ANECDOTARIO: El salesiano marxista…

Pues tristemente ha habido muy pocos católicos verdaderos a lo largo de toda la historia desde las cuatro almas piadosísimas que permanecieron al pie de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, Santísima Virgen María y Apóstol San Juan incluidos. Pero algunos ha habido:

¿Dónde está hoy el EJÉRCITO católico de la Orden de los Pobres Caballeros de Jesucristo Nuestro Señor o Caballeros Templarios, el más poderoso, noble y fiel a DIOS ejército de cruzados enamorados del Señor y de la Santísima Virgen María que jamás ha existido en latitud alguna, el de los fieles protectores del peregrino de Santiago de Compostela, el de la Gloriosa Reconquista de España contra el enemigo de Dios islamista y la Tierra Santa, el de Hugo de Paganis, el de las gloriosas órdenes de Santiago, Calatrava, Santo Sepulcro, etc., que tanto bien hicieron a los pobres otorgándoles tierra, fueros y libertad, benefactores impagables del Medievo y nunca suficientemente honrados aún hoy? Extinguidos en 1312 por la cobardía de no pocos católicos. ¿Y para cuando volverá a alzarse la Santa Cruz del Temple en nación valiente alguna?

¿Dónde está el glorioso Santo Oficio, Inquisición católica que libró de la ira popular supersticiosa a millones de hombres y mujeres, poniendo sabiduría verdadera, don del Espíritu Santo, entre los creyentes, oriéntándoles adecuadamente en la verdadera Fe, perseverando la pureza de la Fe de Nuestro Señor Jesucristo, incluso con la sangre de verdaderos católicos cruzados, contra los rebeldes a Él por toda Europa, los luteranos, anglicanos, ortodoxos y protestantes, soberbios degenerados hasta hoy y futuros inquilinos del infierno si no vuelven como hijos pródigos a Jesucristo y su Iglesia, la católica apostólica, antes de que se les acabe el tiempo que la Infinita Misericordia de Dios les otorga?. ¿Y qué ha ganado la humanidad tras la supresión impuesta por reyes degenerados del Santo Oficio en el primer tercio del infame siglo XIX? Pues, efectivamente, la llegada del Anticristo marxista, pues de donde se expulsa al Señor, no queda más sitio que para satanás. ¿Para cuando restablecer el Santo Oficio que nos ofrezca de guía espiritual para cualquier medio?

Un católico cruzado verdadero ha sido tildado históricamente, no sin falta de verdadero argumento, de ser de “ultra extrema derecha” (nazi, franquista, fascista, etc.) porque solo ese tipo de gobiernos extremadamente autoritarios, enemigos del anticristo marxista, de la Prostituta de Babilonia o democracia, del parlamentarismo o mentira inmunda, de la satánica masonería y amigos de Dios y de la Cristiandad católica, amigos del orden, la disciplina, la vida austera y sacrificada, la reciedumbre física, mental y espiritual, propia del militarismo llevado a la vida civil, o bien de las órdenes de clausura y contemplación, amigos de la tradición cristiana y del patriotismo o amor a la patria, cuarto mandamiento de Dios, sus santos y santas y héroes, así como de un sentido profundo espiritual de la vida en el sentido de entender ésta como milicia, todos estos tipos de gobiernos han sido verdaderamente fieles al Nuevo Testamento en contra de la infinita cantidad de mentiras que los hijos de satanás, la estirpe maldita de la serpiente satánica, os hijos de las tinieblas y la cizaña de la tierra ha vertido y vierte hoy sobre ellos:

El odio extremo a Dios, Padre Celestial Creador, Hijo Jesucristo Redentor y Salvador y Espíritu Santo. El odio a la Santísima Virgen María, a los santos, santas, arcángeles, ángeles y todos los hombres y mujeres justos y buenos católicos. El odio a la Santa Iglesia Católica Apostólica, comunidad de todos los creyentes en Jesucristo Nuestro Señor. El odio a la familia, al matrimonio, a la maternidad, a la paternidad, a la infancia, a la naturaleza por Dios creada. El odio a todo el patrimonio material, pero especialmente inmaterial (depósito y tesoro infinito de la Fe) de la Santa Iglesia Católica. El odio a la Verdad, a la Vida, al Camino de Salvación. El odio al libre albedrío o libertad, indisolublemente unida a Dios que es Verdad, a la propiedad legítimamente adquirida, el odio al pobre y a todo lo santo y bueno son cosa de regímenes democráticos y marxistas. Éstos regímenes destilan odio en cada una de sus instituciones día a día, hora a hora, y acusan si ningún tipo de recato de odio a los demás, igual que haría su amo satanás, característica esencial de sus siervos, que son los de Lucifer. Son auténticos imperios del mal que serán con toda seguridad erradicados por la Santísima Cólera de Dios y Dios mismo hará de ellos estrado de sus pies, para alegría sincera de todo fiel católico verdadero. Los regímenes como los de Franco y Hitler fueron toda una reacción enconada contra esos regímenes democráticos y marxistas, dirigidos en cuerpo y alma por el mismo satanás y que nos han conducido a la situación actual por no escuchar las advertencias del Cielo.

El aborto del no nacido y del recién nacido es cosa de la democracia y del marxismo, nunca de Franco, Hitler, Mussolini, Pinochet, Antonescu, Mannerheim, Dollfus, Oliveira Salazar, etc., éstos últimos defensores acérrimes de la vida inocente y solo dispuestos a derramar la del enemigo marxista en defensa propia.

La eutanasia es cosa de la democracia y del marxismo, nunca de la “ultra extrema derecha” nazi, fascista, franquista, etc., por mucho que los siervos de satanás sostengan con engaño lo contrario. Ni en la guerra permitieron el tiro de gracia al herido que lo pedía y sí el consuelo de un sacerdote cuando nada se podía hacer por el moribundo.

La persecución sangrienta y soterrada de la Santa Iglesia Católica, la proscripción de su Culto, la persecución y exterminio de los católicos, es cosa de las democracias y del marxismo, no de los nazis, fascistas, franquistas, etc., éstos últimos defensores a ultranza de Dios y su rebaño porque ellos mismos lo eran, incluso reparando el daño a templos quemados o cerrados por aquellos con misas de desagravio y Te Deum.

La corrupción extrema y crecientemente perversa de la población con promoción de la pornografía (sex shops, películas pornográficas, revistas porno, internet pornográfico, etc.), el destape y nudismo, la corrupción de menores, la prostitución de todo tipo, voluntaria y con proxenetas terroristas, el tráfico sexual, la reducción de la mujer a mercancía sexual socializable, la promiscuidad o sexo a conveniencia de la egolatría utilizando al la otra u otro como instrumento de satisfación egoísta buscándose a sí mismo, las orgías, la ridiculización e intento de acomplejar al casto y al pudoroso, el adulterio, el divorcio y destrucción de familias, especialmente niños, el concubinato, el amancebamiento, la pedofilia, la enseñanza de sexo perverso en las escuelas incluso a los menores con padres retrasados mentales que no saben ni qué enseñan a sus hijos y lo permiten como cobardes que no merecen más que desprecio, la corrupción generalizada en cuerpo y alma de la población aprovechando la pérdida de la defensa que contra ello supone la Fe católica, es propia de democracias y regímenes marxistas. Ni en sueños serían permitidas en un régimen como el de Franco o Hitler donde el malo no tenía otro destino que el campo de concentración o el fusilamiento y no matarratas que solo caben en fábulas que solo los imbéciles pueden creer.

La promoción de preservativos, la contracepción, la anti natalidad, la anti nupcialidad, métodos anticonceptivos, abortivos, pastillas del día después que esterilizan y destruyen a la mujer, el enaltecimiento de la sodomía de la que solo un loco enfermo extremo puede sentirse orgulloso (y ojo a la pena de muerte, esta sí justísima al venir de Dios de la que avisa 1Rm 24-32), las degeneraciones de todo tipo, la satánica ideología lgtbi, desafío insensato extremo a Dios Todopoderoso, la ideología de degenerados de género para lograr que las mujeres odien a los hombres y no se casen y formen una familia cristiana para su felicidad y la de los suyos, bajo engaño demoníaco de “emancipación de la mujer”, la “igualdad de género”, la no “discriminación de la mujer”, etc., todo por parte de los que defienden la socialización de la mujer, es decir su prostitución pública, su adulterio que la llevará a la depresión y a la muere en la mayoría de casos, y que se autodefinen “feministas” y que tratan de sembrar todo tipo de cizaña en matrimonios cristianos, como quiere su amo satanás, es cosa propia de democracias y regímenes marxistas como el soviético, por ejemplo, pero algo inconcebible en los sanos regímenes de Franco y Hitler, en la que esos sembradores de cizaña acabarían picando piedra tras las alambradas de un lager como merecen como paso previo al infierno si no se convierten a tiempo.

La mentira continua, la manipulación continua, el engaño, la propaganda embustera sin límite, es cosa de las democracias (en busca del voto mediante el engaño o comprado como se compra a la prostituta) y no digamos ya del marxismo sin cuya propagación continua no podría existir, como el mismo demonio fuera del infierno hasta que el Arcángel San Miguel lo envíe de nuevo allí de modo definitivo. Los regímenes como el de Franco y Hitler no necesitaban la mentira para nada de nada.

La seguridad y escasas posesiones de los pobres, desheredados, almas consagradas, gentes de orden y que ningún mal hacen a los demás, jamás estuvo más en peligro que bajo los regímenes democráticos y marxistas, verdaderas pocilgas de hijos de satanás. La delincuencia, el robo, el asesinato, el homicidio, la estafa, la violación, los asaltos, los atentados contra la propiedad y las ocupaciones ilegales, los hurtos, la impunidad descomunal de los malos y el castigo a los buenos y santos son cosa de las democracias y de los regímenes marxistas. En los tiempos de Franco y Hitler el panorama de inseguridad actual era sencillamente inimaginable.

La educación, hoy extinguida en casi todas las naciones de la tierra en centros públicos o privados, y sustituida por lavado extremo de cerebro, manipulación, instigación continua de ODIO A DIOS y a todo lo santo y bueno (es decir, la contra educación, pues sin hombres y mujeres de bien no hay educación. La educación o es católica, fiel a la Verdad o no es educación), es la norma en toda democracia o régimen marxista, empeñados en excluir a Jesucristo Nuestro Señor de todo ámbito de la vida, no solo escuelas, institutos y universidades, sino también de todo hospital, centro de salud, hospicio, comedor de pobres, juzgado, cuartel o instalación militar, ministerio, edificio o empresa, público o privado, etc. Algo que resultaba impensable en regímenes como el de Franco o el de Hitler, conscientes éstos últimos que sin Dios nada podemos (Gott mit uns), a pesar de que ya sabemos por la infernal y embustera propaganda roja democrática de las últimas ocho décadas el odio que se destila a toda iniciativa por intentar restaurar en la tierra una civilización de dos mil años, la Cristiana católica, contra los ataques de los ilustrados con las llamas del infierno.

La corrupción corporal generalizada de la población con drogas de todo tipo, cada vez a edades más tempranas en el caso del alcohol y el tabaco, es algo que interesa promover a toda democracia y regímen marxista, sostenidos acaso con el narcotráfico mundial desde los tiempos de las guerras del opio, refrigerio del débil y degenerado, regímenes a las órdenes de satanás como cada vez es más palpable. Ni Franco, ni Hitler, abstemios y ni siquiera fumadores, pretendieron otra cosa que una población sana plenamente, física, mental y espiritualmente, algo insoportable para las altas instancias infernales al mando de toda democracia y régimen marxista como hoy bien queda patente.

La ruina creciente de la economía nacional, sin seguridad jurídica alguna, sin cumplimiento de los contratos, con un desempleo involuntario descomunal y creciente, especialmente juvenil, una deuda pública y privada incontrolada, unas instituciones financieras supuestamente independientes pero en realidad corruptas hasta la médula manipuladas por magnates incompetentes drogados y políticos sin escrúpulos ni temor al infierno descrito por santos y santas que les espera en breve si no confiesan con prontitud sus crímenes y tratan de reparar a tiempo el mal que han hecho, con un gasto público ya desbocado en busca del voto, una forma de vida fundada en la corrupción material como algo ya normalizado, unos impuestos requisatorios, déficit recurrente, seguridad social en quiebra y con gran peligro de dejar a millones de personas ancianas sin recuperar lo cotizado por la infinita irresponsabilidad de los demonios encarnados que llamamos políticos y una cantidad enorme de latrocinios de todo tipo, entre los que están el hambre masiva u holodomor, la miseria creciente de amplias capas de población, tanto física como moral, degeneración en todos los sentidos, etc., es propio de los regímenes democráticos y marxistas. Nunca de Franco y Hitler, que metieron en cintura y en Auschwitz a toda la población degenerada como la que gobierna hoy todo gobierno y toda gran institución, multinacional, gran empresa, organismo, etc.

Acusar de racismo, xenofobia y falta de libertad (solo especifican libertades políticas, de creación de partidos políticos, se entiende) es propio de regímenes democráticos y marxistas incapaces de resolver ni uno solo de los grandes y graves problemas de la población y si creadores de todos los que pueden aunque previamente no existiesen, siempre dispuestos a sembrar cizaña en donde no la había antes para enfrentar electoralmente a unos contra otros y poder así desviar la frustración del imbécil electorado, maldito por ser tan necio y pecador al votar, mantenerse en su dictadura del voto con ejércitos, jueces y policías degenerados comprados, como buena parte de la prostituida población. Regímenes democráticos y marxistas, los más extremos racistas (negros, pakistaníes, índios y sudafricanos por un lado y con millones de judíos exterminados por los soviéticos en tiempos de Stalin y atribuidos bajo infame y cobarde acusación a los alemanes, todo por razones políticas, es decir, de engaño y mentira ilimitados y con la connivencia de los que bien retrató Nuestro Señor en Jn 8), los más xenófobos y liberticidas como los hechos han demostrado sobradamente (Hitler admitió en Alemania millones, que no miles, millones de trabajadores extranjeros en el III Reich, muy bien retribuidos y tratados, aunque hoy se niegue con todo tipo de mentira satánica. ¿Cuántos USA entonces y UK? De la URSS mejor no hablar, porque todos querían huir de allí (como hoy de Cuba, Corea del Norte, Venezuela, etc.) y no se les permitía ni dejar el koljós bajo pena de muerte por cualquier arbitraria acusación de los soviets). Jamás impidieron los regímenes como el de Franco o Hitler salir del país, salvo a delincuentes y criminales, y no pocos de los que se fueron de sus países, volvieron al vivir las democracias y los regímenes marxistas.

La esclavitud creciente de la población, logrado su alejamiento de Dios con todo tipo de placeres vanos, vicios, drogas, lujos, lisonjas, adulaciones ególatras en forma de “visibilidad”, “inclusividad”, “tolerancia”, “tú eres lo primero”, “confía en tí mismo”, “supérate”, y demás mamandurrias más falsas que el beso del iscariote, se ha promovido hasta el extremo, con fines políticos o empresariales sin escrupulos, en las democracias o regímenes marxistas, logrando generaciones de hombres y mujeres veletas, que se mueven al son del vendaval del momento, nada firmes y estables, nunca fuertes y cimentados en la única roca que les puede garantizar firmeza, la Fe en Jesucristo, aún en las más grandes adversidades. La fidelidad a Dios y la vida con Cristo solo se promovió intensamente en los últimos dos siglos bajo regímenes autoritarios como el de Franco o Hitler, donde se procuró generaciones fuertes en el sentido espiritual, pues bien conscientes se era entonces, como hoy, que el hombre libre es aquel en el que el animal que llevamos puesto es sojuzgado por el espíritu con la ayuda de Dios Nuestro Señor y persigue los bienes nobles del Cielo frente a la miseria terrenal de un plato de lentejas, que son todas las riquezas materiales de este mundo, en la lucha espiritual que libramos todos en este peregrinar por la vida terrenal en pos de Nuestro Señor Jesucristo. La decadencia a que ha conducido la democracia y el marxismo llevará a muchas almas al infierno sin solución, y frente a ello lucharon esos regímenes nazi, fascista, franquista, etc. pero el mundo prefirió a satanás, buscándose una retribución acorde al fin de su tiempo.

La soberbia necia y ególatra, placer intenso del demonio y perdición de toda alma infiel, ha sido impulsada hasta el infinito en los regímenes democráticos y marxistas. En los regímenes de Franco y Hitler se promovió la discreción, la humildad, la obediencia, la autoridad moral, la nobleza, la caballerosidad, la educación, la valía, el mérito, el sacrificio servicial a la patria y al prójimo, la no ostentación de riqueza alguna, el estilo lacónico y militar con poca distinción, la alegría y buen humor ni chabacano ni hiriente, la salud en todos los sentidos y todas las virtudes que son propias de verdaderos católicos cruzados que hoy se odian hasta el extremo por los que, jactándose de demócratas (como si la democracia, Prostituta de Babilonia, fuera algo bueno), se burlan aunque ellos no dan más que pena extrema hasta las lágrimas (no pueden burlarse de nosotros, los católicos, aquellos que son como espantajos a nuestro lado. Solo nos pueden causar una pena inmensa porque su burla es su estertor de infelicidad que puede acarrearles la condena eterna) porque van a la deriva y no ven su última posibilidad de salvación, la Infinita Misericordia de Dios.

La alta traición a la patria, la dejadez de sus funciones, la corrupción de la autoridad y de las instituciones castrenses, el desprecio total por la población y la unidad de sus patrias, el servicio por la retribución y sin patriotismo, la incompetencia en el mando, nunca ejemplar y sí propio del ejército pancho villa, el miedo irracional a morir, ha caracterizado a los cada vez más degradados ejércitos de las democracias y, no digamos, de los regímenes comunistas, unas bandas de de desalmados armados y peligrosos, como aquellos del Ejército Rojo que no hubo genocidio que no perpetraran en España y en la media Europa que los cruzados anticomunistas no pudieron defender por la puñalada satánica y judaica farisea de las democracias por la espalda, ejércitos democráticos y rojos nada patriotas y sí muy burócratas crecientemente corruptos, nutridos crecientemente con recursos del narcotráfico que los gobiernos no quieren destruir de una vez aunque siempre pueden, ejércitos mercenarios en fin. En los ejércitos de Franco y Hitler, la lucha denodada por la victoria, con detente en el corazón, sin odio, con patriotismo y el recuerdo del Señor, la Santísima Virgen María y los seres queridos, y el patriotismo fueron tales que resulta difícil encontrar mejores ejércitos en la historia, una réplica de esos cruzados templarios que bajo el signo de la cruz expulsaron de Europa y Tierra Santa a los siervos del falso profeta Mahoma en la Edad Media y no recibieron más que desprecio por los nobles desalmados que, cegados de avaricia de tierras, lograron imponer al papa Clemente V su disolución, catástrofe mundial, o como los Gloriosos Tercios españoles que defendieron la Santa Iglesia de Jesucristo por toda Europa derramando sangre católica y española, sinónimos siempre, desde el siglo XVI contra todo el mundo conocido hasta entonces: musulmanes turcos que quintuplicaban la población de Castilla y Aragón juntas (mahometanos lucifierinos siervos del falso profeta Mahoma e invasores de Europa con su yihad y sus piratas), protestantes ingleses, franceses, suecos, alemanes y holandeses (siervos de satanás incluso hoy) aliados incluso a los turcos contra España y el papa de Roma en su gloriosa cruzada concluida con la grandísima victoria española de Lepanto el día del Santo Rosario que rezó toda tripulación cristiana bajo el gran marino español Juan de Austria contra la impresionante flota de Barbarroja y Solimán el Magnífico, acallados ya hasta el siglo XX tras aquella proeza católica y española, equiparable a la que salvó europa de las garras islamicas a poca distancia de Viena (Austria), proeza de salvar Europa del islamismo que a España se le ha pagado con los mayores desprecios y afrentas de esos malnacidos ateos e hijos de satanás que habitaban y habitan al norte de los Pirineos, pocilga de Gog de Magog.

Que Dios Todopoderoso borre de la faz de la tierra y aniquile todo régimen democrático y marxista, perversos en extremo, y que los aniquile con el exterminio de las naciones como bien enseña el libro del Apocalipsis, ya que los de “ultra extrema derecha” ya no existen para mal del fiel a Jesucristo, que honrosamente defendió la civilización cristiana bajo el Sagrado Corazón de Jesús, el yugo y las flechas de Isabel y Fernando o la cruz gamada de los cruzados germanos.

VIVA POR SIEMPRE CRISTO EMPERADOR. VIVA CRISTO REY. GOTT MIT UNS.