Comunicado de Monseñor Viganò sobre el caso de Emanuela Orlandi.
El silencio ensordecedor de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal Italiana demuestra una complicidad inquietante en esta vergonzosa operación

COMUNICADO
Acerca de las declaraciones recientes
sobre el caso de Emanuela Orlandi
En los últimos días, se han dado a conocer las declaraciones de Pietro Orlandi, hermano de Emanuela Orlandi, hija de un empleado de la Prefectura de la Casa Pontificia, que murió en 1983. Esta dolorosa historia exige que la verdad sobre la desaparición de Emanuela salga a la luz mediante investigaciones rigurosas: el respeto por su familia y la justicia lo requieren.
Pero si la petición de verdad de la familia es completamente legítima, las gravísimas insinuaciones de su hermano Pedro sobre Juan Pablo II, que según él se basan en las declaraciones del dr. Alessandro Diddi, Promotor de Justicia del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, quién le hubiera dicho a Pietro Orlandi “haber recibido el mandato, del Secretario de Estado y del Papa Francisco, de aclarar el cien por cien e investigar a 360 grados y no hacer descuentos a nadie, desde la base hasta la cima“. De esta manera, Bergoglio insinúa que sus predecesores también estarían involucrados en la desaparición de Emanuela Orlandi, quienes estarían implicados y habrían encubierto crímenes abominables, mientras se acreditaba a sí mismo como una persona íntegra y decidida a hacer justicia.
Si las declaraciones del hermano de Emanuela Orlandi son ciertas, el Promotor de Justicia ha cometido una gravísima violación de sus deberes de confidencialidad a los que todo Magistrado está obligado. Ante tales declaraciones deplorables, la Santa Sede debería haber intervenido con prontitud, y la destitución del Dr. Diddi debería haber sido inmediata. El hecho de que esto no haya sucedido demuestra que el Promotor de Justicia actúa en ejecución de órdenes recibidas “del Secretario de Estado y del Papa Francisco” y que goza del apoyo de Bergoglio.
De lo contrario, no explicaría la divulgación de acusaciones infundadas e insinuaciones viles sobre la persona del Papa Wojtyla, acompañadas de reconstrucciones despotricantes hechas por criminales con prejuicios.
Al poner toda la responsabilidad en sus predecesores, Bergoglio obviamente tiene la intención de desviar la atención de los medios de comunicación de los horribles escándalos en los que está involucrado junto con figuras indignas presentes en el Vaticano o promovidas por él en las sedes episcopales.
El silencio ensordecedor de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal Italiana demuestra una complicidad inquietante en esta vergonzosa operación por parte de quienes, más allá de los proclamos, se rodearon de personajes despreciables y moralmente comprometidos, garantizándoles protección e impunidad.
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
abril 14, 2023