ABERASTURI: ¿Y ahora, qué? Tras el 28-IV.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jose Luis Aberasturi

 

¿Hemos querido una sociedad sin Dios? ¡Pues nos vamos a hartar! Porque esto, a pesar de los muchos años que se lleva trabajando -y financiando, y con muy buenos dineros- todo el tinglado, no ha hecho casi más que empezar… Y, si no, al tiempo.

Da la impresión -bueno, a mí al menos-, de que es lo que el Señor nos está queriendo decir con estos resultados: ¡vais a llegar hasta vomitar de asco!

Como les pasó, tantas veces, a los israelitas, cada vez que se fueron a “hacerse” otros dioses que no fuese el que los sacó de la esclavitud y les restituyó su dignidad personal y su ser “pueblo de Dios”. Y hasta que no volvían, quebrantados y humillados al Señor Dios, no eran devueltos al lugar que les correspondía. Un lugar, por cierto, que cada vez se les quedaba más empequeñecido, porque las “excursiones” por el olimpo de los dioses tenían un peaje: no eran gratis total; que esto solo queda para los políticos de este país [No quiero decir que pase solo por estos lares, sino que estos son los que conozco -y sufro- de primera mano].

Esto es lo que los marxistas ibéricos llevan tantísimos años sembrando a todos los niveles entre el personal; y no solo en el tema de la Educación, en la que arrasan: montar una sociedad sin Dios, con todo lo que eso significa: donde Dios no está el hombre peligra, sí o sí.

Sembrándolo, por cierto, con los dineros que manejan directamente cuando gobernan -y han gobernado muchos años, y ahora lo vuelven a hacer-, llámense “viernes sociales” o “mamandurrias a gogó” o irse directamente de barragan@s; o con los dineros que han manejado los del PP en sus turnos de gobierno y que han entregado, IRRACIONAL e INCOMPRENSIBLEMENTE, a los marxistas para que siguiesen a lo suyo, que siempre es EN CONTRA de los demás: la tan dañina y cruel como mendaz y corrupta “lucha de clases”, de infeliz memoria. Si hablasen, hay más de 120 millones de muertos en todo el mundo que podrían atestiguarlo: estos chicos son una auténtica maquinaria de matar a los de enfrente.

Y a eso van a estar. Les da lo mismo personas que instituciones o el entero País: para estos ibéricos bien cebados, todos son “temas” más que discutibles, especialmente lo que se les pretendan oponer. Además de sacarnos las pocas perras que nos queden: al que le queden, o al que las tenga aún por aquí. Y algún otro “tema” pendiente: porque tienen muy buena memoria “histórica”, trufada de histérica también: esto hay que reconocérselo.

Como no puede ser de otra manera, personalmente lo que menos me importa es lo de los políticos. Un inciso: en este país, antes llamado España, no existen “las derechas”, ni siquiera “la” derecha: todos estos que se dejan llamar así, o incluso quizá lo pretenden, tienen todos los mismos “tics” cruelmente inhumanos que los anteriores, que yo he llamado “marxistas”. Más las excrecencias separatistas y terroristas.

A mí, lo que verdaderamente me preocupa es lo que ha hecho la Iglesia Católica en España; desde el año setenta, por poner una fecha, y situarnos.

¿Qué ha hecho? Lo haya querido directamente así o no, no solo ha abandonado a sus fieles, sino que los ha echado a los pies de los caballos: con sus decisiones, con sus publicaciones, con sus colegios, con sus catequesis, con sus silencios, con sus escándalos, con sus omisiones -tan escandalosas como las anteriores-, con sus diálogos, con sus gurús y peritos -y peritas-, con su soltarse de la mano de Jesucristo, con sus estereotipos de sacerdotes y religios@s, con su desfigurar la Doctrina y la Fe, con su CE y con su corromper las conciencias…; es decir, renunciando a dar la batalla a la que estaba convocada, y pasándose al enemigo con todos sus pertrechos. Y esto, insisto, desde el setenta más o menos, por poner una fecha.

Pretender, a estas alturas de la fiesta, recordar las “líneas rojas innegociables para un católico a la hora de votar”, cuando a tantísimos católicos ya no les queda ni el recuerdo de lo que es ser católico -ahí están los votos de los católicos para demostrarlo: a los marxistas les votan, “a conciencia”, también los católicos; lo mismo que a las “derechas” con sus mismos postulados que los anteriores-, o cuando una parte de los obispos -con el ominoso silencio de casi todos los demás- se declaran abiertamente separatistas, y actúan como tales desde sus cargos eclesiales, es como recetar una aspirina a una persona que tiene un cáncer de caballo: una BURLA BLASFEMA. Y claro, como tantos católicos ya no saben de qué les hablan -quizá ya ni siquiera quiénes les hablan-, no les hacen ni caso. Quod est demonstrandum!

¿Exagero?

Al que se lo parezca, ¿qué le puedo decir? Bastante tiene. Y al que esté de acuerdo, pues ya está dicho todo.

No es que haga falta una “nueva evangelización” en la Iglesia. Esa, por desgracias, ya lleva muchos años anunciada y nunca puesta en marcha en muchos sectores eclesiales y jerárquicos, porque no hay de dónde, ni para qué ni por qué: es hablar del sexo de los ángeles.

Lo que hace falta en la Iglesia Católica -sin esto ni hay ni puede haber evangelización, ni nueva ni vieja- es una REGENERACIÓN o REFUNDACIÓN para VOLVER A LAS RAÍCES, de las que no debimos salir nunca. Creo que con la experiencia acumulada desde el año sesenta y dos hasta aquí, tenemos más que suficiente. O deberíamos tener más que suficiente.

Y rogar todos al Señor sin descanso –clama, ne cesses!– que nos devuelva a Él. Y a Ella, su Madre. Porque “sin Ti, Señor, no podemos vivir”.

 

 

 

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