San Jerónimo: Doctor de la Sagrada Escritura
San Jerónimo – Vida, obras y oraciones (30 de septiembre)
San Jerónimo – 30 de septiembre
Vida de San Jerónimo
San Jerónimo nació hacia el año 347 en Estridón, en la región de Dalmacia (actual Croacia). Pertenecía a una familia cristiana acomodada que pudo darle una excelente educación. Viajó a Roma para estudiar retórica, filosofía y literatura, y allí fue bautizado siendo aún joven.
Su pasión por el estudio lo llevó a recorrer diversas ciudades: Tréveris, Aquilea, Antioquía y Constantinopla. En cada lugar, además de aprender, fue profundizando en la vida cristiana y en el conocimiento de las Escrituras.
Vida ascética y retiro al desierto
En Antioquía, tras una grave enfermedad, tomó la decisión de llevar una vida austera. Se retiró al desierto de Calcis en Siria, donde pasó varios años en oración, ayuno y estudio de la Biblia. Durante este tiempo comenzó a aprender hebreo con la ayuda de un rabino, algo muy poco común entre los cristianos de su época.
Secretario papal y traductor de la Biblia
De regreso a Roma, fue llamado por el Papa San Dámaso I, quien lo nombró su secretario y le confió la revisión de las Sagradas Escrituras. Jerónimo emprendió entonces la tarea monumental de traducir la Biblia al latín directamente de los textos originales griegos y hebreos. Esta traducción, conocida como la Vulgata, se convirtió en el texto oficial de la Iglesia durante más de mil años.
Sus últimos años en Belén
Tras la muerte del Papa Dámaso, Jerónimo se estableció en Belén, donde fundó un monasterio y continuó dedicándose a la traducción y al comentario de las Escrituras. Su correspondencia y escritos abarcan comentarios bíblicos, cartas y tratados, todos ellos de gran valor teológico.
Murió en Belén el 30 de septiembre del año 420, dejando un legado inmenso a la Iglesia.
Obras y legado
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La Vulgata: traducción completa de la Biblia al latín, considerada su obra maestra.
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Comentarios bíblicos: sobre los Evangelios, los Profetas y varios libros del Antiguo Testamento.
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Cartas: más de 150, que contienen reflexiones sobre la vida espiritual, la disciplina ascética y la teología.
Por su amor a la Palabra de Dios, fue declarado Doctor de la Iglesia.
Milagros y devoción
Aunque San Jerónimo fue sobre todo un hombre de estudio, la tradición le atribuye dones especiales:
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Sueños y visiones que lo animaban en su misión de traductor de la Biblia.
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Conversión de muchos paganos y pecadores gracias a su predicación.
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Milagros de protección sobre comunidades que lo invocaban como intercesor.
Es venerado como patrono de los traductores, bibliotecarios, archiveros y estudiantes de la Biblia.
Oraciones a San Jerónimo
Oración breve
San Jerónimo, amante incansable de la Palabra de Dios, ruega por nosotros para que vivamos siempre iluminados por la Escritura. Amén.
Jaculatoria
San Jerónimo, Doctor de la Iglesia, ruega por nosotros.
Oración más extensa
Oh glorioso San Jerónimo, que dedicaste tu vida al estudio y traducción de la Sagrada Escritura, intercede por nosotros.
Enséñanos a amar la Palabra de Dios, a meditarla con fidelidad y a ponerla en práctica en nuestra vida diaria.
Inspira a los estudiosos, traductores y pastores de la Iglesia, para que sigan anunciando con claridad la verdad del Evangelio.
Que tu ejemplo nos anime a vivir con austeridad, humildad y pasión por la verdad. Amén.
Reflexión final
San Jerónimo nos recuerda que el estudio de la Palabra de Dios es camino de santidad. Su vida une la austeridad del asceta con la sabiduría del maestro. Amó profundamente las Escrituras porque en ellas encontraba al mismo Cristo. Hoy su ejemplo es una invitación a redescubrir la centralidad de la Biblia en la vida cristiana.

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