LA PALABRA DE DIOS DEL DOMINGO: FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

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Juan Donnet

 

 

 

 

 

 

 

FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

(I clase, blanco) 

Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad.

Día Pro Orantibus.

 

 

 

PROEMIO LITÚRGICO

 

El dogma fundamental al que todo se reduce en la religión cristiana es el de la Santísima Trinidad, en cuyo nombre se bautizan los fieles.

La fiesta de la Santísima Trinidad pide se la comprenda y celebre en la prolongación de los misterios de Cristo, como la expresión solemne de nuestra fe en esa vida trinitaria de las personas divinas, en que nos han introducido el bautismo y la redención de Cristo.

Solamente en el cielo hemos de comprender cómo podremos nosotros tener por Cristo una verdadera participación de hijos en la misma vida de Dios.

Aunque introducida en el siglo IX, la fiesta de la Santísima Trinidad no se extendió a la Iglesia ‘universal hasta el siglo XIV. No obstante, el culto de la Santísima Trinidad aflora por doquier en toda la liturgia.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo comenzamos y terminamos la misa y el oficio divino y se confieren todos los sacramentos. Todos los salmos terminan con el Gloria Patri, los himnos, con una doxología, y las oraciones, con una conclusión en honor de las tres divinas personas. Continuamente, pues, nos hace alabar y adorar la Iglesia al Dios tres veces santo, que tanta misericordia ha tenido de nosotros, pues nos ha dado el participar de su propia vida.

Aunque la Iglesia honre a la Santísima Trinidad todo día del año y principalmente los domingos, con todo, ha querido dedicar a este misterio fundamental del Cristianismo una fiesta particular, que celebramos el primer domingo después de Pentecostés, para darnos a entender que el fin de los misterios de Jesucristo y de la venida del Espíritu Santo, ha sido conducirnos al conocimiento de la Santísima Trinidad y a su adoración en espíritu y en verdad.
Toda la liturgia de esta fiesta no es más que un himno a la Beatísima Trinidad. En las Oraciones suplicamos humildemente la firmeza en la fe de este adorable y profundo misterio. La Epístola nos está indicando la humildad con que hemos de reverenciarlo; el Evangelio es una magnífica manifestación y confesión del mismo.
En esta fiesta hacemos conmemoración de la Domínica que antiguamente se celebraba, rezando sus oraciones y el Evangelio en que se nos recomienda la caridad y misericordia con nuestros prójimos. De esta suerte, la primera Domínica después de Pentecostés resuma toda la doctrina moral del Año Eclesiástico en el precepto principal de la caridad, pero acentuando de una manera particular, como correspondencia del amor de Dios para con los hombres, nuestra caridad con el prójimo.
Para celebrar esta fiesta conforme lo desea la Iglesia, debemos: 1º Adorar el misterio de Dios uno y trino. 2º Dar gracias a la Santísima Trinidad por todos los beneficios temporales y espirituales que de ella recibimos. 3º Consagrarnos totalmente a Dios y rendirnos del todo a su divina Providencia. 4º Determinarnos a hacer siempre con devoción la señal de la Cruz, que expresa este misterio, y a rezar con viva fe e intención de glorificar a  la Santísima Trinidad, aquellas palabras que tan a menudo repite la Iglesia: Gloria sea dada al Padre, y al Hijo y al Espíritu  Santo. (1)

 

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Siendo la Fe católica que veneremos un solo Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, creemos firmemente y con toda sencillez confesamos que hay un solo Dios verdadero, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo: tres personas, pero una sola esencia, substancia o naturaleza del todo simple: el Padre no proviene de ninguno, el Hijo del Padre sólo, el Espíritu Santo de uno y otro a la par, sin principio, siempre, y sin fin. El Padre engendrando, el Hijo naciendo, y el Espíritu Santo procediendo; consubstanciales e iguales, y omnipotentes y coeternos; principio único de todas las cosas, creador de lo visible y de lo invisible. Este misterio de la augustísima Trinidad no ha de discutirse con curiosas investigaciones, ni se ha de confirmar -si apoyar- con razones humanas, sino que ha de sostenerse con suma veneración y fe firmímisima (CPAL, Tit.I, ns.29 y 30). Por eso ha establecido la Iglesia esta fiesta de la Santísima Trinidad para que honremos y veneremos a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo, en común, después de haberlos celebrado separadamente en las fiestas precedentes, y para que consolidemos nuestra fe adorando con humildad este misterio. El Espíritu Santo, cuyo reinado se inaugura con la fiesta de Pentecostés, vuelve a inculcar a nuestras almas en esta segunda parte del año (de Trinidad hasta Adviento), lo que Jesús nos enseñó en la primera parte del año (del Adviento hasta la Trinidad).

El dogma fundamental del que todo fluye (Epístola) y al que todo en el cristianismo viene a parar (Evangelio) es el de la Santísima Trinidad. De ahí que, después de haber recordado uno tras otro en el curso del ciclo a Dios Padre, autor de la creación, a Dios Hijo, autor de la redención, y a Dios Espíritu Santo, autor de nuestra santificación, la Iglesia nos incita hoy a la consideración y rendida adoración del gran misterio que nos hace reconocer y adorar en Dios la unidad de naturaleza en la trinidad de personas (Oración colecta). “Apenas hemos celebrado la venida del Espíritu Santo, cantamos la fiesta de la Santísima Trinidad en el oficio del Domingo que sigue, escribía San Ruperto en el siglo XII, y este lugar está muy bien escogido, porque tan pronto como hubo bajado el Espíritu Santo, comenzó la predicación y la creencia; y, en el bautismo, la fe y confesión en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Afirmaciones del dogma de la Trinidad se ven a granel en la Liturgia. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo empieza y termina la Misa y el Oficio Divino y se confieren los Sacramentos. A todos los Salmos sigue el Goria Patri…; los himnos acaban con la doxología y las Oraciones por una conclusión en honor de las Tres Divinas Personas. Dos veces se recuerda en la Misa que el Sacrificio se ofrece a la Trinidad beatísima.

Si queremos vernos siempre libres de toda adversidad (Oración colecta), hagamos hoy con la liturgia solemne profesión de fe en la santa y eterna Trinidad y en su indivisible Unidad (Oración secreta) seguros de que la visión clara de Dios en el cielo será el premio de nuestra fe en este como en los demás Misterios de nuestra Sacrosanta religión. Démosle también rendidas gracias por habérnoslo revelado; pues que, al revés de la existencia de Dios, -al que accedemos con la luz natural de la razón- no hubiéramos los hombres podido ni sospechar tan sublime misterio, que aun cuando sea para nosotros oscuro, todavía nos permite conocer a Dios mejor que le conoció pueblo alguno de la tierra. (2)

 

 

 

TEXTOS DE LA SANTA MISA

 

Introito. Tob. 12.6.- Bendita sea la santa Trinidad y la indivisible Unidad; alabarémosla porque usado de misericordia con nosotros. Salmo, 8,2.- Oh, Señor, Señor nuestro. ¡Cuán admirable es vuestro nombre en toda la tierra! Gloria al Padre.

Oración.- Oh, Dios todopoderoso y eterno que concedisteis a vuestros siervos que, por la profesión de la verdadera fe, alcanzasen la gracia de conocer la gloria de la Trinidad eterna y la de adorar la unidad en la omnipotencia de la Majestad: os suplicamos que perseverando firmes en la misma fe, deseamos defendidos contra toda adversidad, Por nuestro Señor Jesucristo.

Epístola. Rom.11,33-36.- ¡Que abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que Él le devuelva? Él es el origen y camino y término de todo. A Él la gloria por los siglos. Amén.

Gradual. Dan.3,55-56.- Bendito eres, Señor, que miras los abismos, y te sientas sobre los Querubines. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo, digno de alabanza por los siglos.

Aleluya-. Aleluya. Dan 3,52.- Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, digno de alabanza por los siglos. Amén

Evangelio. Mat 28,18-20.- En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Ofertorio. Tob. 12.6.- Bendito sea Dios Padre, y el Hijo Unigénito de Dios, y también el Espíritu Santo, porque ha usado de misericordia con nosotros.

Secreta.- Os rogamos, Señor, que acepéis benigno los sacrificios que a vos hemos consagrado; y concedednos que nos sirvan de perpetuo socorro. Por N.S. J.C..

Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, dar­te gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, om­nipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la pro­piedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

Comunión. Tob.12,6.-  Bendigamos al Dios del cielo y glorifiquémosle delante de todos los vivientes, porque ha usado de misericordia con nosotros.

 

Poscomunión.-  Haced, Señor y Dios nuestro, que la recepción de este Sacramento y la confesión de la eterna y santa Trinidad y de su indivisible Unidad nos sirvan para salud del alma y cuerpo. Por N. S. J. C.

 

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN: http://www.rosarychurch.net/latin/trinity.html

 

 

 

COMENTARIO

Como habitualmente, reproduciremos primero el comentario del Padre Leonardo Castellani, meduloso y fiel, y luego haremos nuestras propias consideraciones sobre algunos puntos, que tienen conexión con la actualidad de la Iglesia y el mundo.

 

 

 

COMENTARIO DEL PADRE CASTELLANI

 

En este Domingo, fiesta de la Santísima Trinidad, la Iglesia lee las últimas líneas del Evangelio de San Mateo XXVIII 18), que contienen la misión dada solemnemente a los Apóstoles de “enseñar a todos los pueblos”, y el sello de la revelación del misterio de la Trinidad divina; y la promesa de Cristo de estar con los suyos hasta el Fin del Mundo. Esta aparición de Cristo a los Once tuvo lugar en una montaña de Galilea, no sabemos cuál; y fue la última de las nueve apariciones antes de la Ascensión que conocemos; que suman por tanto diez. Algunos dicen que fueron trece las apariciones de Cristo, contando otras dos que menciona San Pablo (“A Santiago y a quinientos hermanos juntos”) y la del mismo San Pablo. Pero la aparición a los quinientos discípulos es probablemente la misma Ascensión; y la aparición a San Pablo fue una visión intelectual y no corporal, puesto que los que estaban con él “nada vieron”. Trece o doce o diez, lo mismo da. Ya bastan para despertar nuestra fe.  El misterio de la Trinidad divina es una revelación cristiana: en el Antiguo Testamento no está, a no ser adumbrada en fugaces alusiones, como cuando en el Génesis Dios dice: “Hagamos al hombre a imagen nuestra”; en los tres Angeles que aparecieron a Abraham hablando como uno solo; y en la mención del “Espíritu de Dios” hecha ocasionalmente. Pero en su predicación, Cristo reveló poco a poco, como era prudente, la existencia de tres principios personales en el Dios único del monoteísmo israelita; y en esta sesión solemne, en la cual mostró sus patentes –por decirlo así– y delegó su misión de Salvador a su Iglesia, Cristo puso el sello a la revelación cristiana, diciendo: “Id, y enseñad a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.” Solamente en el nombre de Dios se bautiza; es decir, se limpia del pecado; y Él puso el nombre de Dios en tres nombres; y no dijo “bautizad en los nombres” sino “en el nombre”, en singular. Tres hipóstasis o principios personales con vida propia, en un solo Dios. Durante su predicación, Él se había contradistinguido netamente del Padre; y después había proclamado cada vez más neta y categóricamente que el Padre era una cosa con El, un mismo ser. Esto produjo escándalo en los fariseos, vieron allí una blasfemia, y quisieron matarlo por ella, ya en la Sinagoga de Nazareth, en su segunda predicación galilea, segundo año de vida pública, al comienzo:

 

 “–¿Por cuál beneficio que os he hecho me queréis dar la muerte?  –Por ningún beneficio, sino porque ¡siendo Hombre, te haces a ti mismo Dios!

 

 Sin embargo Cristo no retira su palabra, antes la prosigue más ardidamente, adagio rinforzando como dicen los músicos, aun ante la amenaza de muerte. “¡Bienaventurado aquel que de mí no se escandalizare!”. Ante Cristo, la reacción necesaria es, o el escándalo, o el salto osado de la fe. Los fariseos se escandalizaron: allí delante estaba un hombre de la provincia, vestido con la túnica blanca, el cinturón y el manto de los rabbíes, sandalias en los pies, y el turbante blanco ceñido por una vincha roja sobre la cabellera nazarena; el cual afirmaba que era una misma cosa con el Jehová único e invisible… “¡Hay un solo Dios!”. No lo negaba Cristo, sino que intentaba revelar un misterio más alto, la vida interna del Dios único. Si Dios no es trino, Cristo no puede haber sido Dios.

 En cuanto a la Tercera Persona, que había aparecido en forma de paloma en su bautismo, al mismo tiempo que sonaba arriba la voz del Padre, Cristo la manifestó claramente en su Sermón-Despedida: el Espíritu de Dios es distinto del Padre y del Hijo, pertenece al Padre y al Hijo, y es Dios: Cristo le atribuye todas las operaciones propias de Dios; y toda operación racional se atribuye a la persona, al Yo. Nos guste o no nos guste, según el Evangelio en Dios hay tres personas en una sola natura: inclinase aquí la presunción del intelecto humano. ¿Y por qué no nos habría de gustar? El alma del hombre, que es imagen de Dios, es a la vez un Yo, sujeto verbal de todos sus actos; es un Intelecto o Verbo; y es un Amor o Voluntad; y estos tres son Uno; puesto que mi Intelecto no es una parte de mi Ser Espiritual, es todo mi Ser Espiritual; y mi Voluntad no es una parte de mi Yo, es mi Yo. A esta comparación, defectuosa y todo, acude continuamente San Agustín para ilustrar –no para probar– el dogma misterioso de la Trinidad. Probar no se puede con ningún argumento, fuera de la autoridad divina revelante. Se puede mostrar que no es un absurdo; es decir, deshacer los argumentos de los que contienden que es un Absurdo. Nada más.  El espíritu moderno resiste a este dogma presuntuosamente; y ha creado para sustituirlo varias trinidades fútiles o monstruosas; como la Trinidad de Hegel, basada en el mismo análisis del espíritu humano, y en los recuerdos de la teología cristiana que estudió en el Seminario de Leipzig. La Idea en sí, la Idea para sí, y la Idea en-si-para-sí, que se distinguen entre si, constituyen el solo Espíritu Absoluto, y no hay otro Dios ni otra realidad fuera de él; y él al final se manifiesta en –y no sale fuera de– ¡la Conciencia del hombre! Así pues el dogma de la Trinidad, envuelto en niebla germánica y en una complicada terminología, se convierte en un panteísmo sutil que va a desembocar en la adoración del Hombre; la gran herejía de nuestros tiempos, la última herejía, que será, según la predicción de San Pablo, el sacrilegio del Anticristo: “el cual se exaltará y levantará sobre todo lo que es Dios, sentándose en el Templo de Dios, y haciéndose adorar como Dios” (II Tes II, 4).  El mundo de hoy –dice el poeta Kipling– no cree en más Tres-en-Uno que en El, Ella y Ello; es decir, la pareja humana y su ratono… único…. Kipling fue un buen poeta inglés, que como tantos contemporáneos, idolatró: puso su talento a los pies de un ídolo. Su ídolo fue el Imperialismo Inglés; o, si quieren, simplemente el Imperio Inglés, divinizado en su ánimo. El ídolo le pagó su devoción como pagan los ídolos, incensando su nombre de escritor, multiplicando sus ediciones, imponiéndolas oficialmente: en suma, dándole los bienes terrenos de que es dueño. Kipling, el bravío poeta de la jungla vuelto el poeta de Su Graciosa Majestad, llegó a cobrar como royalties una libra esterlina por línea. Sus últimos anos fueron tristes. Su poesía y sus cuentos, que ostentan el brillo más alto del arte, muestran hoy de más en más sus pies de barro. El imperio que él adoró estaba ya en su ocaso. Obra mortal de las manos del hombre, no era imperecedero ni divino.  En una poesía bastante buena, The Married Man (El Hombre Casado), donde compara la manera de pelear del soltero y del casado en la guerra del 14, dice Kipling:

 

  Porque Él y Ella y Ello(71)   nuestro solo uno en tres   Por él todos nosotros ansiamos concluir nuestra tarea   Y volver a casa a nuestro té(72. )

 

 Es otra imagen de la Trinidad, pero asumida heréticamente; pues en efecto, también la familia humana, Padre, Madre e Hijo, es otra figura de las relaciones íntimas que hay en el seno de la Divinidad. La familia de Nazareth, San José, Nuestra Señora y el Niño, también                                                          

NOTAS: 71“El Niño” es género neutro en inglés. 72The Five Nations, poesías durante la Gran Guerra, p.190.

reflejaron la Trinidad divina, lo mismo que el alma de cada ser humano: allí sin relación sexual alguna existió la paternidad y el vínculo conyugal realmente. Y por virtud de la Divinidad que las llenaba, tres almas fueron como una sola.  Esta imagen no es muy usada por la Iglesia, porque unos herejes antiguos dijeron que el Espíritu Santo era mujer, y pusieron sexo en Dios, haciéndolo por ende corporal y material; y fueron condenados. Pero si la división en sexos de los vivientes tiene una razón ontológica, es decir, es una esencia y no una casualidad, entonces el principio de lo femenino en lo creado debe existir también en el Creador de todo lo que es, si no me equivoco; y esto no lo ha condenado la Iglesia. De hecho, la palabra con que Cristo nombró al Espíritu Santo es femenina en arameo; aunque sea masculina en nuestras lenguas grecolatinas. ¿Y cómo entonces el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo? ¿Por ventura la madre procede del padre y del hijo? Aun eso es susceptible de explicación; pero no nos metamos en andróminas, no sea que salgan sospechándonos de kerinthianos, que es lo único que nos faltaba. ¿Por qué mencionar entonces esa imagen peligrosa? Kipling la ha mencionado antes, no yo; y muchos otros, incluso algunos doctores católicos contemporáneos, como el abate Joseph Grumel.  Así que Cristo en esta aparición nona terminó su revelación rotundamente y envió a sus Apóstoles con toda su autoridad a ensenarla. “Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra; así pues, id y ensenad a todos los pueblos…”. La misión esencial de la Iglesia jerárquica es enseñar. ¿Enseñar Matemáticas y Filosofía? No. Es enseñar “a guardar todo aquello que yo os he mostrado”, la doctrina de la Fe y de la Caridad. Lo demás no está mal, pero para lo demás no tienen los curas autoridad directa de Cristo: si enseñan Matemáticas deben saberlas; y si no las saben, aprenderlas.  Para esta enseñanza salvífica, Cristo les prometió especial asistencia: “Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los tiempos hasta el fin del mundo”; o como dice el texto griego “hasta la consumación del siglo”. ¿Incluye esta promesa la consumación del siglo, el período del Anticristo, o la excluye? Yo no lo sé. Lo que sé es que Cristo no abandonará jamás a los suyos. Y sé también que de este texto no puede deducirse ni la infalibilidad del Papa -aunque no la excluye- ni que la Iglesia ha de triunfar siempre en sus empresas temporales –como algunos presumen– ni que en ella no habrá nunca errores accidentales o focos de corrupción; ni mucho menos una especie de temeraria infalibilidad personal y poder de prepotencia en favor de sus ministros más allá los límites claros y precisos en que su autoridad legítimamente se ejerce. Porque ha habido siempre y hay por desgracia quienes con decir “¡Jerarquía, Jerarquía!” quieren que uno se trague todo lo que ellos piensan, creen, dicen o hacen; lo cual es una increíble y muy dañosa falta de jerarquía, cuando el que no ve quiere guiar al que ve, y el que no sabe, enseñar al que sabe; como di)o mi tocayo, paisano y patrono San Jerónimo Dálmata en su Epístola XL VIII, 4.  En el nombre de la Santísima Trinidad, el Misterio Sumo y la Paradoja de las Paradojas, se hizo esta nación; o por lo menos se hizo su Capital, que francamente parece querer volverse toda la nación. Nuestro antepasados hicieron sus testamentos, encabezaron sus leyes y fundaron las ciudades principales de este país “en nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas en un solo Dios verdadero, e de la gloriosísima Virgen su bendita Madre, e del Apóstol Santiago, luz e espejo de las Españas, e de su Majestad el Señor Rey Felipe el Segundo, como su Capitán e leal criado e vasallo suyo, yo Joan de Juffré…”. (Hasta acá Castellani) (3)

 

 

 

FE Y RAZÓN-RACIONALISMO-MISTERIOSISMO NEFASTO

Encontrar el justo y virtuoso medio ontológico en la Fe en la Revelación cristiana.

La Santísima Trinidad es Revelación de Cristo a la Iglesia por el Espíritu Santo. Es un Misterio. Está mas allá de lo comprensible y probable por la razón natural.

Sabemos que el hombre por la razón natural puede conocer a Dios; su Eternidad, su infinitud. Pero no así su voluntad salvífica en el amor, por Cristo, mediante el Espíritu Santo. Esto es Revelación sobrenatural dada por Cristo a la Iglesia.

Ahora bien, el que la ST sea Misterio, no quiere decir que esté contra la razón natural, sino mas allá de ella. Ciertos misterios divinos trascienden -no contradicen- la razón natural. La razón natural, obviamente, es limitada, no alcanza a comprehender completamente lo divino, lo trascedente de Dios, que la supera.

Por eso, el Racionalismo, la pretensión de que todo es cognoscible por la razón humana, es una aberración. Esta exaltación de la Razón viene desde el siglo XVII,  muy ostensible desde el humanismo de 1789 y después. Tenemos allí como precursor a Descartes….y a Comte y luego el Primer Modernismo positivista rabioso…que como sabemos, reducía la Revelación a lo cognoscible naturalmente, negando lo sobrenatural y trascendente.

Se verificó una sobrevaloración del método histórico crítico, pretendiendo subsumir la Escritura bajo él; reduciéndola a historiografía, antropología, lingüística, etc., con el resultado ya conocido de ese atrofiado reduccionismo. Naturalismo y aledaños…

La ciencia objetiva, honesta e imparcial, contribuye a la interpretación de la Escritura, siempre que conserve la conciencia de su límite como auxiliar. La Ciencia no puede agotar la interpretación de la Escritura, porque su campo de acción se limita a lo natural. Es necesaria la Luz del Espíritu Santo para interpretarla, porque mediante precisamente su inspiración, fue escrita. La Escritura es una Revelación de misterios trascendentes, divinos, que superan la razón.

 

Este racionalismo cientificista entonces, ha cuestionado, negado y ridiculizado la Santísima Trinidad porque no condice con la razón; con una razón exaltada, hipertrofiada, digamos correctamente. Pero en realidad no contradice la razón natural -lo decimos una vez mas- sino que está mas allá de ella, la trasciende; necesitando la luz divina del Espíritu de Dios, para aceptarla.

 

Citemos el I Concilio Vaticano sobre el tema de Fe y Razón: (4)

 

Entonces el racionalismo ha sido uno de los errores y desviaciones del pensamiento filosófico que oscureció la Fe. Pero tenemos errores mas modernos. El extremo contrario: el irracionalismo subjetivista y el misteriosismo. Aquí ha entrado el existencialismo de Heidegger, según el cual la razón es la peor enemiga del pensamiento, el ser no es objetivo ni inmutable, sino que se encuentra con la acción en la subjetividad el individuo. Esta concepción informa el modernismo personalista que entró en la Iglesia en los últimos setenta años. Tenemos el agnosticismo kantiano en Rhaner, de profunda influencia en el Concilio Vaticano II y post concilio, y entonces caemos en la situación contraria al Racionalismo: el hombre nada puede conocer de Dios mediante la razón, y como esta concepción es en el fondo panteísta, no cree tampoco al fin y al cabo en Revelación Sobrenatural, por lo que Dios se retira mas allá de todo fenómeno y se vuelve inalcanzable de todas maneras por el intelecto humano. Y no solo por el intelecto, sino por la palabra. Los Dogmas entonces son meras fórmulas lingüísticas que no llegan a tocar a Dios: Nada de lo que digamos de Dios, habla de Dios….se ha dicho……Esto, obviamente, es aberrante.

Dios entonces, se encuentra, no en la Fe como la Iglesia la sabe, asentimiento intelectual iluminado por la Gracia, sino en la voluntad y la acción, en la experiencia. El resultado de esto, como es obvio, es la exaltación de un activismo desaforado y una pretensión de encontrar a Dios en la subjetividad propia, única e irrepetible, en la experiencia personal, independiente de toda objetividad. Los frutos son previsibles: alejamiento de la Verdad revelada.

Entonces, la Santísima Trinidad debe ser aceptada humildemente como Misterio por el hombre, doblegando y sometiendo su razón a la Revelación. Luego, como esa Revelación no está contra la razón, sino que la trasciende, la supera, el hombre iluminado por la fe, descubre la armonía de la razón con la Revelación, y el apoyo -no prueba- racional que puede tener este Misterio.

Sobre Fe y Razón, y Misteriosismo, recomendamos estos breves pero contundentes artículos: notas 5) y 6), que tienen derivaciones hacia las fuentes correspondientes.

 

 

 

 

 

INVEROSÍMILES INCONGRUENCIAS DE LA ALTA CLERECÍA CONCILIAR

 

 

Dadas las inverosímiles tropelías del Papa Francisco contra la Verdad de la Fe Católica, -como ese acuerdo irenista con el Islam, perpetrado últimamente, donde afirmó que la diversidad de religiones es algo querido por Dios- se han suscitado reacciones de distinto tipo. Recordemos aquella presentación de las Dubias, de cuatro Cardenales, que no tuvieron respuesta.

Últimamente se ha hecho, por parte también de Cardenales de la Iglesia, una especie de Reivindicación de una serie de verdades de la Fe católica que están siendo oscurecidas en estos tiempos por la prédica y la acción de un Papa que no tiene respeto por la Verdad Revelada, y la adapta a la demanda del paradigma actual, al Nuevo Orden Mundial. Sabemos que Francisco ha aceptado el Plan de Desarrollo Sustentable 2030 de la ONU; notoriamente contrario a la moral cristiana y a la Ley Natural, porque introduce aborto, eutanasia, ideología de género, educación sexual inconveniente….

Posteriormente algunos delegados vaticanos han hecho algunas críticas puntuales a esto. Pero el hecho es que ya forma parte del Magisterio de la Iglesia, según el Delegado Papal de Relaciones Exteriores, acordador con la ONU, Sanchez Sorondo.

El modernismo tiene esa estrategia. Se acepta algo importante contrario a la Fe católica, y luego se hacen algunas críticas puntuales algo asombradas a eso que ya se ha aceptado y se ha vuelto un hecho consumado. Esas pequeñas críticas al mal que ya se ha aceptado, parecen dejar tranquila una cantidad de gente que con eso quiere probar la fidelidad del modernista a la Fe de la Iglesia.

Volviendo al tema de la última reivindicación de verdades de la fe por los Cardenales, titulada Declaración de las verdades relacionadas con algunos de los errores más comunes en la vida de la Iglesia de nuestro tiempo, con fecha y firma siguiente:

(31 de mayo de 2019

 

Cardenal Raymond Leo Burke, Patrono de la Soberana y Militar Orden de Malta Cardinal Janis Pujats, Arzobispo emérito de Riga Tomash Peta, Arzobispo de la arquidiócesis de María Santísima en Astana Jan Pawel Lenga, Arzobispo-Obispo emérito de Karaganda Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de la arquidiócesis de María Santísima en Astana ),

 

volviendo a esto, decíamos, reparemos en que entre estas verdades que recuerdan estos ahora ortodoxos Cardenales, está en el punto 5: lo  siguiente:

Ni los musulmanes ni otros que no tengan fe en Jesucristo, Dios y hombre, aunque sean monoteístas, pueden rendir a Dios el mismo culto de adoración que los cristianos; es decir, adoración sobrenatural en Espíritu y en Verdad (cf. Jn 4,24; Ef 2,8) por parte de quienes han recibido Espíritu de filiación (cf. Rm 8,15).

Pero varios de estos Cardenales estaban, aunque no como Cardenales, en la época de Juan Pablo II cuando subió al Catecismo de la Iglesia Católica esta asombrosa afirmación:

841 Las relaciones de la Iglesia con los musulmanes. “El designio de salvación comprende también a los que reconocen al Creador. Entre ellos están, ante todo, los musulmanes, que profesan tener la fe de Abraham y adoran con nosotros al Dios único y misericordioso que juzgará a los hombres al fin del mundo” (LG 16; cf. NA 3).

Es decir, no se reconoce que en su momento, hubo aberraciones que se atribuyen exclusivamente hoy a Francisco, como si este estuviera completamente desconectado del II Concilio Vaticano y el período post conciliar y los Papas anteriores, que dejaron precedentes serios y claros de indiferentismo, entre otras cosas. Recordemos, además de esta aberración subida al Catecismo, el Beso del Corán, las escandalosas oraciones de Asís, con paganos que ni siquiera eran monoteístas….esto mas allá de la aceptación de los Documentos laicistas y modernistas del mismo II Concilio Vaticano.

Nadie ha denunciado ese disparate subido al Catecismo hace mas de un tercio de Siglo. Que pasó? Ahora son ortodoxos? Y antes donde estaban? Hubo mas de treinta años para denunciar y criticar esto y otras cosas…

El sentido común, la razón, la fe,  y el bien de la Iglesia, del alma y la salvación eterna de los fieles, y del mundo, requiere que esta reivindicación de verdades se hubiera hecho en tiempos de Juan Pablo II, y si examinamos mas, antes también….Se tendría que haber hecho, aunque por otros, en el mismo Discurso de Inicio del II Concilio Vaticano; infectado de pelagianismo, humanismo, modernismo, buenismo ingénuo, optimismo infantil….

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La Fe Católica exige el reconocimiento del Dogma de la Santísima Trinidad. Está en el Credo. Cristo ha dicho lapidariamente:

Quien a Mí me rechaza, rechaza al que me envió.

 

Estas palabras son de una claridad meridiana. La Iglesia, hasta 1962, siempre lo supo, y lo sigue sabiendo en sus miembros fieles. Ninguna alquimia modernista puede oscurecer la claridad diamantina de esta afirmación en un intelecto fiel, razonable, honesto y con sentido común.

No se puede adorar a Dios y estar en comunión con Él si se rechaza justamente a Cristo. No se puede adorar a Dios en espíritu y en Verdad con la Iglesia de Cristo, rechazando la Santísima Trinidad. Ergo, quien rechaza a Cristo, como musulmanes y judíos, no adoran al mismo Dios que nosotros.

Esto que parece verdad de Perogrullo fue increíblemente oscurecido y obliterado, por el Magisterio Conciliar, en función de su Ecumenismo, visiblemente irenista, por cuanto se pretendió una falsa unidad con herejes, apóstatas y cismáticos, claudicando de la Verdad y sin exigir de estos la mas mínima conversión.

 

Estamos pues, en una época, que ya viene desde hace mas de medio siglo, en que la creencia en la Santísima Trinidad ha sido oscurecida por el mismo Magisterio y la acción de la alta clerecía. Ha sido oscurecida por la estrategia de Reconciliación ecumenista y fusionista con el espíritu del mundo que ha adoptado el Papado conciliar y post conciliar.

Urge en los fieles que buscan la Verdad de Cristo pura, abrevar del Magisterio de siempre, anterior a 1962, y vivir el Culto Católico de siempre, anterior al II Concilio Vaticano.

 

 

 

SANTÍSIMA TRINIDAD Y MISIÓN: Ahora PROSELITISMO PROHIBIDO

 

Vemos que la proclamación por Cristo de la Revelación de la Santísima Trinidad en el Evangelio de hoy, va unida al Mandato de la Misión de la Iglesia a convertir al mundo a la Fe cristiana.

La Iglesia siempre lo supo, y lo sigue sabiendo en sus miembros fieles. Pero la teología modernista de Rhaner principalmente, dejó de saberlo. Luego fue seguido por personalistas, y digamos también que esta claudicación de la misión de la Iglesia, quedó plasmada en los textos del II Concilio. En DH se acepta la abdicación de la instauración del Reino sociopolítico de Cristo en el mundo, aceptando la Libertad Religiosa liberal-masónical-laicista, la bota del Estado liberal laicista masónico sobre la Iglesia; poniendo a esta bajo él, en pie de igualdad con otras cosmovisiones adámicas erróneas, en un indiferentismo inédito en el Magisterio de la Iglesia.

Sabemos que Rhaner sostiene una redención intrínseca a la naturaleza humana, que en realidad no requiere de la Gracia sobrenatural, divina, y de la libertad personal para elegir a Dios y seguirlo, ni de la negación de sí mismo, ni de tomar la cruz…ni de nada… La Encarnación habría impreso en la naturaleza misma inmanente del hombre la Redención, que ya no es, obviamente, en estas condiciones, una elección meritoria basada y precedida en la Gracia sobrenatural de Dios y consolidada con los Sacramentos de la Iglesia. Es ahora una especie de gratuidad obligatoria. Todos los hombres, por el hecho de serlo, están redimidos y son cristianos anónimos. No necesitan al fin y al cabo de aquel mandato y la misión de la Iglesia: no necesitan predicación, ni fe, ni Sacramentos, ni Iglesia, ni de Cristo al fin y al cabo….Todos están redimidos por la redención endógena a su propia naturaleza humana…

Con esto queda aniquilada la misión de la Iglesia, y es obvio el fruto de apostasía y caída de vocaciones sacerdotales y religiosas que produjo esto.

Por otro lado, aquellos textos teológicos que hablan del germen del Verbo en otras culturas, malentendiendo el significado que los Santos Padres le habían dado, dieron también un golpe de gracia a la misión de la Iglesia.

Si ya las culturas adámicas tienen el Germen del Verbo en ellas mismas, para que atacarlas con nuestra cultura y forma de vida? Solo hay que dejar al bon sauvage que se desarrolle libremente sin coaccionarlo…

Hoy vemos los frutos maduros de apostasía de todo esto.

Por esto también, no nos asombremos del irenismo desaforado del Papa Francisco, que califica a la misión de Proselitismo, peyorativamente, y aún ha proferido explícitamente que los judíos no necesitan convertirse a Cristo: es mas ha dicho que Dios no es católico

 

Estas increíbles afirmaciones, o sus cauces precedentes, vienen, entonces, de antes, del II Concilio, sus ambigüedades -que dieron pie a ulteriores y calamitosas interpretaciones- y los hechos y dichos de sus Papas.

 

 

RECUPERAR LA VERDADERA FE CON CENTRO EN LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

El imperativo del bautizado fiel que busca la Verdad es creer el Credo en su totalidad e integridad, así como la misión práctica de Anuncio que se deriva de él. Vayamos a las fuentes de la Tradición y el Magisterio perenne que viven e interpretan la Escritura, para abrevar la Verdad. Resistamos, denunciemos, desechemos las nuevas doctrinas y los nuevos evangelios, sorpresivos y novedosos, que vienen del Enemigo. Ya nos alertó San Pablo sobre esto.

 Quien predique un nuevo Evangelio, sea anatema!

 

A la Santísima Trinidad, que fulge eternamente, sea la Gloria por los siglos de los siglos.

 

 

 

NOTAS

 

1) http://rinconliturgico.blogspot.com/2011/06/fiesta-de-la-santisima-trinidad.html

2) http://www.fsspx-sudamerica.org/sites/sspx/files/36.trinidad.pdf

3) Pag 97: https://radiocristiandad.files.wordpress.com/2017/12/re-a124-el-evangelio-de-jesucristo-pe-castellani.pdf

4) CONCILIO VATICANO I: CAP. IV. FE Y RAZÓN: http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/lem.htm

5) Fe y Razón, El Conocimiento de Dios:  http://www.infocatolica.com/blog/razones.php/1401131058-el-conocimiento-de-dios

6) MISTERIOSISMO: http://www.infocatolica.com/blog/mirada.php/1904220255-349-misteriosismo-exagerado

 

 

 

 

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6 comentarios
  1. Eugenio Soki says

    Apenas sobrevive la Santísima Trinidad después del ataque del Catecismo conciliar y el Papa Francisco. Pero sabemos que Dios es eterno…

  2. Ignacio Extremadura says

    Hoy en día los neocatólicos conciliares no saben que profesan un mix de modernismo-existencialismo-sentimentalismo-pacifismo new age-corrección política nuevo orden mundial…..Apocalíptico.

  3. María A. Mesa says

    El Ecumenismo irenista indiferentista conciliar puso en crisis hasta la Santísima Trinidad. Nada sagrado se sustrajo a la marea de la “reconciliación” y fusión con el mundo…

    1. bip says

      Así es, en la misa de este fin de semana casi me acalambro de escuchar las barbaridades ecumaníacas que decían.

  4. bip says

    https://www.canalizandoluz.es/eventos/nuestra-senora-de-medjugorje/
    Por favor denuncien este sitio que usa la imagen de la Virgen y lo mezcla con esoterismo.

    ¡¡¡Para los amigos de Canalizandoluz: Prepara el polvo psicotronico de la Chamana !!!!

    ¿quéee??

  5. part says

    Muy bien, espero que lo lea María José que defiende tanto al ecuménico jp2. No creo que se anime a contradecir a Juan Donnet con los argumentos pueriles y neocones que me presentó a mi en otro post.
    Por otra parte los musulmanes no son monoteístas son monólatras y los judíos actuales cabalistas talmúdicos asi que otro error más para endilgarle a la nefasta nostra aetate.

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