vaticana -en la que tenemos plena confianza- sabrá resolver el asunto de una vez por todas.
En efecto, es impensable que después de 11 años el mundo católico siga desgarrado por las dudas y los enfrentamientos sobre quién era el verdadero Papa, si Benedicto XVI o Francisco. Sacerdotes excomulgados y expulsados sin juicio, represalias contra obispos culpables de cumplir con su deber, inversiones doctrinales, extravagancias de todo tipo que merecen una investigación judicial sobre la legitimidad del supuesto papa Francisco.
En efecto, es totalmente imposible que durante nueve años haya habido dos papas, uno en activo y otro retirado. De hecho, el canon 331 especifica que el oficio papal, el munus petrino -que no es más que una primacía de jurisdicción- se concede ÚNICAMENTE al sucesor de San Pedro y de ninguna manera puede ser compartido. No puede haber un papa activo y un papa emérito o retirado.

Este es, en cambio, el caso del obispo, cuyo munus, al ser un sacramento, permanece eterno. (De hecho, el obispo es ordenado y el papa elegido). Así, cuando el obispo se jubila, pasa regularmente a ser emérito: conserva el munus de la diócesis, entendido como vínculo espiritual y afectivo, pero pierde el ministerium, el poder de ser obispo. El obispo más joven tendrá tanto el munus como el ministerium.
De una manera absolutamente ingeniosa, el Papa Benedicto XVI también se ha llamado a sí mismo emérito, porque bien puede darse el caso de que el Papa pierda el ministerium y conserve el munus, pero éste es sólo el caso de la sede totalmente impedida, cuando el Papa sigue siendo Papa, pero a causa del confinamiento, el exilio o el encarcelamiento, no puede ejercer como Papa.
En resumen: si el obispo pierde el ministerium y conserva el munus de forma regular, por límite de edad, cuando esto sucede para el papa sólo puede ser por sede impedida.
Un concepto que no es difícil de entender, pero que para ciertos estudiosos del área tradicionalista representa un escollo insalvable. Es el caso del profesor Enrico Maria Radaelli, que persiste en teorizar sobre un supuesto herético-modernista de Ratzinger que habría creado un “doble papado”.
La pregunta es obvia: si Benedicto quería legítimamente producir dos papas, uno activo y otro retirado, ¿por qué repitió durante nueve años ‘sólo hay un papa’? ¿Por qué no lo aclaró durante nueve años diciendo: ‘Tranquilos, todo está bien, los dos somos papas, sólo yo estoy retirado’? No hay respuesta.
El discurso era de una claridad geométrica: había un papa impedido y un antipapa, elegido ilegítimamente en un cónclave convocado con un papa no muerto y no había abdicado debidamente.

Sólo en una cosa es posible estar de acuerdo con estos tradicionalistas: la Declaratio es nula por error sustancial. Falta la renuncia al munus petrino y la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis prescinde por completo del hecho de que el Papa pueda ser modernista o impedido.

Si la renuncia no es conforme al c. 332.2, la elección subsiguiente es nula. No importa el motivo. Y un acto nulo nunca puede ser rectificado.

