JUNÍPERO EL GRANDE. Por F. L. Mirones
Desde la ciudad fundada por el español Felipe de Neve como el Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río Porciúncula, hoy Los Ángeles o LAX en California, os cuento.

Por Fernando López Mirones

Desde la ciudad fundada por el español Felipe de Neve como el Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río Porciúncula, hoy Los Ángeles o LAX en California, os cuento.
Resulta que un tal Miguel José Serra, nacido en la isla de Mallorca, en España, tiene una estatua en el Capitolio de Estados Unidos porque fue uno de los padres de la patria norteamericana.
El bueno de Serra era doctor y profesor cuando decidió irse a tierras americanas. Lo primero que hizo fue aprender la lengua nativa, aunque en esas tierras de California entonces había más de cien idiomas.
Enseñó a cultivar la tierra montando granjas y talleres, e inició a los indígenas en las ciencias, las artes y el comercio. El muchacho fundó la ciudad de San Francisco y la de San Diego, entre otras muchas, pero principalmente más de una centena de misiones, que eran cooperativas indígenas de óptimo rendimiento, con sus escuelas, hospitales y talleres que fueron una ejemplo de empresa productiva cuyos beneficios repercutieron en los propios trabajadores indígenas. Pero cuando murió, España dejó de administrar esos territorios, que pasaron a Estados Unidos.
La suerte de los indígenas cambió, pues el trato anglosajón los dejó arrinconados, les quitaron las misiones y los relegaron a las tierras menos productivas. El profesor de Historia norteamericano Steven W. Hacket explica lo asombrosa que fue la gesta de este español, y cómo la historiografía anglosajona lo ha intentado apartar centrando a los padres fundadores entre los anglosajones protestantes de la Trece Colonias inglesas.
Los indios californianos aún siguen ahí, gracias a él, y Estados Unidos le debe mucho a este español increíble, como otros tantos que no salen en las películas… Hasta ahora.
En la foto, la estatua de Fray Junípero Serra en el Capitolio, Washington.
Y un fotograma de la película La Misión de Roland Joffé con Jeremy Irons como jesuíta.
Un aullido.

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