CARTAS AL DIRECTOR: Paglia Terminator (2)

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ADQUIERA EN LOS SIGUIENTES ENLACES EL LIBRO “LA ESPIRITUALIDAD CONYUGAL SEGÚN JUAN PABLO II” A UN PRECIO MUY ESPECIAL

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sr. Director:

Abandonando la Escolástica, varios han intentado construir una nueva teología desde el pensamiento filosófico moderno. La excusa es que Santo Tomás es difícil de entender..como si fuese fácil leer a Hegel o a Heidegger!
Tarea imposible, pues desde Descartes hasta ahora, la filosofía es subjetivista, inmanentista y antropocentrista, cambiando a Dios por las Ideas.

Estos nuevos “teólogos” trataron de influir en el Concilio Vaticano II, no tanto en la letra, sino en la interpretación y el “espíritu del Concilio”, entelequia que pretendía ser la nueva revelación, para una nueva Iglesia.
Pablo VI se encontró con esta tormenta, y comenzó, con poco éxito a retormar el rumbo de la tradición.

Juan Pablo II dedicó buena parte de sus documentos pontificios a reorientar los documentos conciliares hacia la ortodoxia, pero el clan progre-modernista había ganado mucho terreno.

Benedicto XVI es un gran intelectual, pero se encontró con múltiples problemas de gobierno y con una corrupción creciente en las buenas costumbre.

Con Bergoglio, empujado por el clan ha llegado a la silla de Pedro, con la misión de retomar el “espíritu del Concilio”, saltándose la obra de sus predecesores a los que apenas menciona, ni cita en sus documentos.

La crisis se agudiza con la publicación de Amoris Laetitia, una exhortación apostólica elevada “de facto” a dogmática, al igual qupretende el clan con un Concilio pastoral, por tanto contingente, convertirlo en dogma irreversible.

Después de eliminar la política vaticana gestionada por el clan a unos cuantos obispos y arzobispos disidentes y marginando a Cardenales, se han lanzado a por el Instituto Juan Pablo II de estudios para el matrimonio en la familia, con la pretensión de Francisco que se dedique este instituto a defender y propagar principalmente Amoris Laetitia, como si antes no hubiese una pastoral matrimonial clara y firme, doctrinalmente bien fundamentada.

En la presentación de esta exhortación, he visto profesores del Instituto tartamudear cuando les han preguntado por el capítulo 8, y a un Arzobispo bajar la mirada avergonzado.

Amoris Laetitia reposadamente leída, pone en contradicción la Teología Moral y también la Sacramental con toda la doctrina anterior, de ahí la necesidad de prescindir de Mons Livio Melina y José Noriega,, y varios más después, y los que van a caer en el próximo futuro, para desvirtuar el gran trabajo de formación que hemos recibido sacerdotes, religiosos y laicos.

Y el instrumento elegido ha sido M. Vincenzo Paglia que no parece que sea consciente del daño que está produciendo a la Santa Iglesia Católica y a la verdad sobre el Matrimonio y la Familia que es atacada por el Mundo y el Demonio para destruir el Plan de Dios.

Pero no perdamos la Esperanza, la Iglesia está por encima de obispos, cardenales y hasta del mismo Papa. Porque un Papa es sucesor de Pedro, no es Jesús reencarnado.

Y si hay que dar testimonio contra estos malos vientos, lo daremos.

 

 

Rafael Ortín

7 comentarios
  1. JOSIAS says

    Por desgracia, ni Pablo VI “se encontró con una tormenta”, pues participó de ella; ni Juan Pablo II, “trató de reorientar los documentos conciliares hacia la ortodoxia”; ni Benedicto XVI, dejó de implementar el C. Vaticano II.
    Son parte del problema, pese a quien pese. Las pruebas son irrefutables.
    El Papa Francisco, simplemente ha dado un fuerte pisotón al acelerador del neomodernismo.
    En cuanto a las consecuencias, solo un ciego redomado no lo ve.

  2. part says

    Endlich bitte….Gracias Dios por las palabras de Josías.

    1. bip says

      que raro que no lo borraron … los muy cobardes borran todo lo que no les conviene….a ver cuanto demoran en borrar este comienza el conteo 4321…jaja payasos vojtylianos

  3. bip says

    LA PRETENDIDA Y NAUSEABUNDA “EDUCACIÓN SEXUAL”
    Escribía Pío XI, “…eam tenent… educándi ratiónem, quæ sexuális pútide dícitur” en su encíclica “Divini illius magistri”. “Educación sexual”, expresión maloliente. Para que esta expresión se haya vulgarizado, fue necesario que las costumbres se hayan transformado en costumbres de mono. Expresión nauseabunda, pero aún más falsa que pestilente.

    Cuando uno lo piensa, decir “educación sexual” es tan falso como decir “sistema respiratorio orgulloso”. El uso de los órganos de la respiración, no tiene nada que ver con la moralidad; por otra parte, estos órganos no están expuestos a una rebeldía de los sentidos moralmente desordenada. En estos dos puntos hay una diferencia fundamental con los órganos de la propagación de la vida humana (razón por la cual, desde el primer pecado, los hombres no van desnudos).

    Los que aún quieren hablar en español y, de una manera general, las personas que aún conservan su sentido común y que no desprecian las evidencias de la recta razón natural, han de proscribir de su lenguaje este giro falso, bastardo y hediondo: “educación sexual”.

    O bien “estudio científico del sistema genital y urinario”; pero a menos de ser un gran bobo, ¿quién quisiera imponer a un pequeño adolescente los estudios especializados de la Facultad de Medicina?

    O bien, diremos “formación de la pureza”; pero a menos de ser muy vicioso, admitiremos que esta formación exige la mayor reserva; pronto demostraremos por qué; más exactamente, tratemos de entender esta evidencia primera. Porque no se demuestran las verdades primeras, se alcanzan por espontánea intuición. Como máximo, se puede ayudar a que surja esta intuición.

    O bien, diremos “iniciación a la lujuria y a todos los vicios vergonzosos”; pero, a menos de ser un repelente crápula, reconoceremos que no entra en las incumbencias de los maestros y profesores, de los pedantes magístri barbudos o afeitados, de las magístræ casadas o de las que antes eran nombradas religiosas.

    O bien “estudio médico”, o bien “formación de la pureza”, o bien “iniciación a la lujuria y perversión de los niños”; tres realidades distintas, imposibles de confundir, que tiene cada una sus leyes propias y sus propias exigencias en el transcurso de la explicación. De todas maneras con este vocabulario, que es clásico, no se enredan todos los términos, no se disimula bajo la palabra “estudio médico” el aprendizaje de la fornicación. Lo que es intolerable es el giro “educación sexual” y en la ignominia que se enmascara con este título, es la falsificación del lenguaje y la hipocresía de la conducta.

    En público se puede dar una enseñanza acerca de la esencia y la dignidad natural del matrimonio y sobre la elevación sobrenatural que Jesucristo le ha otorgado. Es más: se debe dar esa enseñanza en público, según las circunstancias y las personas. Es conveniente predicar en público acerca de la dignidad del matrimonio. Pero eso no tiene nada que ver con dar informes sobre la intimidad del lecho conyugal. La explicación de la esencia y de la dignidad del matrimonio es una cosa que corresponde a una plática pública. La descripción de las manifestaciones íntimas del amor entre los esposos es otra cosa y no es para describir ante un auditorio. Porque estas manifestaciones atañen a los esposos que se han elegido en presencia del Señor: les atañen sólo a ellos y al Señor, no han de ser relatadas. Estas manifestaciones dependen, en lo más íntimo, del amor de persona a persona, el secreto es pues de su patrimonio. Lanzarlas al público sería desnaturalizarlas.

    Lo que ha de decirse en público no es del dominio de la descripción sino del de la ley moral. En público, lo único que se ha de decir es que la ley del Creador, obviamente, rige estas manifestaciones íntimas del amor a fin de que sean honestas, conformes con su fin, sin vicio, sin oponerse para nada a la posibilidad de generación que está inscripta en el acto conyugal. Otorgue o no otorgue fecundidad el Creador de todos los seres y particularmente de los hombres, eso no está en el poder de los que se unen. Pero lo que está en su poder y lo que está en su deber, es no hacer nada contra la posibilidad de fecundidad que está en la naturaleza misma de este acto.

    Proclamar esta doctrina es otra cosa completamente distinta que dar al público una descripción. Si no ha de exponerse en público la intimidad del lecho conyugal, no es porque sea, en sí, deshonesta o abominable. Si, por honesta que sea en sí, viniera a ser inmediatamente, por la ostentación y la exhibición, deshonesta y abominable es que entonces traicionaría la naturaleza de su ley profunda que exige pudor y secreto. Porque tal es la naturaleza del amor que las más íntimas manifestaciones de la entrega entre el hombre y la mujer son necesariamente privadas. Esto no se demuestra. Así como no se demuestran los primeros principios de la razón. Cualquier hombre normal, cualquier mujer que no está profundamente pervertida, lo siente.

    Quien no lo sintiera más, sería un monstruo. Lo único que se puede explicar es que el pudor y la reserva aquí son de rigor por dos razones diferentes pero inseparables; primero por una noble razón que atañe al amor de manera general, luego por una triste razón relacionada con nuestra condición de pecadores. Porque el amor entre el hombre y la mujer, siendo una entrega de persona a persona, y por lo tanto todo lo contrario a una entrega pública, no ha de ser entregado al público en sus manifestaciones íntimas. Por otra parte, desde el primer pecado, el amor entre el hombre y la mujer siendo expuesto al desorden, a la codicia, a la rebelión de la carne contra el espíritu, sería contrario a su naturaleza exponerla a la vista de todo el mundo en sus manifestaciones íntimas como si el mundo fuera angélico y no tuviera deseos turbios. Tal ostentación sería una abyecta provocación. Así es como por estas dos razones el amor exige pudor y secreto cuando se trata de la intimidad del lecho conyugal. Esta intimidad no ha de ser expuesta al público ni directamente (disculpen el señalarlo) ni por modo de descripciones y representaciones imaginativas.

    La pretendida “educación sexual” desconoce las leyes primeras del amor: el pudor y el secreto. Al exponer en público la intimidad del amor, la nauseabunda “educación sexual” falsea y desnaturaliza esta intimidad. Es una impostura.

    Pero, ustedes dirán, el niño necesita saber lo que se refiere a la propagación de la vida humana. Por cierto, tiene derecho a la verdad en esta materia; y eso quiere decir que tiene derecho a que le digan la verdad de una manera que respete y honre el objeto sagrado de sus interrogantes. Además, en estas cuestiones tan profundamente humanas, el niño también tiene derecho a saber que el matrimonio no es lo principal del hombre; el hombre y la mujer pueden ser llamados por Dios para renunciar al matrimonio y a tener hijos, para ofrecerse al Señor con un impulso de generosidad más directo y con una determinación más radical.

    De todos modos la verdad a la cual el niño tiene derecho respecto a la propagación de la vida humana y al amor es una verdad cuya presentación necesita reserva y pudor. Es pues contrario a la naturaleza, .contra la naturaleza de esta verdad, exponerla en público, describirla ante toda una clase. Lo mismo que proyectar ante toda la clase películas pornográficas.

    En verdad, no se podría dar respuestas a las preguntas del niño, a sus dificultades o sus desesperaciones en lo que atañe a la transmisión de la vida humana, con los encantos, los deseos y las tentaciones que a ello se refieren, si uno no tuviera en cuenta lo que es el secreto y el misterio de cada niño. Así lo requiere la naturaleza humana misma de las preguntas de cada uno, con las admiraciones, las dificultades o las desesperaciones de cada uno.

    Vale decir que esto no incumbe al maestro que se dirige a la clase en su conjunto. Eso es cosa de las familias, de cada familia; es el más sagrado de los derechos. Cualquier profesor honesto y con sentido común entiende este lenguaje. En cuanto a los otros que no entienden o que quieren usurpar algo de la incumbencia de los padres, éstos sabrán reprimirlos con enérgicos argumentos para que se atengan a su cargo que forma parte del dominio público. Este cargo es por demás bastante noble y si lo honraran un poco más aborrecerían como un crimen particularmente sucio, ir a correr las cortinas de las alcobas a la vista de los alumnos, en vez de enseñarles a leer buenos autores, escribir correctamente y conocer una historia de su patria verídica y no falseada.

    El niño, o más bien tal niño, en una edad que no es la misma para él que para su compañero se hace ciertas preguntas particulares acerca del misterio de la vida, que no son intercambiables con las de tal o cual compañero. Espera, sin ni siquiera formulárselo, una respuesta que no ofenda en su corazón el respeto que tiene por su padre y su madre, o una respuesta que no lo vuelva despreciable a sus propios ojos en la lucha que debe llevar para conservarse puro. ¿Cómo contestar convenientemente a preguntas esencialmente individualizadas?

    Cada respuesta que se da en público pretendiendo llegar a cada niño en su misterio individual, traiciona, de ese mismo modo, la pregunta del niño. Lo que el niño preguntaba no atañía a la explicación pública como la solución de un problema de geometría o una lección sobre la médula espinal. Lo que el niño, cada niño personalmente, necesita saber sobre este tema no depende de la competencia del profesor.

    Que se acabe lo más pronto posible con la impostura de la pretendida educación sexual. Que los padres no larguen sus derechos sagrados a los “señores maestros” de escuela. Que los maestros rehúsen categóricamente transformar las aulas en anfiteatros de facultad de medicina, en zaguanes de hoteles sospechosos o en salas de cines pornográficos. Que todos los cristianos que aún enseñen a sus hijos el “Dios te salve, María” redoblen las oraciones y pasen a la acción para acabar con la iniciación pública a la lujuria que algunos personajes infames pretenden imponer autoritaria y oficialmente a todos los niños de nuestra patria.

    ROGER-THOMAS CALMEL OP. Revista Iesus Christus. Año XVIII, Nº 109, Enero-Febrero de 2007.

    1. bip says

      Ciertamente el comunismo platónico y las consejas de Campanella, a través del expediente utópico de anteponer el Estado a los padres en la educación de los niños, con todos sus errores y sus traspiés a cuestas, miraban a la formación de éstos en las virtudes cívicas, que no a la abolición compulsiva de su inocencia. Ni entendían al Estado como garante y socio de la monstruosa industria del hedonismo y la despersonalización. Estos otros malditos, para que los que se salvaron del aborto de sus cuerpos no se libren del aborto de sus almas, pretenden forzar a la totalidad de la población a suscribir la autodestrucción de sus conciencias, encubriendo el fomento masivo de la perversión venérea bajo el consagrado eufemismo de “diversidad”. Y no tienen reparo en invocar como patrono de sus hazañas -así lo han hecho expresamente en manuales de ESI impuestos en otras latitudes del mundo- a insignes pedófilos como Alfred Kinsey, “científico” que, para obtener constatación empírica de sus tesis sobre sexualidad infantil, logró permiso para acarrear durante un par de décadas a más de dos mil niños de los orfanatos a las cárceles para que fueran allí abusados por los reos a los fines de llevar una estadística de las reacciones de las víctimas, prolijamente consignadas en tablas comparativas. Sus conclusiones han venido a coincidir con las premisas de los programas de ESI: que los niños deben ser libres para decidir en qué tipo de actividad sexual involucrarse, sin restricciones de parte de nadie, ni siquiera de sus padres.

      Dios se los pague como Él solo sabe.
      https://in-exspectatione.blogspot.com/2018/11/esi-embestida-satanica-la-infancia.htm

  4. partibus says

    14-El Patriarcado de Moscú es una iglesia-marioneta de la KGB.
    El autor se congratula por el hecho de que Putin ha beneficiado económicamente al Patriarcado de Moscú. ¡Pues como no lo iba a hacer si se trata de una iglesia-marioneta, manejada por sus colegas de la KGB! Hay que recordar que tras haber lanzado una persecución religiosa como nunca conoció la humanidad, en la Segunda Guerra Mundial, asustado por el avance alemán, el tirano decidió reabrir los templos para congraciarse con los fieles que quedaban y ensillar, aprovechar el sentimiento religioso y patriótico ruso frente al invasor. La iglesia así refundada, bajo total control de los organismos de seguridad, debía servir a los intereses del gobierno ateo. Lo denunció Solyenitzin en su carta abierta al Patriarca Pimen en 1972: “Una iglesia dictatorialmente dirigida por ateos, – espectáculo nunca visto en dos milenios”. A cambio de poder oficiar, esta iglesia de bolsillo alababa a Stalin, lo llamada “el caudillo dado por Dios”. Cuando el tirano cumplió 70 años, todos los obispos del Patriarcado de Moscú firmaron una carta de salutación digna de lacayos. Y todos los años sucesivos esta iglesia sirvió al régimen bolchevique. Se convirtió en una subdivisión del espionaje soviético en el exterior, donde asimismo difundía la atroz mentira de que había libertad de religión en la URSS, mientras que en el país delataba a los creyentes a las autoridades. Para entrar a una iglesia era obligatorio mostrar el documento y el feligrés que así lo hiciera al poco tiempo era echado de su trabajo u hostigado de otras maneras. En el Patriarcado de Moscú todos los sacerdotes autorizados para viajar al exterior, y todos los obispos, eran agentes de la KGB. Ellos convencieron de volver al país a decenas de miles de exiliados políticos, que estaban refugiados en China y Europa, jurándoles que la situación había cambiado: quienes les creyeron, terminaron en campos de concentración. Con Putin, la simbiosis entre el Patriarcado de Moscú y el Kremlin se hizo aún mayor. El actual Patriarca Cirilo Gundiaev, al igual que todos sus antecesores desde los tiempos de Stalin, es tambien un colaborador de la KGB, cosa que en Rusia nadie ignora. Su nombre en código como agente es “Mijailov”. Quizás lo más terrible, como confesó el penúltimo presidente del Consejo de Asuntos Religiosos de la URSS, Konstantin Jarchov, sea que, para no permitir que la iglesia renazca, “nosotros poníamos como arzobispos y en otros puestos claves del Patriarcado a personas amorales y corruptas” A mi me tocó escuchar en Rusia, de boca de un feligrés, la siguiente frase: “Nuestro obispo, gracias a Dios, es normal; su amante es una mujer, no un hombre”. Particularmente amoral y corrupto es el actual Patriarca Cirilo, que se hizo famoso con el sobrenombre de “Tabacalero”, a raiz de un escándalo que tuvo muy amplia difusión. Es que Monseñor Cirilo estuvo durante años importando y comercializando, libres de impuestos, ingentes volúmenes de cigarillos y bebidas alcohólicas, lo cual lo convirtió en un hombre extraordinariamente acaudalado. Luego, Monseñor Cirilo comenzó a exportar petróleo y realizar inversiones en la industria pesquera y automotriz. En el 2006 los periodistas del diario “Moskovskie Novosti” calculaban su fortuna en 4000 millones de dólares. El patriarca elogiado en el trabajo, colecciona aviones y objetos de lujo. Cuando visitó Kiev en abril del 2012, los periodistas ucranianos filmaron el reloj que llevaba en la muñeca: un Breguet de 30 mil euros. Esto aconteció al día siguiente de que Cirilo predicara con grandilocuencia en los canales de la TV ucraniana: “Es muy importante aprender la ascesis cristiana… La ascesis es la capacidad de regular nuestro consumo… Es la victoria del hombre sobre la concupiscencia, las pasiones, el instinto. Y es importante que posean esta cualidad tanto los ricos, como los pobres”. Cirilo posee una buena cantidad de lujosas residencias, entre ellas todo un edificio sobre el río en pleno centro de Moscú, un palacio en Peredelkino, otro en el monasterio Danilov y un tercero en Gelendzhik, en el Cáucaso, donde para construirlo hubo que talar un bosque entero.

    https://www.facebook.com/nicolas.kasanzew1/posts/928853497194292/

    1. partibus says

      15- Putin, el hombre más rico del mundo.
      Mucho más opulento que Cirilo es, claro está, Putin. El inversor y financista internacional Bill Brauder califica a Putin como el hombre más rico del mundo y estima su fortuna en 200 mil millones de dólares. Según este financista, Putin supo robarse tal capital, a lo largo de sus 14 años en el poder, economizando en caminos, hospitales y escuelas. Bastante similar a lo que ha acontecido por estas costas, aunque en otra escala. Información muy parecida, y minuciosamente detallada, contenía el informe elaborado por el politico ruso Boris Nemtzov, titulado “Putin. Corrupción”. Nemtzov fue acribillado en la noche del 27 de febrero del 2015, a unos pocos metros del Kremlin.

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