¡ARRIBA ESPAÑA!

Dios proteja a España de estos demonios que quieren destruirla, suelo de San Santiago Apóstol y Madre Patria de Hispanoamérica.

Es triste comprobar la “fe” falsa que los católicos de hoy aún tienen en la democracia (supuesto “gobierno del pueblo”). Décadas de lavado de cerebro les han hecho creer que se puede cambiar la situación votando. Pues bien:

1º Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, nuestra razón de ser, resultó condenado a crucifixión por “voluntad popular” de la mayoría, que gritó ¡Crucifícale! a pesar de que los milagros que hizo, según el evangelista San Juan, no podrían ser narrados en todos los libros del mundo. Si no meditamos los Evangelios, es nuestro problema. La tiranía de la mayoría no es menos mala que la de Nerón.

2º La convivencia pacífica es IMPOSIBLE con la estirpe de la serpiente, con los hijos de las tinieblas. Tarde o temprano volveremos a la guerra y/o cruzada con ellos. No es posible convivir con quien defiende sin retractarse jamás, el aborto, la eutanasia, la eugenesia de la manipulación de embriones, la compra de votos masiva en un sistema ilimitadamente corrupto, la pornografía hasta en las aulas disfrazada de “educación sexual” (afeminamiento antinatalista para niños y masculinización para las niñas, con promoción lgtbi y homosexualista), la industria de la muerte antinatalista de la fábula del calentamiento global que no existe (el planeta no ha parado de enfriarse en siglos), y un sinfín de satánicas maldades promovidas por las ideologías marxista, liberal conservadora, por las logias masónicas, los herejes y blasfemos y seguidores de falsos profetas, sectas, etc., todos ellos enemigos de Dios y de todo lo santo y bueno.

3º Los católicos cruzados medievales, las órdenes templarias, los ejércitos católicos (tercios españoles), los que lucharon con la cruz a cuestas en Lepanto y en Centroeuropa, los defensores de la Santa Iglesia Católica Apostólica frente a la rebeldía protestante, los cristeros, los requetes, los regímenes de Hitler, Franco, Mussolini, Pinochet, Mannerheim, Antonescu, Olivera Salazar, etc., sabían perfectamente que no hay tibieza posible ni términos medios. CON CRISTO O CONTRA ÉL. Más vale ganar una guerra que un millón de elecciones. ¿Hizo mal media España en sublevarse en julio de 1936, acaudillada por el victorioso Franco? Desde luego que no. Defender la fe y a los católicos es un DEBER de todo buen hombre cristiano.

4º Un cristianismo pacifista es irrisorio e ingenuo, además de falso en sus promotores, nunca sincero. La paz es deseada por todo hombre y mujer de la tierra, pero la PAZ de Cristo Jesús, no la del mundo, el demonio y la carne, que no es más que hipocresía y fariseismo, como la política. Por eso, un cristiano verdadero, un católico cruzado, no ha de favorecer con su voto a ninguna opción política, ni de derechas (servidora del dinero, del becerro de oro en exclusiva), ni de izquierdas (satánica sin paliativos). De lo contrario, incurrirá en pecado mortal, pues ninguna opción está exenta de cometer innumerables crímenes contra Dios y los hombres y mujeres humildes y de bien. En la dictadura el responsable es el dictador, en las democracias el conjunto de votantes de la opción gobernante. Que nadie se engañe.

5º La pobreza, connatural a TODA la humanidad, especialmente nuestros antepasados, es consecuencia primera del pecado. Nuestro Señor Jesucristo fue pobre y virgen y ya nos advirtió del peligro de las riquezas. Incluso nuestra amadísima Madre del Cielo, la Bienaventurada y Santísima Virgen María, Excelsa Madre de Dios y nuestra, nos anuncia el enaltecimiento del pobre por parte de Dios (no por parte de un papa pro anticristo marxista, más falso que Judas Iscariote, que ata cargas pesadas pero ni con el dedo quiere moverlas, ya me entienden) y el desprecio al rico. Los marxistas han cimentado su poder en la mentira propagandística, que no es otra que hacer creer a la mayoría de la humanidad (estúpida a más no poder y solo interesada en cuestiones materiales, el voto comprado), almas consagradas incluidas, que la cristiana piedad por los pobres (la caridad cristiana o amor al prójimo) es exclusiva del socialismo y del comunismo (con su falsa, materialista, interesada y mundana solidaridad). Ahí está el engaño demoníaco de esa ideología tan anticristiana y contra natural. Solo hay que volver a los Evangelios, nuestro más preciado tesoro, para cumplir la Santísima Voluntad de Nuestro Señor Jesucristo, en lo que a discernimiento se refiere: todo árbol bueno, da frutos buenos, todo árbol malo, da frutos malos. No hay árbol bueno que de frutos malos ni árbol malo que de frutos buenos. ¿Qué fruto ha dado el comunismo, el socialismo, e, incluso, la socialdemocracia, aparte de descristianización (autodestrucción de la humanidad, muerte del alma), miseria (material y, sobre todo, espiritual), hambre, terror, muerte, requisas y saqueos, desgracias de todo tipo, drogas (no solo vodka, alcohol y tabaco, sino todas las demás), desnaturalización de la criatura de Dios (el hombre y la mujer) mediante ideología lgtbi, de género, homosexualismo, etc., mentira sin límite, corrupción, odio en grado de metástasis a todo lo bueno y santo,…?

6º El pobre, en sentido material, quiere salir de la pobreza. Y a ello se opone el anticristo marxista, aunque engañe a buena parte de los pobres, y el judas iscariote y caifás liberal conservador, reacio a tener competencia (aprovechamiento de los talentos que Dios nos ha dado). Por eso derechas e izquierdas son satánicas y han de ser exterminadas, Dios quiera que en un futuro muy cercano, porque unos matan física y espiritualmente y otros cercenan toda posibilidad de realización de millones de hombres y mujeres. Unos desamortizan saqueando a la Santa Iglesia Católica Apostólica, única que ha hecho un bien ilimitado hasta el infame Vaticano II (hoy solo las almas de clausura y los misioneros, no todos), otros asesinando a todos sus fieles y destruyendo su patrimonio y requisándolo. Un católico cruzado, bien formado, no ha de prestar atención alguna a las elecciones y ha de obedecer a Dios hasta su muerte si fuera preciso, ignorando toda ley que vulnere los Evangelios.

7º La cobardía y el miedo a la muerte no son cristianos. El martirio, en caso de producirse, lleva directamente al Cielo si uno se encomienda a Jesucristo Nuestro Señor en cuerpo, alma, vida y corazón. Y sabemos que la Santa Iglesia Católica Apostólica, la única de Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, triunfará sobre las puertas del infierno y sobre la apostasía (también sobre la del papa comunista, no la del bueno Benedicto XVI), junto con el Inmaculado Corazón de María. Nuestra Señora aplastará la cabeza de la serpiente infernal que ahora domina el mundo y acecha su calcañar por un tiempo breve. Por tanto, para un católico solo caben dos actitudes, paciencia y tenacidad en la fe, aunque nos fallen obispos, arzobispos, cardenales y papas (hoy más asalariados que pastores). El que persevere hasta el fin se salvará. Y no es más el siervo que el amo.

8º Todos los partidos políticos sin excepción son satánicos y solo dicen defender la vida, lo santo y lo bueno para ganar votos. Recordemos a aquellos obispos que nos exigían ir a las urnas y al papa comunista meternos en política, es decir, en el fariseismo del engaño electoral y sus crímenes innumerables, en favor de los que interpusieron un recurso de inconstitucionalidad contra el aborto y, luego, con mayoría absoluta, mostraron su verdadero rostro de Judas Iscariote y Caifás, más interesados en el becerro de oro que en ninguna otra cosa. Solamente, aquí en España, el caudillo católico Franco, supo gobernar nuestra amada patria por los cauces más cercanos a la Santísima Voluntad de Dios Nuestro Señor. No hay alternativa para un católico verdadero, gobierno con cetro de hierro de almas consagradas en pobreza, castidad y obediencia a Dios, pues ya Jesucristo Nuestro Señor nos lo enseñó: el que quiera ser el primero entre vosotros, sea vuestro esclavo. Esta es la clave del poder católico venidero sobre la tierra.

Viva Cristo Jesús Emperador. Viva Cristo Rey. Arriba España una, grande y libre. Gott mit uns.