EL BLOG DE DAMIÁN GALERÓN: Sobre el comunismo de Juan Pablo II

Es decir, prácticamente eran títeres….Esto va un poco lejos…Aunque después del Concilio, casi todo es posible.

http://www.catolicosalerta.com.ar/papas-concilio/wojtyla-principios-teologicos.html
comunista y PARTISANO….

EL CASO DE ANNA TERESA TYMIENIECKA,
GUÍA INTELECTUAL DE KAROL WOJTYLA

Houthhakker es esposo de Anna Teresa Tymieniecka, Dra. en filosofía, exalumna también de Ingarden en la Universidad Jagellona, al mismo tiempo que Karol Wojtyla. Ella, polaca, (no se dice que sea de ascendencia judía) siendo catedrática en Harvard, EE.UU., dedicó casi cuatro años en Polonia a ser la maestra de Wojtyla, -en calidad de maestra particular- en Cracovia. El objeto de dicho curso fue el ayudar a Wojtyla -ya cardenal- a reformar la obra de éste titulada “Persona y Acción”, obra filosófica de fundamentos fenomenológicos, que el cardenal había ya publicado en una primera edición, y despertando con su contenido el descontento de la comunidad filosófica católica, a causa de que los temas del libro “iban en contravía de la tendencia de la cultura eclesiástica de la época” [10]. Esta “contravía” no era otra cosa que el pensamiento por el que se guiaba y que expresaba Karol Wojtyla y se distanciaba de la filosofía de Santo Tomás de Aquino. Y esta filosofía no era simplemente como dice la Dra. Tymieniecka una simple “tendencia cultural eclesiástica”, sino el fundamento obligado de la filosofía católica. Con toda razón ella misma -creyendo hacerle un favor al liberal cardenal- se refiere a que “su trabajo había sido duramente criticado en todos los aspectos por varios filósofos católicos durante un simposio en Lublin, especialmente dedicado a la discusión de su pensamiento” [11].

Pero Wojtyla pasaría por encima de todos los descontentos con su “contravía” con la seguridad de quien tiene preparado el camino.
http://www.catolicosalerta.com.ar/papas-concilio/comentario-a-la-obra-su-santidad02.html#B

Prosiguen: “El doctor Rocco Buttiglioni, protegido de Wojtyla y autor de un libro sobre la filosofía del Papa, también admira el trabajo de Tymieniecka y la llama “la compañera de Wojtyla en un diálogo filosófico” en “Persona y Acción”. Dice: “El diálogo con Tymieniecka ayudó al Santo Padre a ahondar en ciertos aspectos de su propio conocimiento. Yo diría que Tymieniecka ayudó a Wojtyla a pensar en la posibilidad de reescribir su propio pensamiento en términos fenomenológicos, y darle una forma fenomenológica a ciertos conocimientos que él adquirió a través de la metafísica tomista”…

O sea que la Tymieniecka ayudó a Karol Wojtyla, después Juan Paulo II, a hacer más anticatólica su filosofía

Prosiguen los biógrafos: “Durante cuatro años trabajaron juntos en el manuscrito en Cracovia, Roma, Vermont, Suiza y Nápoles, y mantuvieron un diálogo y una correspondencia regulares que versaban principalmente de filosofía”… “Tymieniecka se dedicó de lleno al proyecto durante cuatro años…”.

Dice Tymieniecka: “En Persona y Acción se encuentran (Antes de Wojtyla hubo dos detentadores del Trono Pontificio de cuyo, itinerario previo, fijado por judíos no tenemos pruebas, salvo su mentalidad judaizante, es decir Roncalli y Montini. De la realción con este último, que también fue preceptor del cerdenal Wojtyla, hay también mucho que decir), sus principales políticas como Papa. Eran la razón por la que fui a Cracovia, la primera vez, la razón, por la cual podía ser el jefe de la cristiandad.

Aquí hay que hacer un comentario. ¿En razón de qué una mujer sabía qué mentalidad tenía que tener el que fuera el próximo “jefe de la cristiandad”?.. ¿En razón de qué los judíos, en particular?.. ¿No acusa esto claramente la existencia de un plan, y la elección prevista con mucha seguridad de la persona considerada indicada?… La conclusión es: Juan Paulo II fue preparado desde mucho tiempo antes para consumarse en la mentalidad -que ya tenía por principio- propia para ser el (uno de ellos) que desde hace siglos querían poner en la Sede de San Pedro. Pero había uno anterior, de cuya trayectoria fijada por judíos no tenemos pruebas, salvo su mentalidad; es fácil sacar la conclusión: Paulo VI. De la relación con este individuo que también fue maestro particular del cardenal Wojtyla, hay también mucho que decir.

Juan Pablo II, como todos los papas, ha tenido que ejercer de diplomático jefe de Estado, una labor que va mucho más allá y más mundana que la que en realidad debería tener el cabeza de la Santa Iglesia Católica Apostólica de Nuestro Señor Jesucristo, la de predicar el Evangelio a toda criatura. Es decir, los papas, al menos en el último siglo y medio, han tenido que llevar a cabo una labor POLÍTICA y DIPLOMÁTICA que les ha desviado peligrosa y diabólicamente de la labor evangelizadora que a todos nos encomendó Nuestro Señor Jesucristo. Una labor, la de los papas, de no buscar enemigos a la Iglesia, de agradar incluso cediendo en asuntos muy delicados a unos y otros. Es por eso que la Iglesia hoy está como está, en una crisis sin precedentes, incluso en tiempos de persecución.

La teología de la liberación y la DSI (doctrina social de la Iglesia), que han impregnado el Catecismo de 1992, el de JP II, son una apostasía mundana clara que obedece a lo que en el concilio Vaticano II se llamó “aggiornamento” o puesta al día (vaya locura, los Evangelios son de ayer, de hoy y de siempre, Cielo y tierra pasarán, más Sus Palabras no pasarán. Nada hay más actual que el mensaje de Nuestro Señor en los cuatro Evangelios). Son, una y otra, apóstatas porque obedecen a finalidades mundanas, materialistas y de mero interés, que no de caridad desinteresada. Obedecen a ideologías del Anticristo (marxista, la primera, la teología de la liberación) y “conciliadoras” con los poderosos la segunda (la DSI, impuesta a la Santa Iglesia Católica Apostólica desde fuera de ésta, por poderosos políticos, magnates banqueros, financieros, empresariales, sindicales, etc., a modo de “apaño” para no predisponer a todos ellos contra Dios mismo y sus fieles, pero lisa y llanamente falsa, farisea, ingenua y cobarde). El papa JP II aparentemente desarticuló la teología de la liberación, tomando parte de ella, e incluyéndola en la actual DSI (síntesis de política marxista socialdemócrata por un lado y liberal conservadora por el otro, vamos, una madeja de incoherencias, aparte de alejadísima de la Voluntad de Dios contenida en los Evangelios, mucho más natural que lo que la DSI, sumisa al poder político y económico, que no de Dios, insinúa). Y la DSI es la columna vertebral explicativa del orden material (no del orden espiritual, el más importante) en el catecismo de 1992.

Un papa jamás debería meterse en política ni animar a los católicos a ser políticos, porque la política es satánica y mala. Se manda con autoridad. Y la autoridad ha de ser MORAL, como la de San Juan Bautista frente a Herodes el adúltero (diferente a la autoridad mundana, que no viene de Dios). Su misión es encabezar la Santa Iglesia de Jesucristo y llevar el Evangelio a toda criatura sobre la tierra, dejando las cosas del mundo para los que somos católicos no consagrados, que hemos de hacer valer el Evangelio a nuestra vida cotidiana, como nos enseñó, por ejemplo, San José María Escrivá de Balaguer, gran santo fundador del Opus Dei. Un papa no debe aceptar ninguna ideología, pues ninguna ideología responde a un sincero deseo de corazón de salvación y de bien de la humanidad, sino únicamente a intereses materiales muy mezquinos en la mayoría de ocasiones. Un papa ha de ser el primero en promover la Caridad cristiana o amor al prójimo, verdaderamente noble, discreta, desinteresada y humilde, frente a la solidaridad del proletarios del mundo uníos y de las sociedades de capital cuyos socios responden solidariamente (sin quererlo, claro está) de las deudas de la compañía. Una solidaridad más falsa que Judas el traidor, materialista, mundana, interesadísima (¿alguien más solidario que un receptor y más defensor de la solidaridad que el que no tiene que aportar nada de su bolsillo, siempre buscando la solidaridad DE LOS DEMÁS?). Un papa no ha de someterse a los políticos, gobernantes del mundo, ideólogos, magnates empresariales o financieros, sindicatos o líderes masones o de organizaciones del mundo. Un papa ha de someterse siempre a JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR y a la Santísima Virgen María, nuestra queridísima Madre del Cielo y Madre de Dios. Y el magisterio de la Iglesia son los Evangelios y las revelaciones a los santos y santas de todos los tiempos. Así que las encíclicas, catecismos y cartas pastorales, mientras contradigan los Evangelios, son incluso peligrosos y han de despreciarse (lo de Laudato sí, por ejemplo). Un católico no ha de perder el tiempo en la lectura de encíclicas o catecismos (palabras de hombre, que no de Dios), pues en lo mejor de ambos son meras copias defectuosas de los Evangelios. No se puede poner a la misma altura la palabra de Dios que la de papas, obispos, cardenales, etc., que pueden ser muy contrarias a la primera. Por todo ello, no vale la pena debatir sobre si un papa es masón, comunista, socialista, liberal conservador, hereje, blasfemo, etc. Nuestro modelo de vida es el Señor Jesucristo y la Santísima Virgen, y obedecemos a la jerarquía mientras no apostaten de Dios. Se debe leer y meditar siempre los Evangelios (cuantos más momentos del día mejor), participar cuanto más se pueda en la misa y la Eucaristía que son regalos de valor incalculable, acudir al sacramento de la penitencia, que cura el alma, la mente y el cuerpo por acción del mismo Espíritu Santo, rezar devotamente y con gran amor a Dios, la Corona de la Misericordia y Santo Rosario (en familia mejor si puede ser), ofrecer sufrimientos, cruces, mortificaciones y padecimientos a Nuestro Señor y vivir confiados en el Señor (Jesús en Tí confío. Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. Inmaculado Corazón de María, sed la Salvación Mía. Jaculatorias que siempre hemos de pronunciar en nuestro interior para superar toda dificultad y vivir con alegría y paz generalizadas a pesar de los enfados o tristezas puntuales), aceptando lo que Él nos mande como lo mejor frente a lo que pudiésemos desear o querer, porque nosotros nos equivocamos, Dios jamás.

JP II vivió en la Polonia comunista, fue educado en el marxismo (aun contra su voluntad), apoyó al sindicato marxista Solidaridad (que no perseguía, como muchos creen, acabar con el comunismo, sino algo tan utópico como un socialismo de mercado, imposible de todo punto sin los mecanismos de señalización, es decir, los precios. Como Gorbachov y Havel, etc., todos ellos reformistas, que no “liberal conservadores” ni “demócratas”). No fue el papa que acabó con el comunismo (acaso hizo más por ello el cristiano Alexander Solzenitsyn, incluso ¡en la década de los setenta!, que acabó expulsado del infierno soviético. Imagínense que tienen la desgracia de ir al Infierno y se ponen a rezar el Santo Rosario sin parar y el demonio los devuelve al Cielo porque no les puede aguantar allí…), ni un marxista ortodoxo. Intentó, como todos, no ofender a los marxistas, y de ahí vienen las sospechas. Su caso no es el mismo que el de Juan XXIII y el de Pablo VI, que seguro que cayeron en el engaño del anticristo marxista creyendo que el marxismo es bueno para los pobres (de hecho es su muerte tanto física como espiritual. Acuérdense que el Señor nos advirtió de no tener miedo salvo del que puede llevar cuerpo y alma a la gehenna de fuego. No hay esperanza alguna para el pobre en un régimen marxista moderado como la socialdemocracia, no digamos ya en un régimen socialista como los de Cuba, Venezuela, Corea del Norte, China, y la ex URSS). Es lamentable el bajo nivel cultural de los papas desde León XIII, con la excepción del actual papa Benedicto XVI, este sí bastante sabio, pero expulsado del papado y censurado por los apóstatas marxistas y masones. Los papas han mostrado gran sabiduría en cuanto a lenguas extranjeras y al magisterio de la Iglesia (el comunista mitinero actual ni siquiera eso), pero en cuestiones de ideologías, ciencia, cultura y asuntos del mundo, han sido más ingenuos que un crío.

El Concilio Vaticano II tuvo lugar en una época en la que muchas almas en el mundo vivían engañadas y aterrorizadas con la idea de un futuro mundo comunista (hoy sí que es una amenaza verdadera, como ya se nos reveló por la Santísima Virgen María en Garabandal, pero no entonces, contenido tras el telón de acero y muy débil a pesar de la apariencia de superpotencia de la URSS, un infierno de miseria y terror. Recuerden que la caída del Telón de Acero confirmó la revelación de la Santísima Virgen sobre los errores de Rusia por el mundo en Fátima), un miedo que se aprovechó desde ambos bandos de la guerra fría, pero que obedecía a una posibilidad inexistente realmente (solamente los servicios de inteligencia de USA sabían entonces, aunque lo callaron astutamente para ganar adeptos a la democracia occidental hoy tan decadente, que la URSS no llegaba más que a tigre de papel, que su “amenaza” era pura patraña, que su ejército no tenía poder apenas para someter a países muy débiles de Europa Oriental, como se pudo comprobar en la diminuta Hungría). Con el miedo infundado pero muy extendido, los cardenales y obispos quisieron “congraciarse” con los comunistas del bloque soviético por si acaso tenían que vivir bajo su yugo (como hoy ocurre con la Iglesia en Cuba, Venezuela, China, etc., que no puede denunciar sin sufrir sangrienta persecución el demoniaco gobierno rojo de esas naciones desgraciadas a más no poder). Y de ahí viene la política y diplomacia de los papas y de la DSI y de muchas otras barbaridades doctrinales, herejías y apostasías. Mucho miedo a una confrontación nuclear llevó a ceder ante el marxismo y la masonería por temor a consecuencias peores. Si los católicos de hoy fuesen cruzados en su totalidad, sin miedo al martirio, hoy no existiría una sola nación en el mundo que no fuese católica, pero nuestra cobardía nos atenaza, y nos condena. Por eso el Señor renovará la Iglesia antes que al resto del mundo. Que sea en breve, Señor.