La sangre de millones de inocentes salpica a Jorge Mario Bergoglio. Por Vicente Montesinos
Pfizer admite haber utilizado tejido fetal abortado en el desarrollo de sus "vacunas".
Vicente Montesinos
Director de Adoración y Liberación
Lo que leen. Pfizer admite haber utilizado tejido fetal abortado en el desarrollo de sus “vacunas”. Lo peor de toda esta distopía es que nos cuentan la verdad… porque saben que da igual. Permítanme la vulgaridad: “nos mean en la cara, y nos lavamos con su orín”.
Melissa Strickler, auditora de calidad de Pfizer, acaba de descargar un lote de correos electrónicos de la empresa que muestran que los ejecutivos de la misma son de todo menos honestos, en un momento en el que gobiernos de todo el mundo están imponiendo vacunas obligatorias en millones de ciudadanos.
Y es que Pfizer está instruyendo a su personal para que ofusque la verdad sobre el uso de células fetales abortadas en el desarrollo de sus vacunas.
En un e-mail, Vanessa Gelman, directora senior de investigación mundial de Pfizer, dijo que «queremos evitar que la información sobre las células fetales esté flotando», antes de agregar que «el riesgo de comunicar esto supera cualquier beneficio potencial que podamos ver, en particular con los miembros del público en general que pueden tomar esta información y usarla de maneras que quizás no queramos»
En otra comunicación de Pfizer, un empleado pidió consejo sobre cómo responder a la pregunta muy sencilla: «¿Pfizer usó una línea celular de un feto abortado al realizar alguna prueba de confirmación para esta vacuna?» En lugar de un simple «sí» o «no», Gelman recomendó «mantenerse concentrado» en esta trama: “Las líneas celulares derivadas de fetos humanos no se utilizan para producir nuestra vacuna en investigación, que consiste en sintéticos y componentes producidos enzimáticamente”
Sin embargo, en otra frase, Gelman se desvía 180 grados de su declaración original y le dice al personal que no comparta con el público la siguiente información a menos que sea «estrictamente necesario»: “En una o más líneas celulares se ha utilizado tejido fetal humano en pruebas de laboratorio asociadas con el programa de vacunas”
Y es que lo último que Pfizer quiere a esta alturas del partido es que millones de cristianos comiencen a hacer preguntas sobre el tejido fetal abortado en su producto.
Pero con todo y con eso, no es Pfizer el mayor responsable de esta mentira atroz. Por que si la farmacéutica ha podido capear este temporal es con la impagable (aunque seguro que pagada) ayuda del que vienen en llamar “Papa Francisco”. El inmoral Jorge Mario Bergoglio, sí.
Eso ha quedado más que contrastado en un correo electrónico de Philip Dormitzer, director científico de Pfizer, quien, después de decir que las vacunas son «en última instancia derivadas de un feto abortado», proclama con orgullo que «el comité doctrinal del Vaticano ha confirmado que lo consideran aceptable». De esta forma se aseguran que los millones de creyentes provida sean “inmunizados”. «La declaración oficial de Pfizer expresa bien la respuesta y es lo que debería proporcionarse en respuesta a una consulta externa», agrega con aire de suficiencia.
Para la Iglesia Católica (de verdad), siguiendo los mandatos de Cristo; y también para cientos de millones de fieles en todo el mundo, el aborto se considera un asesinato en primer grado. Sin embargo, se está utilizando tejido fetal para desarrollar vacunas Covid. Con la aprobación, aquiescencia y beneplácito del malvado argentino.
Es incomprensible que un supuesto “papa” de la Iglesia católica mantenga esta abyecta actuación (al menos para quienes no llevan siguiendo la trayectoria del maquiavélico jesuita desde sus inicios). Pero más incomprensible es, para todos (entre los que nos incluimos) que los católicos no abran los ojos y sigan dando su apoyo a este exterminador de la moral.
La sangre de tantos millones de santos inocentes mártires asesinados en el seno de sus madres, clama al cielo; y salpica a Jorge Mario Bergoglio.
Sí; ese mismo que a esto le llama “un acto de amor”.
Execrable.

Un acto de amor…
Dios, por favor. Es inaudito que Francisco haya dicho esto, su enésima metedura de pata colosal, y que tantísimos cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes le hayan replicado como loros visto que estamos bajo dominio de la MENTIRA continua. Es como si los Santos Evangelios fueran una fábula, un adorno, una mera formalidad burocrática y que lo que nos enseñó el Señor no contase y hubiese sido descartado incluso por muchos de sus ministros, cuando debería estar grabado a fuego en nuestros corazones y guiarnos cada momento. Como si el abandono en la Divina Providencia no contase para nada frente a la “ciencia”, los políticos, los medios de manipulación, la burocracia, los mercaderes de éste mundo, los jueces, la solidaridad a son de trompeta farisea, etc. En el pasado se podía confiar en los médicos, pero hoy es que ni ellos saben lo que hacen y lo que prescriben. ¿Cómo es posible que no nos demos cuenta? ¿Adonde hemos llegado?
¿Sabemos de quién nos hemos fiado como San Pablo? ¿Inyección o oración? ¿Mentira o Verdad? ¿Mundo o Dios? ¿Con Cristo o contra Él? ¿Ganar la vida para perderla o darla para gloria de Dios para ganarla en la eternidad?
Claro, luego muchos ponen el grito en el cielo diciendo que a Francisco muchos le desacreditan, le critican, que no le guardan respeto…, pero ¿qué esperar si lo que hoy hay en nuestra casa, la Santa Iglesia católica de Jesucristo, no es ya humo, sino tinieblas casi totales de satanás? ¿Pero a santo de qué se metieron en política o se subordinaron al mundo y no a Dios, que es quien los llamó a su vocación? Vamos a sufrir y llorar lo que ni todas las generaciones anteriores sufrieron y lloraron. Y nos lo merecemos…
Que Dios se apiade de todos nosotros, que hasta parece una indignidad más pedirle el imprescindible perdón después de todo.