LA PALABRA DE DIOS DEL DOMINGO: PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO Y PURIFICACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

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2 de febrero

PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS

LA PURIFICACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

II clase, blanco

 

 

 

PROEMIO LITÚRGICO

Esta fiesta, con la cual se termina el tiempo de Epifanía, se nos presenta como el puente entre el misterio de Navidad y el de Pascua: María tiene todavía al Niño en sus brazos, pero lo lleva al templo para ofrecerlo. A los cuarenta días del Nacimiento de Jesús, María se dirigió a Jerusalén para ofrecer el sacrificio prescrito por la ley mosaica. Es una fiesta del Señor y, a la vez, una fiesta de María, la fiesta mariana más antigua de toda la liturgia, y la que completa el contenido simbólico de este tiempo de Navidad. Con alegrías de Nochebuena, “la luz brilló en la tinieblas”; con el esplendor de  Epifanía, “la luz envolvió a Jerusalén”, es decir, a la Iglesia; con la liturgia de hoy, en esa procesión, que recuerda el viaje de María a Jerusalén, la luz arde ya en nuestras manos y, como cantamos en el Introito, “hemos tomado en nuestras brazos la misericordia de Dios” –hecha carne-, pues el cirio que recibimos de la manos del sacerdote es un símbolo de Cristo, “luz para iluminar a las gentes”, como decimos en la liturgia de este día recogiendo las palabras del viejo Simeón. “La cera –enseña San Anselmo-, significa la carne virginal del divino Infante; el pabilo, su alma; la llama, su divinidad.” Por eso los orientales llaman a esta fiesta el Encuentro (Hypapante). Es el encuentro de la Iglesia, de cada una de nuestras almas, con Cristo, el Esposo, que ha bajado a nuestra tierra para buscarnos. Escuchemos, pues, ansiosos la voz de la liturgia, que nos dice: “He aquí que viene a su santo templo el Dominador y el Señor; Sión, sal al encuentro de tu Dios, llena de alegría y de amor.” Vayamos a recibir la candela simbólica y guardémosla devotamente en nuestras casas, para que sea nuestra defensa en las tentaciones y en las tormentas interiores y exteriores, y, como hacían nuestros antiguos, tomémosla en nuestras manos como una confesión de la Divinidad de Cristo y de nuestro amor hacia Él, cuando llegue la hora de nuestro encuentro definitivo.

 

 

 

  1. BENDICIÓN DE LAS CANDELAS

El sacerdote, revestido de alba, estola y capa de color blanco, sube al altar y comienza la bendición de las candelas que están en el lado de la epístola, dice en tono ferial con las manos juntas:

 

 

℣. Dóminus vobíscum.

℞. Et cum spíritu tuo.

 

ORÉMUS. Domine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus, qui ómnia ex níhilo creásti, et jussu tuo per ópera apum hunc liquorem ad perfectionem cérei veníre fecísti: et qui hodiérna die petitiónem justi Simeónis implésti: te humíliter deprecámur; ut has candélas ad usus hóminum et sanitátem córporum et animárum, sive in terra sive in aquis, per invocatiónem tui sanctíssimi nóminis et per intercessiónem beátæ Maríæ semper Vírginis, cujus hódie festa devóte celebrántur, et per preces ómnium Sanctórum tuórum, bene ✠  dícere et sancti ✠  ficáre dignéris: et hujus plebis tuæ, quæ illas honorífice in mánibus desíderat portare teque cantando laudare, exáudias voces de coelo sancto tuo et de sede majestátis tuæ: et propítius sis ómnibus clamántibus ad te, quos redemísti pretióso Sánguine Fílii tui: Qui tecum.

℞. Amen.

 

 

ORÉMUS. Omnípotens sempitérne Deus, qui hodiérna die Unigénitum tuum ulnis sancti Simeónis in templo sancto tuo suscipiéndum præsentásti: tuam súpplices deprecámur cleméntiam; ut has candélas, quas nos fámuli tui, in tui nóminis magnificéntiam suscipiéntes, gestáre cúpimus luce accénsas, bene ✠  dícere et sancti ✠  ficáre atque lúmine supérnæ benedictiónis accéndere dignéris: quaténus eas tibi Dómino, Deo nostro, offeréndo digni, et sancto igne dulcíssimæ caritátis tuæ succénsi, in templo sancto glóriæ tuæ repræsentári mereámur. Per eúndem Dóminum nostrum.

℞. Amen.

 

ORÉMUS. Dómine Jesu Christe, lux vera, quæ illúminas omnem hóminem veniéntem in hunc mundum: effúnde bene✠dictiónem tuam super hos céreos, et sancti✠fica eos lúmine grátiæ tuæ, et concéde propítius; ut, sicut hæc luminária igne visíbili accénsa noctúrnas depéllunt ténebras; ita corda nostra invisíbili igne, id est, Sancti Spíritus splendóre illustráta, ómnium vitiórum cæcitáte cáreant: ut, purgáto mentis óculo, ea cérnere póssimus, quæ tibi sunt plácita et nostræ salúti utília; quaténus post hujus sǽculi caliginósa discrímina ad lucem indeficiéntem perveníre mereámur. Per te, Christe Jesu, Salvátor mundi, qui in Trinitáte perfécta vivis et regnas Deus, per ómnia sǽcula sæculórum.

℣. Amen.

 

ORÉMUS. Omnípotens sempitérne Deus, qui per Móysen fámulum tuum puríssimum ólei liquórem ad luminária ante conspéctum tuum júgiter concinnánda præparári jussísti: bene ✠ dictiónis tuæ grátiam super hos céreos benígnus infúnde; quaténus sic adminístrent lumen extérius, ut, te donánte, lumen Spíritus tui nostris non desit méntibus intérius. Per Dóminum… in unitáte ejúsdem.

℞. Amen.

 

ORÉMUS. Dómine Jesu Christe, qui hodiérna die, in nostræ carnis substántia inter hómines appárens, a paréntibus in templo es præsentátus: quem Símeon venerábilis senex, lúmine Spíritus tui irradiátus, agnóvit, suscépit et benedíxit: præsta propítius; ut, ejúsdem Spíritus Sancti grátia illumináti atque edócti, te veráciter agnoscámus et fidéliter diligámus: Qui cum Deo Patre in unitáte ejúsdem Spíritus Sancti vivis et regnas Deus, per ómnia sǽtula sæculórum.

℞. Amen.

℣. El Señor esté con vosotros.

℞. Y con tu espíritu.

 

OREMOS. Señor santo, Padre todopodero, Dios eterno, que de la nada créate todas las cosas y ordenaste que la cera elaborada por las abejas sirviese para formar estos cirios; y en le presente día cumpliste los deseos del justo Simeón, te pedimos humildemente, por la invocación de tu nombre y por la poderosa intercesión de la Santísima Virgen María, cuya fiesta hoy devotamente celebramos y también por las preces de todos los santos, te dignes ben+decir y santi+ficar estas candelas; para uso de los hombre, para salud de los cuerpos y de las almas, por mar y tierra: escucha desde el santuario del cielo y desde el trono de tu majestad la voz de este pueblo, que desea llevarlas reverentemente en sus manos y con sus cánticos alabarte; muéstrate propicio a cuantos ti claman, puesto que con la sangre preciosa de tu Hijo Unigénito los redimiste. Que vive y reina.

℞.. Amén.

OREMOS. Omnipotente y sempiterno Dios, que en el día de hoy presentaste a tu Hijo unigénito en el templo para que fuese recibido en los brazos de Simeón: imploramos humildemente tu clemencia para que te dignes ben+decir  y santi+ficar y encender con la luz celeste de tu bendición estas candelas, que nosotros, tus siervos, intentamos recibir y llevar encendidas a gloria de tu nombre; para que siendo dignos de ofrecértelas, Seño Dios nuestro, e inflamados de tu dulcísima caridad, merezcamos ser presentados en el santo templo de tu gloria. Por Nuestro Señor Jesucristo.

℞. Amén.

 

OREMOS. Señor Jesucristo, luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo: derrama tu ben+dición sobre estos cirios, y santi+fícalos con la luz de tu gracia; y así como estas antorchas encendidas con fuego visible ahuyentan las tinieblas de la noche, así nuestros corazones alumbrados con luz invisible, esto es, con la claridad del Espíritu Santo, se libren de la ceguedad de todos los vicios, para que, purificada la vista del alma, podamos ver lo que te es grato y útil a nuestra salvación, y así merezcamos llegar, después de las peligrosas tinieblas de este mundo, a la luz indeficiente. Por ti, Jesucristo, Salvador del mundo, que en Trinidad perfecta vives y reinas y eres Dios, por los siglos de los siglos.

℞. Amén.

 

OREMOS. Dios todopoderoso y eterno, que has ordenado por medio de Moisés, tu siervo, preparar aceite purísimo para mantener encendidas continuamente las lámparas en tu presencia; derramar propicio la gracia de tu bendi+ción sobre estas velas, para que alumbrándonos en el exterior, por tu gracia no falte a nuestras almas la luz interior de tu Espíritu. Por Nuestro Señor Jesucristo.

℞. Amén.

OREMOS. Señor Jesucristo, que apareciste entre los hombres en la sustancia de nuestra carne, y quisiste ser presentado por tus padres en el templo y a quien anciano Simeón, iluminado por la luz de tu Espíritu, conoció, recibió y bendijo: dígnate en tu misericordia, que iluminados y adoctrinados por la gracia del mismo Espíritu Santo, te conozcamos verdaderamente y te amemos fielmente. Que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del mismo Espíritu Santo y ere Dios, por los siglos de los siglos.

℞.. Amén.

Al llegar aquí, el sacerdote pone incienso en el incensario, asperga después las candelas con agua bendita, diciendo la Antífona Asperges me sin salmo y luego las inciensa con tres golpes de incensario. Mientras tanto, los fieles se acercan al altar para recibir de rodillas la candela de manos del sacerdote. Al recibir la candela, se besa primero ésta y después la mano del sacerdote. Mientras se distribuyen las candelas, se canta la siguiente.

Cántico Lc 2, 29-31

V/. Lumen ad revelatiónem géntium et glóriam plebis tuæ Israël.

 

V/. Nunc dimíttis servum tuum, Dómine, secúndum verbum tuum in pace. R/. Lumen.

V/. Quia vidérunt óculi mei salutáre tuum. R/. Lumen.

V/. Quod parásti ante fáciem ómnium populorum. R/. Lumen.

V/. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. R/. Lumen.

V/. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen. R/. Lumen.

V/. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

 

V/. Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz, según tu promesa. R/. Luz.

V/. Porque mi ojos han visto a tu salvación. R/. Luz.

V/. A quien has presentado ante todos los pueblos. R/. Luz.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R/. Luz.

V/. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. R/. Luz.

Terminada la distribución de las candelas, el celebrante en al altar añade.

℣. Dóminus vobíscum.

℞. Et cum spíritu tuo.

ORÉMUS. Exáudi, quǽsumus, Dómine, plebem tuam: et, quæ extrinsécus ánnua tríbuis devotióne venerári, intérius asséqui grátiæ tuæ luce concéde. Per Christum, Dóminum nostrum.

℞. Amen.

℣. El Señor esté con vosotros.

℞. Y con tu espíritu.

OREMOS. Escucha, Señor, a tu pueblo y concédenos que los misterios que cada año nos permites celebrar exteriormente, los interioricemos con la luz de tu gracia. Por Cristo, nuestro Señor.

℞. Amén.

  1. PROCESIÓN

Terminado el canto de la oración anterior, el sacerdote pone incienso en el incensario y  el mismo o el diácono de cara al pueblo dice o canta:

℣.Procedamus in pace.

℞. In nómine Christi. Amen.

℣. Salgamos en paz.

℞. En nombre de Cristo. Amén.

La procesión se pone en marcha: primero el turiferario, el subdiácono revestido con la cruz en medio de dos acólitos con candelabros, el resto del clero asistente, el celebrante con el diácono a su izquierda, y detrás de él,  los fieles llevando las candelas encendidas. Durante la procesión se cantan las siguientes antífonas.

Antiph. 1.  Adórna thálamum tuum, Sion, et súscipe Regem Christum: ampléctere Maríam, quæ est coeléstis porta: ipsa enim portat Regem glóriæ novi lúminis: subsístit Virgo, addúcens mánibus Fílium ante lucíferum génitum: quem accípiens Símeon in ulnas suas, prædicávit pópulis, Dóminum eum esse vitæ et mortis et Salvatórem mundi.

 

Antiph. 2 Luc. 2, 26, 27 et 28- 29. Respónsum accépit Símeon a Spíritu Sancto, non visúrum se mortem, nisi vidéret Christum Dómini: et cum indúcerent Púerum in templum, accépit eum in ulnas suas, et benedíxit Deum, et dixit: Nunc dimíttis servum tuum, Dómine, in pace. ℣. Cum indúcerent púerum Jesum parentes ejus, ut fácerent secúndum consuetúdinem legis pro eo, ipse accépit eum in ulnas suas.

Ant. 1. O Sion, adorna tu lecho nupcial, y recibe a Cristo, tu Rey: sal al encuentro de María, porque ella, que es la puerta del cielo,  trae a ti al glorioso Rey de la nueva luz; se detiene la Virgen llevando en sus manos al Hijo engendrado antes que la aurora; le recibe Simeón en sus manos, y predica a los pueblos que Él es el Señor de la vida y de la muerte y el Salvador del mundo.

Ant. 2. Simeón recibió una respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor, y cuando llevaron al Niño al templo, él lo tomó en brazos y bendijo a Dios, y dijo: “Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz. ℣. Cuando sus padres introdujeron al niño Jesús, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos.

Al entrar de nuevo en la Iglesia se canta:

℣. Obtulérunt pro eo Dómino par túrturum, aut duos pullos columbárum: * Sicut scriptum est in lege Dómini.

℣. Postquam impléti sunt dies purgatiónis Maríæ, secúndum legem Moysi, tulérunt Jesum in Jerúsalem, ut sísterent eum Dómino. * Sicut scriptum est in lege Dómini.

℣. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. * Sicut scriptum est in lege Dómini.

℣. Ofrecieron por él al Señor un par de tórtolas o dos pichones, ℞. Como está escrito en la ley del Señor.

℣. Después de los días de la purificación de María se cumplieron de acuerdo a la ley de Moisés. ℞. Como está escrito

℣. Llevaron a Jesús a Jerusalén, * para presentarle al Señor. ℞. Como está escrito.

℣. Gloria al Padre y al Hijo, * y al Espíritu Santo. ℞. Como está escrito

  1. SANTA MISA

Terminada la procesión, los ministros toman los ornamentos para la Santa Misa, En la misa que sigue a la bendición se omite el salmo Iudica me, Deu, así como la Confesión y las oraciones Aufer a nobis y Oramus te. El sacerdote sube al altar, lo besa. En la misa cantada sigue con la incensación, en la misa rezada recita el introito. Los fieles deben tener encendidas las velas durante el Evangelio y el Canon.

 

 

INTROITO  Sal 47, 10-11

Suscépimus, Deus, misericórdiam tuam in medio templi tui: secúndum nomen tuum, Deus, ita et laus tua in fines terræ, justitia plena est déxtera tua [Ps. 47, 2] Magnus Dóminus, et laudábilis nimis: in civitáte Dei nostri; in monte sancto ejus. v. Gloria Patri. Suscépimus Deus. Hemos recibido tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo; como tu nombre, oh Dios, así ha llegado tu alabanza hasta los confines de la tierra: tu diestra está llena de justicia. Sal. Grande es el Señor, y muy de ser alabado en la ciudad de Dios, en su monte santo. Gloria. Que tenemos.

 

 

COLECTA

Omnípotens sempitérne Deus, majestátem, tuam súpplices exorámus: ut, sicut unigéntius Fílius tuus hodiérna die cum nostræ carnis substántia in templo est præsentatus; ita nos fácias purificátis tibi méntibus præsentári. Per eundum Dóminum. Dios omnipotente y eterno, humildemente pedimos a tu majestad, para que hagas que así como tu Hijo unigénito fue presentado este día en el templo revestido con la sustancia de nuestra carne, así también nosotros nos presentemos a ti con el alma purificada. Por Nuestro Señor Jesucristo.

 

 

EPISTOLA Ml 3, 1-4

Lectio Malachiæ Prophetæ. Hæc dicit Dóminus Deus: «Ecce ego mitto Angelum meum, et præparábit viam ante fáciem meam. Et statim véniet ad templum suum Dominátor, quem vos quǽritis, et Angelus testaménti, quem vos vultis. Ecce venit, dicit Dóminus exercítuum: et quis póterit cogitáre diem advéntus ejus, et quis stabit ad vidéndum eum? Ipse enim quasi ignis conflans, et quasi herba fullónum: et sedébit conflans, et emúndans argéntum, et purgábit fílios Levi et colábit eos quasi aurum et quasi argéntum: et erunt Dómino offeréntes sacrifícia in justítia. Et placébit Dómino sacrifícium Juda, et Jerúsalem, sicut dies sǽculi, et sicut anni antíqui: dicit Dóminus omnípotens.» Lectura del profeta Malaquías. Esto dice el Señor Dios: «He aquí, que yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí. Y entonces vendrá el Dominador a su templo, a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis. He aquí que viene –dice el Señor de los ejércitos-. Y, ¿quién será capaz de pensar en el día de su venida?, y ¿quién podrá estar para verlo? Porque él será como un fuego purificador, y como la hierba de batanero; se sentará para refinar y purificar la plata, y él purificará a los hijos de Leví, y los refinará como el oro y la plata; ofrecerán sacrificios al Señor con justicia. Y el sacrificio de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor, como en los días de antaño y como en los años antiguos –lo dice el Señor Todopoderoso.

 

 

GRADUALE Sal 47, 10-11.9

Suscépimus, Deus, misericórdiam tuam in medio templi tui: secúndum nomen tuum, Deus, ita et laus tua in fines terræ. ℣. Sicut audívimus ita et vídimus, in civitáte Dei nostri, in monte sancto ejus.

 

Allelúia, alleluia.- ℣.Senex púerum portábat: puer autem senem regébat. Allelúia.

Hemos recibido tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo; como tu nombre, oh Dios, así ha llegado tu alabanza hasta los confines de la tierra. ℣. Como escuchamos así lo hemos visto en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.

Aleluya. Aleluya. ℣. El anciano llevaba al niño, pero el Niño gobernaba el anciano. Aleluya.

 

 

 

TRACTO Lc 2, 29-32

En tiempo de septuagésima se omite el Aleluya y en su lugar se dice el tracto.

℣.Nunc dimíttis servum tuum, Dómine, secúndum verbum tuum in pace, *Quia vidérunt óculi mei salutáre tuam. * Quod parásti ante fáciem ómnium populórum. * Lumen ad revelatiónem géntium, et glóriam plebis tuæ Israël. Ahora, Señor, según tu palabra puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto tu salvación. * Al que has puesto delante de todos los pueblos: *Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

 

 

 

EVANGELIO  Lc 2, 22-32

Sequentia sancti Evangelii secundum Lucam

In illo témpore: Postquam impléti sunt dies purgatiónis Maríæ, secúndum legem Móysi, tulérunt Jesum in Jerúsalem, ut sísterent eum Dómino, sicut scriptum est in lege Dómini: «Quia omne masculínum adapériens vulvam sanctum Dómino vocábitur. Et ut darent hóstiam secúndum quod dictum est in lege Dómini, «par túrturum aut duos pullos columbárum.» Et ecce homo erat in Jerúsalem, cui nomen Símeon, et homo iste justus et timorátus, exspéctans consolatiónem Israël, et Spíritus Sanctus erat in eo. Et respónsum accéperat a Spíritu Sancto, non visúrum se mortem, nisi prius vidéret Christum Dómini. Et venit in spíritu in templum. Et cum indúcerent púerum Jesum paréntes ejus, ut fácerent secúndum consuetúdinem legis pro eo: et ipse accépit eum in ulnas suas, et benedíxit Deum, et dixit: «Nunc dimíttis servum tuum, Dómine, secúndum verbum tuum in pace: quia vidérunt óculi mei salutáre tuum, quod parásti ante fáciem ómnium propulórum: Lumen ad revelatiónem géntium, et glóriam plebis tuæ Israël.»

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, cuando se cumplieron los días de la purificación de María de acuerdo a la ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor». Y para ofrecer la ofrenda conforme a lo que se dice en la Ley del Señor,  “un par de tórtolas o dos pichones:” Y he aquí, que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor. Y vino por inspiración del Espíritu al templo. Y cuando sus padres introdujeron al niño Jesús, para hacer por él conforme al rito de la ley, lo recibió en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu palabra puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto tu salvación. Al que has puesto delante de todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.”

 

 

 

OFERTORIO Sal 44, 3

Diffúsa est grátia in lábiis tuis: proptérea benedíxit te Deus in ætérnum, et in sǽculum sæculi. La gracia se derrama en tus labios: por eso Dios te ha bendecido para siempre, y por los siglos de los siglos.

 

 

 

SECRETA

Exaudi, Dómine, preces nostras : et, ut digna sint múnera, quæ óculis tuæ majetátis offérimus, subsídium nobis tuæ pietátis impénde. Per Dóminum Escucha, Señor, nuestras oraciones, y para que los dones que ofrecemos ante tu Majestad sean dignos, danos el auxilio de tu piedad. Por Nuestro Señor Jesucristo.

 

 

PREFACIO de  NAVIDAD

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Quia per incarnáti Verbi mystérium, nova mentis nostræ óculis lux tuæ claritátis infúlsit: ut dum visibíliter Deum cognóscimus, per hunc in invisibílium amórem rapiámur. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes: En verdad es digno y justo, equitativo y saludable darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, Padre santo, Dios omnipotente y eterno, pues por el misterio del Verbo ha brillado a los ojos de nuestra alma un nuevo resplandor de tu gloria, para que, conociendo a Dios bajo una forma visible, seamos atraídos  por él al amor de las cosas invisibles. Y por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial cantamos el himno de tu gloria, diciendo sin cesar

 

 

ANTÍFONA DE COMUNIÓN     Lc 2, 26

Respónsum accépit Símeon a Spíritu Sancto, non visúrum se mortem, nisi vidéret Christum Dómini. Recibió una respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.

 

 

ORACIÓN POSTCOMUNIÓN

Quǽsumus, Dómine Deus noster : ut sacrosáncta mystéria, quæ pro reparatiónis nostræ munímine contulísti, intercedénte beáta María semper Vírgine, et præsens nobis remédium esse fácias, et futúrum. Per Dóminum Te pedimos, Señor Dios nuestro, que por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, hagas que los misterios sagrados misterios que nos has dado para la preservación de nuestra vida espiritual, nos sirvan de remedio   presente y futura. Por nuestro Señor Jesucristo.

 


COMENTARIO

Vimos el proemio litúrgico antes de la Misa, ahora compilamos el comentario de los Santos Padres al Evangelio, pero no necesariamente contextualizado en la Fiesta que celebramos. Luego reproducimos una catequesis sobre esta fiesta.

 

 

SANTOS PADRES

 Evangelio según san Lucas, 2:22-24 

 

Cumplido asimismo el tiempo de la purificación de la Madre, según la ley de Moisés, llevaron al Niño a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que nazca el primero será consagrado al Señor: y para presentar la ofrenda de un par de tórtolas o dos palominos, como está también ordenado en la ley del Señor. (vv. 22-24)

San Cirilo

Después de la circuncisión se espera todavía el tiempo de la purificación, por lo que dice: “Cumplido asimismo el tiempo de la purificación de la Madre, según la ley”, etc.

Beda

Si examinamos detenidamente las palabras de la ley, hallaremos ciertamente que la misma Madre de Dios, como no había concebido por obra de varón, no estaba obligada al precepto legal. Porque no era considerada como inmunda toda mujer que alumbrase, sino sólo aquélla que alumbrase por obra de varón, por lo cual se distinguía aquella que había concebido y dado a luz siendo virgen. Pero, para que nosotros nos viésemos libres del yugo de la ley, María, como Cristo, se sometió espontáneamente a ella.

Tito Bostrense

Por eso dice claramente el evangelista que se cumplió el tiempo de la purificación, según la ley. Y en verdad que no tenía necesidad la Santísima Virgen de esperar los días de su purificación, porque, habiendo concebido por obra del Espíritu Santo, se vio libre de toda mancha.

Prosigue: “Llevaron al Niño a Jerusalén, para presentarlo al Señor”.

San Atanasio in serm. super Omnia mihi tradita sunt

Pero, ¿cuándo el Señor estuvo escondido de la mirada del Padre, de modo que no pudiera ser visto por El? ¿O qué lugar hay fuera de su imperio, en el que pueda estar separado de su Padre hasta que se le lleve a Jerusalén, y sea introducido en el templo? Pero todo esto ha debido ser escrito por causa nuestra, porque así como no ha sido hecho hombre, ni circuncidado en su carne, por causa de sí mismo, sino para hacernos dioses en virtud de su gracia, y para que nos circuncidemos espiritualmente, así fue presentado el Señor por nosotros, para que aprendamos también a presentarnos nosotros mismos.

Beda

Después de treinta y tres días de su circuncisión, es presentado al Señor, dando a entender de una manera mística que ninguno, si no está circuncidado de sus vicios, es digno de presentarse delante de Dios, y que todo el que no esté libre de los nexos del cuerpo mortal, no puede disfrutar perfectamente de los goces de la ciudad eterna.

Prosigue: “Como está escrito en la ley del Señor”.

Orígenes, in Lucam, 14

¿Dónde están aquellos que niegan que Jesucristo haya proclamado en el Evangelio al Dios de la ley? ¿Puede creerse que Dios, siendo bueno, sometiera a su Hijo a la ley del enemigo, que El mismo no había dado? Porque en la ley de Moisés está escrito lo que sigue: Que todo macho que abriere matriz será consagrado al Señor.

Beda

Las palabras “que abriere matriz” se refieren al primogénito del hombre y del animal, porque estaba mandado que uno y otro debía consagrarse al Señor, y por tanto, pertenecían al sacerdote, pudiendo recibir una ofrenda por el primogénito del hombre y redimir a todo animal inmundo.

San Gregorio Niseno, in homilia de occursu Domini

Esta prescripción de la ley parece cumplirse de una manera singular y diferente de las otras en el Dios encarnado. En efecto, sólo El, concebido inefablemente y nacido de una manera incomprensible, abrió el seno virginal, no abierto antes por la unión conyugal, y se conservó milagrosamente después del parto la señal de la castidad.

San Ambrosio, in Lucam, 1, 2

Porque no fue hombre el que abrió el seno virginal, sino que el Espíritu Santo infundió germen inmaculado en aquel seno inviolable. Aquel, pues, que santificó las entrañas de otra para que naciese el profeta, es el mismo que abrió las entrañas de su Madre para nacer inmaculado.

Beda

Las palabras: “Que abriere matriz”, se refieren al modo con que se verifica el nacimiento. Pero no se ha de creer que el Señor destruyera por su nacimiento la virginidad del seno sagrado que había santificado aposentándose en él.

San Gregorio Niseno, in homilia de occursu Domini

En sentido espiritual, éste es el sólo parto masculino que ha ocurrido, puesto que no participó de la culpa femenina, por cuya razón se llama con verdad santo. Así el arcángel Gabriel (como recordando que esta disposición solamente se refiere a él) decía: “El fruto santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios”. Y por lo que hace a los demás primogénitos, la prudencia evangélica ha establecido que sean llamados santos, porque su ofrenda a Dios los hace dignos de este nombre. Pero para el primogénito de toda criatura, el Angel proclama que nace santo como siéndolo por sí mismo.

San Ambrosio, in Lucam, 1, 2

Solamente Jesús, Nuestro Señor, es santo entre todos los nacidos de mujer, puesto que no experimentó en su inmaculado nacimiento las consecuencias del contagio humano que rechazó por su majestad celestial. Porque si seguimos el sentido de la letra ¿cómo podremos decir que es santo todo hombre, cuando sabemos que muchos han sido malvados? Pero El es aquel santo a quien señalaban los piadosos preceptos de la ley divina en la figura del futuro misterio; porque El es el que solo debía abrir el seno misterioso de la santa y virgen Iglesia, para engendrar a los pueblos.

San Cirilo, homilia 17

¡Oh profundidad de los secretos de la sabiduría y de la ciencia de Dios! Ofrece hostias Aquel que es honrado igualmente con el Padre, y siendo la verdad, observa las figuras de la ley. Es autor de la ley como Dios y la cumple como hombre. Por ello sigue: “Y para dar la ofrenda conforme está mandado en la ley del Señor ( Lev 12,8), un par de tórtolas, o dos palominos”.

Beda, in homilia de Purificatione

Esta era la ofrenda de los pobres porque el Señor había mandado en la ley que los que pudiesen ofrecer un cordero por el hijo o por la hija, ofreciesen a la vez la tórtola o la paloma; pero que los que no pudieran ofrecer un cordero, ofreciesen dos tórtolas o dos pichones. Así el Señor, siendo rico, se dignó hacerse pobre, para hacernos participantes de sus riquezas por su pobreza.

San Cirilo, homilia, 17

Veamos ahora qué es lo que significan estas ofrendas. La tórtola es la que más cuenta entre todas las aves, y la paloma es el animal más manso. Tal se ha hecho el Señor para nosotros practicando la más perfecta mansedumbre, y haciendo resonar en su huerto las melodías para atraer el mundo. Tanto la tórtola como la paloma eran sacrificadas para manifestarnos por estas figuras que el Señor sufriría en su carne por la vida del mundo.

Beda, in homilia de Purificatione

La paloma representa la candidez y la tórtola la castidad; porque la primera ama la sencillez, y la última la castidad, de tal modo que, si por casualidad pierde su compañera no vuelve a buscar otra. Por esta razón se ofrece una tórtola y una paloma al Señor en holocausto, porque el trato sencillo y honesto de los fieles es un sacrificio agradable a su justicia.

San Atanasio in serm. super Omnia mihi tradita sunt

Por esto mandó que se ofreciese dos cosas, porque, como el hombre consta de alma y de cuerpo, Dios exige de nosotros dos clases de sacrificios: la castidad y la mansedumbre, no sólo del cuerpo, sino del alma. Porque, de otro modo, el hombre sería falso e hipócrita, cubriendo con aparente inocencia una malicia oculta.

Beda, in homilia de Purificatione

Pero aunque estas aves son por su costumbre de gemir el emblema de la tristeza presente de los santos, se diferencian, sin embargo, en que la tórtola vuela sola por los bosques, mientras que la paloma acostumbra a volar en compañía de otras, por lo cual la una representa las lágrimas ocultas de nuestras oraciones, y la otra las públicas reuniones de la Iglesia.

Beda

Además la paloma que vuela en compañía de otras, representa la agitación de la vida activa, y la tórtola, que goza en la soledad, representa las alturas de la vida contemplativa. Y como estas dos ofrendas son igualmente agradables al Creador, no dice San Lucas si fueron tórtolas o pichones los que fueron ofrecidos al Señor, a fin de no dar la preferencia a uno de estos dos órdenes de vida, enseñándonos a seguir ambos a dos.

 

 Evangelio según san Lucas, 2:25-28 

 

Había a la sazón en Jerusalén un hombre justo y temeroso de Dios, llamado Simeón, el cual esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo moraba en él. El mismo Espíritu Santo le había revelado que no había de morir antes de ver al Cristo ungido del Señor. Así vino inspirado de El al templo. Y al entrar sus padres con el niño Jesús para practicar con El lo prescrito por la ley, tomándole Simeón en los brazos. (vv. 25-28)

San Ambrosio, in Lucam, 1, 2

Recibió testimonio la encarnación del divino Verbo, no sólo de los ángeles y los profetas, de los pastores y sus padres, sino también de los justos y los ancianos. Por lo cual se dice: “Y había a la sazón en Jerusalén un hombre justo y temeroso de Dios, llamado Simeón”.

Beda

Difícilmente se guarda la justicia sin el temor. No me refiero al de vernos privados de los bienes temporales (el amor perfecto lo rechaza), sino al santo temor de Dios que dura en el siglo; porque cuanto más ama el justo a Dios, con tanto más cuidado evita el ofenderlo.

San Ambrosio, in Lucam, 1, 2

Y era verdaderamente justo el que no buscaba la gracia para sí, sino para el pueblo. Por esto dice: “Esperaba la consolación de Israel”.

San Gregorio Niseno, in homilia de occursu Domini

No esperaba en verdad el prudente Simeón la felicidad mundana para la consolación de Israel, sino la verdadera transición al brillo de la verdad, por la separación de las sombras de la ley, pues le había sido revelado que habría de ver al Cristo o ungido del Señor antes de salir de la presente vida. Por lo cual prosigue: “Y el Espíritu Santo moraba en él, por quien en verdad era justificado. El mismo Espíritu Santo le había revelado”, etc.

San Ambrosio

Deseaba en verdad verse libre de las ligaduras de la fragilidad de la carne, pero esperaba ver a quien le había sido prometido, porque sabía que son bienaventurados los ojos que lo ven.

San Gregorio Magno, Moralium, 23,3, super Iob 6,5

En esto comprendemos con cuánta ansia los hombres santos del pueblo de Israel desearon ver el misterio de la encarnación del Verbo.

Beda

Ver la muerte significa sufrirla, y muy feliz será aquél que antes de ver la muerte de la carne haya tratado de ver con los ojos de su corazón al Cristo o ungido del Señor, tratando de la Jerusalén celestial y frecuentando los umbrales del templo del Señor, esto es, siguiendo los ejemplos de los santos (en quienes habita el Señor). Esta misma gracia del Espíritu Santo, que le había hecho antes conocer al que había de venir, hizo que lo reconociera cuando vino. Por ello sigue: “Así vino inspirado de El al templo”.

Orígenes, in Lucam, 15

Y tú, si quieres poseer a Jesús y abrazarlo, debes cuidar con todo empeño de tener siempre por guía al Espíritu Santo, y venir al templo del Señor. Y por esto sigue: “Y al entrar sus padres con el niño Jesús (esto es, su Madre María y José, que se creía que era su padre) para practicar con El lo prescrito por la ley, lo tomó Simeón en sus brazos”.

San Gregorio Niseno, in homilia de occursu Domini

Cuán dichosa fue esta santa entrada en el templo sagrado, por la cual se adelantó al término de su vida. ¡Dichosas manos que tocaron al Verbo de vida, y dichosos también los que lo recibieron!

Beda

Aquel hombre justo recibió al niño Jesús en sus brazos, según la ley, para demostrar que la justicia de las obras, que, según la ley, estaban figuradas por las manos y los brazos, debía cambiarse por la gracia humilde, ciertamente, pero saludable de la fe evangélica. Tomó el anciano al niño Jesús, para demostrar que este mundo, ya decrépito, iba a volver a la infancia y la inocencia de la vida cristiana.

 

 Evangelio según san Lucas, 2:29-32 

 

Bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, sacas en paz de este mundo a tu siervo, según tu palabra, porque han visto ya mis ojos al Salvador que nos has dado, al cual tienes destinado para que, expuesto a la vista de todos los pueblos, sea la brillante, que ilumine a los gentiles, y la gloria de tu pueblo de Israel”. (vv. 29-32)

Orígenes, in Lucam, 15

Si sólo con tocar la franja del vestido de Jesús quedó curada aquella mujer, ¿qué habremos de juzgar de Simeón, que recibió al niño Jesús en sus brazos, y se regocijaba teniendo así al que había venido a librar a los cautivos, sabiendo que nadie podía sacarlo de la prisión del cuerpo con la esperanza de la vida eterna, sino Aquel que tenía en sus brazos? Por esto se dice: “Y bendijo a Dios diciendo: ahora, Señor, sacas en paz de este mundo a tu siervo”.

Teofilacto

Dice Señor para confesar que es el dueño de la vida y de la muerte, declarando así que era Dios el niño a quien había recibido en sus brazos.

Orígenes, in Lucam, 15

Como diciendo: Cuando yo no tenía a Jesucristo, estaba como cautivo y no podía salir de las prisiones.

San Basilio, in homil. de gratiarum actione

Si examinas los clamores de los justos, verás que todos lloran sobre este mundo y su lamentable duración. Dice David en el salmo ( Sal 119,5): “¡Ay de mí, que mi destierro se ha prolongado!”

San Ambrosio

Ve aquí a ese justo que desea librarse de la cárcel de su cuerpo, en que está como encerrado, para empezar a ser con Cristo. Pero el que quiera librarse de esta cárcel vaya al templo, vaya a Jerusalén, espere al Cristo o ungido del Señor, reciba en sus manos al Verbo de Dios y abrácelo -por decirlo así- con los brazos de su fe. Entonces será libre, y no verá la muerte quien ha visto la vida.

Griego

Simeón bendecía al Señor sobre todo, porque veía realizadas todas las promesas que se habían hecho, pues había merecido ver con sus propios ojos y tener en sus propias manos al consolador de Israel. Por esto dice: “Según tu palabra”, esto es, porque he obtenido la realización de tus promesas. Y ahora que he sentido de una manera visible lo que deseaba, libras a tu siervo, no espantado por el temor de la muerte ni conturbado por pensamientos de duda. Y por esto añade: “En paz”.

San Gregorio Niceno

Porque después que Jesucristo destruyó el pecado, su enemigo, y nos reconcilió con su Padre, se llevó a cabo la traslación de los santos a la región de la paz.

Orígenes

¿Quién es el que se aparta de este mundo en paz, sino aquel que conoce que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo ( 2Cor 5), y que no tiene nada de enemigo de Dios, sino que ha recibido en sí todas las delicias de la paz por sus buenas obras?

Griego

Se le había ofrecido que no moriría antes de ver al Cristo o ungido del Señor, y por tanto, manifestando que esto se había cumplido, añade: “Porque han visto ya mis ojos tu salvación”.

San Gregorio Niceno

Bienaventurados tus ojos, tanto los del alma como los del cuerpo. Estos en verdad, recibiendo al Señor de una manera visible; aquéllos no sólo considerando lo que han visto, sino reconociendo al Verbo del Señor en su carne iluminados por la luz del Espíritu, porque el Salvador que habéis visto es el mismo Jesús, cuyo nombre significa salvación.

San Cirilo

Jesucristo, pues, había sido aquel misterio que se manifestó en los últimos tiempos, y que fue preparado antes de la creación del mundo. Y por esto dice: “la cual has aparejado ante la faz de todos los pueblos”, etc.

San Atanasio

Esto es que la salud de todos los pueblos ha sido hecha por Cristo. ¿Cómo, pues, se ha dicho antes que Israel esperaba su consolación? Porque el Espíritu le hizo conocer que Israel tendría su consolación cuando estuviera preparada la salud para todos los pueblos.

Griego

Observa también la penetración del venerable y digno anciano. Antes de aparecer como digno de la bienaventurada visión, esperaba el consuelo de Israel. Pero desde que obtuvo lo que esperaba, exclama diciendo que había visto la salvación de todos los pueblos, porque la inefable luz de aquel infante bastó para que viese lo que había de suceder en la prosecución de los tiempos.

Teofilacto

Dice de un modo significativo: “Para ser revelada”, a fin de que su encarnación fuese vista de todos. Y añade que esta salvación es la luz de las gentes y la gloria de Israel, y con estas palabras: “Sea luz brillante que ilumine a los gentiles”.

San Atanasio

Antes de la venida del Salvador, vivían sumidas las naciones en las últimas tinieblas, privadas del conocimiento del verdadero Dios.

San Cirilo

Pero al venir Jesucristo, fue la luz para los que vivían en las tinieblas del error, a quienes oprimía la mano del enemigo, y a los que llamó Dios Padre al conocimiento de su Divino Hijo, que es la verdadera luz.

San Gregorio Niceno

Israel, sin embargo, estaba débilmente iluminada por la ley, y por tanto, no dice que le hubiese mostrado la luz, puesto que añade: “Y para gloria de tu pueblo de Israel”, recordando la antigua historia de Moisés, quien, después de hablar con el Señor, volvió con el rostro radiante de gloria. Así también ellos, conociendo la divina luz de la humanidad de Jesucristo, y echando fuera su antigua ceguedad, se transformaban en imagen suya, pasando de una gloria a otra gloria.

San Cirilo

Porque aunque algunos de ellos fuesen desobedientes, otros, sin embargo, se salvaron, y por medio de Jesucristo han alcanzado la gloria. Las primicias de estos fueron los santos apóstoles, cuyas luces iluminan a todo el orbe. Jesucristo fue también especialmente la gloria de Israel, porque procedía de ellos según la carne, aun cuando como Dios fuese rey de los siglos bendecido por todos los hombres.

San Gregorio Niceno

Y por eso dijo terminantemente: “De tu pueblo”, porque no solamente fue adorado por él, sino que además había nacido de él, según la carne.

Beda

También la luz de las naciones debía ser mencionada antes que la gloria de Israel, porque cuando haya entrado la totalidad de ellas, entonces todo Israel será salvo. ( Rom 10,15-26.)

 

 

 

CATEQUESIS SOBRE ESTA FIESTA

 

  1. ¿Qué fiesta es la Purificación de la Santísima Virgen?

La Purificación de la Santísima Virgen es la fiesta instituida en memoria del día en que Nuestra Señora fue al templo de Jerusalén para cumplir la ley de la purificación y presentar a su divino hijo Jesucristo.

  1. ¿Qué era la ley de la purificación?

La ley de la purificación era la ley de Moisés que obligaba a todas las mujeres a purificarse en el templo después del parto con la obligación de un sacrificio.

  1. ¿Estaba obligada la Santísima Virgen a la ley de la purificación?

La Santísima Virgen no estaba obligada a la ley de la purificación porque fue madre por obra del Espíritu Santo, conservando su virginidad.

  1. ¿Por qué la Santísima Virgen se sometió a la ley de la purificación, sin estar obligada?

La Santísima Virgen se sujetó a la ley de la purificación, sin estar obligada, para darnos ejemplo de humildad y de obediencia a la ley de Dios.

  1. ¿Qué ofreció en el templo la Santísima Virgen en su purificación?

La Santísima Virgen, como era pobre, ofreció en el templo en su purificación el sacrificio de las madres pobre, que era un par de tórtolas o palominos.

6.- ¿Por qué la Santísima Virgen presentó a Jesucristo en el templo?

La Santísima Virgen presentó a Jesucristo en el templo, porque por la ley antigua los padres tenían obligación de presentar a Dios sus primogénitos y de rescatarlos luego por cierta cantidad de dinero.

  1. ¿Por qué había establecido Dios la ley de la presentación de los primogénitos?

Dios había establecido la ley de la presentación de los primogénitos para que su pueblo recordase siempre que fue librado de la servidumbre de Faraón cuando el Ángel mató a todos los primogénitos de los egipcios y salvó a los de los hebreos.

  1. ¿Qué suceso maravilloso acaeció cuando Jesucristo fue presentado en el templo?

Cuando Jesucristo fue presentado en el templo fue reconocido como verdadero Mesías por un santo anciano llamado Simeón y por una santa viuda llamada Ana.

  1. ¿Qué Hizo Simeón cuando el Niño Jesús fue presentado en el templo?

Cuando el Niño Jesús fue presentado en el templo, Simeón le tomó en sus brazos, y dando gracias a Dios dijo el cántico Nunc dimittis, con que declaró que moría contento después de haber visto al Salvador; predijo, además, las contradicciones que había de padecer Jesucristo y las penas que habían de afligir a su santa Madre.

  1. ¿Qué hizo la profetisa Ana al ser presentado en el templo Jesucristo?

Al ser presentado en el templo Jesucristo, la profetisa Ana alababa y daba gracias al Señor de haber enviado el Salvador al mundo, y hablaba de ello a todos los que esperaban su venida.

  1. ¿Qué hemos de sacar de los misterios de la Purificación de la Santísima Virgen y Presentación de Jesucristo?

De los misterios de la Purificación de la Santísima Virgen y Presentación de Jesucristo hemos de sacar tres cosas: 1ª cumplir exactamente la ley de Dios, sin andar buscando pretextos para dispensarnos de su observancia; 2ª desear únicamente a Dios y ofrecernos a Él para hacer su divina voluntad; 3 ª estimar en mucho la humildad y purificarnos más y más con la penitencia.

  1. ¿Qué deberían hacer los padres y las madres el día de la Purificación?

Los padres y madres deberían el día de la Purificación, ofrecer sus hijos a Dios y pedirle la gracia de educarlos cristianamente.

  1. ¿A qué fin se hace el día de la Purificación la procesión con candelas encendidas en la mano?

El día de la Purificación hácese la procesión con candelas encendidas en la mano en memoria del viaje que hizo la Santísima Virgen con el Niño Jesús en los brazos desde Belén al templo de Jerusalén y del júbilo que mostraron los santos Simeón y Ana al encontrarse con Él.

  1. ¿Cómo hemos de asistir a la procesión que se hace en la fiesta de la Purificación el día de la Candelaria?

En la procesión que se hace el día de la Candelaria, hemos de renovar la fe en Jesucristo, nuestra verdadera luz, y pedirle nos ilumine con su gracia y nos haga dignos de ser admitidos un día en el templo de la gloria por intercesión de su Santísima Madre.

Catecismo Mayor de San Pío X, Instrucción sobre las fiestas del Señor, de la Santísima Virgen y de los Santos. Parte Segunda, Cap IV.

529 La Presentación de Jesús en el Templo (cf.Lc 2, 22-39) lo muestra como el Primogénito que pertenece al Señor (cf. Ex 13,2.12-13). Con Simeón y Ana toda la expectación de Israel es la que viene al Encuentro de su Salvador (la tradición bizantina llama así a este acontecimiento). Jesús es reconocido como el Mesías tan esperado, “luz de las naciones” y “gloria de Israel”, pero también “signo de contradicción”. La espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado “ante todos los pueblos”.

FUENTE: http://www.infocatolica.com/blog/fidesetratio.php/la_purificacion_de_la_santisima_virgen

 

 

BREVE REFLEXIÓN Y ORACIÓN FINAL

Este Evangelio que relata la presentación del niño Jesús en el Templo -que representa también como una pequeña y limitada epifanía- y la purificación de María, para cumplir la Ley de Moisés, con el respectivo sacrificio mandado por el precepto, nos indica la virtud de la Obediencia de Jesús a la Ley de Dios, de  la Santísima Virgen, y José. Es lo que se pide en el cuarto misterio de Gozo del Rosario.

También es el primer Dolor de María, donde junto con el gozo de la Venida del Mesías esperado que liberaría al mundo del pecado, la Santísima Virgen experimenta el desasosiego, la preocupación y la angustia por el destino de su Hijo acá en la tierra:

Será signo de Contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma!

Un episodio que muestra la luz de Cristo que viene al mundo y la futura liberación, pero que también nos debe hacer tomar conciencia de que el discípulo de Cristo experimentará lo mismo que su Maestro, en la medida de la voluntad de Dios para cada uno y según la fidelidad de cada uno: Ser signo de Contradicción.

Si el mundo me odia a Mí, también los odiará a ustedes…

Con Fe y Esperanza creyendo en la Palabra del Señor y esperando su salvación y su Gloria definitiva, que será la nuestra si perseveramos en la Verdad, y sin falsos optimismos humanos, con realismo y confianza en el poder de Cristo, asumamos también nosotros el desafío de ser luz del mundo y signos de Contradicción, que al final, si experimentamos su Cruz, también experimentaremos su Resurrección y su Reinado sobre el Universo.

Pidamos esto al Señor por intercesión de su Madre, de San José, también presente en este episodio tan importante, y de San Juan Bautista.

 

 

 

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