¿RETIROS ESPIRITUALES O MERCADOTECNIA DEL ESPÍRITU? Por Alex Holgado.

 

 

 

 

 

Por Álex Holgado

Para Adoración y Liberación

 

En la anarquía que propicia la iglesia del nuevo paradigma, donde el deseo del hombre ocupa el lugar de la verdad de Dios, continuamente brotan “nuevas realidades eclesiales” que, sin que quede claro su origen -con frecuencia espurio-, rápidamente se ponen de moda y con una expansión atropellada colaboran en la destrucción de la auténtica fe en una atmósfera de extraña y alucinada euforia.

Una de estas “nuevas realidades” son los llamados “retiros de impacto”, un formato de retiro espiritual cuya pretenciosa propuesta consiste en asegurar a los participantes un encuentro cara a cara con Jesucristo, y cuya marca más conocida es Emaús.

El auge que está experimentando en los últimos años esta fórmula, que ‘vende’ cambios de vida en un fin de semana e instantánea revitalización de las parroquias en las que se implanta, orilla la crítica desde el sano catolicismo, el cual se encuentra prácticamente desaparecido de la iglesia bergogliana.

Por otra parte, ¿quién osa en este tiempo de dictadura del emocionalismo ponerle el cascabel al gato?

Mas un primer aspecto que debiera alertar a quienes aún se sienten parte de esta estructura otrora católica es que el propio Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires, impulsó decididamente los retiros de Emaús en su archidiócesis. Debiera sonarles la primera señal de alarma.

Y es que no es oro/pentecostés todo lo que reluce en Emaús. Ni mucho menos. Hay que advertir, como veremos, que en este ofertón hay más paganismo y herejía que cristianismo, más cartón piedra que verdad. Pese a los aparentes “frutos” publicitados. Porque parece que se nos ha olvidado que no vale todo para “evangelizar” y que las malas prácticas desdicen del producto.

Pero, ¿qué es Emaús? ¿De qué estamos hablando? En principio, no es un movimiento ni una comunidad, sino una invitación, dicen, para darte de bruces con Jesucristo, que te está esperando en un retiro espiritual de tres días. Una experiencia radical y personalizada del amor de Dios.

Suena guay. Los desajustes, sin embargo, aparecen en cuanto aplica uno la lupa.

Primer detalle sospechoso: el secreto.

No es que se recomiende al participante callar los aspectos personales que salen a la luz en una convivencia, estamos hablando de que, realmente, los asistentes están obligados a no revelar en qué consiste el retiro y de que los organizadores custodian un manual que se transmite a unos pocos escogidos con severa recomendación de confidencialidad, como si de un arcano se tratara.

Segundo detalle extraño: la mercadotecnia.

Como si estuviéramos hablando de un parque temático, los organizadores te ‘venden’ el tráiler del retiro de Emaús como una experiencia única y maravillosa que tienes que vivir, que no se puede contar, que no se puede explicar, que es conmovedora. Te venden el puydefú de los retiros espirituales, el lugar donde experimentarás sensiblemente el amor de Dios. Desde luego, la competencia en marketing espiritual no se les puede negar.

Tercer detalle sospechoso: la simbología.

¿Por qué los retiros de Emaús tienen símbolos e iconografía que no se corresponden con la tradición católica y sí por contra enlazan con los de sociedades secretas anticristianas, como el rosacrucismo? ¿Es por casualidad? ¿Por qué algo tan evidente pasa desapercibido para las autoridades eclesiales y para los sacerdotes? ¿O lo que sucede es que hay sacrílegas intenciones bajo cuerda?

Cuarto detalle inopinado: el origen.

Existe el nombre de la creadora del retiro, la laica Myrna Gallagher, que lo ideó en 1978, en San Luis (Miami), animada por su párroco, David G. Russell. Pero a su vez los neopentecostales reclaman la autoría de la fórmula, un sincrético formato de avivamiento que, de hecho -y lo mismo que es evidente en corrientes como el movimiento carismático-, responde más a un concepto evangelístico que católico.

Quinto detalle desajustado: los testimonios.

Te aseguran que Cristo te está esperando, literal y personalmente, en un retiro de Emaús. ¿Es lícito afirmarlo con tamaño atrevimiento? ¿Es normal que los participantes experimenten teofanías que ni los más grandes santos tienen testificadas? ¿Es atribuible a la acción del Espíritu Santo la euforia que presentan los testimonios o es propia de las víctimas de técnicas de manipulación psicológica? Por otro lado, el exhibicionismo psicoespiritual que se impone en los retiros es un signo claro de manipulación.

Sexto detalle extraño: la soberbia.

Aunque el Espíritu Santo sopla donde y cuando quiere, es fiel a las promesas de Nuestro Señor, quien instituyó los sacramentos para canalizar la relación más genuina con la divinidad. Entonces, ¿es posible controlar el Espíritu Santo? Conviene precisar que el Espíritu Santo no es una fuerza mágica y que nadie es su dueño ni su administrador –y menos los laicos- para utilizarlo para obtener sus fines, por muy “loables” que estos sean.

Por otra parte, el uso de terminología exaltada del tipo “nuevo pentecostés”, “renovación en el Espíritu”, “efusión del Espíritu” o “bautismo de fuego” debe precavernos, pues son todas ellas expresiones acuñadas fuera de la doctrina católica.

Séptimo detalle oculto: el fullness.

Aunque se asegura que el protagonista del retiro es el Espíritu Santo, lo cierto es que la organización sigue las metódicas pautas que dicta el manual para asegurarse el impacto de las actividades y para conocer detalles personales de cada uno de los participantes y poder estimular así sus emociones y conseguir el resultado deseado: el bienestar. Son técnicas de manipulación que beben de la programación neurolingüística, el mindfulness o la hipnosis terapéutica.

Octavo detalle llamativo: la discoteca.

No hay retiro de Emaús sin profusa banda sonora. Desde luego que la música forma parte de la tradición cristiana para elevar el espíritu y propiciar la unción, pero en Emaús hablamos de herramienta inductora de la emotividad para conseguir un objetivo humano. El grueso del material no lo constituyen piezas de música sacra o profana adaptada, sino directamente canciones evangélicas, a pesar de la prevención al respecto de la Iglesia por el influjo herético que tienen sus letras. La pregunta entonces es la siguiente: ¿importa salvar un alma o ganar una voluntad?

Noveno detalle estrambótico: el utilitarismo.

Ante los reparos que se plantean, los partidarios de los retiros de Emaús se justifican siempre apelando a los “frutos”, es decir, a los números de conversos y a las vidas sanadas “gracias al encuentro con el amor de Dios”. Ya no se juzgan los actos bajo la única luz posible, la verdad, sino por sus resultados prácticos. El criterio de verdad que debe imperar en todo el proceso ha sido reemplazado por el de eficiencia, de manera que el agente que se denomina con tanta ligereza “amor de Dios” puede ser cualquier cosa, pues sabemos que Dios no está en la ausencia de verdad.

Décimo detalle molesto: el lenguaje.

Aunque para el nuevo paradigma alterar los términos supone un signo de progreso, lo cierto es que el lenguaje que se emplea en estos retiros es propio de otras propuestas religiosas, filosóficas y profanas. Y la terminología define una concepción concreta de la realidad.

Una secta es un grupo de personas en el que se utilizan técnicas de manipulación y control mental sin que los adeptos sean conscientes de ello ni hayan dado su consentimiento explícito o implícito. Por otra parte, es habitual que se inculque el uso de un vocabulario específico del grupo, ya sea creando nuevas palabras, ya sea cambiando el significado de las palabras habituales. Además, la devoción sin vínculo de unión doctrinal, es síntoma también de deriva sectaria.

No es el propósito de esta serie de artículos desenmascarar a grupos eclesiales que funcionan como sectas, pero sí lo es advertir al católico de a pie que no se deje engañar, que el respaldo parroquial hoy a determinadas actividades no es garantía de ortodoxia y ya ni siquiera del más esencial cuidado de las almas, y que la desviación emocionalista es signo visible de la apostasía.

En la iglesia bergogliana vale todo para captar adeptos. Y es necesario advertir que donde más se apela al Espíritu Santo, en realidad menos se cree en su acción y, por lo tanto, donde tratan de remedarlo mediante técnicas de manipulación tan humanas como inmorales. Claramente, Dios ha sido reemplazado por sus imitadores.

Por ello, es necesario plantearse quién o quiénes, o incluso qué, está detrás del impacto de estos retiros. Vamos a intentar analizarlo en próximas entregas.

 

 

 

 

 

ACCEDE A LAS MEJORES LECTURAS CATÓLICAS PINCHANDO ESTA IMAGEN

 

 

ACCEDE AL NUEVO CATÁLOGO DE LA TIENDA AYL PINCHANDO ESTA IMAGEN

 

 

---